¿A QUIÉN DEFIENDES, SÁNCHEZ?
JUAN CARLOS MONEDERO
Todo lo que le ha
pasado al PSOE desde el 15M le tiene como pollo sin cabeza. Desde que la gente
se echó a la calle a gritar aquello de “PSOE-PP la misma mierda es” ha perdido
el pulso. Y estamos hablando del partido que consolidó el régimen del 78 y
devolvió a España a Europa. Del partido que actuó como columna vertebral de la
nueva Constitución; del que desarrolló el Estado social y ha sido principal
sostén del Rey, especialmente de Juan Carlos I; del que organizó los GAL y
también del que negoció con éxito el fin de ETA; del que desmanteló nuestra
industria, del que nos metió en la OTAN y también en la CEE y el euro. Del que
puso en marcha el feminismo institucional y también del que no ha entendido los
últimos 8M.
El PP, como
heredero de la España franquista nunca hubiera podido articular por sí mismo la
salida del franquismo y no le hubiéramos permitido construir una democracia tan
débil. Hacía falta un partido que obrara en el imaginario social como un
partido de izquierdas. Que lo fuera realmente, quedaba en segundo plano. Con el
Pedro Sánchez resucitado hemos estado dispuestos a primar la urgencia
democrática sobre la memoria. Pero parece que lo que es persevera en su ser.
La emergencia de Podemos
llevó a Rubalcaba a equivocarse cerrándole el paso a Carme Chacón y volvieron a
equivocarse cuando Felipe González, Susana Díaz y Rubalcaba buscaron a un
burócrata del partido que llevaba toda la vida obedeciendo a que se postulara
contra Eduardo Madina. Lo que no contaban era con que ese joven, Pedro Sánchez,
que no había hecho otra cosa en su vida que trabajar para el partido iba a
desobedecerles y además de Secretario General del PSOE quería también ser
Presidente del Gobierno. Las baronías del PSOE aún no le han perdonado a
Sánchez su desobediencia.
A partir de ahí la
historia se aceleró: elecciones en diciembre de 2015 sin mayorías absolutas,
presiones para que el PSOE hiciera una gran coalición con el PP o al menos se
abstuviera, renuncia de Rajoy a presentarse a la investidura -con la
colaboración de Felipe VI-, conversaciones de investidura de Sánchez, fracaso,
acercamiento a Podemos y Ciudadanos, pacto de gobierno del PSOE con Albert
Rivera, fracaso en la investidura, convocatoria de nuevas elecciones, mínimo
histórico del PSOE en la repetición electoral de junio de 2016, acuerdo de
gobierno de Rajoy y Rivera, fracaso de Rajoy, intentos de investidura de
Sánchez, mayor acercamiento a Podemos, amenazas de los barones a Sánchez por
ese acercamiento, defenestración de Sánchez en el Comité Federal del PSOE,
formación de una gestora en el PSOE que se abstendrá para que gobierne Rajoy,
renuncia de Sánchez a su escaño desde el discurso del “no es no”, primarias del
PSOE encaradas por Sánchez desde un discurso “podemizado” de izquierda,
entrevista con Jordi Évole de Sánchez reconociendo que se había equivocado
primando a Ciudadanos sobre Podemos, reconocimiento de las presiones del IBEX
35 y del grupo PRISA, victoria en las primarias y regreso de Sánchez a la
secretaría general del PSOE pero sin escaño, moción de censura contra Rajoy
organizada por Pablo Iglesias sin contrapartidas, elección de Sánchez como
Presidente de gobierno, elecciones de 2019 con un discurso de colaboración con
Podemos, mayoría relativa del PSOE en las elecciones (de 123 diputados), olvido
de todas las promesas de izquierda de Sánchez en las primarias y en las
elecciones, petición al PP y a Ciudadanos de una abstención para no tener que
gobernar con Podemos, endurecimiento del discurso y de la negociación con
Unidas Podemos, agravada tras el mal resultado de la formación en las
elecciones municipales y autonómicas. Y donde dijo digo, empezó a decir Diego.
¿Qué Sánchez es el
que está negociando con Unidas Podemos el gobierno de España? ¿El del discurso
de izquierdas que ganó la Secretaría General con su enfrentamiento a barones y
banqueros? ¿El burócrata de toda la vida del PSOE? ¿El que colaboró en la
reforma del artículo 135 de la Constitución, el que dijo que había que
endurecer el delito de rebelión, el que amenazó con más artículo 155 en
Catalunya, el que insultó a Corbyn? ¿El que le echó la culpa al IBEX 35 o el
que le echa la culpa a Pablo Iglesias?
Sánchez acaba de
dar pistas: ha pactado con los liberales y la derecha europea entregarle la
Presidencia de la Comisión europea a Van der Layen, ministra conservadora de
defensa de Angela Merkel en el gobierno de Gran Coalición que tienen allí sus
socios socialdemócratas del SPD. Al tiempo, postula a Nadia Calviño, su perfil
más neoliberal, a la Presidencia del FMI. Siendo Europa el freno a las
políticas sociales ¿qué hace Sánchez apoyando los perfiles más conservadores
que dificultarán muchísimo cualquier avance en España?
Mientras, en España
sigue confiando su futuro a otro golpe de suerte gestionado por otros (como el
que le sacó del barro con la moción de censura), al tiempo que representa el
guión de mercadotecnia de Iván Redondo. Pero no le están saliendo las cuentas.
