REPITA CONMIGO: LOS JUECES NO
HACEN POLÍTICA
DIARIO RED
No hay jueces que
admitan a trámite denuncias sin pruebas firmes, no hay jueces que abran
investigaciones prospectivas, no hay jueces que bordeen la prevaricación. Como
los periodistas, los policías y Felipe VI, los jueces son árbitros ecuánimes de
la vida pública
Ayer, Carles Puigdemont, en un acto organizado por la agencia EFE en el marco de la campaña de las elecciones catalanas, dejaba claro que él no se veía como jefe de la oposición —es decir, que se retirará si no es investido President— y negaba que fuera a dar un golpe de efecto volviendo a territorio español antes de la votación de este domingo, pero aseguraba, en cambio, que va a asistir con toda seguridad al debate de investidura aunque exista la posibilidad, entonces, de que la judicatura española ordene su detención. «No sé si podrán resistir esta pulsión de conseguir una imagen que han estado buscando desesperadamente durante seis años y medio y que no han podido obtener nunca«, dijo el candidato de Junts.
Ayer también, el
Tribunal Supremo decidía anular el nombramiento por parte del Gobierno de
Dolores Delgado —la que fuera Fiscal General del Estado y ministra de Justicia
del PSOE— como fiscal de sala de Memoria Democrática por encontrar que podría
existir una incompatibilidad con el trabajo de su pareja, el ex juez Baltasar
Garzón, como abogado especializado en los derechos humanos. Se trata de la
segunda vez que esto ocurre. Hace unos meses, el mismo Tribunal Supremo anuló
el ascenso de Delgado a la máxima categoría de la Fiscalía como fiscal de sala
de lo Militar.
La mañana en la que
estos dos hechos tenían lugar, el Tribunal Constitucional decidía, asimismo, no
admitir a trámite el recurso de una víctima de brutalidad policial durante la
dictadura franquista, interpuesto como consecuencia de que los juzgados de
Valencia habían decidido repetidamente rechazar sus querellas y denuncias. El
Constitucional, con dos votos particulares, decidía ayer que la nueva Ley de
Memoria Democrática no afecta de forma significativa a este caso y que la
tutela judicial efectiva de la persona torturada no se había violado a pesar de
que la justicia no haya querido nunca investigar los hechos.
Aunque la Fiscalía
ha afirmado que «no existe ni un solo dato» que permita inferir que estamos
ante la comisión de un delito, los jueces del TSJM han dictaminado que el que
tiene razón es González Amador y no el Ministerio Público
Durante la jornada
en la que el alto tribunal daba carpetazo a este caso de violencia franquista y
garantizaba la impunidad de la dictadura, el Tribunal Superior de Justicia de
Madrid sí admitía a trámite la querella de Alberto González Amador, defraudador
fiscal confeso y pareja de Isabel Díaz Ayuso, contra dos fiscales de Madrid que
emitieron un comunicado para desmentir los bulos que el propio González Amador
estaba difundiendo sobre el pacto que había propuesto a la Fiscalía para evitar
el proceso penal. Aunque la Fiscalía ha afirmado que «no existe ni un solo
dato» que permita inferir que estamos ante la comisión de un delito, los jueces
del TSJM han dictaminado que el que tiene razón es González Amador y no el
Ministerio Público.
Todo esto el mismo
día.
Ahora, querido
lector o lectora, repita conmigo: La justicia es imparcial. La justicia es
independiente. Todos los jueces hacen su trabajo con la máxima honestidad y
solamente se ocupan de aplicar mecánicamente el derecho sin segundas
intenciones y sin que su ideología personal se interponga en su labor. La
existencia de jueces activistas es un infundio propagado por la extrema
izquierda. No hay jueces que admitan a trámite denuncias sin pruebas firmes, no
hay jueces que abran investigaciones prospectivas, no hay jueces que bordeen la
prevaricación. Como los periodistas, los policías y Felipe VI, los jueces son
árbitros ecuánimes de la vida pública y, por supuesto, válgame Dios, los jueces
no hacen política.
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