CUANDO EL JEFE ES UN TRAMPOSO
SALVADOR SOLER
Jugar con la responsabilidad del otro es
una táctica que maneja a la perfección, utilizando un nuevo sofisma “o yo, o la
máquina del fango, la que os quiere ilegalizar y meter en prisión”
La carta a la ciudadanía
de Pedro Sánchez ha sido un fraude político, un artificio con una verdad y
muchas medias verdades. Se sabe que una media verdad es peor que una mentira,
pues consigue, sutilmente, engañar mucho más. Miguel de Unamuno decía que “no
hay tonto bueno”. Mucho menos en una forma de hacer política y en el extendido
falso periodismo. En ambos, hay una parte que, más que tontos, son inútiles los
que hay, cuya única habilidad reconocida es la de conspirar. Los audios del
corrupto mafioso Villarejo así lo han dejado claro. La mediocridad cuando se
organiza es realmente peligrosa por la sinuosidad que emplea para mantenerse en
el poder.
Las medias verdades del escrito se sintetizan en la falacia ¿merece la pena todo esto? En su desarrollo no ha estado solo, lo han acompañado, la metafísica aristotélica así lo confirma. En la tarea han estado, su petit comité político y algunos y algunas periodistas y medios empresariales de la llamada progresía mediática. Todos estos, prepararon el teatro al que se nos invitó los cinco días en el que la función, “Pedro no te vayas”, se expuso al público. Nunca se le pasó por la cabeza irse, eso no es propio de un “resistente” del estatus quo del pacto del 78.
Ha sido una hábil
táctica para redireccionar el debate político presentándose como víctima de “la
máquina del fango”, cuando, en realidad, él la ha utilizado para socavar, no
solo a miembros de su gobierno como lo fueron Pablo Iglesias e Irene Montero,
también, cuando se ejecutó la retirada ilegal del acta de diputado a Alberto
Rodríguez, faena en la que participó Yolanda Díaz. Utilizó las presiones del
Partido Popular para que juristas de prestigio e incorruptibles como Victoria
Rosell no formaran parte de la propuesta al Consejo General del Poder Judicial.
Ordenó la presión para forzar la dimisión de Mónica Oltra para debilitar a
Compromís en Valencia, aquí ejecutaron Ximo Puig y Joan Baldoví, al que,
rápidamente, apoyó la ministra de trabajo. Y, ahora, se está beneficiando de la
lawfare contra Begoña Gómez, su esposa, de la que, en principio, no podemos
dudar está muy enamorado. Eso, parece, es la única verdad de la esquela.
Salió de su auto
“encierro” reflexivo, según dijo, más fuerte que nunca y anunció, en abstracto,
que tomaría medidas para la regeneración democrática. Seguidamente fue
entrevistado por RTVE y la SER y no quiso concretar medida alguna contra el
falso periodismo y la guerra judicial porque no sería creíble que lo hiciera
inmediatamente después de haber decidido continuar tras su cavilación. Casi un
mes después sigue sin decir nada y, ni se le espera. De por medio han pasado
las elecciones catalanas, donde el PSC ha obtenido un muy buen resultado y
ahora ya estamos en las elecciones europeas. Así que, estamos en otro escenario
y, los y las periodistas de los grupos empresariales de la supuesta progresía
mediática ya están a otra cosa mariposa.
Pero, ha ocurrido
algo muy significativo. Pedro Sánchez ha acudido, por llamada, a una de las
sedes del vertedero mediático y fábrica de noticias falsas, la Secta. Cuyo
director tiene como encargo darle de hostias y hacerlo sufrir, y husmear en la
vida profesional y personal de su pareja y su familia, para destruirlo. Por
tanto, si alguien habría albergado alguna esperanza de cambio y regeneración
democrática ésta ha ido directamente a la sentina Ferreras, colaborador activo
de los mafiosos que han perpetrado la denuncia falsa contra su mujer. Si
patética y sucia ha sido la entrevista, también, ha quedado evidenciado el
nivel ético del superviviente, que no ha dudado en utilizar todos los medios a
su alcance, sin importarle cuáles, para lograr su fin.
Ahora, a una parte
del bloque democrático de izquierda que hace posible la continuidad coalición
de gobierno actual, seguramente, se le va a pedir responsabilidad. La decisión
se torna problemática cuando el jefe es un tramposo. Jugar con la
responsabilidad del otro es una táctica que maneja a la perfección, utilizando
un nuevo sofisma “o yo, o la máquina del fango, la que os quiere ilegalizar y
meter en prisión”, pasando a un segundo plano la regeneración democrática que
haga más fuerte la democracia española. Mientras, contemporiza con el PP al que
reitera la necesidad de acuerdo en los “asuntos de estado”, partido este,
además, en clara rebeldía contra leyes esenciales, como la de la vivienda. Son
las medias verdades de un doble discurso con doble rasero.
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