SOÑAR EN ROJO
IÑAKI URDANIBIA
«…no se trata ni más ni
menos que de repensar nuestro propio “principio esperanza” a través de la
manera en que el Antes reencuentra al Ahora para formar un resplandor, un
relampagueo, una constelación en la que se libera alguna forma para nuestro
propio Futuro»
Supervivencia
de las luciérnagas
Georges Didi-Huberman (Saint-Etienne, 1953) es un filósofo, escritor, antropólogo de las imágenes y de los afectos…algunas de sus entregas anteriores, de las muchas que ha escrito y ya van los ochenta libros publicados, había centrado su mirada en las imágenes-deseo, partiendo del hecho -como él mismo señala- de que nada llega a tiempo para el deseo, siendo el contra-tiempo esencial. Esta nueva constelación, tras centrarse en la estética, o en cuestiones críticas y epistemológicas en torno al campo de la historia, parece tener su señal de salida con su acercamiento a la Shoah que le impulsó a interesarse por las sacudidas de la historia, muy en concreto coincidiendo con su exposición, Soulèvements y su Imaginar recomenzar, cuyo primer volumen se titulaba Desear desobedecer; de ambas publicaciones di cuenta en esta misma red, y en él repensaba nuestro propio “principio esperanza” (https://archivo.kaosenlared.net/georges-didi-huberman-me-rebelo-luego-somos-y-ii/index.htm ); ahora, ha sido publicado por Abada Editores el segundo volumen:«Imaginar recomenzar. Lo que nos levanta, 2»…dejo de lado otras incursiones sobre el gueto de Varsovia, su lectura de Victor Kemplerer y el lenguaje del III Reich, las luciérnagas y otras iluminaciones, más allá de las monografías dedicadas a diferentes artistas.
Tanto en
los otros libros de la nueva constelación de la que hablo como en el que ahora
traigo a esta página, se ve que el pensador se ha volcado en archivos varios,
con el propósito, no tanto de mirar al pasado sino de hallar en él un impulso
para la acción. Las dos citas iniciales dan el tono, una carta de Walter
Benjamin a Adorno y la otra de Ernst Bloch, sin obviar la primera ilustración
del libro, una fotografía fechada en 1917, de fotógrafo anónimo cuyo título es Trincheras
bombardeadas., a la que siguen algunas relacionadas con los consejos
obreros y la resistencia espartaquista de 1919 y su represión, con el asesinato
de sus líderes. Es precisamente este momento político, que a su vez tenía un
claro sello intelectual y artístico, el levantamiento espartaquista (1918-1919)
encabezado por Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, quienes con la compañía de
los citados en exergo, Benjamin y Bloch, se erigen en protagonistas principales
del libro en oposición abierta a Martin Heidegger; lo dicho, no supone que las
compañías se limiten a los nombrados, ya que la abundancia, selectiva, es marca
de la casa: Hannah Arendt, Theodor Adorno,, Martin Buber o Gershom Scholem,
Miguel Abensour, Jacques Rancière, etc., o los escritores como Franz Kafka,
Hurt Tucholsky, dramaturgos como Bertolt Brecht et Erwin Piscator, o artistas
como George Grosz, John Heartfield, Käthe Kollwitz o Willy Rohmer, ligando a
éstos con acontecimientos de otros tiempos históricos, trazando ciertas líneas
en el empeño de reinventar nuestras filiaciones de revuelta. En tal
sentido somos conducidos a la guerra de los campesinos y a Thomas Müntzer, teólogo
de la revolución que dijese Bloch, a la revuelta zapatista de Chiapas, al
surrealismo y a la nombrada nómina de artistas y escritores. Entregado a un
ejercicio de repensar la utopía relacionada con el deseo y la memoria, plasmada
en las imágenes-deseo de Bloch y las imágenes dialécticas de
Benjamin. ¿Ejercicio de nostalgia melancólica o la búsqueda de una tradición
escondida, melancolía de izquierdas que dijese Enzo Traverso, como forma de
acceso a la memoria de los vencidos y acicate para reactivar tal hilo? En la
lectura pueden asomar las esperanzas de las que hablase Barbara Cassin al
detenerse en los tiempos en que lo habitual era pensar que mañana será mejor,
aunque no parezcan tiempos propicios para alegrías. El ¡A pesar de todo!
