Cultura, paraíso prostibulario
del simulacro
POR EDUARDO
SANGUINETTI (*)
Intentaré que nada falte en mi desengañada enunciación de suciedades e hipocresías, que nos proponen las bestias que dictan y rigen en este planeta, la cultura, un búnker de lavado y sponsoreado por mercaderes del kitsch y la ausencia de inspiración, justicia criminal al servicio de delincuentes que se perpetúan con sus crías en el poder, la mentira oficializada por corporaciones políticas, económico mediáticas mercenarias, que mantienen la estabilidad del simulacro en acto de eliminar la cultura y sus reales creadores…
No puedo dejar de mencionar la cobardía
de los pueblos, la patología de sujetos consumiendo “producto aspiracional”
como el iPod Apple, al que les asignan el milagro de pertenecer al círculo
social de cultura chatarra, a la inflexión de los intelectuales espectrales,
atentos al guiño del monopolio financiero del burgués recién llegado de su
cueva de estafa y fraude, para instalar al "trepador" eunuco a la
pirámide de convertirse en símbolo de la vacuidad y el horror escatológico…
Restos humanos respirando la atmósfera
podrida de un tercer milenio con horizonte claramente difuso... Cultura es la
expresión de lo que hacemos del mundo y, al mismo tiempo, de lo que el mundo
nos hace a nosotros. Todo aquello que no es natural es producto de lo cultural
y de los distintos modos en que el hombre resuelve su vínculo con el entorno.
Las ideas dejaron desnuda la batalla, ya
no hay porqué ni para qué… La falsa cultura besa en la boca al enemigo y luego
lo penetra, mientras la manada se distrae y abre los brazos con signo acogedor
y complaciente… Luego la manada es tomada como rehén y asiste con placer a su
exterminio...
Una política cultural deviene en un
espacio de confrontación, como lo apreciamos en este tiempo de grandes
muertes... Política donde se conectan significados e intereses sociales de todo
tipo. Un lugar de “mediación” donde se asimila el reconocimiento y la
negociación de diversos intereses simbólicos y también económicos,
fundamentalmente, aquellos relacionados con su condición de productores y
trabajadores que aportan a la creación de valor económico para la comunidad,
aún quienes solo piensan en la instancia mercantil, tan degradante en cuánto a
la verosimilitud del valor de una obra de arte, hoy enlatada y vendida por
millones a desprevenidos consumidores de productos indigestos, sin capacidad
sensible de ser penetrados por el núcleo constitutivo que exhala una genuina
obra de arte en todas sus manifestaciones.
Meditar las tensiones producidas en el
sector cultural a nivel local es marco de una revisión histórica, sobre cuál ha
sido el lugar que ha tenido la cultura en nuestra comunidad, tan especulativa
en sus fines, en demasiadas ocasiones pornográfica en el estadio de
simulaciones de simulacros, elevando a símbolo a "nadies" por
contactos de todo tipo, menos del talento en fuga... Excluyendo a valores
legítimos, que en tierras lejanas han encontrado un espacio de honor para
operar en arte... Desterrados de esta tierra yerma, empecinada en proteger a
quienes ofrecen poner en juego valores congelados en la deprimente historiola
del éxito y la fama, de los "nadie".
La política cultural se encuentra
sustentada en relaciones sociales y económicas y su discusión no puede darse al
margen de las imprescindibles reivindicaciones económicas de quienes hacen del
arte su medio de vida, insisto, por estar dotados de la capacidad de ser
negociables como prostitutas de ocasión... El valor y aporte de la obra carece
de importancia.
Un símbolo esconde un signo, el signo
descarga su violencia y un mito no tiene nada que decir.
Una señora habla igual que otra señora
que a la vez habla y así… Así estamos en el instante justo en que Rimbaud se me
cae de las manos.
Derribé las fronteras y los mitos… Los
mitómanos siguen tensos, no encuentran ficciones alegóricas, ni fábulas para
pintar su piel: se vuelven herméticos y diurnos.
Un pájaro cae sobre la grafología
y Alfred Döblin pasea sólo por Berlin Alexanderplatz,
esperando poder asistir al reestreno del film de Rainer Maria
Fassbinder, no ha podido hacerlo en 1980, ya que había muerto en junio de
1959 en Emmendingen.
