JM AIZPURUA
La nacionalidad,
las naciones no reconocidas del Estado; Euzkadi, Cataluña, Galicia, y Canarias
colonial, presentan una complejidad a la hora de plantear políticas comunes
para buscar la mejora de las condiciones de vida y trabajo de la ciudadanía.
Los nacionalismos
cerrados se niegan a considerarse parte de las otras naciones, que es cierto,
pero no aceptan su condición de Estado (que es algo muy distinto de la España
nacional) y se niegan a plantear unidades electorales que afiancen sus posturas
en plataformas unitarias de carácter conjunto.
En el actual
Congreso la izquierda (Psoe-Podemos) tiene un poder de 165 votos, la derecha (PP-Cs- VOX-Na+) tiene 149,
los partidos de las nacionalidades unidos pudieran tener 33 y quedarían CC y los Revillistas en un limbo
regionalista con 3 votos de mercado.
Ese poder electoral
del 10% plurinacional es algo decisivo que en cuestiones territoriales debe ser
unitario y en sociales puede dividirse en sus preferencias ideológicas de izquierda
o derecha. Y este debe ser un paradigma para las naciones sin Estado que hoy
están tragadas en el Estado español. Su unificación electoral es la base para
que su derecho de autodeterminación sea reconocido constitucionalmente.
La
“plurinacionalidad” tendría hoy un apoyo de 75 votos. (21 %)
El
“constitucionalismo” tendría un apoyo de 275 votos. (78%)
Este es el reflejo
real electoral de las posibilidades nacionales hoy día; escasas.
Y esto nos debe
plantear a los que optamos por potenciar nuestras respectivas patrias, que
debemos actualizar mucho nuestros mensajes y tratar de buscar en ellos
transversalidad, para que el relato oficial falsamente nacional sea desmontado,
para que su falso constitucionalismo sea contrastado con otra posibilidad
constitucional republicana y constituyente confederal con un claro contenido
social.
Hay que
contrarrestar el latiguillo de “los que quieren romper España”. No hay
que romper nada, solo reconocer la realidad para construir un Estado, y si en
él entrara Portugal: mejor que mejor. El Estado Ibérico sería un hito en la UE.
La lucha armada y
la revolución en nuestro territorio europeo han perdido su vigencia y hoy los
cambios solo se producirán por vía electoral y plebiscitaria, por lo que es en
el ámbito de la concienciación de masas y la adhesión ciudadana donde se juega
el futuro de las naciones sin Estado y en el romper el relato oficial con
argumentos reales es donde debe centrarse la acción reivindicativa nacional.
La acción genocida
y supremacista de la monarquía castellana desde el siglo XV nos ha traído hasta
la actual situación, fortalecida por el franquismo y heredada por el Regimen78,
cuando un natural devenir republicano europeísta debiera ya estar implantado en
el Estado. El mito “España” como Una, Grande y Libre, ya no tiene vigencia
histórica y solo el interés monetario de una casta oligárquica lo mantiene
vigente.
Seamos conscientes
de lo que está a nuestro alcance y donde debemos apretar desde todos los maquinadores
del Estado para confeccionar el relato alternativo, aquel que nos evite ser
incluidos en otra patria distinta de la que sentimos, aquel que nos dé la
legitimidad constitucional que como miembros de la UE merecemos, un nuevo
relato sin vencedores ni vencidos, que repudie la violencia como método de
obtener legalidad y se imponga la razón como su cauce.
A mí ya no me da tiempo,
pero a los jóvenes patriotas se les ofrece un porvenir lleno de posibilidades
¡no las malgasten! Y a los que tienen poltrona: los pongo a pensar.
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