JM AIZPURUA
El Imperio fue
desmesurado y su heredero Estado Borbónico-franquista lo sigue siendo, aún en
su versión quebrada de 2018. Étnicamente, culturalmente, territorialmente,
religiosamente, económicamente, la desmesura fue inmensa y supremacista por
parte de una parcela mesetaria Ibérica que pretendió el imposible nacional a
base de fuerza y represión. ¡Me lo robé y es mío!
Las nuevas fórmulas
del XIX y XX para uniones, federaciones, y confederaciones trajeron la
solución, pero la oligarquía mesetaria centralista y sus aliados “españolistas”
se cerraron a ello y llegaron hasta el golpe militar y la dictadura para
negarse a la evolución europeísta y el nuevo imperio de los DDHH. El Imperio
Británico hizo sus deberes y se situó a la cabeza de Europa, pero el Imperio
Español hizo el ridículo, de desastre en desastre, siempre con un guion fijo de
patrioterismo para pocos ricos y muchos pobres. Nunca supo ordenar su sociedad.
Era predecible que
los ciudadanos reducidos al españolismo caduco reaccionaran y exigieran sus
derechos nacionales e individuales que no cabían en los constitucionales de la monarquía
de opereta. Las lenguas del Estado, los pobres del Estado, la colonia Canaria
del Estado, no tienen espacio de igualdad con el rico supremacista castellano y
su servilismo godo.
Y vuelve la burra
al trigo, pues en la coronación interruptus de Sánchez, la plurinacionalidad,
solución única a la falsa territorialidad nacional del Estado, está siendo la
línea roja del señorito que tiene la sentencia preparada para aniquilar a los
rebeldes secesionistas catanacis. Hay que laminar al Coletas y devolver a los
comunistas a su visión centralista-nacional, jacobinos, aquellos que les
permitieron en décadas decir: “antes roja que rota”.
Muera la
inteligencia y el progreso: seguimos igual. ¡Que desgracia! Lástima de Nelson.
Hoy seríamos como Gibraltar y los niños canarios desayunarían sin problemas.
Pero hay que seguir
dando pedales que si no nos caemos de la bicicleta y pedalear contra el Sistema
es muy complicado y más entre nosotros que le pinchamos la rueda al compañero a
la menor oportunidad. Han existido comportamientos políticos inaceptables desde
un histórico bloque “rojo” que considera el progreso como esencial y el partido
como herramienta. Bescansa, Errejón, Balldoví, Espinar, y la gran hechicera
Carmena, son puñaladas en la espalda del sufrido proletario que nuevamente ha
visto como la mano del poderoso impidió la mejora de su suerte. No lo olvidemos
nunca. Nos volvieron a arrebatar la victoria.
Una bella canción
del líder vasco Telesforo, decía: “Lepoan artu ta segi Aurrera” y esa es la
solución: ponte al hombro el cadáver del compañero y sigue adelante.
Pero ¿mataron a
coleta morada? Contestar esta pregunta es la clave de la próxima década
estatal. Yo no lo creo. Pese a su incapacidad de elegir cuadros y sus nulas
aptitudes gestoras; es un líder carismático inigualable entre lo que hoy día
camina por la izquierda.
Ahora tiene el reto
de conducir 5 millones desde un chalé. Antes era más fácil desde el pisito, pero
su imagen nueva debe ser creíble, evolutiva pero no corregida, debe encontrar
el mensaje de anti-arrepentido, que su chalet o su corbata no suenen a cambio,
y menos a traición, para que los votantes vuelvan a recobrar la confianza en su
mensaje, el viejo mensaje del 68, el del desposeído que ve medrar a los
poseedores y sus hijos mientras los propios se enfrentan a un porvenir aún peor
que el suyo.
Se plantó ante la
casta y la casta está a punto de cortarle la coleta, pero hay al menos 5
millones que le prestarán la suya si los convence. No te arrugues hermano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario