lunes, 4 de septiembre de 2023

RUBIALES, SUS PALMEROS Y EL SISTEMA FLORENTINO

RUBIALES, SUS PALMEROS Y EL SISTEMA FLORENTINO

MIGUEL MORA

El Caso Rubiales ha sacado a la luz lo mejor y lo peor de la sociedad española. Lo mejor ha sido la rebelión sin fisuras de las campeonas del Mundo entrenadas hasta ahora por Jorge Vilda, palmero de confianza de Luis Rubiales. Las “chicas”, como las llaman todavía algunos machirulos irredentos, son la nueva vanguardia revolucionaria del país: las 23 futbolistas que fueron al Mundial haciendo de tripas corazón porque sabían que son tan buenas que podían ganarlo; y, por supuesto, también las que tuvieron el coraje de no acudir a la cita, sabiendo que se podían perder el mayor éxito deportivo de sus carreras. Esas 81 jugadoras que firmaron el manifiesto titulado ‘Se Acabó’ son ya un símbolo del fútbol femenino y de la lucha feminista mundial, a la manera (espero me disculpen la licencia de  compararlas con señores) en que Jesse Owens en los Juegos de Berlín, 1938, y Bob Beamon, John Carlos y otros atletas del Black Power, en México, 1970, se consagraron como los mejores atletas y los más valientes luchadores contra el fascismo y por los derechos civiles.

 

Después de Jenni Hermoso, Alexia Putellas, Aitana Bonmatí (impresionante su discurso ante la UEFA) y todas las demás, las grandes protagonistas han sido las miles de ciudadanas anónimas, curtidas entre la indignación de ‘La Manada’ que acabaría impulsando la Ley del ‘sí es sí’; unos minutos después de la agresión de Rubiales, tomaron al asalto las redes sociales explicando con meridiana claridad y sencillez por qué era intolerable el comportamiento machista del máximo representante del fútbol español.

 

En tercer lugar, ha contribuido mucho al nuevo sentido común expresado por la ciudadanía estos días, la reacción de algunas periodistas deportivas que comprendieron que la obscena exhibición de abuso de poder, acoso sexual y laboral del presidente de la Federación era una noticia de la mayor importancia, tanto como el propio título mundial. Sin sucumbir a la inicial presión ambiental ejercida por el histerismo macho de la prensa nacionalmadridista (con Inda, La Sexta, la Cope, Antena 3, Isabel-Díaz Ayuso y El Mundo ejerciendo como primeros blanqueadores del acosador), esas periodistas especializadas en fútbol femenino –mención especial para el medio digital Relevo (Vocento), que comparado con el As y el Marca parecía The New York Times– dieron un sonoro repaso a sus viejunos colegas masculinos (los Castaño, Pedrerol, Manu Sánchez, Lama y otros mandarines de la audiencia basura futbolera).

 

Al informar de que Rubiales y Vilda trataron de obligar en el avión de vuelta a Jenni Hermoso para que absolviera al presidente con un vídeo, esas periodistas terminaron de perfilar la imagen de los dirigentes federativos como unos machistas y acosadores de manual.

 

Cuando se cumplen dos semanas de la final, no cabe duda de que el movimiento ‘Se Acabó’, el debate sobre el consentimiento y el ‘sólo sí es sí’ –que tantos ataques le han valido a la vetada y vilipendiada ministra Irene Montero– han ganado el partido y la batalla cultural. Jenni Hermoso y sus compañeras han contado con el cariño y la solidaridad de una parte enorme de la sociedad española y de los medios serios. [Modestia aparte, esta revista fue el primer medio que pidió al ministro Iceta que exigiera la inmediata dimisión de Rubiales, a través de nuestra cuenta de Twitter, la misma noche del partido].

 

Cuando se cumplen dos semanas de la final, no cabe duda de que el movimiento ‘Se Acabó’, el debate sobre el consentimiento y el ‘sólo sí es sí’ han ganado el partido y la batalla cultural

 

Pero como todo movimiento revolucionario y transformador, las peticiones de depuración de responsabilidades y de cambios estructurales lanzadas por las futbolistas, por la sociedad civil, y con la boca más pequeña por el Gobierno, han chocado contra un muro muy poderoso, transversal y refractario al cambio.

