ARMAS, JUGUETES Y RACISMO
“Al caminar por calles de Cleveland, muchos simpatizantes de Trump han
exhibido con orgullo las armas de fuego. Dentro han confiscado pelotas de
tenis”.
Bienvenidos a
la ciudad de Cleveland, donde esta semana se celebró la Convención Nacional
Republicana. La Convención Republicana es una fiesta privada minuciosamente
guionada y montada, con una puesta en escena calibrada hasta el detalle y con
gran despilfarro que se financia con fondos públicos. Aquí, los delegados
acreditados, la mayoría de los cuales son activistas del Partido Republicano
provenientes de todo el país, circulan en el interior de un perímetro
militarizado demarcado para lo que las autoridades han designado como un
“evento especial de seguridad nacional”. Por lo tanto, el Servicio Secreto de
Estados Unidos ha tomado control total de la zona, en este caso, el centro de
Cleveland. La zona está rodeada por un vallado de acero negro, provisorio pero
imponente, patrullado por todo el espectro policial, desde la policía local
hasta equipos SWAT federales. Aún así, debido a
que Ohio cuenta con leyes extremadamente tolerantes para la regulación de las
armas de fuego, la gente puede “portarlas libremente” aquí. Y lo hacen. Al caminar por calles del centro de la ciudad, muchos de los
simpatizantes de Trump han exhibido con orgullo las armas de fuego que
portan en el costado de su cuerpo, incluso armas semiautomáticas como el AR-15.
Sin embargo,
no todo se puede portar libremente. Muchas cosas están prohibidas:
las pelotas de tenis, los sobres de dormir, los palos para autofotos o selfie
sticks y los productos enlatados. Para poner de manifiesto lo
absurdo de la situación, la organización pacifista de mujeres Code Pink llevó a
cabo una manifestación ante el puesto de control de acceso a la Convención
Republicana. Aproximadamente una docena de mujeres vestidas de rosado llevaban
en sus carteras 500 pelotas de tenis rosadas y verdes que tenían escrita la frase
“Prohíban las armas, no las pelotas“. Frente al puesto
de control, las mujeres comenzaron a lanzarse las pelotas entre ellas.
Rápidamente
Hubo confusión cuando uno de los agentes consultó a un superior “¿Qué hacemos
con las pelotas?”. “Pónganselas en los bolsillos”, fue la exasperada respuesta.
La policía amplió con agresividad el cordón, empujando a observadores y
periodistas para apartarnos. Logramos esquivarlos y acercarnos a las activistas
para preguntar a la integrante de Code Pink Chelsea Byers qué era lo que estaba
sucediendo: “Estamos aquí, para decir que es ridículo que la Convención
Nacional Republicana haya prohibido las pelotas de tenis y aún así sigan
permitiendo que se porten armas libremente por estas calles. Si les preocupa la
seguridad, deberían sacar las armas de estas calles en lugar de prohibir los
juguetes”. Para apoyar a la policía de Cleveland, llegó un gran contingente de
la Policía Estatal de Indiana y luego fue desplegada la policía antidisturbios.
Finalmente, llegó un cuerpo de oficiales montados a caballo. Todo este despliegue por quince mujeres y un hombre de Code Pink y
sus 500 pelotas de tenis.
La segunda
velada de la Convención Republicana estaba por comenzar. Miles de personas
ingresaban al Quicken Loans Arena. Por primera vez en la historia, un
representante de la Asociación Nacional del Rifle (NRA) estaba invitado a
pronunciar un discurso en el marco de la Convención.
La
cofundadora de Code Pink Medea Benjamin nos dijo durante la acción de protesta:
“Pensamos que, desafortunadamente, la Asociación Nacional del Rifle ha estado
diagramando la agenda de todo el país, en especial la del Partido Republicano.
Es lamentable que la NRA tenga tanto poder en este
país. Es por eso que observamos armas en nuestras calles y gente baleada cada
día, cada hora de cada día”. Finalmente, una vez que todas las pelotas de tenis
fueron confiscadas de manera segura, la policía se retiró.
A noventa
cuadras de la Convención Republicana, en Cudell, un vecindario mayoritariamente
afroestadounidense de Cleveland, se alza en un parque infantil del vecindario
un pequeño santuario de peluches y cruces. El 22 de noviembre de 2014, Tamir
Rice, de doce años de edad, estaba jugando en ese parque con un arma de juguete
en sus manos. Alguien llamó al 911 para denunciar el arma, aunque aclaró en la
llamada que era posible que el arma no fuera real. Dos agentes de policía de
Cleveland se precipitaron al lugar. Condujeron velozmente por el césped y en
cuestión de segundos abrieron las puertas del patrullero y le dispararon a
Tamir en el estómago. La muerte de Tamir Rice a manos
de la policía reavivó las protestas que se llevaban a cabo desde hacía algunos
meses cuando la policía mató a Eric Garner en Staten Island y a
Michael Brown en Ferguson, Missouri.
Mientras estábamos
realizando nuestra cobertura de la Convención Republicana, visitamos el lugar
donde Tamir recibió los fatales disparos. Nuestra guía fue la ex senadora
estatal de Ohio Nina Turner. Como madre afroestadounidense, la exsenadora
Turner mantuvo esa conversación tan familiar con su hijo acerca de la manera en
que tiene que actuar frente a la policía… cuando no lleva puesto el uniforme.
Su hijo es agente de policía, al igual que lo fue su esposo, que actualmente
está jubilado. De pie en el lugar donde le dispararon a Tamir, justo el día en
que fueron asesinados en Baton Rouge tres agentes de policía y una semana
después de que otros agentes murieran baleados en Dallas, Nina Turner compartió
con nosotros su punto de vista único: “La mayor brecha que tenemos en este país
es una brecha de valor, es el hecho de que la vida de un
afroestadounidense en realidad no se valora como la de sus hermanas o hermanos
blancos de este país. Tenemos que aceptarlo”, nos dijo mientras nos
encontrábamos de pie junto al monumento en memoria de Tamir. .
En Cleveland, el Partido Republicano designó oficialmente a Donald Trump
como el candidato a la presidencia de Estados Unidos por ese partido. Fuera de
la convención, sus simpatizantes fueron libres de desfilar por las calles con
rifles de asalto. Tamir Rice habría cumplido catorce años el mes pasado, si la
policía simplemente le hubiera dado la posibilidad de soltar su arma de
juguete. Esta mortal desigualdad continuará aterrorizando a este país hasta que
nos comprometamos verdaderamente a enfrentar el racismo y la violencia armada.
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