La representación del mundo en impresos
panfletos laminados y cuanto medio de comunicar el espectáculo de la sobrevida
en exteriores, donde se ha instalado el paraíso prostibulario, es la meta de
los emperadores de cloacas y basurales, que instalan a la fauna de la cultura
por contacto, habilitando a personajes ridículos, con ansias de ofrecerlo todo
en pos de un futuro con final calculado, algunos lo denominaban especulación…
Artistas de la nada, locutores devenidos en escritores de marquesinas de cadena
de librerías “patisserie”, asesor marketinero presidencial entusiasmado,
modelos de pasarela y habitación 5 estrellas, actores y actrices back-stage,
políticos oficialistas y de los otros, qué más da, prostitutas por tendencia
mostrando sus crías, jugadores del deporte de los pueblos lobotomizados: “el
fútbol”, posando con la “chica” recién sacada del horno, portada de magazine
amarillo cadmio, calentita para el juego del sexo con banderita, chupándole entre
otras cosas el salario y el sudor, modelos veteranas devenidas en ¿periodistas
new age?, luciendo su nueva cara, esculpida por cirujano de matadero, cocineros
a fuego lento, pontificando sobre de como el lobo se comió a la oveja y, de ese
modo se acomoda el ajedrez, ya sin piezas, contrarreloj que marca el tiempo por
venir.
Repensar la denominada «cultura»
argentina de hoy, significa entablar un diálogo con la “falsa modestia”: sin
problemas espectaculares, sin causas apasionantes, los diversos sectores que
conforman por decreto y bajo presión, la agenda de esa ¿cultura? parecen
definitivamente arreglados, sumergidos en una fase de indefinido y satisfecho
estancamiento.
Bastan unos años para individualizar las
características del nuevo “sistema” que se ha venido soldando en este milenio
de las ‘Grandes muertes’, esto es, demarcar la negligente autocomplacencia de
los recién llegados de espacios faranduleros, haciendo uso de un calculado
provecho comercial de “maneras” y “manías” que resultan “simpáticas”, de una
desmesurada avidez de alabanzas sistemáticas de los que conforman el
espectáculo insano y mediocre de la degradada cultura argentina, que son
réplicas empalagosas de las tendencias del Far West Warholiano, modelo tercer
milenio.
¿Con qué finalidad? Deviene de lo
manifestado, una cobarde y oportunista intolerancia frente a cualquier
manifestación original, en todas las expresiones que conforman la cultura o del
disentimiento crítico sustentable, con apoyo teórico idóneo que representa el
“peligro” de una discusión seria al volver a poner en juego algunos valores.
Una irritada malevolencia de los
mercaderes de la cultura, ajenos a todo lo que desde el origen ha construido la
historia de la civilización y del arte… Mercaderes que bajo la máscara de
fundaciones, ONG y demás artilugios, saben hacer buenos dividendos en el
espantoso mundo de la cultura de nuestros días, con la enorme hueste de
mediocres operadores a sueldo, siempre al servicio de la causa del lavado y de
arrodillarse ante el altar del capital.
Mercaderes de la subcultura que condenan
a la comunidad, con anuencia de la clase política, a ser penetrados por
productos psico biodegradables, a perderse en el juego de alusiones y alejarse
para siempre de la creación estimulada, propuesta por los “talentos”, hoy
exiliados del mundo de la cultura, quienes adelantarán, bajo cualquier forma,
ideas, estímulos o propuestas de carácter artístico, aún no comercializados.
Hay demasiados muertos sin vigencia,
sentenciada la calle por el prostíbulo político que promueve sus héroes por TV
y el universo de la web… La vida guiña su ojo económico y la mesa de enlace
nunca consigue el desenlace. Un imbécil, un enigma, una clave, que importa.
Paralizados en la anarquía de la página,
adora la justicia cuando está de su mano.
Jacques Lacan sonríe… Previsible final… Cualquier parecido con
la realidad es simple coincidencia y pura realidad… Un simple vaciamiento de
sentido.
(*)
Filósofo, poeta, performer, ecologista, artista y periodista argentino. Pionero
en el arte performativo. Precursor del minimalismo en América Latina y del Land
Art según Jean Baudrillard. Autor del "Manifiesto de los indignados contra
el neoliberalismo'' año 2011. Miembro-asesor de The World Literary Academy
(Cambridge, Inglaterra), "Biography of the year Award" Historical
Preservation of America (1986), "Man of the Year" IBC Cambridge 2004.
Miembro activo de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE).
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