¿GOLPE EN TURQUÍA?
ADALBERTO SANTANA
El 15 de julio de
2016, quedará registrado en el almanaque de la historia de Turquía y el
mundo, como el momento en que se intentó
erradicar el proceso democrático de uno de los países más relevantes y
estratégicos del orbe. Turquía nació como país en 1923. Años después de la
culmiación de la Primera Guerra Mundial y el reparto por las grandes potencias
occidentales del viejo imperio otomano.
¿Golpe en Turquía?
Los protagonistas
en esa Primera Guerra Mundial fueron por una parte las llamadas Potencias Centrales:
Alemania, Austria-Hungría, el Imperio Otomano (este último entró al conflicto
en noviembre de 1914) y Bulgaria (octubre de 1915). En tanto que en el bloque
de los Aliados figuraban: Rusia zarista (quien se retiró en diciembre de 1917),
Francia, Gran Bretaña, Italia (ingresó en mayo de 1915), Rumanía (agosto de
1916) y los Estados Unidos (abril de 1917).
Vladímir Ilich
Uliánov, Lenin, definía aquel momento (23 de agosto de 1915, Sotsial-Demokrat,
núm. 44) como un cuadro en el que se hacía presente como elemento central la
emergencia del capital monopolista como un hecho internacional. Es decir, era
una guerra en la cual el mundo era repartido entre “un puñado de grandes
potencias”, cuya prosperidad era en base al saqueo y opresión de las naciones.
Así, concluida la Primera Guerra Mundial, puede caracterizarse como el primer
gran enfrentamiento militar del siglo XX entre las principales potencias que
hasta ese momento dominaban el Viejo Mundo y que culmina en el año de 1918. Terminando aquel conflicto que generó
aproximadamente más de 10 millones de muertos en Europa, numerosas víctimas y
la destrucción de bienes, junto con ello también emergió la actual República de
Turquía como un nuevo Estado. Uno de los líderes principales que participó en
este suceso fue Mustafa Kemal Atatürk. Su imagen se proyecta en la construcción
de una nuevo Estado y sociedad durante la tercera y cuarta década del siglo XX.
El capitán del
Estado Mayor Mustafa Kemal y sus compañeros de armas, tenían entre sus
propósitos hacer una reflexión política sobre los problemas de su país y
alentar una serie de libertades en la sociedad otomana de su tiempo. Si se
quiere, este proceso fue muy semejante al que vivió el subteniente de la
aviación venezolana Hugo Rafael Chávez Frías o como lo fue Omar Torrijos en
Panamá.
Hoy a la distancia
de aquellos años, la actual Turquía y en especial de sus relaciones con
distintos países latinoamericanos, viven momentos cruciales tras el intento del
golpe de Estado, el cual en la nación
turca que no ocurría desde hace 36 años. El presidente de Turquía, Recep
Tayyip Erdoğan, tras salir de su país de forma emergente ante el golpe de
Estado y no ser asilado en Alemania (por la prepotencia eurocentrista), fue
recibido en Irán. Su retorno a Estambul,
se debe a la gran movilización popular contra los golpistas. Golpe de Estado
del 15 de julio -se afirma-, fue alentado por el ex aliado del mandatario turco, Fetula Gulen
(un mulsulman moderado de corte liberal), radicado hoy en Pensilvania, EU, y
por un determinado grupo de generales turcos que formaban “parte del Estado
Mayor de Ejército, que tomó control del país, declaró ley marcial y toque de
queda”
(http://www.telesurtv.net/news/Comunicado-de-militares-turcos-El-Gobierno-esta-detenido-20160715-0042.html).
Las semejanza
política de Turquía con los países latinoamericanos y de manera específica con
el golpe Estado de Honduras (2009) y el
de Paraguay (2010) es relevante. Los primeros alientos golpistas se dieron en
la televisión privada cuando los militares golpistas tomaron Dogan Media (el
más grande grupo mediático privado). Así como la toma de los puentes que unen
Estambul (en su lado oriental y occidental) atravesando por el estrecho del
Bósforo, que fueron ocupados por su
valor estratégico por los golpistas. La
diferencia es que en Turquía el presidente llamó a la movilización popular y el
pueblo turco respondió. Así, el movimiento popular logró aislar a los militares alzados y generó
un insurrección popular en defensa de la democracia. Los celulares y todas las
redes sociales se activaron por todo el país y el mundo, que fue un resorte de
movilización y freno la manipulación mediática. Así, la movilización popular
recuperó los canales de televisión privados y estatales en manos de los
alzados. Hasta la madrugada del 16 de julio había más de treinta muertos
entre Estambul y Ankara (la capital del
país).
Para los gobiernos
democráticos de América Latina, es
crucial la derrota del golpismo turco, ya que esas semejanzas con nuestros
países latinoamericanos es vital para la misma defensa de la democracia y para
frenar el modelo golpista en los países periféricos. De esa manera, en Turquía
si bien por un lado se fortalece la presencia del Partido de la Justicia y el
Desarrollo (AKP), partido de Erdoğan y de su primer ministro Ahmet Davutoglu,
también la oposición representada principalmente por el Partido Republicano del
Pueblo (CHP) y por el Partido Pro Kurdo (HDP) y el Nacionalista (MHP), les abre
un mayor espacio para ampliar la democracia turca y alejarse de las políticas
imperialistas y de los radicales musulmanes que buscan la inestabilidad
regional. Para Rusia, Irán y Siria también esta situación puede convertirse en
un momento más favorable para el acercamiento y la cooperación contra el terrorismo
islámico, pero sobre todo para generar a mediano plazo un ambiente más cordial
para la pacificación del Asia Menor y de un mejor desarrollo político de los
países musulmanes, para los de nuestra América y el mundo periférico.
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