CÓMO CUENTA VÍCTOR RAMÍREZ
(UNA INTERPRETACIÓN LINGÜÍSTICA)
POR
ÁNGEL SÁNCHEZ
*
Introducción.
El 22 de Diciembre de 1971 anunciaba una de las
notas de la pagina "Cartel de las Letras y las Artes" del "Diario de Las Palmas" -de
tanta importancia en los dos últimos decenios literarios de la Isla- que "próximamente
la Editorial lnventarios Provisionales reanudaría sus publicaciones",
anunciándose como de inmediata aparición "Cada cual arrastra su
sombra", de Víctor
Ramírez, "escritor de Las Palmas, prácticamente inédito que se revela
como excelente narrador".
Esta valoración previa de un
escritor antes de aparecer su obra, nacida de un estímulo amistoso del
reseñista, mostraba no obstante el índice de aceptación que tenían los escritos
de Ramírez en los editores. Estos, al pasar la noticia a la prensa,
desencadenarían probablemente una de estas dos consecuencias lógicas: o la
decepción más consecuente con la habitual cadena de espectativas esperanzas que
se suelen poner en los nuevos autores, o el refrendo a la cuña publicitaria del
periodista amigo, que no diera ningún margen a la decepción.
Sucedió esto último. Los lectores y
la crítica -que por entonces alentó y sostuvo el brote de narrativa conocido
como el "boom"- afirmaron el interés de las narraciones primerizas de
Víctor Ramírez. Más de veinte narraciones ha publicado desde aquella fecha, y
persiste de alguna forma por encima de la ausencia de críticos preocupados por
las novedades editoriales -el interés general por su modo genuino de contarnos
historias de lumpen y desamor. Al seguimiento prolongado y cercano que he hecho
de la persona y de su obra, corresponderá la interpretación que doy más
adelante de sus cuentos.
Es en realidad poco antes de la aparición de "Cada cual arrastra su sombra" cuando se inicia el nuevo brote de narrativa
canaria. En el año 70 se relanza el Premio de Novela "Pérez Armas"
por la Caja Insular de Ahorros de Tenerife; Luis León Barreto queda finalista
en el Premio Sésamo; Luis Alemany fue finalista en el Alfaguara.
Sus novelas serían publicadas a continuación, formando parte del
"boom". El paso dado por lo que se llamó "los
finalistas" no era más que la acción externa de un trabajo ya
consumado por las jóvenes generaciones literarias de las Islas: el paso a la
prosa, fruto del trabajo silencioso y de la oportunidad favorable de edición.
Así lo piensan Alfonso García-Ramos
(1) y Domingo Pérez Minik (2) cuando, iniciada la dialéctica de los apellidos
(¿canaria o en Canarias?}, deciden que ni hay "boom" ni
hay "narrativa canaria", siguiendo el inveterado signo insular
de la duda metódica. El amplio panorama que este brote narrativo produce en
diez años ha sido ya evaluado sincrónicamente, aunque sólo en superficie (3),
Queda aún pendiente una evaluación de cada autor y obra, más general, del
fenómeno: cómo se gesta, cómo se compone, cómo se promociona, cómo se
comprende, cómo se desmorona. Quedan pendientes algunas definiciones, algunas
recapitulaciones sobre los materiales aportados a la Historia de la Literatura Canaria por esta eclosión novelística.
Al proponerme empezar por un autor determinado
(¿por qué estudiar a Víctor Ramírez y no a cualquier otro?), ha pesado
moderadamente en mi voluntad una afinidad afectiva y ética que puede resumirse
en la amistad. Pero ha pesado decisoriamente la singularidad de Ramírez, su
diferencia con respecto a los escritores de su generación, que es la mía
propia. Singularidad temática, estilística, ideológica y en los procedimientos
editoriales.
En efecto, salvo "Cada
cual arrastra su sombra', "Cuentos
cobardes" y "Además
lo primero", que han visto la luz bajo sello editorial,
Víctor Ramírez ha ido publicando el resto de su obra por cuenta de autor en muy
diversa manera: como folletos, incluyendo fragmentos de novelas nunca acabadas
en revistas, antologías, páginas literarias de prensa insular, etc., hasta
conseguir casi que la dispersión de tanta historia incontrolada amenace con
perderse en las hemerotecas.
*
DIFERENCIALlDAD
y METODO
Dentro del panorama extenso y multiforme de la
última narrativa canaria acuñada como el "boom", la particularidad de
V.R., su diferencialidad con respecto a los autores coetáneos, está presente en
varios planos que van a ser especificados en cada una de las narraciones
sometidad aquí a análisis.
Estos planos serán esencialmente:
a) Temas: Víctor Ramírez no centra sus argumentos en un
planteo generacional, ni en la escritura experimental, sino que modula la
temática de sus narraciones hacia las vivencias autobiográficas de sus
personajes, que no siempre forman una generación ni siempre son jóvenes.
b) Procedimientos narrativos: Los hábitos estilísticos de V.R. están
marcados por la confluencia del habla regional y el naturalismo literario en
general, sin paternidad histórica reconocible. A este fondo, producto de un realismo
coloquial que cuenta el propio medio suburbano, se superpone una elaboración
estilística con débitos a autores hispanoamericanos contemporáneos, tales como
Vargas Llosa, Juan Rulfo o Guimaraes Rosa. Débitos que, más que apoyarse en el
estilo criollo de los americanos, se encauza hacia la formación de nuevos
términos, de su propia invención, marcados por la pasionalidad o la sinonimia
con canarismos reconocidos.
Producto de la variante hispanoamericana serán
también ciertos procedimientos narrativas como la simultaneidad de la acción,
las acciones paralelas, las interpolaciones, las yuxtaposiciones irónicas y el
estilo coloquial. Aunque en este último el esquema es auténticamente canario,
sin apartarse del habla de conversación post-relatada (la relación
"dígole"/"díceme") usual en el Archipiélago.
C) Ideología popular. Con este encabezamiento quiero significar de
algún modo la línea intrínseca que conduce la voluntad expositiva de Víctor
Ramírez hacia el lector, con el fin de hacerle conocer a la clase popular
isleña. Hay, en este sentido, catas en la tipología, en la caracteriología, en
la filosofía insular, como los grandes significantes de sus cuentos. A la
caracterización de la nación canaria como un estado mental podría añadirse que
el primer mensaje cualitativo y cuantitativo que ofrece Ramírez en su prosa es,
justamente, la ideología popular.
