MI VOTO ES PARA EL LUTE
Ante
este estado de cosas, he pensado escribirles a ustedes esta carta medio en
serio para, sin dramatizar ni desdramatizar, contarles que ya he votado por
correo, y lo que he votado, y por qué creo que sería bueno que otros votaran lo
mismo
MIGUEL MORA
Emilio Mora, mi señor padre, dijo que prefería morirse a ser presidido por Aznar y se murió a los 58 años de un infarto fulminante un poco antes de que el tipejo más mentiroso y abyecto que ha conocido la democracia española llegara al poder. Fue una lección de vida un poco excesiva, porque de paso se perdió a dos nietas maravillosas y el único doblete del Atleti en 118 años, pero me sigue pareciendo que aquel burlanga imperturbable, que vivió dos o tres vidas en una porque apenas dormía, jugó sus últimas cartas, como siempre hizo en el tapete verde, con astucia y sensatez.
Han pasado 25 años de aquella despedida demasiado abrupta, y yo todavía recuerdo cada día a don Emilio fumando en la ducha y en la habitación del hospital donde nació mi hija mayor; pero la gran tragedia es que Aznar sigue dominando nuestras vidas desde esa sombra mafiosa de la que solo a veces asoma para seguir mintiendo, cada vez con más desfachatez y con una sonrisa más cínica y desagradable.
Ante las bravatas
fascistas de unos y las majaderías trumpianas de otras, los coroneles
mediáticos de las dos ultraderechas salen cada mañana desde sus cloacas
Su última criatura,
la escisión neofranquista del PP-never-forget-el-lado-bueno-de-la-Historia,
está sacando los colmillos pardos a paseo cada vez con más fiereza y con
argumentos más gore, ante la conversión de la ex Dolorosa Ayuso en una
falangista desatada y algo daliniana, capaz de imaginar que alguien le envía
una carta amenazante ¡con un abridor de latas de mejillones!, objeto que no
deben vender siquiera en el superchino de su barrio, mucho más fiable y
duradero que la Superliga de su tito Florentimo Pérez.
Ante las bravatas
fascistas de unos y las calculadas majaderías trumpianas de otras, los coroneles
mediáticos de las dos ultraderechas salen cada mañana en manada desde sus
cloacas, ya sin filtros ni frenos. Ahí tienen a Vallés, Quintana, Herrera,
Losantos, Méndez, Aguilar, Savater, Ferreras, Marhuenda, Inda y Ana Pastor, el
once de gala anticomunista, dándolo todo por la causa, temerosos de que sus
líderes pierdan la Batalla de Madrid con su programa electoral de mínimos
nazis: matar de frío a los niños de La Cañada Real, provocar a los vecinos de
Vallekas, señalar a 269 menores refugiados y aplaudir en directo a un nazi
ucraniano que juega en el Albacete.
La cosa podría
incluso tener su gracia, si no fuera porque no tiene ni puñetera gracia. Y ante
este estado de cosas cada vez más inquietante, he pensado escribirles a ustedes
esta carta medio en serio para, sin dramatizar ni desdramatizar, contarles que
ya he votado por correo, y lo que he votado, y por qué creo que sería bueno que
otros votaran lo mismo.
Como algunos de
ustedes sabrán, CTXT ha publicado ya un editorial en el que recomendamos a nuestra
comunidad que vote masivamente el próximo 4 de mayo a cualquiera de las tres
fuerzas progresistas, considerando que no es momento de ponerse exquisitos ni
tiquismiquis, porque lo único importante en este momento es que esas fuerzas
aparezcan y parezcan unidas para parar los pies a esa bestia parda
deshumanizadora antes conocida como fascismo.
Ese editorial,
síntesis de las distintas tendencias del plural consejo editorial de CTXT, fue
publicado y escrito hace 15 días que parecen 15 años. Y como las cosas han
cambiado mucho desde que Pablo Iglesias se levantó del debate de la SER, y no
parecía pertinente publicar un segundo editorial sobre las elecciones, he
decidido hacer público mi voto, siguiendo una hermosa tradición centroeuropea
que viene de Hitler (Mi lucha) y que en CTXT solo ha practicado hasta ahora,
con muchos menos muertos y más acierto, el inimitable Guillem Martínez –no se
pierdan el siguiente párrafo, glups–.
