"RUTINA DE LA CRISIS"
POR
EDUARDO SANGUINETTI, FILÓSOFO
,
POETA Y PERFORMER,
La incertidumbre crece, la impostura se enriquece, en el estado de inercia, que le resulta beneficiosa al gobierno y sus estrategias oblicuas, como la simulación y la ironía con que gestiona el estado de caos ordenado en que permanece la sociedad argentina... Incluso en contra de sus simulados principios de movilización social y moral, tan proclamados sin haber sido concientizados, ni puestos en práctica...
Instancia peligrosa para Argentina, país navegando en el archipiélago de la incertidumbre y el desvarío, que no tiene de común con la realidad sino la verdad que se oculta a todas luces, devenida en una crisis permanente, económica, social, cultural y política, que soporta dócilmente el pueblo argentino...
Pareciera que el
gobierno se encuentra asimilado cómodamente en la prédica de la idea de la
búsqueda del fracaso, de su propio fin, su única posibilidad de seguir
agonizando, pero en ejercicio maniático y perverso de no abandonar por nada ni
nadie la 'rutina de la crisis', la rutina de lo social espectral, siempre
amenazado pero poco removido, en el cual la derecha ha conseguido constituirse
en oposición, a diferencia de décadas anteriores donde sólo la
izquierda-progresista tenía vocación de oposición históricamente y la derecha
deviene pensar, no era más que una izquierda contrariada, mal le pese a quién
le pese. Situación de bajas defensas, perfecta, para el advenimiento de todo
tipo de nostalgia de disciplina totalitaria o de obsesión de diferencia: la
puerta abierta a fundamentalismos, dictaduras, racismos y mesianismos
camuflados de progreso.
La especulación del
inmaterialismo financiero ha triunfado al conjunto de los actos económicos:
nada importante se hace a destiempo, es el curso de los actos jamás
cristalizados, el que acreditó y expandió la nueva logocracia prima de
prestigio concedida a toda doctrina fundada en la devaluación o minimización de
las maquinarias de la fenomenología, en los medios incultos, o del profetismo
'new age' al anatema situacionista del "espectáculo" en la
corporación mediática y la relajación del objeto y del artefacto a los márgenes
de la ortodoxia académica, en estado de degradación inocultable.
Ninguna clase o
fracción de clase política, puede contar hoy con la voluntad popular. Los
representantes, sean cuales fueren, se hallan en una situación completamente
falsa: están en función, tanto para representar una voluntad que se agotó, como
para ocultar que no representan nada. Paradójicamente, esta última tarea es más
agotadora que la primera, y tanto más en la medida que deben ocultarse a 'ellos
mismos' que no representan nada.
Se podría discutir
eternamente respecto de las ventajas del sistema representativo en esta
democracia ficcional que soportamos y en especial del sistema electoral bajo
presión sistémica. Para la democracia fue una peripecia cargada de
consecuencias pasar de la presentación a la representación... Ya no hay ninguna
credibilidad política que una al pueblo con sus "representantes"...
La gente carece literalmente de opinión, de la misma manera que carece de
voluntad política, ha pasado a ser aleatoria, no hace más que responder al
movimiento artificioso de los sondeos y de las consultas electorales. Es decir
estos episodios consultivos serían como los replicados flashes publicitarios,
puntuando, al igual que la TV, el film de la vida cotidiana. Ya no es vocación
de representación, es una tendencia patológica de simulación.
Vista como tal la
esfera de lo político es inestable. El ejercicio del poder nunca es realmente
legítimo. Se ha soñado en otro tiempo, con una república no política, una
república de las letras, de los filósofos, de los sabios. Todo lo soñado a
quedado guardado en el baúl de los recuerdos, mientras que hoy, vemos sustituir
a los sueños con visos de poesía en pesadillas, donde los representantes
devinieron en informantes, escorts, campeones de las finanzas obtenidas en
extorsiones, farándula porno, que plenos de ánimos destructivos acuden, por
orden que dicta y rige en el país de lejanos horizontes, en ayuda
desfalleciente de la escena política.
La reivindicación
de identidad ha pasado, incluso en la filosofía. Ha comenzado hace un par de
décadas la edad de oro de la indiferencia, con el enfriamiento del espíritu
público, indiferenciación de la escena política, reivindicación exacerbada de
identidad sobre un fondo de indiferencia general en la Argentina de la
obscenidad, que como he manifestado hace un tiempo, es irreversible, a menos
qué, la coherencia, preñada de dignidad y capacidad de "ser", tome su
sitial de honor y se instale un nuevo paradigma.
El Estado
translúcido, tránsfuga, políticamente ausente, sigue velando sobre la sociedad
civil transparentemente mediatizada, socialmente ausente, presionada bajo la
presión del neoliberalismo, un deslizamiento preferencial de la libertad hacia
la servidumbre voluntaria. Ahí reside el auténtico avatar mundial... ¿Por
miedo?... Todas las interpretaciones en términos de pasividad o de impotencia,
lamentando el aplastamiento de los derechos del hombre y la mistificación de
las masas, son sospechosas.
Conocemos el vacío
social y político, cada vez más prolongado, que precede a la convocatoria de
las elecciones. Queda suspendida cualquier iniciativa, la sociedad está
congelada de antemano, a interés fijo. Pura simulación, por otra parte, pues el
veredicto de las elecciones, sobre todo las que se celebrarían en este 2023, si
nada modifica el curso de la historia del presente, sobre todo ante el perfil
deplorable de los candidatos, que se presentan, ¿no hay nada mejor en oferta en
la tienda de accesorios?
El poder político,
bajo la mirada atenta de las ocultas fuerzas del orden totalitario que observa,
cual Gran Hermano voraz, se dedica a congelar la sociedad en una especie de
'suspense' electoral, de éxtasis del sufragio.
Entonces lo que se
posee es la experiencia, algo metafísico, de lo cual cuándo se tiene tiempo
para el miedo, tienen miedo, ante lo cual, y allí mismo está la desviación,
capitulan, se mueren, caballeros solitarios como son de su impotencia,
huérfanos de la historia, articulaciones muertas de la naturaleza... Se está en
la búsqueda de una coherencia, desde la incoherencia... Fueron arrojados en una
amnesia, ávidos de universo, regeneradores de nada.
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