20.000 MUERTOS, XD
En
ocasiones, los candidatos parecían profesores de la ESO intentando dar una
clase de ética o de ciudadanía mientras la líder popular dibujaba
distraídamente unos cojones y un rabo en cada una de las páginas de su cuaderno
ELENA DE SUS
El debate entre los seis candidatos a la presidencia de la Comunidad de Madrid, emitido anoche desde la Academia de Televisión por Telemadrid y retransmitido también por La Sexta, competía por nuestra atención contra un nuevo capítulo del programa sobre Rocío Carrasco, contra el apasionante duelo entre Elche y Real Valladolid que terminó con tablas en el marcador y también contra la visita del Real Madrid a Cádiz (victoria blanca).
El resultado del debate es más difícil de determinar. Los candidatos de la izquierda presentaron sus proyectos, alternativos al del PP de los últimos 25 años, y explicaron diversas medidas. Edmundo Bal (Ciudadanos) también hizo lo que pudo por articular un plan serio, que planteó como opuesto al de Vox, pues según él lo que se dirimía en las elecciones era si Ayuso gobernaba con los ultraderechistas o con ellos (ánimo, crack). Bal dejó un par de ideas que dan testimonio de lo que Ciudadanos pretendía ser, como desplegar equidistancia entre los bandos de la guerra civil (nadie más sacó la guerra civil), o esa propuesta para estimular la natalidad de que se desgrave la congelación de óvulos.
Al volver atrás sobre la gestión
de la pandemia, todos los candidatos, pero especialmente los de izquierdas,
lanzaron una batería de datos que alguien se estará encargando de factcheckear
sobre cómo la covid hizo más daño en Madrid. La crisis de las residencias ocupó
bastante tiempo en este primer tramo de debate. Gabilondo declaró que las
órdenes de no trasladar mayores a los hospitales fueron una decisión ideológica
más que una mala gestión, Mónica García habló de “traición a los mayores”,
Edmundo Bal señaló que en una de cada tres residencias no hay personal
sanitario, cosa que proponía corregir, aunque después llamaría a no “politizar
el dolor”. Ayuso echó balones fuera y vino a decir que aquella tragedia “no se
podría haber evitado, hicimos una lucha por la vida”.
En ocasiones, los candidatos
parecían profesores de la ESO intentando dar una clase de ética o de ciudadanía
mientras la líder popular dibujaba distraídamente unos cojones y un rabo en
cada una de las páginas de su cuaderno.
Pablo Iglesias le preguntó a
Ayuso si conocía una serie de cifras sobre la sanidad madrileña. Ayuso miraba
sus apuntes y sonreía mientras Iglesias nombraba a los más de 20.000 muertos
por la covid en la Comunidad, y este se lo recriminó. La respuesta de Ayuso
consistió en una retahíla de insultos personales: “Me río porque usted no es
creíble”, “Da vergüenza ajena”, “Nadie le quiere en Madrid”, “Es mezquino”. Y
ya estaría. Poco después, amenazó a Gabilondo: “Usted quiere ser defensor del
pueblo, no lo será si de mí depende”.
Rocío Monasterio no solo sacó a
relucir el mensaje racista contra menores migrantes que aparecía en un cartel
de Vox y que causó indignación y denuncias el otro día en la estación de Sol,
sino que lo convirtió en el centro de su discurso. Se dedicó una cantidad de
tiempo casi inverosímil a esta cuestión.
Fue tal vez Mónica García (es
médica, ¿lo sabíais? ¡y madre!) quien pudo articular con más energía la crítica
compartida al modelo de Ayuso, a quien llamó “presidenta nini”.
Aunque Gabilondo e Iglesias
mostraron sus discrepancias en los puntos que ya conocemos (impuestos,
regulación de alquileres), al final del debate, el candidato del PSOE se situó
por fin junto al de UP: “Pablo, tenemos 12 días para ganarles”, le dijo.
