MINISTERIO DE ANDARES TONTOS
DAVID TORRES
Tras mucho hablar,
mucho marear la perdiz y mucho dar marcha atrás, resulta que el principal
escollo para que salieran adelante las negociaciones entre Pedro Sánchez y
Pablo Iglesias era Pablo Iglesias. Sánchez no se hace el estrecho porque sí, ni
porque le estén apretando desde arriba, igual que en los tiempos en que lo
arrancaron de la secretaría general a golpe de dimisiones, editoriales y
telefonazos. La verdad es que teme que Iglesias pueda quitarle protagonismo, no
por guapo, desde luego, sino por ser mejor actor, porque le iba a resultar muy
difícil compartir plano junto a un secundario con coleta empeñado en robarle
todas las escenas. Todavía late el temor de que Sánchez pueda acabar como el
primer ministro italiano, del que nadie fuera de su casa recuerda el nombre por
estar al lado de Salvini.
Preguntado al
respecto, Antonio Hernando asegura que el líder de Podemos intentó engañarlo lo
menos tres veces en las negociaciones de hace dos años, un testimonio que vale
su peso en oro teniendo en cuenta que Hernando apuñaló a Sánchez lo menos
cuatro veces, con y sin testigos, y que de traiciones sabe lo que no está
escrito. En estas bodas contrarreloj a Pedro Sánchez le ha tocado hacerse el
estrecho mientras a Pablo Iglesias le ha tocado hacerse el harakiri por el bien
de España, un gesto de renuncia, generosidad y amplitud de miras que buena
parte de la prensa le está empezando a criticar por no ser más que una
metáfora.
«No debo ser la
excusa del PSOE para que no haya un gobierno de coalición de izquierdas»
escribe Iglesias en su cuenta de twitter. Un arrebato de docilidad que a muchos
de sus haters profesionales les recuerda aquella magnífica respuesta con que un
monje zen preguntaba por su propia virtud: «¿Que no soy humilde? ¿Que no soy
humilde? ¡Soy el hombre más humilde del mundo!» Lo único que pide Iglesias para
que eche a andar esa fantasmagórica coalición de izquierdas es que la presencia
de su formación en el gobierno sea más o menos equivalente a la proporción de
votos. De momento, y por razones obvias, a Unidas Podemos le están vetados los
ministerios de Interior, Justicia, Defensa y Exteriores. De Hacienda y
Economía, mejor correr un tupido velo. Quedan disponibles Trabajo, Medio
Ambiente, Vivienda y Transición Ecológica, pero resulta más plausible que se
haga realidad el chiste de Echenique como flamante ministro de Transporte,
Movilidad y Agenda Urbana. Eso si Sánchez, imitando a los Monty Python, no se
saca de la manga un ministerio de Andares Tontos.
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