 

Es el Sistema Fútbol, o el Sistema Florentino, que baila desde hace décadas al son que marcan los dos grandes clubes-Estado, el Real Madrid (101 títulos) y el FC Barcelona (99). Entre ambos han ganado 22 ligas de las últimas 27 (ver gráfico), copan el 70% de los ingresos por televisión y mantienen una enorme influencia (más el Madrid que el Barcelona) tanto en la Liga de Javier Tebas como en la RFEF de Rubiales.

 

Equipos ganadores de la liga, segundos y tereceros clasificados, desde la temporada 1996-97.

 

Equipos ganadores de la liga, segundos y tereceros clasificados, desde la temporada 1996-97.

 

La reacción oficial de los dos clubes ante el escándalo no pudo ser más tardía, ni más tibia. En medio del clamor, el Barça emitió un comunicado bochornoso cuatro días después de la final, y el Madrid lanzó una calculada nota de apoyo al CSD, después de la comparecencia pública de Rubiales, redactada con todo cuidado para quedar bien, pero sin censurar el comportamiento del presidente, ni denunciar el machismo, ni entrar en el fondo del asunto: “Nuestro club apoya con total rotundidad la decisión puesta en marcha por el presidente del CSD, Víctor Francos, que elevará de inmediato el caso al TAD”, afirmaba la nota.

 

El silencio inicial y el cinismo final de las dos marcas deportivas principales del país ayudaron sin duda a que Rubiales, del que se dice que es socialista por ser hijo de un alcalde motrileño del PSOE, se encastillara en el trono, respondiera revictimizando a Jenni Hermoso y apareciera en la Asamblea de la RFEF convertido en el remedo de un concejal cualquiera de Vox al tercer gin tonic.

 

Desde la tribuna de la Federación, tras haber filtrado la noche anterior que dimitiría, Rubiales adoptó el papel de macho alfa trilero, clientelar y corrupto, y trató de politizar el asunto y de ganarse a los medios cargando contra los líderes de Podemos, los primeros en señalar su inaceptable comportamiento, y de Sumar, la fuerza que más presionaba para que dimitiera. Ahí se mostró cómo es en realidad, según han ido contando después su tío y distintas excolaboradoras.

 

Para tratar de dar la vuelta al caso disfrazándose como víctima de una cacería, la puesta en escena fue preparada con todo cuidado. Rubiales sentó a los entrenadores y cuerpos técnicos en primera fila y a sus tres hijas un poco más atrás. Jorge Vilda y Luis de la Fuente (el seleccionador masculino) fueron los más entusiastas. Pero, curiosamente, las escasas peticiones de despido del seleccionador de los chicos han quedado en nada. De la Fuente pidió perdón como el rey anterior ante los medios leales al Sistema, que se cuidaron mucho de apretarle porque saben demasiado bien que Florentino Pérez lo eligió para el cargo tras cesar a Luis Enrique.

 

Curiosamente, las escasas peticiones de despido del seleccionador de los chicos han quedado en nada. De la Fuente pidió perdón como el rey anterior ante los medios afines al Sistema

 

Rubiales se rodeó también de los árbitros favoritos del poder, con el jefe del Comité arbitral (Medina Cantalejo, esposo por cierto de la presidenta arbitral de la Liga femenina) liderando la cuadrilla. Antes de la Asamblea, Rubiales ya había reestructurado la Federación para que todo quedara bien atado. Cesó a todos los vicepresidentes salvo a uno, de su máxima confianza: Pedro Rocha, que se convirtió a la fuerza en el sucesor designado.

 

La estrategia defensiva fue decidida por el equipo de asesores de Rubiales. Uno de ellos es Andreu Camps, secretario general de la RFEF, que envió un escrito oficial a la UEFA el mismo día de la Asamblea pidiendo que amenazara al Gobierno con dejar fuera de las competiciones europeas a los equipos españoles si no dejaba de “interferir”.

 

La segunda y quizá la más importante asesora de Rubiales es una mujer muy cercana a Florentino Pérez. Se trata de la veterana periodista Marisa González, que fue jefa de prensa de los presidentes de la Comunidad de Madrid Alberto Ruiz-Gallardón y Cristina Cifuentes; y del propio Rubiales: entró como spin doctor en la RFEF de la mano de Pérez cuando el presidente anterior, Ángel María Villar, salió de la sede escoltado por la Guardia Civil, y luego pasó a ser la directora de Responsabilidad Social y Sostenibilidad. González fue capaz de hacer pasar a Gallardón por un liberal británico, pero con Rubiales no ha tenido tanto éxito.