A ver, tía, tampoco es
eso
Podemos ha presentado su programa
electoral, que plantea una reorganización fiscal un poquito de todo: bajar el
primer tramo del IRPF, eliminar la bonificación para las herencias de más de un
millón de euros, esas cosas. Además, regulación de precios del alquiler en
zonas tensionadas, impuesto a las viviendas vacías y meter un buen chute de
inversión a la educación y la sanidad públicas, que es en lo que parece
coincidir toda la izquierda. Pablo Iglesias ha reivindicado la Constitución
española, que es su libro fav desde la última campaña electoral, y ha citado
unas declaraciones antiguas de Cristina Pedroche en contra del PP que se
hicieron virales ayer (no se les escapa una de Twitter, ¡nos leen!).
Entrevistada por Antonio García
Ferreras en Al rojo vivo, Ayuso ha expresado su deseo de mantener el toque de
queda de las 23 horas hasta las 6 de la mañana, las limitaciones del tamaño de
los grupos en los bares y la prohibición de celebrar reuniones en espacios
privados cerrados tras el fin del estado de alarma, previsto para el 9 de mayo.
Considera que estas medidas que limitan derechos fundamentales, al coartar la
libertad de circulación de los ciudadanos, son “una solución intermedia” frente
a otras que, entendemos, consideraría más radicales como… ¿cerrar el interior
de los bares? Rocío Monasterio ha propuesto… retrasar el toque de queda una
hora, hasta medianoche. Tampoco hay que confundir la libertad con el
libertinaje. Edmundo Bal ha señalado que no es legalmente posible mantener esta
medida.
En una valla publicitaria de la
estación de cercanías de Sol, en el centro de Madrid, ha aparecido propaganda
de Vox con un mensaje xenófobo contra menores de edad. CTXT ha montado una
campaña (entre otras surgidas de otros lados) para pedir su retirada a Renfe y
a los posibles responsables. Podemos lo ha denunciado a la Junta Electoral y
Más Madrid ante la Fiscalía, por un posible delito de odio. Da la casualidad de
que justo ayer los medios se hicieron eco de una agresión racista a un niño de
12 años en Guadalajara. Ayuso se ha pronunciado en contra del cartel, ya que
afirma que el “problema” al que se refiere no es competencia autonómica.
Esta noche, a las 21:30 horas,
primer debate televisado entre los seis candidatos en Telemadrid.
Dame más alcohol (20-A)
Parecería que hay que ser muy
osada para arrancar una campaña electoral reconociendo que la vida en la
Comunidad cuya administración presides es “difícil”, que hay “grandes
distancias”, que “se paga mucho por la vivienda”, pero que, oye, tras pasar el
día “trabajando y sufriendo” podemos ir a empifolarnos en un bar, eso sí, “a la
madrileña”. Sin embargo, esa exaltación de la incomodidad ha sido siempre la
base del discurso de Isabel Díaz Ayuso (“Hablar de empleo basura es ofensivo
para quien está deseando tener ese empleo”, 2019), que lidera las encuestas con
una estimación de voto en torno a un 40% en las elecciones a la Asamblea de Madrid
del martes 4 de mayo. A algunos os parecerá absurdo, igual que un día a mi
compañera de piso empezó a parecerle absurdo que se ligase así en Ponzano,
presumiendo de las 12 horas al día que dedicas a ese trabajo en esa consultora
tan exigente, pero este es el estado de la cosa.
Ángel Gabilondo, el segundo
candidato en intención de voto, que rondaría el 24%, sigue impasible, citando a
Camus y anunciando medidas de protección social para los mayores: habla de un
complemento de 400 euros anuales en las pensiones no contributivas, “el mayor
de España”. Ante la constante búsqueda de confrontación con el Gobierno central
por parte de Ayuso, Gabilondo ha dicho, de un modo que casi produce ternura,
que “el candidato soy yo, no Pedro Sánchez”. Ayuso ha reaccionado riéndose de
él por no haber mostrado oposición a medidas suyas como mantener la hostelería
abierta, o haber dicho que no subirá los impuestos, y le ha animado a ir a un
mitin suyo de “telonero”, en un empujón que el hombre tranquilo seguramente
ignorará. Gabilondo cuenta con el apoyo de Jorge Javier Vázquez, que, atención,
elogia de él su carácter “reflexivo, educado y nada faltón”. En casa del
herrero, cuchillo de palo.