Establecidos en los apartados precedentes cuáles
van a ser las tres aportaciones fundamentales de V.R. que van a decidir mi
interés por sus textos, pasaremos al detalle de cada uno de ellos.
*
"ADEMAS
LO PRIMERO"
Escrito entre 1969-70 y publicado en 1978 a
instancias de quien esto escribe, Además lo primero es un cuento largo que pudo haber quedado en
una gaveta sin ninguna dificultad, desechado por primerizo. Sin embargo, tras
una rápida lectura, consideré que era de mucho interés por su valor intrínseco
y como referencia de la evolución narrativa de Víctor Ramírez. Y, tras la
insistencia, vio la luz en Planas de Poesía con una portada del,
entonces, hijo menor de V.R.
Interesante de modo referencial
porque en esta historia que estaba destinada al olvido aparecían ya las
siluetas de lo que iba a ser el mundo argumental, estilístico, intencional y
sociológico del autor. Hay dos historias contadas en contrapunto: la de la
inocencia castigada (Juanito) y la de la conciencia restringida (Don Anselmo),
principio y fin de dos desarrollos vitales más confluentes que antagónicos.
Un día en la infancia de un niño de ladera
No llega a una jornada el tiempo de exposición
temática: apenas si pasa del medio día. Es un día en la vida de un niño de
barriada urbana en los años '50 o '60, infancia coetánea a la del propio autor.
Por eso era importante rescatar este cuento del rigor de la autocrítica: para
demostrar que antes que diera fe de vida la galería de monstruos de la
desdicha, el desamor y el estremecimiento, galería que puebla abundamentemente
los siguientes cuentos de Ramírez, hubo una infancia desprevenida, inocente,
que ya preparaba a los personajes para una edad de hombre sometida a la
impunidad. Que la edad de la razón debía ser, por fuerza mayor, la edad más
irracional. Un niño que, sólo al acabar el cuento, cae de bruces en la otra
cara de la geometría viva, en el mismo límite del desengaño que significa llegar
a adulto, probarse que se vive.
A este niño lo veremos más adelante
convertido en el habitual personaje de "Cuentos Cobardes", luchando por apartar de sí la maraña de
problemas a la que el orden social, alterando su capacidad de decisión, lo
lanza de margullo por una humillación sistemática de su individualidad. Es el
individuo roto por los demás, por las taras de la sociabilidad. El porcentaje
de insociabilidad (no-habilidad social) en los personajes de V.R. es
enorme, pero todo se origina en las condiciones bajo las cuales una vida de
hombre aún en larva va a verse sometida. El niño de Además lo primero recibirá su primer desengaño social como
bautismo de sexo.
Aunque parece ser ésta la segunda
narración escrita por Ramírez (después de Cada cual arrastra su sombra), siguiendo una disposición cronológica en la
caracteriología de su personaje-tipo, habría que situarla más bien en una
primera fila dentro de la descripción sistemática de éste: el estado matriz de
donde salta de pronto la lección que castiga al inocente. La galería de
protagonistas dependientes de esta infancia es, como se verá, extensa, pero no
hay propiamente hablando un arquetipo que herede todas las pulsiones
infantiles, sino que hay más bien un aliento común formulado bajo las
condiciones específicas de cada personaje.
Juanito es el chiquillo de ladera al que
envuelve el matriarcado, la escuela frustrante, la pulsión platónica, la
sensualidad ensoñadora, y que despertará al futuro como suelen despertar los
niños del subdesarrollo: a falta de educación, la escuela de la vida le enviará
un mazazo visual y sensitivo que le ponga de repente pantalones largos y voz de
gallito. Pero Juanito sólo tiene nueve años, caeremos en la cuenta a media
narración. Y será éste el conflicto que instintivamente obstaculice el
seguimiento que haga el lector de la argumentación básica del cuento.
¿Pero cómo -dirá- un niño que piensa
estas cosas, que tiene estos proyectos síquicos, un niño tan enamoradizo y
cavilador, tiene sólo nueve años? ¡Pero si es un mocoso...! Este niño que
recrimina así a su novia mental:
"(...) atreverse y enfrentarse a Lolina,
decirle cuatro palabras, cuatro palabras bien dichas, ponerla en su sitio,
rogarle, rogarle no, prohibirle que se junte con Maricruz, que no le gusta ésa,
no, que tiene pinta de, en fin, que hazme el favor y dame el gusto de no
volverte a ver más con ésa, hazlo por mí, Lolina, lo harás, ¿verdad que lo vas
a hacer por mí? (...)" -pag. 33.
Bien, hemos llegado al postulado fundamental:
Juanito no es un niño precoz, ni biológica ni afectivamente. El autor nos ha
ido repitiendo desde el comienzo de la escritura que es un niño. Y debe
explicitar que un niño, tras esas condiciones familiares, sociales y educativas
(la ladera es la verdadera escuela del niño pobre), ya es un adulto sometido a
la compulsión de mimetizar el mundo de hombres del que se espera el reposo
síquico y el final de todas las insatisfacciones.
La infancia, pues, de un niño de
ladera: toda una situación en la primera edad del canario suburbial de los años
'40, '50 y, eventualmente, también la infancia rural de los '60 y '70. Una
infancia de la época que abreviamos como postguerra y que en Canarias
parece prolongarse más de lo debido, puesto que surgen invariablemente otras
infancias de ladera en los años que corren, y las previsiones de que el
mecanismo continúe parecen imparables.
En la jornada -casera en un primer tiempo y al
aire libre luego- de Juanito, Víctor Ramírez hará toda una descriptiva
emocional y sociológica de los años en que vivieron los niños de la postguerra.
Los elementos que rodean a Juanito son la documentación precisa de la época: es
la suya una infancia de alpargatas, de jugar al teje, de entrenamientos
futbolísticos, de zapatos nuevos para ir a misa, de cacería de pájaros y
lagartos, de tunos indios pelados con una púa de la propia tunera, de traer una
botella de petróleo de la tienda envuelta en papel bazo, de estampas de
futbolistas, pirulíes y agua florida; de boliche, levantada de cromos, de echar
el trompo, de piojos y liendres, de estudiar "de carretilla", de pan
y plátanos, del casal de pájaros pintos, del dinero anudado en el pañuelo, del
"¿me ajuntas?" y el "¡ya no te ajunto!". Usos y señales
vivas de un tiempo determinado.
El empeño de documentar mental y
físicamente el tiempo del discurso escrito no abandonará en adelante la
narrativa de Ramírez, por lo cual decimos de tal afán documentalista que
vehicula una escritura realista y popular, elementos definidores de su talante
creativo.
