viernes, 24 de marzo de 2017

PUTAS Y ALCOHOL



PUTAS Y ALCOHOL
DAVID TORRES
El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, ha concedido una entrevista a un periódico alemán en la que nos acusa a los países del sur (España, Italia, Portugal y Grecia), de gastarnos el dinero del rescate en alcohol y putas. No lo ha dicho exactamente así, para ser exactos sus palabras fueron: “Uno no puede gastarse todo el dinero en copas y mujeres, y luego pedir que se le ayude”. Sin embargo, sospecho que al juntar los términos en ese contexto -“dinero”, “copas” “mujeres”, “gastar”- Dijsselbloem se estaba refiriendo a la prostitución, casi seguro. No sé, a lo mejor se refería a otra cosa con eso de gastar dinero en mujeres”; probablemente los neoliberales denominen el viejo negocio de alquiler de carne humana con uno de esos vistosos neologismos a los que son tan aficionados.

De hecho, Dijsselbloem también ha explicado la crisis del euro con un estilo neoliberal muy novedoso: “En la crisis del euro, los países del norte se han mostrado solidarios con los países afectados por la crisis”. En efecto, no hay más que ver de qué modo tan solidario ayudaron los banqueros alemanes a los griegos antes de que el BCE interviniera para maquillar la deuda griega. Esta maniobra anteriormente era familiarmente conocida como “dar por culo”, luego pasó a llamarse “un griego”, pero ahora, según Dijsselbloem, se llama “solidaridad”. Probablemente a Dijsselbloem le traicione su subconsciente holandés, obnubilado por los farolillos del Barrio Rojo de Amsterdam, donde las mujeres ofrecen su cuerpo según las leyes del libre mercado. No ha andado muy fino Dijsselbloem en su caracterización de los latinos como puteros descontrolados cuando la gran contribución de Holanda a la cultura es la liberalización del puterío y de los fumaderos de opio.

Agrupar a los países del sur de Europa según el máximo común divisor de juerguistas y borrachos se ha convertido en todo un clásico neoliberal. Lo de las mujeres de pago es una propina de Dijsselbloem, quien, como buena parte del Eurogrupo, sigue anclado en prejucios cinematográficos que reducen Grecia a Zorba, España a Alfredo Landa e Italia a Totó. Menos mal que el accidente de aviación más grave de los últimos años en el continente fue por culpa de una aerolínea alemana -Germanwings, filial de la Lufthansa- porque llega a ocurrir lo mismo en unos vuelos de saldo españoles, italianos o griegos que mantuvieran a un empleado perfectamente incapaz para abaratar costes y todavía estaríamos aguantando el chorreo.

Hablando de aerolíneas de bajo coste, este fin de semana estuve en Londres y la noche del viernes me tocó soportar un viaje en el tren de Gatwick con doce noruegos borrachos que no pararon de vocear, de emborracharse y de ofrecer licor a todo el vagón. Fue una experiencia sumamente ilustrativa aunque yo me cuidaría mucho de sugerir que todos los escandinavos comparten las mismas aficiones, ya que el sábado vi también hordas de ingleses borrachos, de rusos borrachos y de alemanes borrachos. Entre Schäuble, De Guindos, Sapin y Dijsselbloem, el Eurogrupo por sí solo está produciendo otra película de humor: La cena de los idiotas.

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