En un foro patrocinado por Asisa
y Microsoft, el candidato de Ciudadanos, Edmundo Bal, ha arremetido contra la
ley Celaá.
Mónica García (Más Madrid) ha
visitado la estación de metro de Gran Vía. Sí, había una estación de metro ahí,
¿te acuerdas? Un amigo me suele decir que en esta ciudad, por diversas razones,
nunca se puede dar una obra por terminada y estoy empezando a pensar que
(socorro) tiene razón. Más Madrid propone una tarifa plana de 90 minutos de
transporte público por todas las zonas y un “abono social” para personas en
situación de vulnerabilidad. Propuestas de descuentos en las que no se
contempla el desconcertante factor de la edad.
Podemos ha publicado un vídeo
curioso, obra de Daniel Guzmán. Dos chicos de barrio están sentados en una
plaza. Uno de ellos empieza a hablarle al otro de política por la cara y con
descaro (tremenda pereza) y le cuenta que hay que votar porque se rompe España,
vuelve ETA, nos vamos a convertir en Venezuela, y se va a llenar esto de
inmigrantes que nos quitan el trabajo. “¿Y los inmigrantes que tiene tu padre
trabajando en la construcción?”, pregunta el primero. “Ese es otro tema, esos
son otro tipo de personas, aparte, mi padre está levantando España”, responde
el otro. Viendo el percal, el primer chaval, que mostraba desinterés por la
política, decide ir a votar… lo contrario de lo que dice su interlocutor.
Veremos si UP logra lo que se ha propuesto, pero es interesante ver esto en
campaña. Todo transversal no puede ser.
Ya es primavera (17-A)
Ha pasado lo peor o eso parece,
ha llegado la primavera, el solecito, van poniéndose vacunas a pesar de todo,
se vienen los fondos de la UE, y en la precampaña madrileña, el discurso de los
partidos se centra en diseñar la recuperación y darle gas (o voltios). Hoy
tanto Mónica García (Más Madrid), en el desayuno informativo con Europa Press,
como Ángel Gabilondo (PSOE), en la presentación de su programa, han hablado de
reforzar los servicios públicos, sobre todo la sanidad.
García ha propuesto un plan de
choque para superar la crisis denominado Reanima Madrid, que incluiría, además
de ayudas directas para los sectores más afectados, la contratación de más de
2.000 nuevos sanitarios y la de 1.300 docentes. También ha explicado sus planes
para el hospital Zendal a largo plazo: convertirlo en un health lab, un espacio
de investigación colaborativa a semejanza del MediaLab Prado. ¿Qué supondría
esto? Pues… casi que pregúntale a ella, lo siento.
Ángel Gabilondo ha presentado el
programa del PSOE en el Ateneo de Madrid, un escenario ciertamente solemne. El
candidato socialista ha iniciado su discurso citando a Josefina Carabias, que
contaba una anécdota sobre Manuel Azaña. Dijo Gabilondo que Azaña tenía 50 años
cuando alcanzó la presidencia de la República española, y dejó caer un: “Quién
los tuviera…” .
En modo druida, Gabilondo ha
presentado su paquete de 350 propuestas recuperando el viejo lema de “no dejar
a nadie atrás”. Le ha puesto un nombre épico: “El programa de los olvidados”.
Incluye medidas de lucha contra
la pandemia, como abrir los centros de salud para la vacunación todos los días
de la semana, y otras de inversión en sanidad en general, como construir 30
nuevos centros de salud, garantizar la salud dental gratuita a los niños y
prestar más atención y recursos a la salud mental.