El morbo sensitivo y erótico
Decimos también que Juanito es el embrión del
personaje-tipo de Ramírez en lo que tiene de observador intermediario entre el
narrador y el lector. Por su mirada va sucediéndose la descripción de la
contingencia que llamamos el escenario. Contempla, entrevé, mira, vislumbra, se
distrae en la observación del paisaje, que a través de su mirada va desfilando
por las líneas paralelas de la páginas. Observación que marca el despertar
sensitivo a los estímulos externos e internos que harán de él un adulto de
puntillas.
Esta funcionalidad de intermediario
sensitivo que comunica al lector la visión del autor se prolongará, porque su
caso es el de un niño que "se imagina" o "juega a
imaginarse" todas las ensoñaciones susceptibles de surcar una mente
infantil. Y, correlativa a la sensibilidad, aparece entre aquéllas una de las
constantes de su creador: la fijación erótica, que en Juanito será platónica,
con ciertas impurezas de exclusivismo machista y un ritual de noviazgo impropio
para su edad. Hará planes, por ejemplo, para guardar dinero y comprarle
caramelos a Lolina en el descanso del cine dominical, mientras ella le espera
en la butaca y pondrá la rebeca en su sitio vacío para guardárselo: ritual
normal entre novios adultos.
El mimetismo del mundo adulto, ya
sea en directo, ya en la fabulación cinematográfica, unido a los rituales
posteriores -la novia formal y el cuartel- harán del niño de ladera un hombre
de provecho. El cine, por ahora, le inspirará la efusión comunicativa de los
"te quiero" susurrados en la pantalla y que él ensayará en solitario
para su "niñita".
El lector sentirá al mismo tiempo el
escenario interior como una evidencia: su pulso, su sofoco, su turbión mental
van materializando biológicamente la pulsión erótica, tanto como sus regocijos,
estremecimientos y frenesís vayan sucediéndose. La familia y la amistad
contrariada no lo alcanzan somáticamente, el desvío del ser amado sí, y en
grado máximo. Pues no es una ensoñación platónica la que siente cuando, en un
juego, se le impone la vecindad física y el contacto de la niña:
"(...)Lolina contra su espalda,
notándole su moreno bracito, su inquieta cadera, oliéndole a cabello lavado con
champú de fresa y a sudorosa axila de niña que tenía congestionado el rostro de
tanto corretear, oyéndole sofocar una risa al verle tan serio y pálido, una
muñequita cruzada entre sus manos, sobre el regazo.
Inolvidable atardecer en el que el chiquillo,
transportado al mundo del gozo, no volvió a articular palabra, enmudecido,
embargado por la emoción de tan honroso matrimonio. (...)" pg. 12.
El erotismo infantil marca aquí una pauta que
será una de las constantes de Víctor Ramírez: la fijación erótica, triunfante
si se materializa o reprimida con "una pena sorda que le atravesaba de
parte a parte"/"entrándole una dulce gana de llorar". Son
los síntomas de un morbo o melancolía amorosa, de amor insatisfecho, muy común
a los siguientes personajes del autor.
Ramírez resolverá en el futuro estos
estados de hipersensibilidad herida con sus típicas antinomias o conceptos
paradójicos que rindan lingüísticamente la intensidad dolorosa que sufren sus
criaturas. En este caso, atribuye a Juanito calificativos que expresen el grado
mayor del morbo amatorio: "esa desquiciante ansiedad
medrosa"/"que duela aquí, en el pecho, que te apretuñe la garganta y
no te deje hablar casi".
En tal planteamiento de la líbido
infantil, adolescente o incluso adulta, tendrá influencia decisiva la visión
que los textos ofrecen de la mujer-tipo de Ramírez. Será en el retrato
embrionario de esta mujer donde aparezca Lolina anunciando a la desdeñosa,
orgullosa, altiva, sumisa y humilde mujer, a veces, que en un grado límite se
vuelve intermitentemente molestona, peleona, provocadora, arrogante. La mujer
que ha creado la imagen lectora del Ramírez misógino, está en Lolina:
"(...) a mirarla con sentida gravedad, con
embriagada sensación, a mirarla cuando ella, gorjeando en risitas afectadas,
cascabeleras, volvía la carita hacia atrás, hacia él, hacia sus ojos, para
contemplarlo con altiva complacencia, enmudecida de pronto, la risa seriamente
cuajada entre sus labios que temblaban, y siempre cogida con ambas manos a los
brazos de sendas amigas, damas de honor de tan digna belleza...)" pg. 13.
La actitud de desdén femenino acentuará en
Juanito su situación de niño dolido, despechado, melancólico,
("mohino", "amulado"), que llegará a la crueldad expresiva
cuando descubre la infidelidad de su pequeña adorada, de su novia oficial sólo in
mente. Es el proceso de derrumbe sicológico tan habitual en los personajes
de V. R., a los que el amor derrota con tanta intensidad.
A la intensidad sentimental
corresponde entonces una lingüística acumulativa en pathos, capaz de
igualarla: no es otra la estrategia estilística del autor. A tal fin, Ramírez
ha formado una retórica adjetiva entre el patetismo y la mansedumbre donde
aparece la pasionalidad caracteriológica del canario, valiéndose el autor de su
médula sicologista al inventar monstruos para que sufran. Ya la literatura
popular canaria lo había definido en la famosa copla: "(... ) mucha
nieve en el semblante/y fuego en el corazón."
El maestro, otras figuras y un apunte de realismo mágico.
El segundo protagonista de "Además
lo primero" es el
maestro Don Anselmo, que cada mañana llega al barrio en la guagua. Se hace de
él un retrato físico que apunta hacia una convencionalidad de arquetipo, en el
sentido de personificarse en un humano de tales características todo un sistema
pedagógico rutinario y colonizador. Éste es el retrato que Ramírez hace de la
institución educativa, valiéndose de Don Anselmo:
"(. . . ) Don Anselmo usaba gafas de
monturas negras y cristales gruesos formando circulitos concéntrícos que hacían
parecer muy chicos los ojos allá en el fondo. No era calvo ni canoso a pesar de
su edad. Ventrudo, los brazos largos y flacos, muy velludos, que aleteaba a lo
director de orquesta cuando explicaba algo, tenía una nariz borbona y peluda y
la frente bien surcada por arrugas paralelas onduladas, lo que le ocasionaba un
aire de perpetuo despistado. Se aproximaba amulado, el caminar cansino,
apático, las manos cogidas atrás, el periódico redoblado bajo el brazo, junto a
la axila. Carraspeaba mucho, continuamente, inhalaba el esputo que le bajaba a
la garganta cerrando las narices y lo impelía sonoro, embalado en parábola,
certero, hacia la papelera y desde donde estuviese. Luego continuaría hablando,
aquí no ha pasado nada, y dando coscorrones que demandaban atención y llenaban
las cabezas de dolorosos cosquilleos (...)" pgs.
