miércoles, 26 de abril de 2023

MAL DÍA PARA SER FACHA

 

MAL DÍA PARA SER FACHA

DAVID TORRES

A la izquierda, Pablo Iglesias durante el anuncio de que Canal Red entrara en la TDT. A la derecha, fascistas se enfrentan a la policía en las inmediaciones del cementerio de San Isidro. Esta segunda instantánea es de EFE

Ayer fue uno de esos días torcidos en que los fachas no deberían haberse levantado de la cama, un lunes de mierda para empezar la semana a trompicones. Primero fue la exhumación de José Antonio Primo de Rivera, uno de esos momentos en que la caverna monta su desfile de moda franquista luciendo sus mejores galas: aguiluchos, brazos tiesos y cánticos soleados, vamos, lo que los medios equidistantes de este país denominan una exhibición de nostalgia. Después, o prácticamente al unísono, la toma de la frecuencia que antes ocupaba 7NN, el canal más ultra a esta orilla del Manzanares, por parte de Canal Red, la humilde televisión con la que Pablo Iglesias pretende dar la batalla a los gigantes audiovisuales de la derecha. Es triste volver a tu casa después de liarla parda en el cementerio, encender la tele y descubrir que han montado una fiesta donde antes sintonizabas el cementerio.

 

Lo del traslado de los restos de José Antonio a San Isidro era una de esas deudas pendientes que el PSOE lleva postergando décadas, más que nada porque no tuvieron tiempo en varias legislaturas -con y sin mayoría absoluta- para llamar a una furgoneta y encargar el trabajo a unos operarios. Al PSOE se le pasa la vida entre promesas sin cumplir y resbalones cumplidos, entre la reconversión industrial y el concordato con la Santa Sede, pero en cuanto hay oportunidad de marcar un tanto y hacer postureo progresista, no pierden comba. Sacaron primero a Franco, después a Queipo de Llano y ahora a Primo de Rivera, todos a ritmo de saeta en Semana Santa, y al paso que van puede que para el 2467 hasta hayan limpiado las aldeas y ciudades españolas de calles dedicadas a asesinos genocidas.

 

Lo que ya parece francamente difícil (perdón por el adverbio) es exhumar a esos miles y miles de españoles que no son José Antonio y cuyos huesos siguen desperdigados por las cunetas, atender las reivindicaciones de esos millares de familias que llevan decenios reclamando justicia y pidiendo ayuda a las asociaciones por la Memoria Histórica para localizar los restos de sus antepasados. La lanzada a moro muerto, el pase de pecho a toro pasado, es una especialidad de este psocialismo sandunguero y vacilón que lo mismo se apunta una subida de sueldo ideada por sus socios de gobierno que vota la contrarreforma de una ley feminista junto a la derecha más rancia.

 

Sin embargo, esto de José Antonio es un gran malentendido que viene prácticamente desde el día de su fusilamiento, un grave error intentaron evitar a toda costa tanto Manuel Azaña como Indalecio Prieto, entre otras cosas porque habría sido mucho más efectivo, en lugar de convertirlo en mártir, dejarlo suelto para molestar a Franco, quien probablemente lo hubiera enviado a dar un paseo en avión para que se estrellara de forma natural, como Mola y Sanjurjo. Franco llevaba muy mal la competencia, casi tan mal como el uniforme, que le sentaba como un saco de patatas, y además José Antonio era demasiado guapo.

 

El malentendido se ha alargado casi un siglo, hasta el punto de que la banda de nostálgicos con fascitis del extensor radial largo que acudió ayer a protestar en las inmediaciones de San Isidro no comprendían que estaban siguiendo punto por punto el guión de Pedro Sánchez, desoyendo las advertencias de la familia de Primo de Rivera, quienes meses atrás habían pedido al gobierno que por favor no montara el espectáculo. No obstante, era difícil resistirse a la tentación, cuando hay tan pocas oportunidades de estrenar camisa nueva. Al llegar a casa, resulta que en la misma frecuencia de TDT donde Marcos de Quinto y sus socios habían dilapidado cinco millones de euros, estaba Pablo Iglesias descojonándose con una lata de Coca-cola en la mano. Roja, para más señas.

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