ARGENTINA DE RODILLAS ANTE EL ORCO MILEI
Eduardo
Sanguinetti
Filósofo,
poeta, artista, periodista y músico argentino. Pionero en el arte performativo.
Se le considera también precursor del minimalismo en América Latina y del land
art.
Javier Milei se reunió en Ushuaia con Laura Richardson, Jefa
del Comando Sur de los Estados Unidos
“Es necesario renunciar absolutamente para ser
absolutamente”,
he escrito en mi ensayo Alter Ego (Ed.
Corregidor)
Olvidar lo esencial esclaviza….
El lenguaje es base de la narrativa de suma utilidad para construir una
propuesta plural, política y antiautoritaria… Aplico lo expresado a la sociedad
en la que permanecemos, a pesar de los pesares, que nos presenta cuál modelo
ejemplar de ser experimentada, un especulativo y pudibundo sistema educativo,
proporcionado por usinas de inteligencia del poder represor que dicta y rige en
una Argentina arrodillada ante el orco Milei…
A pesar de que las nuevas generaciones conocen algunos secretos de este incierto presente distópico, no los del poder sino sus resultados… Generaciones sin ánimos o coraje de llevar a cabo acciones disidentes, como en el pasado lo han llevado a cabo los revolucionarios del 68 francés, del Cordobazo y en todos los países del mundo que denunciaban en acto el avance del imperialismo genocida yanky. Los desórdenes y carencias de sus vidas cotidianas ¿no les permiten descubrir inconscientemente las fallas irreversibles que preceden al derrumbe?… O simplemente, solo les interesa trepar la pirámide de la fama y el éxito y llegar a ser el personaje porno de un día en la plataforma Netflix o llegar a ser un influencer veloz en su tarea de balbucear imbecilidades, entretenimiento para tarados.
Debo ser hoy, muy preciso al
verificar la realidad, a pesar de provocar cierto malestar inicial, en el
camino de la resistencia, modificando rumbos en actos de vida y maneras y modos
de relación. Hoy, es el único referente lúcido para preservar el futuro,
nuestro futuro que se avizora eutanásico, frente a los actos represivos, de
ajuste que está haciendo estragos en vidas y sobrevidas del pueblo entero, ya
de por sí degradados por el gobierno represivo del orco Milei, que reina en
Argentina, el totalitarismo neoliberal que con su política de exterminio, logró
que se retrocede a tiempos del medioevo, de la inquisición, pero ya no en
nombre de un dios vengativo, sino con el orden impuesto por los mercados, que
en lo económico ha provocado una crisis humanitaria de resultados
impredecibles, aunque ya nada me llama demasiado la atención…
Estamos condenados a un final
predecible si no hay reacción de los ciudadanos/as de este país que parece que
naturaliza el sufrimiento, la represión y la muerte asegurada ante la
humillación a la que está expuesta Argentina, por cipayos de esta tierra,
vapuleada por políticos de toda tendencia, “sátrapas” los denominaba Alejandro
Magno a los traidores a sus patrias… Muerte asegurada a que expone el gobierno
del orco Milei, a jubilados docentes y trabajadores en estado de desprotección
y a cuanto hambreado en estado paria, que deambula una vida vacua, sin destino
y sentido ausente.
Hemos descubierto que también
estamos sobreviviendo por encima de nuestras expectativas, colapsando servicios
sanitarios que son víctimas en gobierno del represor Milei, que no deja de
abusar del término libertad, de modo descarado, sin responsabilidad alguna,
apegado a normas y decretos, que se encuentran en antípodas absolutas a la
libertad, categorizando como un cobarde formidable que es en el más estricto
sentido ontológico, en una Argentina en caída libre, de ajustes criminales, de
todos modos, se decía: vamos a morir.
Al menos nos hubiera dejado
tiempo, esta mascota roñosa del imperio, para preparar nuestro cuerpo para los
gusanos. Ya no hace falta que se discutan en centros internacionales de
exterminio una Ley de Eutanasia, el orco Milei llegó para ahorrarles la
molestia de tomar decisiones un tanto antipáticas para los, aún, dueños del
mundo y sus acólitos.
La sociedad de consumo sigue
poseyendo el discreto encanto de la alienación, delirio suave de los objetos y
de las necesidades innecesarias, similar a la escena de lo político en este
milenio del espectáculo miserable, por exceso de uso y abuso de todos los
valores que simbolizan la vacuidad del mercantilismo, su burla y sadismo
operando en función de dar espacio a la promiscua información, que ha llegado a
sustituir a los prestigios de la trascendencia (de la que formaban parte el
análisis teórico y crítico).