24-25.
Parecemos estar viendo un moderno Dómine Cabra
agravado por la miopía, la apatía y los malos hábitos, de algún modo males
institucionales en la educación. Pero más que en su actuación como maestro, el
conocimiento que alcancemos del personaje será a través de ese diario que
escribe de modo "constructivo, moralmente positivo y literariamente
fatigoso" y que se presenta en todo el relato como alternativa a la
sección interna de Juanito en su jornada pasional.
El diario acumula observaciones de
un docente filósofo y puritano, moralizador en su soledad y en sus añoranzas,
culpabilizado por el espisodio erótico con una joven prostituta. Diario que va
alternándose, a su vez, con las sesiones de clase en una simultaneidad
sistemática que V.R. hará habitual en su narrativa.
El personaje del maestro sirve, como
se ha dicho, de contrapunto al relato principal. A la inconsciencia infantil,
soñadora y platónica, contrapone Ramírez la consciencia que ha alcanzado Don
Anselmo de su fragilidad entre los otros destinos humanos, entre ellos el del
limpiabotas del bar, con quien conversa mientras toma el aperitivo. Su
conciencia opera en el Diario por medio de una moral restringida que parece a
primera vista aquella que se anuncia en un Juanito adulto, pero que en realidad
opera por antinomia.
Ramírez parece querer hacer una
comparación: he aquí una vida de niño que busca ser hombre; he aquí una vida de
hombre en declive que anhela ser niño después de malgastar su vida en la torpe
experiencia. ¿Vale la pena que Juanito apresure su infancia para perder su
tesoro imaginativo y entre en la desazón y la culpabilidad que le ofrece el
modelo adulto? Esta parece ser la propuesta intencional, por encima del
contraste de dos mundos opuestos que se confrontan en el relato: el del
educador y el del escolar.
Las figuras secundarias de Además lo
primero, aparte de Lolina,
la niña idealizada, son una madre de características ya presumibles:
"(...) Mamá no sonríe cuando habla. Es
una mujer seria, joven, muy hermosa, morena tenue, de ademanes arrogantes y
miradas reprobonas, rebeldes, inmisericordes, lacónica, cortante, nada
cariñosa, cuya presencia aturde. A veces, muy rara la vez, contó algún cuento,
Blancanieve, Pulgarcito, el de la Caperucita, pero con el susurro cansado,
harto, insensible, y mirando como más allá de la pared (...)" - pg. 15.
Las figuras del abuelo panadero, ya
fallecido: "hombre bajo, cuadrado, decente y trabajador como un
burro" y la abuela "seca como un tollo", resignada,
añorante, agria y dulce a intervalos, con las manos "que huelen a
lejía".
Están además los compañeros de
escuela de Juanito: Tomasín, Feluco, Mendoza, Rufo (el cual protagoniza una
secuencia escatológica de humorismo despiadado) y la liviana Maricruz, origen
indirecto del desengaño de Juanito. Todos ellos, como los vecinos del barrio
que de algún modo entran en la acción, son los personajes característicos de la
mitología social de Ramírez. Seres que conviven en el mismo barrio y que, una
vez recibida cierta tipificación, quedan convertidos en literatura para
completar esos encuadres de intimidad suburbial con la que el autor se sirve
para cerrar su universo popular.
Hay también en Además lo primero premoniciones elementales de los motivos
mágicos que después serán desarrollados e impulsados con la vorágine
irresistible de influencias que trajo "Cien años de
soledad". Ahí está por
ejemplo esa llegada de un Papa al puerto insular "a inaugurar de forma
oficial la iglesia, moderno templo, alzada en honor de la primera santa nativa
de la isla"(... )"a donde llegará a bordo de un lujoso yate que han
puesto a su entera disposisición las segundas autoridades del país".
La isla, el muelle grande y la santa
nativa apuntan ya como índices figurativos de una posible situación mágica en
escenario criollo. En adelante hará Víctor Ramírez transposiciones de este
género hasta conformar una suerte de realismo mágico insular, que hay que tomar
muchas más veces en sentido paródico que en el sentido lato de construcción de
un Macondo canario. Será uno de los raros escapes humorísticos del
autor, quien no tiene precisamente una vena humorística, pero que sabe
aprovechar ingredientes escatológicos, libidinosos o pastiches exóticos para
dar el tono de humorismo tortuoso que vemos muy bien encuadrado en la categoría
de humor negro.
Son éstos, en resumen, los carácteres y
argumentaciones que contiene el cuento Además lo primero. Como va a verse en lo sucesivo, el cuento es
un borrador juvenil cuya continuidad alcanzará ampliamente al resto de la obra
posterior del Ramírez que insiste en retratar magua y desamor del
alma isleña.
*
AL OTRO LADO
DEL OTRO LADO
Publicado por primera vez en Aislada
órbita (1973), e incluído
en Cuentos cobardes, esta narración cuenta dos fragmentos múltiples de la historia
de Miguel Remedios, conectados entre sí: (a) recuerdos de su vida de colegial,
con la primera incitación sexual didáctica y el episodio erótico (intuible) con
Raquel y (b) la ocasión en que Raquel muere con uno de sus amantes a manos del
amante mantenedor.
La segunda historia es la del día en
que Miguel recibe el telegrama comunicándole este suceso, se levanta, se ducha,
se emborracha y decide coger el avión para ir al entierro de Raquel.
ESTRUCTURA
La progresión narrativa se desarrolla a lo largo
de cinco bloques de escritura según el siguiente esquema:
1er BLOQUE
-El protagonista, Miguel Remedios,
es despertado por un toque del repartidor de telegramas en su puerta.
Descripción de su estado, sus movimientos en el cuarto, la voz del repartidor y
su voz cruzándose en un diálogo.En pasado las voces de su hermano
(recriminándole), el Bánega (profesor) y Reina (compañero de estudios).
2° BLOQUE
-El que escribe, Dami, le
cuenta-recuerda a Raquel el suceso del regreso imprevisto de su marido mientras
él la visitaba, su escondite precipitado y la entrada del marido en el
dormitorio.
