LO QUE NECESITAMOS NO ES AMOR
ANA
PARDO DE VERA
Un grupo de
mujeres se manifiesta el pasado 8-M en Córdoba.
España necesita que tengas hijos/as. Europa, también. Nos lo dicen los gobiernos, los políticos, las instituciones ... España y Europa envejecen aceleradamente, sobre todo, la primera. Y escuchamos diagnósticos de todo pelaje, incluidos los que dicen que las mujeres nos hemos vuelto egoístas, porque antes, paríamos como conejas y desde que nos incorporamos al mercado laboral, parimos una o dos veces como mucho. El nuestro es un país considerado "familista, donde la familia, y en ella las mujeres, es la principal proveedora de los cuidados" (Lina Gálvez, La economía de los cuidados (Ed. Deculturas), referencia del informe Sin madres no hay futuro). Y ese es el gran problema de un país donde los gobiernos -actualmente progresistas- están más preocupados por el dudoso uniforme único de las cajetillas de tabaco que por el sistema de bienestar, absolutamente precario en los cuidados, que recae en la familia ("7 de cada 10 mujeres recurre a las abuelas o abuelos cuando ella o su pareja -si la tiene- no pueden atender los cuidados de los hijos/as"), en las mujeres de la familia. El sistema de cuidados en España es prácticamente inexistente, marginal, y así lo constató este martes la publicación del informe Sin madres no hay futuro de la asociación por la conciliación Yo no renuncio, presidido por la fundadora del Club de las MalasMadres, Laura Baena.
Las cifras del
informe que debería ser de los desvelos de todos/as son demoledoras sin
matices, una bofetada en una sociedad que se dice desarrollada y "potencia
europea". A saber, con 18.000 entrevistadas: el 85% de las mujeres se han
sentido sola desde que es madre por no contar con los apoyos para poder
conciliar (OCHENTA Y CINCO POR CIENTO) y el 87% ha renunciado a algún aspecto
de su trayectoria laboral, ya sea perdiendo salario, rechazando oportunidades
laborales o cambiando de empleo (OCHENTA Y SIETE POR CIENTO)
En definitiva, ser
madre se ha convertido una cuestión de supervivencia cuando cuentas con los
recursos justos -incluyendo a los abuelos/as, sobre todo-, en no serlo cuando
no dispones de ellos y en un abultado y constante gasto cuando los tienes: un
privilegio, un lujo. La cultura "familista" en España, en la que ha
influido considerablemente la férrea educación católica del siglo pasado, ha
volcado a las mujeres en el mercado laboral con una palmadita en la espalda,
pero no les ha resuelto el asunto de la conciliación, entendiendo que su
productividad solo se da en ese mercado. ¿Y los cuidados? El informe de la
asociación Yo no renuncio ilustra muy bien este punto con la famosa cita de
Silvia Federici: "Eso que llaman amor es trabajo no pago". O, lo que
es lo mismo, los cuidados no son amor, son trabajo y como tal, deben ser
remunerados. Una idea que lleva a muchos/as a llevarse las manos a cielo, por
el componente "familista" y altruista de los cuidados con el que nos
han educado a las mujeres. Son muchos los estudios, no obstante (el informe de
Yo no renuncio cita a Ángeles Durán), los que confirman que la economía de los
cuidados genera riqueza.
Y puesto que la
supervivencia del planeta depende, además de que no acabemos con él, de la
reproducción y los cuidados de sus resultantes, de las madres y de sus
hijos/as, la planificación económica de todo ello como servicio público es, en
estos momentos, lo más urgente que tenemos que reclamar al Estado y éste, a las
empresas, por ejemplo ("6 de cada 10 mujeres trabajan en empresas donde no
se ofrece nada para facilitar la conciliación; solo el 19% declara contar con
flexibilidad horaria durante los días no lectivos o vacaciones escolares, para
facilitar la conciliación").
Acaba de pasar el
mal llamado "día de la madre" -si acaso, de las madres, porque no hay
una igual a otra- y me pregunto cuántas mujeres han renunciado a serlo o a
tener más hijos por la falta de ayuda en los cuidados y el agotamiento,
desgaste mental y recursos económicos que supone no llegar, no poder con todo
("6 de cada 10 mujeres tendría más hijos o hijas si contara con mayor
acompañamiento para cuidarlos, como apoyo económico, personas cuidadoras o
servicio de apoyo de confianza"). Necesitamos inversión y legislación para
una economía de los cuidados que garantice el futuro de España. De Europa. Y
sin madres, sin hijos/as, que es lo mismo, nada.
El altruismo, el
sentimiento de culpa grabado a fuego por religiones e ideologías que nos
aplastan, la cultura "familista",... han convertido España en un país
donde tener hijos es una actividad de riesgo para quien cuenta con recursos y
acompañamiento limitados. Y es hora de decirlo con datos: si quieren
rejuvenecer la población, inviertan en ella, inviertan en las madres.
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