CANARIAS Y EL CATÁLOGO, ENTRE EL COLABORACIONISMO
Y LA DESMEMORIA.
ELOY
CUADRA, ESCRITOR Y ACTIVISTA SOCIAL.
Lo último por la colonia, nuestro colaboracionista Gobierno de Canarias (CC-PP) anula el catálogo de vestigios franquistas del anterior ejecutivo, para devolver las calles de nuestras ciudades a lo que siempre han querido los añorantes de la dictadura española. Podría, el Gobierno de Canarias, haber paralizado temporalmente el catálogo, con vistas a ampliarlo a otras ciudades y pueblos del Archipiélago más allá de Santa Cruz de Tenerife, pero no, han preferido anularlo por completo y que en Canarias no exista ya catálogo alguno con el que señalar la barbarie, y empezar de alguna manera a restituir la memoria de los débiles, de los que perdieron, de los que fueron represaliados o arrojados vivos al atlántico en una saca llena de piedras. ¿Quieren saber qué me parece este asunto?, pues que en Canarias hay otro catálogo, este sí muy vigente, que no para de aumentar, es el "Catálogo de Ignominias, Tropelías, Corruptelas, Abusos, Traiciones y Vergüenzas de Nuestra Clase Política". En este catálogo figurará en posición muy relevante lo que acaba de hacer el actual Gobierno de Canarias con los vestigios franquistas, un ejemplo más del colaboracionismo político, cobarde y servil que se lleva aplicando en esta tierra desde tiempos inmemoriales, esto es: plegarse o contentar al más poderoso, o, como mínimo al que parece más violento y puede ser más peligroso en el futuro, a los amigos y los nostálgicos de los que daban Golpes de Estado, a los señoritos, a los pudientes, los que tienen el dinero, los que no aceptan el resultado de las urnas cuando no les es favorable y gritan deslegitimación, "no vaya a ser que las cosas se pongan más feas en el futuro y vengan a por nosotros", han debido pensar Clavijo y su banda, total, es lo que hemos venido haciendo en Canarias desde siempre, colaborar con el violento. Tanto es así que en Canarias, salvo en La Palma y pocos sitios más, no hubo apenas resistencia al alzamiento militar.
Pues mal, muy mal
señores y señoras del gobierno, queridos y queridas, isleños e isleñas, porque
cada vez que un dirigente canario rinde pleitesía al violento o se pliega al
poderoso, sin saberlo, o tal vez sabiéndolo, está mandando un mensaje muy claro
al resto de la ciudadanía, les están diciendo: "los canarios debemos ser
así si queremos prosperar, tenemos que agacharnos, lamer culos, limpiar mierda,
tragar basura, aceptar humillaciones y mentiras como verdades, porque el
canario, el canario no puede, el canario es poca cosa, y así está en nuestro
ADN, no podemos cambiarlo". Y está mal, muy mal, porque estamos hablamos
de una cuestión muy clara: la restitución, como reparación -al menos moral o
simbólica- del daño causado a un pueblo, asunto que se antoja fundamental para que ese pueblo
pueda seguir adelante con unos mínimos de dignidad. En este sentido, pensadores
y filósofos tan importantes y reconocidos, muy valorados y usados por el
sistema para legitimarse, como Aristóteles o Tomás de Aquino, incluyeron en sus
escritos y reflexiones el concepto de la restitución como esencial a la idea de
la verdadera justicia, y por consiguiente para la construcción de la conciencia
y la fortaleza moral de un pueblo. Así, el hecho de perdonar o dejar estar, al
que fue violento, al que fue injusto, al que masacró y asesinó, y mantener los
monumentos y las calles que glorifican la barbarie, aduciendo que fue hace
mucho tiempo, que para qué vamos a revolver el pasado, ese consentir, ese
olvidar, nos hace daño y nos empequeñece como pueblo, y no podemos aceptarlo.