Mi voto
antifascista y por correo ha sido para Unidas Podemos. Por tres razones: a)
aunque no somos amigos ni hemos merendado nunca juntos en el Rodilla como
afirma falsamente Pacho Sánchez-Cuenca, Podemos y Contexto tenemos los mismos
enemigos: las cloacas y la prensa canalla que inventa bulos; b) si Iglesias no
se hubiese presentado, Ayuso y sus mariachis habrían ganado de calle, y creo es
justo agradecerle que haya puesto patas arriba la campaña, y, sobre todo, c) mi
hija pequeña me metió la papeleta en el sobre y ¿quién soy yo para llevarle la
contraria a una tipa que con 24 años tiene toda la vida por delante, si esa
vida que le hemos dejado ustedes y yo es bastante más injusta, jodida e
incierta que la que nos dejaron a nosotros nuestros padres?
Tres razones más:
d) el PSOE y Más Madrid necesitan toda la presión posible desde su izquierda
para no quedarse ensimismados con las entrevistas-masaje, los titulares mimosos
y las bajas presiones de la PRENS.A.; e) Pablo Iglesias es el hombre más
acosado, odiado, quemado y temido de España desde El Lute –el hombre del saco
de mi infancia–, y a los Lutes de la vida hay que protegerlos, no solo porque
saben como nadie lo que sufren los gitanos sino porque en los linchamientos
(sobre todo si están organizados por poderes no electos, o por el KKK) uno solo
puede ir con la víctima, jamás con el verdugo ni con sus cómplices. La sexta,
con perdón, o f): Iglesias tiene el reflejo democrático muy bien puesto. Mejor
puesto que nadie, salvo quizá Yolanda Díaz, que lo tiene parecido. No, señora
Ayuso, no se trata de elegir entre Comunismo o Libertad, se trata de elegir
entre socialdemocracia o terrazas, entre fascismo o democracia, entre igualdad
o miseria.
Como se cantaba en
Bandiera Rossa, cuando enfrente están los explotadores, los fondos buitre, los
propagandistas a sueldo, los brigadistas y los matones, las balas y los bulos y
unas fuerzas de seguridad infestadas por el extremismo ultra, solo cabe una
estrofa: “Y viva el comunismo y la libertad”.
La última razón por
la que he votado a Pablo Iglesias es estrictamente personal. Es un tipo educado
y tranquilo. Solo le he visto tres o cuatro veces en mi vida, y siempre por
motivos profesionales, pero me parece una persona seria y competente. Gabilondo
y García también me lo parecen, no crean que no. Pero no los persiguen tanto
como a El Lute, y no tienen el reflejo antifascista tan bien puesto. O no tan
rápido…
Último párrafo: no
se lo pierdan que siempre es el mejor. Durante la ruptura del debate de la SER,
Angels Barceló cogió de la manito a Iglesias para intentar que no se fuera, y
le dijo “no te vayas muy lejos”. Confiaba en que su jefe, Daniel Gavela, le
convencería para volver al estudio. Barruntando lo que pasaría, Iglesias no
dejó entrar a Gavela y a Daniel Anido, director de los informativos de la
cadena, en su camerino. Cuando salió, llevaba ya el abrigo puesto. Gavela
intentó convencerle pese a todo, y al ver que no podía, levantó la voz y el
dedo. Iglesias le contestó citando a Bertolt Brecht: “Vuestro problema es que
no os dais cuenta de que ahora van a por nosotros, pero después irán también a
por vosotros”. Y se largó.
Por eso es tan
importante que ganen los social-comunistas en Madrid. Para que desde las
trincheras con imprenta y altavoz no sigan deshumanizando a los adversarios de
las cloacas. Para que las jóvenes puedan alquilar un zulo a menos de mil euros
al mes. Para que los refugiados y los niños que pasan hambre y frío dejen de
ser armas arrojadizas y pasen a ser el centro de las políticas públicas. Para
que la sanidad, el futuro y la educación sean de todas, y no solo de unos
pocos.
Y hasta aquí Mi
lucha.
Prometo que, como
decía don Emilio, será debut, homenaje y despedida: una y no más.
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