jueves, 22 de abril de 2021

DIVISA DE ANATOLIO Novela José Rivero Vivas

 

DIVISA DE ANATOLIO

Novela

José Rivero Vivas

José Rivero Vivas

DIVISA DE ANATOLIO

Novela

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(Fragmento: Cap.25 – Páginas 211 - 216)

 

Acostumbro a estar despierto cada noche. Me ha abandonado el sueño y paso las horas en vela. Miro cada rincón de mi cuarto y descubro leyendas amontonadas en forma de pedruscos que grotescos se apresuran en disonante anarquía. Observo extrañado la armonía que reina entre rincón y pared y me asombra constatar la ilógica razón de mi análisis fortuito. Persevero en mi escrutinio presa del interés inusitado que me mantiene en vigilia y me obliga a pestañear buscando alivio al escozor de mis ojos enrojecidos por el seco llanto en la madrugada plena. Permanezco fijo siguiendo absorto la insólita evolución de cada subliminal conseja a cuyo influjo me somete por sí sola. Advierto entonces como un deslizarse corriente abajo la deducción inesperada que me explica las diversas aventuras, expuestas ante mi vista, por lo que miro atónito, sin hacerme a la realidad de ver leyenda sobre leyenda, cabalgando de espaldas al sino que su jaez aprieta, y galopan todas en tropel, apeñuscadas entre sí, blandiendo elocuentes el estandarte portador de su enigma, disperso por los distintos rincones que visito durante la noche entera, víctima de mi insomnio y mi insano comportamiento, mientras, sumido en quebranto, espero ansioso la llegada del nuevo día. Pero la misma noche confabula contra mí y se extiende y se hace larga y deviene interminable porque no aclara ni amanece ni sus tinieblas dan paso a la graciosa alborada, aun cuando no fluyan compases magistrales portando música de otras esferas. Me arrebujo zozobrante y me envuelvo en la compacta negrura, aguardando con el corazón alerta a que su sombra se descorra y la aurora filtre luz a raudales. No sucede así, y, en cambio, renegrea soberbia hasta erigir murallas que van de rincón a pared y viceversa, formando baluarte inexpugnable que derruye mi esperanza. Mi conciencia, por tanto, es inequívoca:

 

Prisionero estoy en celda

bajo ruin encantamiento

de algún mago prodigioso

que me ha tomado ojeriza

por las hazañas que ingenio.

 

 

Pero, ¡oh fortuna del desdichado!: del un rincón se adelanta un caballero largo y flaco como un palo tieso. Su caballo es aún más flaco, como de tablas mal clavadas que un artesano original fabricara a su gusto y singular antojo. El caballero empuña una lanza enorme, de palo recién cortado, lleno de nudos y sin pulir, por donde se colige que no fue destinado para el oficio que desempeña. Tiene puesta la celada y viene presto para la lucha, con una facha que da miedo por abigarrada y estrafalaria, dada su aparición fantasmal. Detrás suya viene un hombre montando un jumento canoso; mueve las piernas al son que cabalga y golpea al asno en el vientre para azuzarlo y ponerlo al paso del caballo. Sorprende ver que habla de continuo, y grita y hace aspavientos cual si dictara maneras al hombre que va delante, quien se vuelve de vez en cuando y lo aconseja en tono reposado, usando finos ademanes y elocuentes sutilezas, llenas de enjundia y persuasión.

Me empino de pronto y exclamo:

 

-Venid a mí, Caballero,

hijo que soy de mis males.

 

Mi voz se pierde en sordo rumor apagado por la almohada. Intento gritar, y siento que una fuerza poderosa me estrangula y de mí escapa un estertor de muerte que me transporta por allá de regiones añoradas, ocultas detrás de la extensa campiña.

 

El horizonte: una raya

que se une con el cielo.

Dos siluetas se destacan

de perfil en fondo negro

y se adelantan al paso

de sus cansinos jamelgos.

La llanura ensombrecida

resplandece en tenues dejos.

Las figuras se distinguen

cuando se aclara el sendero.

Sobre un rocinante manso

cabalga el hidalgo seco;

embraza lanza y adarga,

firme y erguido su cuerpo.

A la zaga viene en rucio

aquel famoso escudero

que jamás en las historias

ha tenido caballero.

Avanzando lentamente

llegan a mi cuarto. Dentro

escucho sus voces vivas

en franco coloquio abierto,

uno sembrando refranes

y otro sentencias diciendo

explanan tesis profundas

de variados argumentos.

Interfieren en mi paz

y me arrebatan el sueño.