3er BLOQUE
-Miguel lee el telegrama y sale a
celebrarlo. Sigue recordando su vida en el colegio: le cuenta a Reina para qué
lo había llamado el Bánega, la pregunta sobre la masturbación y la prédica en
contra. Borrachera de champán en la tienda de Carmelinita. Recuerdo de su
hermana recriminándole el día en que se masturba por primera vez (sueño
anterior al despertar del telegrama). Episodio de las preguntas del
Bánega.Regreso al presente:"Hoy recuerdo que..."
4° BLOQUE
-Continúa la búsqueda suspicaz del
marido de Raquel. Conversación y salida
de éste. Primer paréntesis con la historia de su marido y las condiciones de su
unión. Segundo paréntesis con la espera en el parque, conversación con quien
preparó la bomba, explosión y partida del viejo.
5° BLOQUE
-Se da el contenido del telegrama,
firmado por un desconocido. Termina el fragmento con una frase cariñosa a
Carmelinita.
PROCEDIMIENTOS
ESTILlSTICOS.
En ésta, como en tantas otras narraciones de
Ramírez, la unidad narrativa está compuesta de secuencias seccionadas entre sí
por el tiempo. Y, en este sentido, es en los procedimientos de imbricación
pasado-presente donde el narrador se apoya para desarrollar los recursos
estilísticos que completen su historia. Efectos de alternancia, sucesión y
simultaneidad que se presentan en las siguientes variantes:
a) Sucesión de diálogo y narración en secuencia
continua.
(efecto de contiguidad):
"en un perchero que
abuelo, un domingo de visitas, colocó refunfuñante, tu padre no sirve para
nada, Miguelillo, para nada, mi niño, todo lo deja a tu abuelo, y él a jugar
barajas, y se quejaba de la gente de hoy, que antes se trabajaba de sol a
sol" (...)l
b) Alternancia de diálogos pasado-presente.
Esta animación del diálogo parece
asumir el nivel del habla canaria: la secuencia digo/dice, digo yo/dice él,
dígole/díceme y aún en su forma dígole yo/díceme él, habitual aún en
la narración de algún sucedido por hablantes del medio rural, es recuperada por
Ramírez en esta forma:
"es un telegrama dijo, ¿tan temprano? dije", "Buen
perfume, dijo, el de siempre, dijiste" (...)
La alternancia pasado-presente incluye el
diálogo:
"Esta puerta, despintada y
llena de grietas, sonaba igual en cambio, telegrama para usted, dijo de nuevo,
ya abro, ya, y fui a por los pantalones" (...)
c)
Simultaneidad de tiempos en alternancia.
(el narrador mueve la 3ª persona y
la continúa en 1ª persona sin solución de continuidad)
"se dijo que" (...)
"ni me moví" (...) "se encontró", "se sorprendió"
(...) "y caí en la cuenta" (..)
"dijo en voz alta que esto
hay que celebrarlo, me meto una duchita, cogí (....) toqué (...) tengo que
(...) tuve que" (...)
Entre estas variantes pueden incluirse la
alternancia de la historia del colegio con la conversación y borrachera en la
tienda de Carmelinita, los saltos del presente al pasado y el regreso,
cambiando de tiempo, y el uso del paréntesis, que merece un tratamiento aparte.
Uso del paréntesis como
extensi6n sicológica de antecedentes.
Los paréntesis incluyen períodos en
los que el narrador vuelve al presente y explicita sus reacciones en este
tiempo y las de Raquel en pretérito:
"Raquel, cielino (Raquel
le dejó lIamarla cielin o sin pestañear ni hacer ningún gesto) te aseguro que
yo mismo [...] (tampoco se alteró al oír oh palabra mágica, limitándose a
suspirar gatuna y a colocar mejor la cabeza en el joven, en el regazo del
jóven), sería el primer sorprendido al verme morir fulminado por tan divino
(luciferino, tal vez pensó Raquel, eso al menos pareció indicar el fruncimiento
chupón de sus labios recien pintados) haz de sonidos, porque yo (y ahí tuvo que
pararse, sorprendido de ver a Raquel levantarse con inusitada rapidez)
(...)"
SEXO Y
REVANCHA
La historia contada "al otro lado del otro
lado", como en el
triángulo de Penrose (laberinto de moción visual imaginaria}, es simplemente la
de una revancha sexual y, en su posible complejidad crónica, una simple
historia lineal, contada en posición sagital. Historia que incluye una
descripción de tres momentos de la sexualidad de Miguel Remedios: la
incitación, la práctica y la revancha:
a) incitación
indirecta por parte de un profesor, el Bánega, posiblemente con una desviación
sexual. La reprimenda moral y las precisiones sobre el onanismo bastarán para
excitarlo. Hay en esta historia otro escalón, la acechanza de su hermana (turbia
voyeuse por un ojo inexistente de cerradura) y la recriminación que hace
al protagonista.
b) la práctica
(supuesta) de situaciones eróticas con Raquel, que se refleja en la imaginada
secuencia con Dani. Al hacerla suya, pues es el narrador, la convertirá en
arquetipo de su propio comportamiento sexual.
c) la revancha
de Miguel: se emborracha al enterarse de la muerte de Raquel y brinda porque
se acabó la enfermedad. Apunta aquí Miguel Remedios el despecho por la
posterior carrera sexual de Raquel y su posible misoginia (aparte la incitación
final a Carmelinita}.
Al comportamiento sexual -contabilizado como
moral- de Raquel, corresponde un pasado educativo de Miguel Remedios con
situaciones contrastadas: el pecado infantil (el Bánega: que si te masturbas)
contrasta con la infidelidad conyugal de Raquel. Asimismo, la retórica eclesial
-que frecuentara los sacramentos- contrasta con la revancha de Miguel. Del
contraste entre la estricta educación represiva que ha recibido Miguel Remedios
y la educación sentimental desinhibida de Raquel, surge una colusión de
comportamientos que se aproximan. Como cerca están el furor de la inocencia y
el furor del pecado, una vez se ha pasado el umbral de conocimiento: el
pecado es la normalidad y la inocencia no es la norma de la vida,
sino la incapacidad de vivir con normalidad.
*
LA VEZ ENTRE
DESPUES y AHORA.
Escrito en 1975 y publicado por primera vez en
el volumen "Cuentos cobardes", el relato de este título parece más bien una
novela resumida y sincopada en las treinta y una páginas de la edición original
que propiamente un cuento. Es una de las narraciones más ambiciosas de Víctor
Ramírez a nivel de elaboración lingüística y por la desmesurada animación
figurativa que ocupa esta vez el espacio narrado.