Para que ustedes lo entiendan mejor, es algo así como lo que hacen y han hecho
a lo largo de la historia tantas mujeres maltratadas y violentadas, cuando
dejaban pasar y olvidaban, a veces por un supuesto bien de los hijos, otras
porque no había más salida, las palizas y humillaciones de su maltratador, es lo
mismo. Si hoy no se acepta que una mujer calle y acepte por miedo, tanto o más
de lo mismo vale con los maltratadores históricos de los pueblos indefensos.
Abundando en el asunto de la restitución y el
pedir perdón por el daño pasado, podemos leer en un artículo de 2019 del
digital El Confidencial:*
En septiembre del
año pasado, el presidente francés Emmanuel Macron pidió perdón por las
atrocidades cometidas por el ejército galo durante la guerra de Argelia,
admitiendo por primera vez el uso de la tortura. Un año antes, se había
referido a la colonización francesa del norte de África como “un crimen contra
la humanidad”, asegurando que se debía pedir disculpas a las víctimas.
El Gobierno alemán
reconoció los hechos en 2004, y pidió disculpas por lo sucedido. En 2015,
Berlín reconoció aquellos hechos como “genocidio”,
En 2013, el Reino
Unido pidió perdón al pueblo kikuyu, en Kenia, por los abusos a los que fueron
sometidos en los años cincuenta durante la campaña de contrainsurgencia contra
la guerrilla Mau Mau.
El estado nipón ha
pedido perdón por las numerosas tropelías cometidas por sus tropas en gran
parte de Asia durante la Segunda Guerra Mundial, especialmente en Corea del
Sur, Birmania, Filipinas e Indonesia, así como contra las tropas británicas y
australianas.
Y hasta el Papa
Francisco, en relación con la conquista de América y las atrocidades cometidas
allí por los europeos, muchos de ellos españoles:
En 2015, durante
una visita a Bolivia, el papa Francisco causó sensación al disculparse por la
complicidad de la Iglesia católica en el salvajismo de muchos hechos de la
conquista.
Supongo que
entienden ya por dónde voy, no es asunto baladí este de los vestigios
franquistas y el catálogo anulado, como no es poca cosa lo de la restitución
del daño causado a un pueblo. Así, si Canarias quiere empezar a caminar por una
senda distinta a la del colonialismo, el servilismo, lo de que "el canario
no puede" y la desmemoria, si queremos trabajar para restañar la dignidad
y machacado respeto al pueblo canario, si no lo hacen desde nuestra clase
dirigente, porque ya vemos cómo son de colaboracionistas y de arrimados al
poderoso, al menos es obligación nuestra, la mía como cronista y activista, y
la de todos aquellos y aquellas que se sientan de esta tierra sin necesidad de
rendir pleitesía a ningún déspota, el empezar a exigir reparación por el daño
causado, y no ya solo por lo que pasó a
mediados del siglo pasado, también es hora de reescribir la historia más antigua
de Canarias y que el Estado Español pida disculpas al pueblo canario por las
atrocidades y la barbarie que se aplicó aquí hace más de 500 años, como, por
ejemplo, hablando de tiempos muy antiguos, ha hecho el mismísimo Papa en
relación a la conquista de América, llevada a efecto hace también más de 500
años. Dicho con otras palabras: ¿Por qué el Papa Francisco puede pedir
disculpas por la conquista de América que comenzó en el año 1492, y el Gobierno
Español no puede pedir disculpas por la conquista de Canarias que comenzó
noventas años antes, en 1402, y se prolongó durante casi un siglo de
resistencia de los aguerridos guanches, hasta 1946? ¿Cuántas atrocidades se
pueden desarrollar en casi un siglo?, ¿Por qué eso no merece ninguna disculpa o
restitución?, ¿cuándo prescribe un genocidio? Pues de esto, de todo esto se
tiene que empezar a hablar en Canarias, aunque aceptemos que la historia la
escriben siempre los que vencen, pero hecho el daño, el paso del tiempo acaba
dando también voz a los vencidos, y, creo que ha llegado ya la hora de que otra
Canarias alce la voz bien fuerte.
Eloy Cuadra,
escritor y activista social.
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