TOPURIA, MÁQUINA DE PROPAGANDA
El relato del
inmigrante de cualidades extraordinarias y un amor desmedido por España que ya
quisiéramos ver en muchos malos españoles era más que suficiente para nombrar
al luchador icono ideológico
GERARDO
TECÉ
Topuria,
tras la victoria del 18 de febrero contra Volkanovski. / UFC
“Lo de Ilia Topuria es un espectáculo”, decía el narrador de la cadena norteamericana ESPN para sus suscriptores de pago tras proclamarse el georgiano afincado en Alicante campeón de lucha extrema. Lo de espectáculo, además de piropo, es la definición de una disciplina del entretenimiento, la UFC es propiedad del holding Endeavor Group, que se dedica a grandes eventos y producciones en el ámbito de la música, el cine, la televisión o espectáculos como la lucha extrema que el pasado domingo coronaba a su nuevo rey. El próximo combate podría ser en España en 2024, aseguran desde la empresa, y enfrentará a Topuria con un nuevo candidato a campeón aún por concretar a la espera de que la durísima competición económica entre empresa, patrocinadores y representantes acabe generando un merecido finalista.
Topuria, actor
principal de la gran superproducción, quiere que el lugar de ese combate sea el
estadio Santiago Bernabéu. No puede ser en otro sitio, explica este reconocido
madridista que el domingo hará el saque de honor sobre el césped antes del
partido del Real Madrid. Club que, según sus palabras, mejor representa los
valores de España. Allí conocerá a Florentino Pérez, “un ídolo por todo lo que
ha construido”, declaró en rueda de prensa al llegar a España tras el combate.
Topuria admira a las élites y genera simpatía en las élites. No es para menos.
Su discurso, alejado de la visión de clase, como demuestra que el hijo de un
albañil inmigrante se declare fan de un magnate de la construcción, es el
discurso del si quieres puedes. Solo necesitas sacrificio extremo, poseer un
talento extraordinario y muchísima suerte, que son los requisitos mínimos
exigibles para que los hijos de la clase trabajadora puedan codearse de manera
circunstancial con los dueños del mundo. Topuria acepta con gusto el encargo de
ser propagandista de esta visión de la vida que convierte a los que no llegan a
nada en fracasados o inmigrantes en lugar de ídolos o iconos españoles. “Siempre
soñé con ser ejemplo para los niños”, dijo en rueda de prensa.
No ha sido
necesario que las teles que proclaman al luchador ídolo juvenil expliquen el
componente ideológico para que todo el mundo lo haya entendido
Topuria es un tipo
listo. Conoce el tablero de este país como conoce el ring. A su llegada a
España, tras proclamarse campeón, mostró su dolor ante los medios de
comunicación por no haber recibido la felicitación pública del presidente del
Gobierno Pedro Sánchez. “Duele que el líder de tu país no te felicite”. No es
habitual ver a un campeón poniendo hojas de reclamaciones con el listado de las
felicitaciones recibidas, pero el experimento fue más que exitoso. A los pocos
minutos, los titulares del tipo ‘Topuria deja KO a Sánchez’ volaban por las
redacciones propiedad de las élites. Si el derechazo hubiera ido dirigido
contra el líder del país Felipe VI, el golpe habría sido fallido, pero Topuria
sabe moverse bien. No haber sido felicitado por el líder socialista es un
sinsabor del que este antiguo empleado de una empresa ultraderechista de
desokupas, que practican la lucha de clases del penúltimo contra el último,
podrá recuperarse el lunes 26 de febrero. Al arrancar la semana el ganador del
combate organizado por la empresa norteamericana UFC será recibido de forma
institucional por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso y
el alcalde madrileño, que no alicantino, Martínez Almeida. De aquí saldrán
nuevos titulares y la dirección de estos, al contrario que los movimientos de
Topuria sobre el ring, es muy predecible.
Topuria es un héroe
nacional, como repiten de manera machacona los grandes medios de comunicación y
también los ciudadanos que saben que lo de nacional no es una descripción
geográfica, sino otra cosa. En las últimas horas, la magia de las redes
sociales quiso que el cómico Ignatius Farray se convirtiera en tema de
conversación como consecuencia de la victoria de Topuria después de que un
usuario supiera describir a la perfección la situación: “Es normal que el
zurderío esté rabiando, debe de ser jodido que tus enemigos tengan en su bando
a Topuria y en el tuyo esté Ignatius”. No ha sido necesario que las teles que
proclaman al luchador de la empresa UFC ídolo juvenil expliquen el componente
ideológico para que todo el mundo lo haya entendido sin dificultad. El relato
del inmigrante de cualidades extraordinarias y un amor desmedido por España que
ya quisiéramos ver en muchos malos españoles era más que suficiente para
nombrar a Topuria icono ideológico. Topuria, tipo listo, sabe bien que el día
que pierda un combate y desparezcan los focos, el día que meta la pata, el
ídolo español volverá a ser un inmigrante georgiano. Es por eso que parece
decidido a aceptar el encargo fuera del ring, porque eso, al contrario que la
programación de la empresa UFC, no caducará y le permitirá seguir codeándose
con los florentinos. Seguir siendo el ídolo de todos aquellos que creen que la
inmigración, cuando no genera propaganda o trae títulos en combate, es un
problema a combatir.
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