Relato centrado en la hipercrítica
político-social y en el realismo mágico, "La vez entre después y
ahora" aúna la retórica
formal propia del autor con otra retórica de aluvión, siempre cabalgando sobre
una intrincada relación de datos-hechos que voltean permanentemente en el pasado/presente del relato, singularmente
temporal a fuerza de quererlo intemporalizar.
ESTRUCTURA.
Componen aquí el cuerpo narrativo doce bloques
de escritura que presentan la secuencia diagramada a continuación:
BLOQUE 1: Presentación mágica de Sasa, precursor
fónico de la Liberación
BLOQUE 2: Discurso del cura a Sasa.
BLOQUE 3 : Trato de Sasa con don Apriorístico.
Comienza la guerra.
Sasa encarga la imagen a Viviano.
BLOQUE 4: Continuación del encuentro con
Viviano.
Reacción de Sasa ante el Niñito
Jesús.
Supuesta muerte del Sacristán
BLOQUE 5: Cadáver de Sasa, salvador del narrador
por su dimensión viril.
Reducción masculina en la aldea.
Derrota y desfile de la humillación
BLOQUE 6: Llegada de las autoridades.
Defensa del Niñito Jesús.
BLOQUE 7: Episodio de Méndez con el
Obispo-gobernador.
Conjeturas sobre el libro de la hija
de la Munda.
Sasa, cabecilla.
Llega el vicegobernador-párroco.
Presunto fusilamiento de Sasa.
BLOQUE 8: Retrato de Sasa como héroe de la
insurreccción.
Memorial de la sábana.
Conjeturas y reacción femeninas.
BLOQUE9: Se cumple la profecía del carro de
fuego.
Prohibición gubernativa de hablar
sobre la hija de la Munda.
Episodio de la precoz virilidad
infantil.
BLOQUE 10 : Tedeum en acción de gracias.
Conversión de Viviano.
Crece la devoción a la imagen.
BLOQUE 11: La Patria y los liberadores.
Libro del Pariente Artiles sobre la
guerra de la Dependencia. Consideraciones históricas. Aparición del Obispo.
BLOQUE 12: Necesidad urinaria.
Intento de llevarse el Niñito Jesús.
Aparición repentina de Sasa,
supuestamente desaparecido.
Aún existiendo la aparente continuidad de los
hechos, hay un signo de composición anular (Ringerzählung) en el dato de
la muerte de Sasa (BL.4), la siguiente aparición del sacristán (BL.7) y la
posterior (BL.12), unidas al levantamiento popular que impide la salida del
pueblo de la imagen. Según esta interpretación pueden leerse los BL. 6 y 7 como
continuación sincrónica del BL.12 y así quedaría el BL. 11 como último eslabón
de la composición.
Episodios
.-Ampliación de conjunto:
Sasa
se pone al frente de la insurrección.
.-Conjunto global:
Llegada
de Sasa.
Relación
con D. Apriorístico.
Diálogo
de Sasa con Viviano.
Memorial
de la sábana.
Reacción femenina.
Fusilamiento
de Sasa.
Necesidad
urinaria.
Episodio
de Leoncio.
Manual de Pariente Artiles.
Desmayo
de la hija muerta de la Munda.
PROCEDIMIENTOS
ESTILlSTICOS.
"La vez
entre después y ahora" presenta,
como se ha visto, una estructura compleja. Los medios con que se impone dicha
complejidad son, por una parte, los de la misma configuración del relato:
interpolación del diálogo en la descripción y simultaneidad de acciones, que se
analizan normalmente en los otros relatos que tocamos en este trabajo.
Aquí parece más conveniente
detenerse en el otro medio utilizado por Ramírez para conseguir el efecto
definidor del cuento: los materiales empleados. Estos materiales linguísticos
son de distinto signo. AnaIizaremos principalmente:
(a) vocabulario:
la serie adjetiva, diminutivos, canarismos,
formaciones propias del autor y coloquialismos del habla canaria;
(b) fórmulas retóricas de aluvión: político, informativo, oficial, religioso y retórica de propia invención con fines paródicos;
(c) los indicativos de xenofobia hacia el personaje Sasa y los aforismos creados por el autor;
y (d) los formantes propios del realismo
mágico, bien como
invenciones del autor, bien como parodia de un demiúrgico realismo mágico canario.
(A) VOCABULARIO.
La serie
adjetiva.
Tiende en este relato a subrayar la
retórica con fines deliberadamente paródicos o a la compulsión pasional con
fines críticos. Se trata de una adjetivación fuerte y cargada de acentos
poéticos, echando mano tanto de cultismos de imposible uso popular como de
coloquialismos muchas veces creados por el autor.
La utilización espasmódica y
encadenada de adjetivos sirve a Víctor Ramírez para realzar una estilística
retórica que, en la presente narración, parece convertirse en el mismo fin de
la escritura.
Las variantes son de muy distinta graduación:
Adjetivación simple:
"autoridades
civiles"
"suelo
patrio"
"pelea callejera"
"venganza zorra"
"santidad precoz"
"santidad mansa"
Adjetivación simple de base culta
"unanimidad
tácita"
"reivindicación
póstuma"
"enclaustramientos
interminables"
Adjetivación antepuesta al nombre:
(a)
de base culta:
"la
cuestionable sotana"
"justificada
desazón"
"pertinaz
sino"
"malsano
regusto"
"un estorbado
salto"
"el insalvable imprevisto"
"la dulce decepción"
"el restituído párroco"
"el esmerado regalo"
"la persistente estancia"
"silenciosa sonrisa"
"ligero caminar"
"hórridas botas"
"el inesperado Sasa"
"con indigna corrección"
"cristiana alegría"
"sufrido poeta"
b) de base
popular o de creación propia:
"un
desperdiciado marido"
"puro
pellejo"
"puro
regusto"
"la poquita
sangre"
"a chiquita
virgen"
Adjetivación simple de creación propia
a)
de base coloquial:
"sábana
amarilloroñosa"
"regocijo
llorón"
"la patria
chiquita"
b)
de colusión conceptual:
"la
duda cierta"
"los
clandestinos honrados"
"vuestra
inocente ignorancia"
Adjetivación compuesta:
a)
en doble anteposición:
"una
cariñosa severa plática"
"por simple
humana esencia"
"el olvidado
vilipendiado Sasa"
"una bendita
puñetera vez"
"el desmentido
oficial desmayo"
"con cariñosa
pero severa tartamudez"
b)
Adjetivación en simetría:
"el
remilgado tono rabioso"
"su
desesperada masonería clueca"
(c)
Adjetivación de refuerzo tonal:
"la
perenne sonrisa del destierro"
"un rotundo
fracaso sin retorno"
"el deshonroso
desfile de la humillación"
d) Serie de
adjetivación espasmódica:
"una
pisada triste de camello ahito"
"una
inveterada meada seca dorada"
"al menor
síntoma de deseada indeseable"
"maquiavélica
silenciosa no comprometedora afirmación"
"el paciente
movimiento independentista en el exilio"
"antiguo
difunto duque mayor de nuestra querida perra isla"
"de sacristán maldito,
malvisto, inclaudicable y para colmo ya enfermo de celos crónicos"
"el
indiscriminado común amor pasional blanco"
Los
diminutivos.