 

Las cloacas

 

Otro personaje clave del núcleo duro de Rubiales es el excomisario de policía José Luis Olivera, conocido como Oli por el también excomisario Pepe Villarejo, de quien fue socio y mano derecha durante muchos años. Olivera es todo un especialista en fraudes financieros y blanqueo, de lo que se colige que fue el encargado de organizar los contratos y las comisiones de la Supercopa que Rubiales decidió exportar a Arabia Saudí para, según explicó en su día, “mejorar la situación de las mujeres en ese país y la del fútbol femenino en España”.

 

Contratos legales, porque la RFEF es una entidad privada (de interés público), pero ética y estéticamente feos. Rubiales apañó con su amigo Gerard Piqué (Gerri y Rubi, S.A), por supuesto con la anuencia y la connivencia del Duopolio Madrid-Barcelona. Una de las cláusulas dice que si Barcelona y Real juegan las finales de la Supercopa, la RFEF ingresará cada año diez millones de euros extra, lo que obliga a que los dos clubes-Estado sean, sí o sí, primero y segundo en la Liga o, si uno falla, campeón de la Copa. Siendo Rubiales el jefe máximo de los árbitros, ¿cómo dudar de que la ecuación pueda fallar?

 

Una de las cláusulas dice que si Barcelona y Real juegan las finales de la Supercopa, la RFEF ingresará cada año diez millones de euros extra

 

José Luis Olivera, experto en escuchas como su maestro Villarejo, habrá sido también útil durante estos años para preparar y catalogar las famosas grabaciones que, según ha manifestado el tío de Rubiales, antiguo secretario de la RFEF, su sobrino ha ido realizando a políticos, presidentes de clubes y figuras relevantes del deporte rey (reina, mejor), ejercicio muy conveniente para contar con palancas de chantaje si se rompía su red mafiosa-clientelar.

 

Otra figura clave en la Armada Brancaleone montada por Rubiales para blindar su sueldo de un millón de euros anuales (750.000 de la FEF y 250.000 como vicepresidente de la UEFA), es un tal Miguel García Caba. Para conocerlo mejor, lean la nota que publicó la web CEU Alumni cuando fue nombrado. “Miguel García Caba afronta nuevos retos profesionales a partir de ahora como responsable de la asesoría jurídica de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). De su carrera podemos destacar que ha sido jefe del Departamento de la Dirección de Servicios Jurídicos del Real Madrid C.F. desde el año 2016. Responsable de la Asesoría Jurídica Interna y Asesor Jurídico de la Liga Nacional de Fútbol Profesional entre los años 2005 y 2016. Ha pasado por Red Eléctrica de España, por J&B Cremades y ha trabajado para la UEFA”.

 

Alfredo Relaño, en El País, dejó un retrato mejor del personaje: “El director de Integridad de la Federación es un semoviente llamado Miguel García Caba que tras pasar por el Real Madrid y LaLiga llegó al departamento jurídico de la federación. Una vez allí, saltó por una de esas caprichosas convulsiones de la casa. Una vez fuera, se le ocurrió que una forma de hacer méritos para regresar era citarse con Tebas y González Otero, y registrar con un bolígrafo-grabadora la conversación, en la que les estimuló a rajar de Rubiales. Luego entregó la grabación a Ok Diario para acusar a Tebas y González Otero de conspirar contra Rubiales. Tan edificante servicio le valió el retorno a la Federación como director de Integridad”. Integridad máxima.

 

Ante esta estructura impenetrable, se comprende que el mutismo haya sido la reacción casi unánime entre los jugadores, los directivos, los entrenadores y los profesionales del fútbol masculino, salvo honrosas excepciones. Recordemos que la Federación designa quién arbitra a quién, y quién dirige el VAR. Y los antecedentes de los últimos años muestran que todo el que no juegue en el Real Madrid arriesga durísimas sanciones si osa criticar a un árbitro. 