Gabilondo, que se sabe mayor, ha
hablado bastante de los mayores. Propone una ley integral para su cuidado que
incluya la creación de una bolsa de cuidadores, ayudas económicas, etcétera. Y
ha apuntado la necesidad de poner en marcha una “estrategia contra la soledad”.
También ha asegurado que su
gobierno sería “feminista”, paritario y ha propuesto un plan contra la
violencia de género que incluya la alternativa habitacional.
Ayuso, por su parte, ha dicho en
Mercamadrid que deberían poder vacunar las mutuas y las farmacias, y anuncia
que propondrá que los que quieran ponerse AstraZeneca y Janssen lo hagan bajo
su propia responsabilidad, que mejor eso que tirarlas. Más info sobre esto,
aquí.
Ahora pasemos al heavy
metal, es decir, la televisión.
Iglesias ha dedicado el grueso de
su intervención en el programa Las cosas claras, de TVE, a rajar de la policía
y el sistema judicial, a propósito de las detenciones por los disturbios en el
acto de Vox en Vallecas (“Cuando son los nazis los que agreden, ¿dónde están
las detenciones?”, “Si eres el rey puedes hacer lo que te dé la gana”), y ha
animado a no creer en las encuestas que pronostican una victoria clara de la
derecha. Además ha calificado la idea de subir el IBI a viviendas vacías como
“de cajón”.
Antes, en Espejo Público de
Antena 3, Susanna Griso entrevistó a Rocío Monasterio, que se dedicó a explicar
que si gobierna en Madrid “no hará falta el pin parental” que Vox ha exigido en
Murcia, porque derogarán toda ley sobre educación sexual en la escuela.
Monasterio hablaba exaltada al pensar en la corrupción de los inocentes
infantes por las ideas de los degenerados, y Griso hacía amagos de cortar el
chorro de su discurso: “No, esto no es así…”, “¿Eso dónde lo dice?” A
continuación, la periodista preguntó a la candidata qué opinaba de “los
impuestos ideológicos, los mal llamados impuestos sobre la riqueza”.
Por cierto, El Mundo ha publicado
un reportaje sobre Ayuso en Chueca. El titular de la versión en vídeo es: “A mí
me da igual cómo configure cada uno su vida en su cama”.
Ah, y la Audiencia de Madrid ha
invalidado finalmente la candidatura de Toni Cantó.
Continuará…
Choose your fighter (14-A)
El otro día me dijeron que la
Junta Electoral había reñido a Ayuso y yo dije que por qué y me enseñaron una
noticia de El País que explicaba lo siguiente: la Junta Electoral provincial
amonestó a Isabel Díaz Ayuso por aprovechar un acto institucional en el
Hospital de la Paz, al que acudió como presidenta, para promocionar su
candidatura. Además, la Junta solicitó a PP, PSOE y Podemos que retirasen las
imágenes de sus respectivos candidatos de cartas y folletos dedicados a
“promocionar el voto por correo” y pidió también la retirada de la lona gigante
con la cara de Gabilondo desplegada en la plaza de Callao (como propaganda, se
supone).
Leí la noticia por encima.
Superado el desconcierto, murmuré: “Ah, claro, que aún no estamos en campaña…”.
La campaña electoral para la Asamblea de la Comunidad de Madrid empieza
oficialmente el 18 de abril, este domingo: lo de ahora se llama precampaña,
pero eso da igual porque la campaña es constante, no puedes huir de la campaña;
mientras tú duermes, los demás están haciendo campaña, bitch. Por ahora, la
cosa va como sigue:
Isabel Díaz Ayuso (PP) lleva las
de ganar. Su mensaje es algo así: Madrid es libertad y la libertad soy yo. Todo
lo demás es comunismo, es decir, lo contrario de la libertad, una mierda como
un templo. La máxima expresión de la libertad son los bares. ¿Tres euros por
caña? El precio de la libertad. Y sí,
quizás trabajas como una mula y te cuesta llegar a fin de mes, no puedes con tu
vida, pero te compensa porque eso va en el pack de la libertad, a ver qué te
has pensado. Los que no viven aquí no saben lo que se pierden. Losers. Tú eres
mejor que ellos.
