Coleo de 'Zorra'
MARTA NEBOT
Nebulossa interpreta 'Zorra' en el Benidorm Fest. /
Morell (EFE)
Cuando
me enteré de que la canción elegida para ir a Eurovisión era Zorra no
me gustó. El término no es fino. Después la escuché y cambié de opinión, por
eso recomiendo antes de nada escucharla.
Yo ni pensaba escribir sobre el tema, pero es que todavía colea y está levantando polvareda. Esta semana ha vuelto a ser protagonista en la particular guerra cultural ibérica, —cómo no— con las mujeres como arma arrojadiza.
El
portavoz del PP de Ayuso, Carlos Díaz-Pache, soltó el jueves en
sede parlamentaria: "No sabemos ya cuáles son nuestros referentes. ¿Qué
pasa con las canciones? A ver si lo digo bien lo de las canciones. Enseñar las
tetas está bien porque no nos da miedo. Pero la canción de Chanel era
mercantilización del cuerpo y entonces mal. Pero decir zorra 50 veces eso es
bueno y eso es la mejor imagen de España (aplausos). La banalización de la
violencia es lo que están ustedes haciendo. Y han pasado de reivindicar el
derecho de todas las mujeres a tener un trabajo, el derecho al respeto, a
banalizar los insultos y la violencia verbal. Esa es la cultura en la que están
ustedes y esa es la que nosotros criticamos".
Soy
consciente de que leído rápido parece un galimatías de Antonio Ozores.
Sin embargo, desmenuzado dice muchas cosas.
1–"No
sabemos ya cuáles son nuestros referentes". Nuestros, ¿de quién? Es una
buena pregunta para empezar. Por "nuestros" entienden los de todos,
incluidos ellos. ¡Creen que tendríamos que tener los mismos! Siguen sin darse
cuenta de que España ya no es —si alguna vez lo fue— "una, grande y
libre". Y eso se aplica a todo; también al feminismo.
2–
"Enseñar las tetas está bien porque no nos da miedo". Sí, enseñar las
tetas como acto reivindicativo es una maravilla porque sigue habiendo muchos
sitios, por ejemplo las redes sociales, en los que las tetas de las mujeres
están prohibidas. No entender eso es no querer entenderlo y decir lo dicho —con
ironía— es no respetar la valentía que implica hacerlo.
3–
"Pero la canción de Chanel era mercantilización del cuerpo y entonces
mal". Chanel no enseñaba las tetas para reivindicar nada.
De hecho, no enseñaba los pezones, que es lo prohibido. Solo se desnudó lo
permitido y se contoneó todo lo que pudo para jugar a lo de siempre: "El
mundo 'tá loco con este body. Si tengo un problema, no es monetary". Es
decir, el viejo alegato de la mujer objeto que se gana la vida con el deseo por
su cuerpo rebueno.
4–"Pero
decir zorra 50 veces eso es bueno y eso es la mejor imagen de España
(aplausos)". Dar la vuelta a un insulto convirtiéndolo en denominación de
orgullo es de las estrategias más viejas de la historia para desbaratar
insultos. Lo hicieron los "maricas", los "negratas", los
"sudacas" y todas las hinchadas de fútbol. Lo hizo hasta Perro
Sánchez" con éxito rotundo. Que les parezca mala idea que un alegato
feminista represente a España en una competición europea es algo que tendrían
que explicar más después de leer la letra —puesto que cantada parece que no
alcanzan a entenderla—:
"Si
salgo sola, soy la zorra.
Si me
divierto, la más zorra.
Si
alargo y se me hace de día,
soy más
zorra todavía.
Cuando
consigo lo que quiero (zorra, zorra)
jamás
es porque lo merezco (zorra, zorra)
y
aunque me esté comiendo el mundo
no se
valora ni un segundo".
De la
falta de respeto a lo votado —ésta fue la canción elegida tanto por
el jurado como por el público— no sé que decir para no llamarles censores o
—esa palabra que tanto les gusta— golpistas.
5–Luego
acusa a la canción y su defensa de "banalización de la violencia", de
"banalizar los insultos y la violencia verbal" y lo dice, el muy hijo
de fruta, sin que se le caiga la cara de vergüenza, desde la bancada de un
partido que esta navidad ha regalado cestas de fruta para rememorar la hazaña
de su presidenta de insultar al presidente del Gobierno y convertirlo en burla
nacional.
6–
"Esa es la cultura en la que están ustedes y esa es la que nosotros
criticamos", de palabra, no de obra, le faltó reseñar.
¿Y cuál
será la suya? ¿La cultura de la cancelación, de los límites absolutistas al uso
de los términos y, por lo tanto, de las ideas, la muerte del humor, de los
juegos de palabras que las desarman y las resimbolizan, la locura colectiva en
la que no se puede decir nada que a alguien ofenda, la pretensión de que los
límites no limitan, sumadas a la apropiación de la libertad y del monopolio de
insultar?
Lo más
preocupante de estos discursos es que no se quedan solo en palabras, arrastran
a unos contra otros y ante mensajes provocativos siempre hay a quien arrastrar.
Ya hay asociaciones feministas juntando firmas en su contra. El viernes dimitió
la delegada de Igualdad, Inclusión y Diversidad de RTVE, Monserrat Boix, y
lo anunció con un tuit de despedida: "Pido perdón a las víctimas de
violencia de género. Zorra no es empoderamiento para las
mujeres ni feminismo".
Y
conste que todo esto lo escribo sin que la canción elegida por la mayoría me
guste mucho aunque entienda su sentido. Para alegato feminista con enjundia, con
profundidad, original e inspirador, prefiero un millón de veces el Ay,
mamá de Rigoberta Bandini de 2022 que no conseguimos
hacer ganar en el Benidorm Fest y que será irremplazable para
siempre.
Y si me
dan a elegir entre la Zorra de Nebulossa o la versión que
han hecho de ella los de Polònia en TV3, sin duda me quedo con
la segunda. No se la pierdan. Seguro que a los de Ayuso también
les encanta.
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