Y OTROS DOS DISCOS DUROS
DAVID
TORRES
Dos semanas atrás
la Audiencia Provincial de Madrid reabría la causa en la que se investigaba la
destrucción de las unidades de disco duro de los ordenadores que utilizaba Luis
Bárcenas y que se custodiaban en la sede del PP en Génova. He aquí un auténtico
misterio que se alarga ya más de dos años, uno de los cuales transcurrió en un
limbo judicial desde que se extraviaron los papeles “sin que nadie lo
advirtiera” hasta que arribaron de nuevo a la Audiencia en marzo del año pasado
sin que lo advirtiera tampoco el mismo nadie de antes. Es un caso para aquel
abogado mítico de televisión, Perry Mason, pero citado a declarar por Chiquito
de la Calzada.
En efecto, al otro
lado del caso hay un fiscal que, hace apenas un mes, solicitó once meses más
para investigar si el partido en funciones destruyó alguna prueba antes de
entregarle al juez Ruz los dos portátiles que usaban en Génova para tostar pan.
El fiscal, seguramente, ha visto mucha televisión. El responsable informático
del partido, José Manuel Moreno (no confundir con José Luis) declaró en febrero
que, siguiendo órdenes del asesor jurídico Alberto Durán, borró 35 veces los
discos duros usados por Bárcenas, luego los rayó, los rompió a martillazos y
los tiró a la basura, no se fueran a extraviar. Por su parte, Durán aseguró que
los discos no tenían ninguna información y que el borrado múltiple, el rayado y
los martillazos forman parte del protocolo habitual fijado por el PP en
cuestiones informáticas. Tal y como llevan las cuentas en Hacienda, en el
ministerio de Economía y en los presupuestos generales del Estado, no nos
extrañaría lo más mínimo. La nada es que es muy difícil de borrar.
Con toda la mierda
que va dejando a su paso el PP ocurre lo mismo que con aquel señor al que le
entró un apretón a la salida del cine y se puso a cagar en un callejón. Cuando
terminó, no sabían si quitar la mierda, si quitar el cine o si quitar el
callejón. Por eso, cada vez que alguien da una nueva explicación sobre el
inexplicable caso de los ordenadores mutantes formateados a martillazos, los
guionistas de Hollywood sacan la libreta y van apuntando ideas para una nueva
entrega de Terminator.
Es cierto que la
justicia no anduvo muy rápida a la hora de registrar la sede de Génova pero la
policía también se tomó su tiempo para entrar en el despacho de Bárcenas. Para
cuando lo hicieron, una nueva especie de virus informático había mutado el Mac
y el Toshiba en chatarra de última generación. Primero pensaron en detener al
virus hasta que alguien, probablemente de la división de alta tecnología,
emitió una orden de busca y captura contra el martillo. Al final, como siempre
en España, la responsabilidad va a ser del mandado, es decir, del conductor. Lo
más seguro es que Durán y Moreno hayan hecho un Pepe Gotera y Otilio como
suelen hacerse estas cosas, sin querer. También sin querer la jueza le está
regalando al PP otro caladero de votos entre los informáticos para las
siguientes elecciones.
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