MIENTRAS TANTO: "SUSURROS DE
SOLEDAD"
TEODORO SANTANA
Estimado
Víctor Ramírez: Perdone que le escriba abiertamente esta carta y no me dirija a
usted privadamente. Pero es que mi intención es, precisamente, contradecir el
título de su columna, y que hoy uso como título de mi artículo. Me conmueve esa
sensación de soledad desde la que escribe porque yo tampoco soy ajeno a ella.
Parece como si nos hubiéramos metido en una trampa y, por alguna oscura
maldición, ninguna mano acude a sostener nuestras ideas.
Muy probablemente, si nos sentáramos a
discutir sobre opciones políticas concretas, tendríamos una buena agarrada.
Pero usted escribe: "Que conste: yo soy independentista por internacionalista y no por
nacionalista; pero internacionalista desde la soberanía de mi Patria canaria y
no desde esta denigrante situación colonial". Y, amigo, no puedo
sino decir amén. Carajo, en esto no está usted solo, aunque por ello no
recibamos invitaciones doradas a la mesa de los poderosos...
…Aunque, por otra parte, ¿cómo no
sentirse solo en un país en que sesudos articulistas se oponen a nuestra
independencia debido a su preocupación por el futuro de unos grandes almacenes?
¿Cómo no desesperarse si cuando uno propone la interdependencia cultural frente
al colonizaje, va el listillo de turno y dice tan pancho que interdependencia
es negociar la dependencia, trabajar en la dependencia, mendigar desde la
dependencia?
Como usted
probadamente sabe, no puede haber interdependecia si no se parte de la igualdad
y no del sometimiento, de la independencia y no de la sumisión. Miedo tiene uno
de soltar una idea porque los que se dedican a ponerle una vela a Dios y otra al Diablo la hacen propia para
descafeinarla, para apuntarse tantos descafeinándola. Quieren vestirse de
"nacionalistas" y a la vez seguir propagando la ilusión de que somos
"españoles".
"Estimados camaradas descendientes –decía –Maiakovski en “A
plena voz”: “cuando hurguen la
mierda petrificada de hoy y estudien las tinieblas de nuestros días, ustedes
tal vez pregunten también por mí”. Pues bien: algunos preguntamos ya por
Víctor Ramírez. Somos muchos los que seguimos con atención lo que escribe.
Muchas veces discreparemos de usted.
Otras aplaudiremos en silencio, conscientes de que el viento sopla en contra y
que las cosas amadas se pudren…, de que estamos amarrados a esta tierra con
pesadas cadenas amargas.
Extraños a
estas cosas, escribimos con el alfabeto aprendido en los institutos, donde
nadie nos habló de nuestra historia y nuestra lengua. Somos los espejos que devuelven
la imagen odiosa del pantano en que han varado los islas.
No es cómodo leer estas cosas. Es más
fácil taparnos con el velo del ninguneo y confinarnos a las tinieblas
exteriores de actitudes hoscas y desprecios densos. No importa: eso nos forja como
el acero.
“Nadie
estrecha en sus brazos a una novia –dice Omar Jayyan- sin que el tiempo le clave una espina en el alma. El peine no acaricia
el pelo de una hermosa sin que antes lo recorten en multitud de dientes”.
Ni está usted solo ni su voz diáfana es un susurro: la opresión no triunfa
eternamente y de nosotros depende impedírselo.
Un día de estos, el círculo perfecto del
tiempo se trazará sobre estas rocas y los cerdos se transformarán de nuevo en
hombres. Mientras tanto…
Diario de Las Palmas, el 27-Agosto-1996
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