La utilización de los diminutivos en
el texto viene dada como reforzamiento de situaciones y carácteres. El refuerzo
expresivo que se hace de la afectividad popular se indica con formaciones tales
como: "viejito", "chivito", "calentito", "la
criaturita, desnudito", "la pitusita", donde el autor documenta
este nivel afectivo del habla popular al tiempo que sitúa elementos
sentimentales en la acritud general del texto.
Si bien la serie diminutiva obedece normalmente
a estos registros afectivos, hay ocasiones en la que surje la otra cara del uso
popular: en función de la ironía, la sorna o la complicidad. En este sentido
vemos usar: "malimpriadito", "modosita", "¿ y este
orito?" o "la bombita de mano". Es la diferencialidad de
registro tonal que separa -en los nombres propios- a "¡Vivianillo
del diablo...!" del apelativo familiar "Vivianito" .
En el microcosmos que es la Isla
donde tiene lugar la acción trasciende indudablemente el macrocosmos que es el
barrio, de donde la denominación diminutiva normal en la serie apelativa:"
Malenita", "Rosalbita", "Leonorita" y el dicho
"Vivianito". lntimidad vecinal y afectiva que alcanza a la propia
imagen religiosa que origina el climax violento del desenlace, es decir, el
"Niñitojesús', "nuestro Niñito".
En ocasiones la misma forma
diminutiva adquiere, según el contexto, carácter diverso. Véase por ejemplo la
función superlativa de mismo en: "el mismito casicentro" (con valor
funcional de mismísimo) y el valor de aproximación afectiva a un espacio en
"ahí mismito".
Los
canarismos.
Dos series sobresalen entre los
canarismos del relato: la serie verbal, que incluye formas como
trincar, conejar: "nos trincó
conejando"
principiar
llevarse (recibir): "se llevó un pescozón por
tolete"
correr
(echar): "corriéndote de la casa"
hacer pizcos, me doy un salto, se
alongó...
...y la serie denominativa sexual, que insiste
principalmente en la capacidad viril, desde su mínima expresión -"la
pitusita"- hasta la forma superlativa -"¡qué majón de almirez se
gastaba el endino!"-, pasando por "dátile" y
"polludo".
Otros canarismos de uso exclamativo:
"¡caracho!", "concio", "leche machanga",
"mentiroso de porra", "majadero" y finalmente los formantes
más usuales: "un pajullo de alfalfa", "calientes como
machos", "desperdiciado marido",
"ron con pejines", "mamada", "temblera",
"quejo", "voladores, "guirres", "pírgano",
"vergazo", "los porrones", "un bochudo", "el
millo", "sábana ranciosa", "el cabro" y la curiosa voz
"reúma" con desplazamiento acentual.
Las
formaciones propias del autor.
Es en el aspecto recreativo de la
lengua donde V.R. demuestra una captación intuitiva de elementos del habla
popular, cuyos recursos ordenará según su propio mecanismo de síntesis hasta
formar neologismos. Aspecto éste en el que los críticos han visto una retina
especial en el autor para personalizar los cambios imprevistos que surgen en la
bullente lengua coloquial. Esta lengua que, alterada tanto por la arbitrariedad
acentual ("reúma") o fonética ("estógamo") como por el uso
distorsionado de los cultismos que los medios de comunicación lanzan sobre la
población rural y suburbana, lIegaría a presentar las formas que el autor
adelanta como equívocamente literarias, cuando sólo son premonitorias.
El problema de detección de estos
neologismos se presenta desde el momento en que existe un delgado tabique que
separa el estado recreativo del neologismo y la forma previsible en el devenir
del habla coloquial canaria, fuente original de aquéllos. Débil frontera en la
que un sema, por confuso, será fácilmente confundible; p.e.: encorcovado,
adjetivo de uso popular, funcionará de modo indistinto en este sentido, en el
de substantivo o participio en V.R.
Las dos variedades de neologismos
que aporta Ramírez se referirán a verbos o a sus participios adjetivados:
"desventajado"
"inocentado"
"virginada"
"enmuñonados"
"se pergaminó"
"encorcovado"
"casietérea"
"encegándonos"
"pordescontado"
"sahumeriada"
"retrovisoramente"
"entercado"
algunas formaciones verbales:
desamar: "nadie lo
desamaba"
desquerer: "desquerido
majadero"
devenir: "de un devenido
nunca"
virginar: "acercándose
virginada"
y a escasas formaciones substantivas:
"malquistadores"
"para mayor repugno"
"malvisto"
"maldicho"
"lozachina"
"postumidad"
Los
coloquialismos del habla canaria.
Véanse las siguientes formaciones
coloquiales del habla regional puestas en uso narrativo, como contraste a las
categorías idiomáticas más cercanas (neologismos y formantes retóricos del
habla popular):
"sin ser de suyo propio"
"por simple humana esencia,
usted."
"venir a morir así,
hombre"
"nos supo a demontre puro"
"lo juro por mi madre"
"no pego los ojos con el
dichoso reúma"
"me senté a descansar las
piernas un rato"
"para que te empapes"
"la novena por las ánimas
benditas del purgatorio"
"estas tierras del diablo
pintado"
"que qué iba a olvidarme yo, tú
estás loco"
"y ni dijo sí ni dijo no"
"para que se jodan"
"se llevó un pescozón por
tolete"
"porque, dejémonos de
boberías..."
A estos coloquialismos podrían añadirse las
voces "barranco seco" y "el risco" que denominan de modo
común a dos emplazamientos geográficos suburbiales de Las Palmas. Barranco Seco
es, en efecto, el lugar geográfico donde se sitúa la Prisión Provincial y El
Risco, por antonomasia, EI Risco de San Nicolas, uno de los primeros barrios
suburbiales de esta ciudad, cronológicamente hablando.
B) FORMULAS RETÓRICAS DE ALUVION.