lanzado por Luxemburgo y Liebknecht, poco antes de ser asesinados, es toda una
proclama que retomaron a su manera Walter Benjamin y Ernst Bloch, en una
propuesta de recomenzar, que, a su vez, Didi-Huberman retoma, con ciertos aires
de familia con la apuesta melancólica de Daniel Bensaïd. Sería injusto
dejar así la cosa, ya que una importancia capital cobra la diferencia que el
pensador establece entre imágenes («que ofrecen algunos resplandores
próxiomos») y horizonte («que nos promete la gran y lejana luz») , inclinándose
por las primeras y rechazando el segundo, subrayando esos momentos en que se
dan resplandores de verdad, resplandores pasajeros en medio de las tinieblas;
no está de más traer a colación su reivindicación acerca de la supervivencia
de las luciérnagas, luces de las que eran imagen los focos o redes de
resistencia a los mecanismos del poder.
El libro
destila esperanza, reivindicando la imaginación radical, el derecho a ser
románticos, erigiendo barricadas de papel y buscando ritmos y contratiempos
adecuados. Propone Georges Didi-Huberman la recuperación de los hilos que
pueden unir a la tradición radical, frente a los estériles cantos de sirena de
las revoluciones traicionadas, y tomando apoyo en los pensadores
nombrados lanza una llamada a repensar, a recomenzar.
En su
fragmentariedad, que no ha de entenderse como disloque, va entregando los
diferentes capítulos que se entrelazan en una aplicación estricta de de tema /
rema, y que van acompañados de ochenta y ocho ilustraciones en blanco y negro,
que Didi-Huberman ve en rojo, siguiendo la afirmación de Cornelius Castoriadis
de que el rojo no ha terminado, y en el camino se entreveran política,
antropología, historia, en una visión que desoye los cantos de la linealidad
histórica y el progreso, buscando nuevos hilos en la temporalidad con la ayuda
de materiales de archivo, en los que halla palabras e imágenes a contrapelo que
muestran fotografías, dibujos, esquemas de bombardeos, caricaturas, obras
artísticas en tinta y lienzos varios, gravados en madera, y…Goya, Grandville,
Durero, que forman parte de nuestra memoria común, de nuestra Comuna.
Delimitando
la que él considera la tarea del filósofo.del historiador y del antropólogo:
mostrar el pasado como un impulso, que incita a la imaginación, a actuar a
recomenzar; una labor que fijándose en la otra cara de la historia, la más de
las veces silenciada, no se limita a contar lo pasado sino que desvela su afán
de testimoniar…empresa en la que no faltan referencias a su propia infancia y
vida.
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Alguno artículo publicados sobre el pensador francés y algunas de sus
obras:
https://archivo.kaosenlared.net/georges-didi-huberman-frasear-las-imagenes/
https://archivo.kaosenlared.net/georges-didi-huberman-ver-leer-escribir/
https://laescueladeguajara.wordpress.com/2022/05/22/georges-didi-huberman-lee-a-victor-klemperer/
https://archivo.kaosenlared.net/georges-didi-huberman-en-varsovia-i/
https://archivo.kaosenlared.net/georges-didi-huberman-me-rebelo-luego-somos-y ii/index.htm
https://laescueladeguajara.wordpress.com/2021/12/21/el-grito-de-las-imagenes/
https://archivo.kaosenlared.net/birkeneau-pradera-de-abedules/
https://carteldelasartesylasletras.wordpress.com/category/georges-didi-huberman/
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