Factor importante, juega en casa:
el PP lleva dos décadas y media gobernando y ha ordenado las cosas a su gusto.
El discurso de Ayuso se asienta sobre una masa de cosas y algunas guardan
parecido con la realidad. Madrid es la comunidad más rica, también es la más
desigual. Ayuso ha anunciado que finalizará la campaña con una corrida de toros
a la que prevé una asistencia de unas 6.000 personas (el 25% del aforo de Las
Ventas). Este acto, que tiene energía de pedorreta, por supuesto, también tiene
que ver con la libertad.
Ángel Gabilondo (PSOE) es lo
opuesto a Ayuso. Nunca haría una pedorreta. Si Ayuso fue community manager de
un perro (trabajo que no puedo descartar ejercer en algún momento), Gabilondo
es catedrático en Filosofía (cosa muchísimo menos probable). Es un candidato
moderado, aparentemente más preocupado de minimizar daños (¿Subir los
impuestos, yo? ¡Qué dices!) que de otra cosa. Como líder de la oposición, fue
discreto incluso en los momentos más críticos de la pandemia, cuando algunas
noticias sobre la gestión de la Comunidad respecto de los ancianos, los niños,
los enfermos y los pobres daban ganas de arrancarse los pelos de la cabeza.
Ese papel de opositora
parlamentaria lo ha desempeñado Mónica García (Más Madrid), que además es
profesional de la sanidad pública (¡anestesista!, un gran poder que conlleva
una gran responsabilidad) y habla con conocimiento de causa. Los carteles la
definen como “médica, madrileña, madre”: tres características que no
descartarían en absoluto que se tratase de un ser horrible. Como candidata, le
ha faltado finura en ocasiones, y puede parecer que este concepto no es
pertinente cuando Ayuso habla de “COMUNISMO O LIBERTAD”, así en mayúsculas,
pero los discursos trumpistas son finos a su manera y, si te despistas, te
fuerzan a adoptar decisiones duras, como la de ir a tomarte un café al 100
Montaditos.
Luego está Pablo Iglesias (UP),
exvicepresidente del Gobierno, que ha venido aquí a interpretar uno de mis
arquetipos favoritos: el pistolero crepuscular. Sabe que su misión es difícil,
está de vuelta, se la sopla todo un poco y, liberado de la formalidad
institucional, se enfrasca en rifirrafes con los fachas y los grandes medios de
comunicación. Esto quizá no es práctico, no es prudente, pero qué más da. A él
le iban a atizar igual y así por lo menos nos reímos un poco.
Aunque nos han intentado engañar
con el vídeo de Ayuso corriendo, el verdadero candidato runner es Edmundo Bal
(Ciudadanos). También es abogado del Estado. Es decir, una máquina. Sin
embargo, lo tiene muy difícil. Quizá por eso, porque de perdidos al río, su
campaña ha escogido como lema “Madrileños por Edmundo”, una frase de la que
varios tuiteros han reclamado la autoría, o quizá les ha parecido realmente una
idea genial, no sé, yo ya me pierdo.
¿Qué decir de Rocío Monasterio
(Vox)? Fueron a Vallecas. Yo diría que les fue bastante mal ahí, aunque las
opiniones sobre esto son variadas. En redes sociales, han afirmado que
deportarían a Serigne Mbayé, número tres de las listas de UP y ciudadano
español, si pudieran, causando la indignación de, entre otros muchos, Bertrand
N’dongo, asesor de la propia Monasterio. También han dicho que estaban en Carabanchel
cuando estaban en Pinto. No sé.
Telemadrid, la tele pública, ha
ofrecido organizar un debate entre los candidatos. Ayuso dijo que pasaba, pero
ahora dice que igual sí.
La partida ya ha empezado...
Choose your fighter.
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