EL ROCÍO Y LOS
OFENDIDITOS
JUAN TORTOSA
Un momento de la parodia del programa
'Està passant', de TV3.
"Esto no se puede explicar. Esto hay que
vivirlo". Estas dos frases siempre las escuché
en el Rocío cuando hacía coberturas informativas y nunca las entendí. Y
como lo viví, lo puedo explicar perfectamente: es una frikada. Lo
siento, amigos rocieros, pero alguien tenía que decirlo."
Recupero este tuit que publiqué hace casi un año, y que me costó algún que otro disgusto, porque me sirve para introducir las reflexiones a las que me han llevado estos días pasados las reacciones de tanto ofendidito como ha salido por ahí rasgándose las vestiduras porque en TV3 "osaron" emitir un sketch humorístico con "la reina de las marismas" como protagonista.
A estas alturas no podemos estar aún así, amigas y
amigos, lo siento mucho. No puede ser que en pleno 2023 andemos todavía con
estos tiquismiquis cada vez que se toca un tema como el Rocío. ¿Qué
demonios nos pasa que no logramos sacudirnos esa caspa?¿Aún hay que andar
tentándose la ropa no vaya a ser que unos intolerantes nos monten el pollo cada
vez que hablamos de sus creencias y no ponemos el foco donde ellos quieren?
Al novelista Alfonso Grosso se le
ocurrió radiografiar algunas interioridades de la fiesta del Rocío en su
novela "Con flores a María" y durante años
sufrió los efectos de la censura. La escribió en los sesenta y no consiguió
publicarla hasta 1981, por la misma época en que el cineasta Fernando
Ruiz Vergara filmó un documental sobre el tema y la película acabó
censurada y denostada: familiares que consideraron vulnerado el honor de sus
antepasados, a quienes en el guión se atribuían ciertas tropelías cometidas en
Almonte durante la guerra civil lo denunciaron, y el director fue condenado a
varios meses de cárcel que afortunadamente no cumplió, aunque sí tuvo que pagar
diez millones de pesetas de multa.
El asunto tiene miga, y Nieves Concostrina nos
lo recordaba hace unos días en La Ventana de la Ser: al llegar la
República, aunque en ningún momento se puso en cuestión la celebración de la
romería, algunos almonteños retiraron del ayuntamiento un azulejo con la imagen
del Rocío en cumplimiento de la legislación laica vigente. Los poderosos y los
rancios del lugar lo consideraron una ofensa intolerable y cuando llegó el
golpe de estado del 36 promovieron una revancha ejecutada por falangistas,
miembros a su vez de la hermandad matriz de Almonte. Con la medalla del Rocío
al cuello algunos, y a la luz de los faros de un camión, fusilaron en la noche
a un centenar de paisanos algunos de cuyos cadáveres todavía andan buscando a
día de hoy.
Detallar esto en el documental fue lo que le costó a
Ruiz Vergara la condena, ratificada por el Supremo. Abrumado y sin apoyos,
decidió dejar de rodar películas para siempre y se marchó a vivir a Portugal,
donde en 2011 murió con 69 años en el Hospital Casa de Misericordia de
Lisboa. Aquella película maldita, que a día de hoy se puede ver en youtube,
contiene algunos de los mejores planos que jamás se han rodado de la fiesta del
Rocío. El guión de Ana Vila, impecable, muy trabajado, se limita a
contar hechos, contextualizarlos, aportar datos y dejar respiros que permiten
al espectador escuchar con claridad el sonido ambiente de unas tomas rebosantes
de elocuencia.
"Esto no se puede explicar, esto hay que
vivirlo", continúan exclamando a día de hoy
quienes cada año se reúnen en la aldea. Traducción: o lo explicas como yo
quiero o puede que tengas problemas. Que se lo cuenten si no a Alfonso
Grosso, autor de una veintena de libros brillantes, pero que siempre tuvo a
su alrededor gente empeñada en afearle haber descrito con su magnífica prosa
en "Con flores a María" la impunidad, usos y abusos
con que se desenvuelven los señoritos en el Rocío. En los últimos años de su
vida, la miseria económica y la enfermedad se apoderaron del cuerpo y la mente
de Grosso, quien sobrevivió un tiempo gracias a una ayuda del ministerio de
Cultura hasta que en 1995 murió en Valencina de la Concepción a
los 67 años.
El Rocío ofrece ángulos muy distintos y permite
múltiples miradas. Lo que cuentan Grosso y Ruiz Vergara no solo es
completamente cierto sino que se quedan cortos. El Rocío es una
exhibición de poder de la iglesia y de los señoritos a caballo, por mucha gente
corriente que se implique en la romería. "Cada ¡viva la Blanca
Paloma! es un disimulado muera la República", le contó en su día
algún parroquiano al periodista y escritor Manuel Chaves Nogales.
Ni imaginarme quiero lo que deben estar pensando cada vez que lo gritan a día
de hoy.
"Esto no se puede explicar, esto hay que
vivirlo", insisten. Claro que se puede explicar,
rocieras y rocieros de nuestras entretelas, lo que pasa es que no os gusta cómo
lo explican quienes no acaban abducidos por tanta parafernalia ni hipnotizados
por una puesta en escena que la iglesia diseñó con indiscutible pericia hace ya
unos cuantos siglos.
No es agua pasada lo de Grosso y Ruiz Vergara:
a día de hoy, si no explicas el Rocío como ellos quieren ni te callas lo que no
les conviene que se sepa, aún te estigmatizan y si pueden te persiguen hasta
que lamentes el atrevimiento. Ahí tenemos sin ir más lejos el episodio de TV3,
con Moreno Bonilla rasgándose las vestiduras escandalizado,
ejerciendo así de palmero de los fundamentalistas y olvidando
que es presidente de millones de andaluces que no quieren saber nada de estas
historias.
Continúa existiendo un cierto efluvio tabú en el
ambiente rociero que se puede respirar y oler entre el polvo del camino y la
histeria del salto a la reja. El tabú y la intolerancia son primos hermanos y
aquí llega la eterna pregunta: ¿cómo ser tolerante con los
intolerantes? ¿Cómo sentirse libre para hacer humor con quienes están
dispuestos a ofenderse a las primeras de cambio y poner en marcha toda la
maquinaria mediática con la que cuentan para conseguir intimidarte?
No puede ser que a estas alturas estemos en esas, a
ver qué ocurre en las próxima romería del Rocío, que coincide con la fecha de
las elecciones municipales. Pronostican que en las marismas se reunirán un
millón de personas el domingo 28 de mayo ¿Un millón de
abstenciones? No caerá esa breva.
J.T.
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