MAL DÍA PARA SER FACHA
DAVID TORRES
A la izquierda, Pablo Iglesias durante el anuncio de que Canal Red
entrara en la TDT. A la derecha, fascistas se enfrentan a la policía en las
inmediaciones del cementerio de San Isidro. Esta segunda instantánea es de EFE
Ayer fue uno de esos días torcidos en que los fachas no deberían haberse levantado de la cama, un lunes de mierda para empezar la semana a trompicones. Primero fue la exhumación de José Antonio Primo de Rivera, uno de esos momentos en que la caverna monta su desfile de moda franquista luciendo sus mejores galas: aguiluchos, brazos tiesos y cánticos soleados, vamos, lo que los medios equidistantes de este país denominan una exhibición de nostalgia. Después, o prácticamente al unísono, la toma de la frecuencia que antes ocupaba 7NN, el canal más ultra a esta orilla del Manzanares, por parte de Canal Red, la humilde televisión con la que Pablo Iglesias pretende dar la batalla a los gigantes audiovisuales de la derecha. Es triste volver a tu casa después de liarla parda en el cementerio, encender la tele y descubrir que han montado una fiesta donde antes sintonizabas el cementerio.
Lo del traslado de
los restos de José Antonio a San Isidro era una de esas deudas pendientes que
el PSOE lleva postergando décadas, más que nada porque no tuvieron tiempo en
varias legislaturas -con y sin mayoría absoluta- para llamar a una furgoneta y
encargar el trabajo a unos operarios. Al PSOE se le pasa la vida entre promesas
sin cumplir y resbalones cumplidos, entre la reconversión industrial y el
concordato con la Santa Sede, pero en cuanto hay oportunidad de marcar un tanto
y hacer postureo progresista, no pierden comba. Sacaron primero a Franco,
después a Queipo de Llano y ahora a Primo de Rivera, todos a ritmo de saeta en
Semana Santa, y al paso que van puede que para el 2467 hasta hayan limpiado las
aldeas y ciudades españolas de calles dedicadas a asesinos genocidas.
Lo que ya parece
francamente difícil (perdón por el adverbio) es exhumar a esos miles y miles de
españoles que no son José Antonio y cuyos huesos siguen desperdigados por las
cunetas, atender las reivindicaciones de esos millares de familias que llevan
decenios reclamando justicia y pidiendo ayuda a las asociaciones por la Memoria
Histórica para localizar los restos de sus antepasados. La lanzada a moro
muerto, el pase de pecho a toro pasado, es una especialidad de este psocialismo
sandunguero y vacilón que lo mismo se apunta una subida de sueldo ideada por
sus socios de gobierno que vota la contrarreforma de una ley feminista junto a
la derecha más rancia.
Sin embargo, esto
de José Antonio es un gran malentendido que viene prácticamente desde el día de
su fusilamiento, un grave error intentaron evitar a toda costa tanto Manuel
Azaña como Indalecio Prieto, entre otras cosas porque habría sido mucho más
efectivo, en lugar de convertirlo en mártir, dejarlo suelto para molestar a
Franco, quien probablemente lo hubiera enviado a dar un paseo en avión para que
se estrellara de forma natural, como Mola y Sanjurjo. Franco llevaba muy mal la
competencia, casi tan mal como el uniforme, que le sentaba como un saco de
patatas, y además José Antonio era demasiado guapo.
El malentendido se
ha alargado casi un siglo, hasta el punto de que la banda de nostálgicos con
fascitis del extensor radial largo que acudió ayer a protestar en las
inmediaciones de San Isidro no comprendían que estaban siguiendo punto por
punto el guión de Pedro Sánchez, desoyendo las advertencias de la familia de
Primo de Rivera, quienes meses atrás habían pedido al gobierno que por favor no
montara el espectáculo. No obstante, era difícil resistirse a la tentación,
cuando hay tan pocas oportunidades de estrenar camisa nueva. Al llegar a casa,
resulta que en la misma frecuencia de TDT donde Marcos de Quinto y sus socios
habían dilapidado cinco millones de euros, estaba Pablo Iglesias descojonándose
con una lata de Coca-cola en la mano. Roja, para más señas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario