martes, 7 de mayo de 2024

“LA FALSIFICADORA”

“LA FALSIFICADORA”

QUICOPURRIÑOS

 

          No fue hasta el mes de junio del pasado año cuando me atreví a escribir y publicar sobre mi paso por “La Casa”, como así llamábamos los reclutados por el Cesid , que una vez al mes, y siempre  en sobre verde, nos retribuía puntual y generosamente por nuestros servicios prestados.  “ Mi pasado, me espía” creo recordar que lo titulé.

          Desde entonces, hasta hoy, he guardado silencio. No sé muy bien porqué, pero me he despertado con ganas de hablar de un episodio de esa etapa de mi vida. Bueno, en realidad, más que de un episodio, de una persona, de alguien que conocí por una de esas casualidades, por puro azar o quizá, quien sabe, porque el destino había decidido que nuestros caminos se cruzaran. El caso es que andaba yo buscando a alguien capaz de falsificar una firma pues en el último encargo recibido, vía sobre marrón entregado en mano como siempre, el objetivo de mi investigación requería, para ganar la confianza del sospechoso, el hacerle llegar unos documentos falsos, por lo que la mano experta de alguien práctico en esas artes que tienen  que ver con la grafología me vendría bien. Y estando yo en esas es que me encuentro con un amigo de la infancia, de esos que lo son para siempre, y por aquello de celebrar el encuentro nos fuimos juntos a comer. Ya en los postres, después de habernos puesto al día, él contándome su vida y milagros y yo lo que mi faceta de persona corriente se me permitía contar, va y me suelta que su esposa tenía tan asumido lo de los bienes gananciales, que si tenía que sacar dinero y él no andaba por casa, cogía su chequera, rellenaba un cheque y lo firmaba. No veas como hace mi firma, clavadita me dijo sonriente. Como agua de mayo me vino la confesión de mi amigo. Esto es lo que yo andaba buscando, pensé. Y también pensé en lo fácil que me resultaría contar con sus servicios sin que sospechara, ni por asomo, con qué finalidad usaría la firma que pondría sobre el papel que, en su momento, le pondría delante, que la utilizaría sin saberlo. Nos despedimos con un abrazo, con la promesa de volvernos a ver y que no pasara tanto tiempo sin encontrarnos, a lo que me dice: oye Quico, porqué tú, que tan cocinilla eres, no preparas un almuerzo en tu casa. En bandeja me lo estaba poniendo. Hecho, le dije, el viernes que es fiesta, día de Canarias, lo celebramos, cocino y te traes a tu mujer, la falsificadora y con eso me la presentas.

          Y llegó el día 30 de mayo y a la hora prevista sonó el timbre. Allí estaba mi amigo con su mujer, la falsificadora a la que tanto deseaba conocer, con una tarta en la mano pues como gente educada que eran no era cuestión de llegar sin traer algo para la comida que me había esmerado en preparar. El menú que había elaborado, no fue el previsible, por aquello del día. O sea, que no hubo ni gofio amasado, ni papas arrugadas con mojo, ni conejo en salmorejo, ni papas con costillas. En su lugar, un pulpo a la gallega, en homenaje a la familia de la cónyuge de mi amigo, para seguir con una fideuá, que quedaba muy snob y para postre, unos quesos variados imitando así  a los que viven detrás de Los Pirineos,  a los de la tierra de Astérix y Obélix. Ya en la sobremesa, después de tomar el café, y sin licores que lo acompañaran, pues mis invitados ni bebían entonces ni beben ahora, ni yo tampoco ahora pero antes sí y más que sí, pasé a la acción. Había estudiado con detalle el qué, el cómo y el cuándo para hacer que  la mujer de mi amigo me demostrara, si como él afirmaba,  era una artista en eso de imitar firmas.  Y como tan de moda estaban lo de los juegos de mesa, me “inventé” uno que consistía precisamente en eso, en demostrar tu destreza para copiar una firma, para lo cual había preparado tres cartones conteniendo cada uno de ellos unas firmas y unos textos. Repartidos los cartones cada uno tendría que mostrar su habilidad y ganaría, lógicamente, aquel que imitara mejor el texto y la rúbrica propuesta.- Entre risas comenzó el reto y para mi asombro, con una facilidad y velocidad pasmosa, la esposa de mi amigo, cuyo nombre no desvelo por aquello de preservar su identidad, completó la partida con un resultado aún más sorprendente. Resultaba imposible distinguir el texto original, la firma indubitada de la realizada por la experta mano de la falsificadora aficionada.  Seguidamente, y una vez que la declaramos vencedora del certamen y la coronamos con unos laureles dorados que para la ocasión había adquirido en el chino de la esquina, le propuse un nuevo reto, ya directamente a la campeona. Mostrándole una firma que le exhibí de un documento, le aposté un tarro de mermelada de nísperos, a que no sería capaz de reproducirla al pie de un folio en blanco que le puse delante. Hasta con los ojos cerrados te la hago, me dijo, al ver la firma que tendría que reproducir. Evidentemente ganó la apuesta, se llevó el tarro de mermelada de nísperos que había hecho la noche anterior y yo guardé, de inmediato, sin que nadie se diera cuenta, la hoja firmada en la gaveta más próxima.

          Fue así, con un tanto de astucia, y sin que mi colaboradora lo supiera, como obtuve esa firma, que al pie del folio ejecutó y que luego rellené para convertirla en un documento que resultó ser clave para la detención del cabecilla y luego del resto de la organización criminal que se dedicaba a la trata de blancas, extorsionando a  mujeres inmigrantes que habían trasladado en pateras y cayucos a las islas desde el vecino continente africano. Nunca supo la labor que realizó, ni la ayuda que prestó a multitud de mujeres esclavizadas por esos delincuentes ni el servicio que presto a su país.- Misión cumplida, organización desarticulada y puesta a disposición judicial de la banda gracias a la intervención de una falsificadora aficionada.

          Comenzaba mi relato diciendo que hoy me levanté con ganas de hablar de una persona que el destino cruzó en mi vida, y es que, al entrar en el 24 horas, donde compró los cigarrillos que no debería fumar cada día, había.  sobre el mostrador, un pequeño expositor conteniendo “ Chupa Chus”. y me vino ella a la memoria.

Por qué sería?

 

                                       quicopurriños, a 6 de mayo de 2024

No hay comentarios:

Publicar un comentario