Promiscuidad absoluta, excesiva.
Simultaneidad de todos los puntos del espacio, del tiempo, de los hombres bajo
el signo de la instantaneidad de la luz: se acabó el lenguaje. Se acabó la
superficie (¡qué agradable era la proximidad en los tiempos de la distancia!),
se acabaron las apariencias y las dimensiones: interfaz y transparencia.
Se habla de modo compulsivo, en
los centros de conocimiento ‘express’ de la proxémica de las relaciones
humanas. Sería mejor hablar de proxémica de la información, de los flujos, de
los circuitos, que instituyen una proximidad de todos los lugares, de todos los
seres humanos entre sí, la circularidad de las preguntas y de las respuestas,
de los problemas y de sus soluciones. Escatología de la información: el sueño
de la conductividad absoluta sólo puede ser excremento.
¿Existen nuevos espacios de
libertad en un régimen totalitario? Sólo la programación es libre. Se creía en
el pasado no demasiado lejano, que el individuo estaba alienado porque otros
(el Estado, el poder) poseían toda la información sobre él. Pero las cosas han
tomado otro cariz. Hoy, en este milenio, como no dejo de replicar como tiempo
de las grandes muertes, el individuo nunca se sentirá tan alienado por el hecho
de que se sepa todo sobre él como por el hecho de que él se vea obligado a
saberlo todo sobre sí mismo. La información, el incremento de información sobre
nosotros mismos, es una especie de ejecución por electrocución. Se produce un
cortocircuito en el que el individuo quema sus circuitos y pierde sus defensas.
Ocurra lo que ocurra con esta fatalidad
de la información en la que está sumergida la humanidad, de la que he descrito
en diversos editoriales y libros, censurados en Argentina, todos los síntomas,
contra-interpretados simplemente por una visión optimista, al estilo de los
tiranos y delirantemente plena de buena voluntad, a la que se abandonó toda la
sociedad, sin la menor resistencia, promocionada por ridículos gobernantes y
líderes de opinión execrable, de ahí que les comunico que de nada les servirá
llorar o reclamar devolución del tiempo perdido, todo está ya calculado y se
marcha a un futuro que es hoy, sin horizonte a la vista.
Queda en cada individuo la
posibilidad de decidir qué hacer con la angustia que llevan dentro suyo, de su
ser y de la vacuidad que experimenta en este tiempo de bestias, devenida en
asimilarse a esta maravillosa subcultura informática y cibernética del cambio,
que impone a cada cual reevaluar a cada instante no tanto sus posibilidades de
jugar y de vivir (eso si era libertad), como sus probabilidades de sobrevivir
en un mundo aleatorio y móvil. Juego que despierta la libido para los
privilegiados de la infocultura, pero no necesariamente para la masa
abigarrada, tras los valores inexistentes que transitan cual parias por los
senderos del perjurio y de haber sido domesticados por dictadores totalitarios,
travestidos de demócratas.
Lo apreciamos en este Tercer
Mundo Informático, que se agota en encontrar una autonomía ideal en la gestión
de sus propios asuntos, pues no es otra la forma de la “libertad” en un universo
indeterminado, sin perfil nítido… Sin resistencia nostálgica, pues la visión
habitual que se sembró en el planeta es la del imperialismo de los sistemas
totalitarios, hacia donde se produce un deslizamiento preferencial de la
libertad hacia la servidumbre voluntaria.
Con el pretexto de apuntar a un
porvenir que sólo era posible en un contexto ya desaparecido, se obstina en
desconocer, en rechazar aquello que no consta en las agendas de dirigentes de
cualquier tipo, y a la vez conservar lo que se considera necesario para
alcanzar un futuro imposible.
No olvidemos que se deja morir a
millones de indigentes, a quienes se les atribuye la responsabilidad de sus
muertes… Multitudes discretas de desempleados que supuestamente deberían tener
trabajo o esforzarse hasta el delirio para conseguirlo, a los que se les ordenó
buscarlo aun cuando es de conocimiento de los que no cerramos los ojos, que las
fuentes se han agotado.
Siempre podemos negar lo que está
vivo, bastaría esperar algunos siglos para que la razón nos asista a quienes
resistimos permanecer en la “porquería universal”, a quienes nos rebelamos a la
eliminación de las libertades, cual melodía esperanzadora, para quienes saben
que lo peor no ha ocurrido.
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