 

Otro asesor importante es el abogado jefe de la RFEF, el penalista Ramón Antonio Caravaca Magariño, que se encarga de los procesos penales abiertos en los que esté inmersa la institución federativa, tanto del pasado como en el futuro; también de aquellos donde la RFEF haya sido absuelta o sea parte, según publicó en 2018 el diario Sport. Caravaca cuenta con una dilatada experiencia y gran reputación en el área de Urbanismo (recordemos que Luis de Arabia y Motril proyectaba construir un nuevo estadio para la RFEF). A lo largo de su trayectoria, Caravaca ha colaborado en el desarrollo del Estadio La Peineta (el pelotazo largamente soñado y finalmente ejecutado por Miguel Ángel Gil y Enrique Cerezo, dueños ilegítimos y prescritos del Atlético de Madrid).

 

Por esas casualidades de la vida, el penalista es tío de uno de los jueces del TAD que esta semana han dictaminado que solo pueden abrir expediente a Rubiales por falta grave (el tocamiento del paquete en el palco), y no por falta muy grave. La excusa es que el Reglamento de la reciente Ley del Deporte (diseñada y avalada, por supuesto, desde los despachos de Concha Espina y Can Barça) aún no está redactado y eso les impide, dicen, entrar a valorar si el beso fue o no consentido o si supuso o no un abuso de poder. Junto a Caravaca, en el TAD deciden varios abogados y abogadas del Estado. La Famiglia.

 

Vista la chapuza jurídica y el limitado poder de maniobra del CSD, solo queda añadir que tenemos un país lleno de mujeres (y cada vez más hombres) concienciadas, valientes, luchadoras y modernas

 

Vista la chapuza jurídica y el limitado poder de maniobra del CSD, al que tanto apoya el Real Madrid, y dada la vergonzante connivencia del establishment mediático futbolero nacional con el presidente de la Federación que empañó la victoria histórica de la selección femenina, solo queda añadir que tenemos un país lleno de mujeres (y cada vez más hombres) concienciadas, valientes y modernas. Para conseguir sus objetivos, esas mujeres van a tener que luchar contra una pequeña minoría mafiosa, con mucho poder, influencia y dinero, que se siente tan inviolable e intocable como el Jefe del Estado, y que, como se ha visto en el sepulcral silencio de la Casa Real acerca del asunto, tiene más poder que el Gobierno y que el jefe del Estado, y no digamos ya que la reina.

 

Ese grupito salvaje formado por apenas 40 o 50 personas con las que nunca se toparán ustedes en la cárcel, que desconoce la ética, que se ríe de la justicia, que da pelotazos en todos los sectores, que levanta estadios gigantescos en mitad de las ciudades, que decide sorteos, arbitrajes, horarios, locutores y calendarios, y que detenta el control absoluto del negocio nacional del fútbol, cuenta con la connivencia y la ayuda de un ejército de empleados, portavoces, palmeros, opinadores que presumen de ser periodistas, jueces, políticos, tuiteros, agentes de jugadores, medios de información, árbitros y asistentes.

 

Todos ellos son corruptibles o han sido corrompidos ya. Desde los tiempos de Saporta, la mano derecha de Bernabéu, el mundo del fútbol sabe que hay cientos de personas a sueldo en A o en B, otros que tienen plaza fija o un carguito, y miles que se dejan influir a cambio de un reloj, una invitación a un palco VIP o a un puticlub. Todos ellos forman parte del mayor negocio mafioso que hay en España. ¿Conseguirán Jenni Hermoso y sus compañeras reventar esa estructura de hierro que permanece inmutable, con pequeños ajustes y maquillajes, desde hace 120 años? ¿Podrán o querrán el Gobierno, el Parlamento y las fuerzas políticas meter las excavadoras en la Federación y La Liga, tirar abajo los cimientos del Sistema Fútbol y empezar de cero copiando por ejemplo a la Premier?

 

La respuesta la conoceremos pronto. Pero las señales que van asomando inducen a pensar que no será muy halagüeña. El duopolio Madrid-Barcelona domina el fútbol patrio apelando a una rivalidad artificial, exacerbada por unos voceros que tratan a los demás equipos como si fueran extranjeros. Sería toda una ironía que fuera la FIFA, seguramente el organismo más corrupto del mundo, la entidad que acabe con la aventura de Rubiales. Pero tampoco importaría mucho, en el fondo. Como pasó cuando finalmente cayó el Villarato, los que mandan de verdad encontrarán de nuevo una marioneta menos torpe y más discreta. Y seguirán lucrándose con este negocio machista, misógino y opaco, que solo se limpiará de verdad cuando el público, esos aficionados que cada vez pintan menos, renuncien a pagar por verlo en directo o en televisión. 


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