Rivera sabe que una abstención para que gobernara Sánchez le entregaría el
bastón de la derecha a Casado, puesto por el que lleva luchando desde que saltó
al ruedo nacional. Y su soberbia -la misma que le ha echado en brazos de VOX-
no le va a dejar abandonar ese sueño después de tantas encuestas y entrevistas
en Antena 3 y TeleCinco diciéndole que es el elegido de los dioses. Casado sabe
que una abstención del PP implicaría una suerte de Gran Coalición que rompería
el juego bipartidista, entregándole el testigo a Ciudadanos y dejando el
espacio de la izquierda a Unidas Podemos. No parece nada probable. Queda
intentar doblar el brazo a Podemos.
Hemos visto estos
días a Pedro Sánchez decir una cosa y la contraria en espacios a veces de unos
segundos -como cuando reconoció en la entrevista en la Sexta que le había dicho
a Rivera qué quería para negociar el gobierno para al instante reprocharle a
Iglesias sus críticas de que estaba queriendo negociar con Rivera-. Lo que
denota la sempiterna ausencia de ideología y el único objetivo de la gestión
mediática de todo lo que ocurre. La lógica de imponer el relato derrota a la
coherencia y a la ideología.
Pero es verdad que
Sánchez ha ido cambiando su posición para terminar clarificando lo que pasa: le
da miedo que alguien más preparado y con más carisma que él esté en el Consejo
de Ministros. Lo que dice poco de Pedro Sánchez. Ha terminado asumiendo que
está dispuesto a que haya Ministros y Ministras de Unidas Podemos siempre que
no esté Pablo Iglesias (que pensarán lo mismo respecto de Catalunya, Europa,
etcétera.). Pero sus miedos no se los puede cobrar a la democracia.
Ese miedo mal
procesado debilita la democracia, porque establece vetos que no son de recibo
en una democracia parlamentaria que tiene que aprender a negociar. Además de
demostrar la enorme debilidad del PSOE, que tendría que respetarse más a sí
mismo y no tenerle miedo a un partido joven como Podemos. Aunque se trata del
mismo partido que, como decía, acaba de poner un tronco en las ruedas de la
actualización por ley de las pensiones al IPC al colocar en la Presidencia de
la Comisión Europea a una neoliberal y proponer a otra neoliberal para el FMI
(aunque luego dirá que son apuestas feministas, aunque esas dos mujeres les
quiebren una vida digna a millones de mujeres).
Pese a la enorme
presión, las bases de Podemos han sido claras: estamos en el siglo XXI y los
vetos no caben en una democracia que se respete. Porque si Unidas Podemos cede
¿qué es lo siguiente? Porque en el fondo, lo que está pidiendo Sánchez es que
haya ciudadanos en España sin derechos políticos. Claro que cualquier poder
nunca quiere cerca a los líderes de otros partidos. Pero para permitirte ese
lujo, o te buscas mejores líderes o sacas mayoría absoluta. En ausencia de esas
dos cosas, solo te queda negociar.
Es verdad que
también está ahí la voluntad desesperada de no poca gente que no entiende cómo
es posible que el PSOE y Unidas Podemos no son capaces de ponerse de acuerdo.
Que se parece mucho a los hijos que no quieren que sus padres discutan. Pero
cuando hay peleas matrimoniales, no es verdad que los dos tengan la misma
culpa. La amenaza de una derecha frotándose las manos ante la falta de diálogo
en la izquierda hace más acuciante ese diálogo. Pero la línea azul pardo del
PSOE diciendo a su socio quién puede entrar y quién no en el gobierno no es
aceptable. Aunque todos los tertulianos sigan insultando a Podemos a ver si así
les asustan.
Sánchez ha ido
virando con cuentagotas y de manera predecible. Como en un mal guión de
película de serie B (La inflación de series va a devolver la gloria a los
libros y la conversión de la política en un espectáculo televisivo dará vida a
políticos con más ideas que estrategias pensadas para los focos). Parece que la
última oferta de Pedro Sánchez ya habla de “gobierno de colaboración” con
Ministros y Ministras de Unidas Podemos. Como le ha planteado Podemos desde la
noche de las elecciones. Ningún demócrata en España de ningún partido debiera
asumir que hay listas negras en España. Va siendo hora de recuperar todo el
tiempo perdido. Quedan pocos días para ponerse de acuerdo. El chantaje de las
elecciones es perfectamente idiota porque no queriendo nadie en el país
elecciones salvo la derecha, Sánchez se juega la Presidencia, el Senado y su
credibilidad. Aunque le quiera echar las culpas a otros. Hay que dejar de
hablar para la galería. Está en juego un proyecto esperanzador para España y
para Europa o la incorporación de nuestro país a esa usurpación de la
democracia que son las grandes coaliciones o los gobiernos de derecha tutelados
por la extrema derecha. El primer paso es que desaparezcan los vetos. Eso
facilita muchas cosas.
Cuando Pablo
Iglesias dice que no acepta vetos está defendiendo los derechos políticos de
casi cuatro millones de votantes que, además, no se meten en las listas de
otros partidos. Cuando Pedro Sánchez dice que gobierno con Unidas Podemos pero
sin Pablo Iglesias ¿a quién está defendiendo?
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