NOTICIAS AL SILENCIO
ANÍBAL MALVAR
Quizá sea nuestra
educación católica, pero en España seguimos mostrando una pudibundez impropia
de estos tiempos tan libertinos y poliamorosos. No solo nos sucede en lo
particular, en lo privado. También el Estado es afecto a ocultar sus lascivias,
a negar sus malos olores y a fingirse ángel sin sexo.
Un ejemplo. Este
periódico rojo de mierda lleva unas cuantas centenas de clepsidras publicando
noticias contrastadas sobre las cloacas del Estado sin que los grandes medios
digan esta deontología es mía. Ningunean o asegundan el hecho de que un
gobierno haya usado a sus policías y guardias civiles para crear pruebas falsas
contra cargos electos, espiar y chantajear a banqueros y políticos, secuestrar
a punta de pistola a familias de ex tesoreros imputados, «afinar» fiscales cual
si fueran violonchelos y, en los ratos libres, incluso investigar a sus
cómplices de rapacería.
Estas noticias
tampoco alcanzan mucho eco en nuestras indizadas y marhuendizadas televisiones
y radios, demasiado preocupadas en contar inodoros en los chalets de Galapagar
con la lupa de Sherlock Holmes colocada en el ojo del antifonario o culo.
No es que los
periodistas sean malos. Es que observan tanto horror que da vergüenza, pudor y
escrúpulo contarlo. Es difícil para un cronista admitir que el Estado
democrático al que pretende defender críticamente es una cloaca de micrófonos
ocultos, asaltos a la intimidad, calumnias mediáticas irreparables, jueces
afines, pistoleros disfrazados de cura, raros suicidios de banqueros cazadores,
volquetes de putas, terroristas al amparo de los servicios secretos españoles.
Ayer este periódico
cometió una imprudencia y dio una noticia cloaquera que al resto de periódicos
tradicionales les avergonzó y, con prudencia de Estado, silenciaron: «El
cerebro de la masacre de Las Ramblas fue confidente del CNI hasta el día del
atentado». La verdad es que la noticia no queda muy patriótica.
Es costumbre muy
española eso de ir silenciando nuestros aconteceres por patriotismo. No hace
mucho, todos los periodistas nos enfadamos muy vocingleramente porque Pablo
Iglesias dijo en sede parlamentaria que «Felipe González tiene el pasado
manchado de cal viva». Los mismos periódicos que en su momento exigieron la
dimisión y el procesamiento del «señor X» por el caso GAL y la cal viva, se
pusieron como gorgonas alacranadas cuando Iglesias recordó aquellos turbios,
luctuosos e irrefutables sucesos de nuestra historia reciente. Los trapos
sucios en España los lava Bernarda Alba: «¡Silencio, silencio he dicho!
¡Silencio!».
En este plan, a
base de silencios y olvidos, vamos reconstruyendo la historia de España en una
historia decente. Por ejemplo, todo el mundo se enfada cuando se dice que el PP
es un partido algo franquista. Es algo muy correcto de olvidar. Pero es que un
partido fundado por Manuel Fraga, al grito de Viva Franco, a algunos nos viene
alimentando alguna sospecha. Y no te digo nada cuando, en pleno siglo XXI, sus
ministros en coro se ponen a desafinar El novio de la muerte mientras saludan
militarmente a una cabra. Pero eso
también debemos olvidarlo, y más en sede parlamentaria, Pablo. ¿Tú sabes lo feo
que quedaría que la CDU de Angela Merkel hubiera sido fundada por un ex
ministro de Hitler? Pues a callar. Por patriotismo.
Por patriotismo
también ha sido inconveniente informar u opinar sobre la simpática persona de
Juan Carlos I, admirable cazador de elefantes habiendo sido él mismo elefante
blanco en otra vida.
Entre remilgos e
hipocresías, los españoles empleamos más tiempo en olvidar nuestra historia que
en I+D. Y es que es agotador generar cada día tanto silencio. Pero en España no
existe otra forma de gozar de una democracia tan ejemplar como la nuestra. Sin
olvidar nuestra modélica transición. La verdad os hará liebres: corred y que no
os cace nunca.
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