 

 

Salto a la luz que me alumbra y apesadumbrado les digo:

 

 

-No vengáis a perturbarme

en esta lección que aprendo.

Vuestra compaña me es grata;

mas temo perdáis el tiempo

en aleccionar mi tino

para enmendar este yerro

en que me sume mi grima

y me aprisiona mi celo.

En otros lados precisan

la fuerza del brazo férreo

que combata los follones

y destruya sus enredos,

sean ministros o reyes,

jerarcas o torpes dueños;

atrincherados en odio

los regocija el dinero

que les confiere poder

de manipular borregos:

hijos de sus hechos son

que merecen el infierno.

Vuesa merced me disculpe

porque emularos prefiero,

y ver cual vos, donde no,

brillantes Mambrinos yelmos;

romper molinos gigantes,

vaciar odres y pellejos;

liberar los Montesinos

del Merlín encantamiento;

luchar a brazo partido

para desfacer entuertos

que cunden en todo el orbe

y nadie pone remedio;

pegar lanzadas al aire

y pelearme sin miedo

como vos con la cuadrilla

de hermandades y de legos.

A mí no me asustan prendas

ni me acobardan los riesgos;

no le temo al enemigo

que me desafía en duelo:

tengo a bien batirme en guerra

como andante caballero

y morir a cuchilladas

soñando honor quijotesco.

Que me perdone Cervantes

si en mi delirio lo ofendo.

De vos recibo la venia,

y de Sancho voy comiendo

un pan y cuatro ajos crudos

para aliviar el esfuerzo.

Ese pillo redomado,

crédulo, ambicioso, ingenuo;

la gente lo considera

estúpido, simple y memo.

Y vos sabéis, don Quijote,

que Sancho era Sancho el Bueno.

Mal haya la realidad

que tergiversa el concepto:

a vos os toma por loco

y a él lo convierte en necio.

Mas vos sabéis, como Sancho,

como todo hombre cuerdo,

que el mundo teje patrañas,

miente consejas y cuentos,

desbarata las virtudes

y las restriega en el suelo,

trocando, a fuer de envidioso,

lo ficticio por lo cierto.

Acompañado de Sancho

a vuestra tumba volveos,

por que sigáis conservando

la hidalguía y el ingenio,

la nobleza que os anima

y el afán de justo pecho.

En el sepulcro estáis bien:

no resucitéis de nuevo.

 

Don Quijote y Sancho atraviesan la ancha llanura con dirección al mar, que se divisa en el extremo opuesto al alzar de la luna. El pinar se aparta a medida que ellos avanzan, y a su izquierda van surgiendo unos suaves altozanos que configuran el lejano horizonte y preñan la senda de alegorías y sombras. Señor y escudero prosiguen su andadura al paso tardo de rocín y rucio mientras entretienen el tiempo en charla amena y sustanciosa. De pronto detienen la marcha: un río de grueso caudal interrumpe su camino. Deliberan en silencio. Sancho al fin se retracta de su previo impulso y confiesa su temor. Don Quijote monta en cólera y lo intimida y exhorta; luego le da el ejemplo y decidido se adelanta. Sancho cierra los ojos y pica espuelas al burro, que desciende lento, lento, lento, y se adentra en el agua fría y... Me despierto: el libro está caído en el suelo y yo destapado y con las ropas de la cama en completo desorden.

Estoy desvalido. La noche se alarga cruelmente hasta su propio final, y me destroza.

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José Rivero Vivas

DIVISA DE ANATOLIO

Novela

 (Fragmento: Cap.25 – Páginas 211 - 216)

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Tenerife

Islas Canarias

Abril de 2021

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José Rivero Vivas

Dibujo a plumilla, original del pintor Julio Viera.

Publicado hacia 1997

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CAUTIVO – Obra: NC.10 (a.19)  – Novela-

(ISBN: 978-84-38138-25-6) – D. L.: 279-2020 –

Ilustración de la cubierta: “Amazona”, 1931-1932.

Óleo sobre lienzo de Ernst Ludwig Kirchner.

Ediciones IDEA, Islas Canarias. (Año 2020)

 

Esta serie de cuentos, iniciada en París hacia 1966, continuó en Bruselas y dio fin en Londres hacia 1968. Con el transcurso del tiempo, muchos de ellos han derivado a diferente esquema, sin detrimento de su enseña, cual se puede apreciar en esta novela, cuyo título también ha variado.

La narración es en sí una apología, en su dimensión social, del

Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha.

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DIVISA DE ANATOLIO

Novela

José Rivero Vivas

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Tenerife

Islas Canarias

Abril de 2021

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