miércoles, 19 de abril de 2023

EL JARRÓN CHINO DE LA DINASTÍA PIT

 

EL JARRÓN CHINO DE LA DINASTÍA PIT

MIGUEL MORA

Lo de Yolanda y Évole el domingo 16 de abril en La Sexta ha sido un nuevo episodio de la serie Periodismo Nacional-Masmadridista. Mucha sonrisa, mucha complicidad, mucha cháchara insustancial, pero ninguna pregunta realmente incómoda: lo que se llama una entrevista-masaje. Casi todas las cuestiones a las que Díaz debía responder con claridad quedaron fuera del guion o fueron borradas de la edición final. Así les gustan las entrevistas a los líderes políticos que frecuentan el Grupo Planeta. El entrevistador olvidó contarle a la audiencia un dato fundamental: que la vicepresidenta Díaz sigue siendo a día de hoy la coordinadora de Unidas Podemos. Y de hecho prescindió de señalarle ese pequeño detalle a Díaz cuando esta dejó claro que en Madrid votará por Mónica García (Más Madrid) y no por Alejandra Jacinto (la candidata de su partido, UP), con la que MM se ha negado a sentarse a negociar. Esta fue la frase más importante de la entrevista, porque la decisión de Díaz confirma que su intención es castigar a Podemos, único culpable, en su opinión, de que Sumar y los morados no alcanzaran un acuerdo para comparecer juntos en el acto del Magariños.

 

Del diálogo ágil y chispeante entre el periodista y la líder de Sumar queda una conclusión pésima para las expectativas electorales de la izquierda el 28 de mayo. Díaz ha optado en efecto por abandonar a su suerte a Unidas Podemos (aunque ella es militante del PC gallego), y solo dará su apoyo a las fuerzas que sellaron un acuerdo con ella antes de su presentación como candidata a las generales. Esta decisión coloca las elecciones locales en Madrid en una tesitura dramática: si IU y Podemos no llegan al 5%, la victoria de Ayuso por mayoría absoluta será segura. Dado que la entrevista se realizó el miércoles, había tiempo de sobra para que Évole le preguntara a Díaz si le parecía lógico que Más Madrid no hubiera querido negociar la confluencia ni con Jacinto ni con Sotomayor, el candidato de UP a la alcaldía de la capital. Masaje, sonrisa y a otra cosa, mariposa. Sobre Valencia, la cosa no quedó tan clara. Pero siguiendo el mismo patrón, se diría que Díaz hará campaña por Compromís.

 

 

 

Las palabras más citadas durante la conversación fueron A) Pablo, B) Iglesias y C) Sumar, y la escena estuvo presidida por un jarrón chino, obviamente de la dinastía PIT. La obsesión generalizada por convertir al malvado Iglesias y a sus tuits y artículos en el eje y estorbo principal de la división de la izquierda resulta obvia desde hace semanas, pero que toda la entrevista estuviera presidida por la sombra de Iglesias marcó como nunca el tono masmadridista. Con un detalle feo. Toda España sabe que Iglesias es el hombre más odiado y temido por Ferreras, el directivo de La Sexta que decidió convertir en noticia el bulo de las cuentas falsas de PIT fabricado por la banda de Villarejo y publicado por Inda. De forma muy significativa, Yolanda Díaz se mostró comprensiva con la persecución y el acoso sufridos por Iglesias e Irene Montero en su casa y en las causas judiciales, pero evitó en todo momento hablar de la persecución mediática. Comprensible, porque estaba en la casa del jefe de la cacería, pero poco justo y valiente en todo caso.

 

Que toda la entrevista estuviera presidida por la sombra de Iglesias marcó el tono masmadridista

 

Évole impuso desde el principio el marco de pensamiento más cómodo y favorable a la entrevistada: el viejo líder que no sabe irse y no delega en sus sucesoras ni permite a la lideresa designada por él mismo que pueda volar sola. Este es el mantra favorito de Sumar y de la propaganda unánime neo-masmadridista, y se basa en la afirmación que hizo Díaz en el acto de presentación de Sumar, al señalar que las mujeres están hartas de ser tuteladas por los hombres. ¿La insistencia en seguir colocando a Iglesias como el líder omnímodo y todavía en activo de Podemos significa que Ione Belarra e Irene Montero están tuteladas? Parecería obvio que quiere decir eso, aunque no demuestre mucho aprecio por Belarra y Montero ni suene muy feminista. ¿Y es este hecho el que ha hecho imposible un acuerdo con Podemos? Évole podría haberle preguntado eso, y quizá, si leyera más CTXT, la revista que contribuyó generosamente a dar a conocer, podría haber replicado a Díaz cuando afirmó que Podemos se levantó de la negociación a la primera, siendo esto incierto (fue Sumar quien se negó a aceptar la petición de primarias de Podemos). En todo caso, Díaz salió del lío dejando claro que, a su juicio, Podemos no habría acudido al Magariños aunque Sumar hubiera aceptado eso: “Dos no acuerdan si uno no quiere”.

 

Yolanda Díaz fue Yolanda Díaz en estado puro: sonrisa, diálogo, empatía, optimismo, unidad y alegría, y ningún síntoma de que le preocupe que la izquierda salve los muebles en las municipales y las autonómicas, especialmente en Madrid y Valencia, lo que augura, como ha explicado con su lucidez habitual Enric Juliana, un panorama tenebroso de cara a las generales. Eso, en política, más que Sumar, se llama tierra quemada.

 

Quizá la clave de todo sea que la candidata mejor valorada del país no vislumbra que sea posible repetir una victoria de las fuerzas del centro izquierda y la izquierda en las generales. Y que en su fuero interno haya diseñado esta estrategia: Feijoó ganará en diciembre, Sánchez se irá a representar a España a un organismo internacional (esto de hecho lo dejó caer) y ella será la jefa de la oposición a su paisano, y luego lo barrerá en las urnas con su proyecto de país a diez años –aunque ya no sería a diez, sino a seis–. Vivos de milagro.

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