El procedimiento retórico como técnica de la
creación tendenciosa (Tendenzdichtung), aquélla en la que está implicada
una intencionalidad ideológica, aparece frecuentemente en la ficción
narrativa de Víctor Ramírez.
En la presente narración se despliegan estos
recursos retóricos con la intención consciente de imponer una intensidad
paródica y crítica, como complemento a la ficción propiamente dicha. Retórica
que se percibe más como discurso aislable de la acción que como técnica para
imponer la ficción al lector, puesto que la ficción aquí es pura, e incluso
indeseablemente pura para el autor si no admite collages retóricos.
Es así como el concepto de retórica
se aparta en V.R. del de técnica o estilística, como recurso idiomático
cerrado, y se convierte en una retórica abierta a la inclusión de materiales de
muy diversa procedencia. Este procedimiento lo ejercerá V.R. a través de una
retórica propia, de elaboración y recreación sintáctica, y de otra retórica de
aluvión, de fácil reconocimiento.
Las principales variantes formales
de la retórica de aluvión amalgamadas en el relato serían:
(a) del campo político:
"y con todo el dolor de mi
corazón, me veo en el ineludible deber de comunicarles, estimados e ilustres
colegas, que por orden gubernamental dicho poema no ha existido"
"y hay que admitir por encima
de todo, aunque con las reservas del caso y a pesar de la propaganda que en su
contra nos imbuye la oficialidad de estos momentos, que fue casto"
"y abusan de nuestra escasa fe
para hacemos creer que no fue un pretexto bien aprovechado por las oscuras
fuerzas contubérnicas del desorden materialista"
"luchemos contra el invasor
colonialista, contra la iglesia anticristiana"
"y generoso en dejando ir con
respeto a las infelices autoridades ignorantes de su misión de sicarios morales
al servicio del opresor"
"enarbolando la bandera del
movimiento independentista en el exilio, pedía insurrección inmediata guiado
por un fanatismo masónico bien adobado por el oro de los maléficos enemigos de
siempre, fanatismo que había ido incubando desde el momento en que destituyeran
a su benefactor"
(b) del campo informativo, científico, deportivo o literario.
"¿Que por qué su indiferencia
ante la estatuilla al verla ya en brazos de la Virgen?, nadie ha dado alguna
explicación convincente y las teorías que alcanzaron predilección sobre las
otras fueron barridas sin excepción cuando el desbarajuste patriótico."
"Y los hombres
tuvimos la vergüenza de mirarnos unos a otros en el silencio de culpabilidad
que provoca la evidencia del fuera de juego"
"los animalitos en general
fueron petrarquianos de ombligo para arriba y no bocaccianos de ombligo para
abajo"
"¿recuerdan,
hermanos, cuando, haciendo omiso caso al, expreso en testamento, deseo mandato
del antiguo difunto gran duque y a riesgo desesperante de que por fin cayese
fuego del cielo, se decidió por unanimidad y sin consentimiento previo de la
infrascrita que, con el deber de urgencia y a causa de la pertinaz plaga de
langostas que nos arrebató...?"
"y por más que la versión
oficial sentenciara que había sido un sueño colectivo, enfermedad de nuestros
críticos tiempos de confusión y satanismo"
"Reconocía el señor Artiles que
no se atrevía a vislumbrar las verdaderas causas que condujeron inevitablemente
a la guerrita de la Dependencia, pero que se aventura, con todas las reservas
morales de Occidente de que es capaz, a apuntar dos: una próxima y otra próxima
menos próxima, que no remota, como esos falsos historiadores aseveran sin
respeto alguno al rigor historicista con sus fantasías y audacias propias sí de
ensayístas pero improcedentes en científicos de la historia que se deben a la
verdad evidente y no a la conjetural, que de conjeturas está el infierno lIeno,
ensayistas que osan engañar a los incautos con sus descabelladas teorías
sustentadas en mentes alucinadas por el brillo efímero de la gloria más efímera
aún mundana"
(c) del campo oficial.
"sin permiso
oficial suficiente"
"durante los
prescritos diez días"
"A Sasa había que atribuir las
pertinentes responsabilidades (...) una vez pacificado el suelo patrio"
"por lo que comisionaron con
urgencia a cuatro de ellas para que pidieran autorización legal al señor
vicegobernador (... ) que se presentara una instancia por escrito y rubricada
por la presidenta"
"como continúan manteniendo
pertinazmente y ante toda evidencia los enemigos de nuestra prosperidad"
(d) del campo religioso:
"Al fin se subsanaba la crisis
de los furores invernales por el camino de la decencia y apremiaba sin más
dilaciones injustificadas un Tedeum en acción de: gracias te damos, Señor, por
tu infinita bondad al habernos concedido la misericordia de tan recto e
iluminado vicegobernador para que nos guíe, pobre que somos rebaño de
ignorantes pecadores, por la senda de tu justicia y voluntad"
"tenemos que
lIevárnoslo, estimados hijos, que, en vuestra inocente ignorancia, no acertáis
a vislumbrar la irreverencia a que estáis sometidos venerando a una imagen
impúdica construida bajo inspiración satánica, que otro apelativo no es posible
dar a tamaña monstruosidad"
La retorica de invencion propia.
Una de las bases estilísticas
distintivas de nuestro autor está precisamente en la creación de una retórica
propia que, si bien en este relato está al servicio de la parodia, sirve por lo
general de nexo pertinente entre la secuencia descriptiva y la secuencia
dialogada, ya sean ambas de carácter culto, ambas coloquiales o entremezcladas.
Los mecanismos más comunes para su
elaboración son la transgresión o alteración del orden sintáctico normativo,
que queda descoyuntado por el desplazamiento de alguno de sus formantes,
apoyándose especialmente en las series adjetiva y adverbial substantivada.
Sucede otras veces que el autor se
pliegue a la mera recreación del habla coloquial, que alcanza en Canarias
secuencias retoricistas. En este caso, la frontera entre lo creado y lo
recreado es absolutamente difusa, pues ya se ha dicho con anterioridad que
muchas veces se guía Ramírez por intuiciones lingüísticas que de algún modo
adelantan en la ficción literaria los modelos retóricas del habla susceptibles
de ser oídos en pequeñas comunidades de hablantes. Pueden considerarse
pertenecientes a este aspecto:
"sin ser de
suyo propio"
"lo a no saber
de cierto"
"era no mala
persona el Viviano"
"pudo hacer uso y abuso de su
envidiable, no me digan que no, condición paisana"
"que no me dirán ustedes que no
manda cojones"
"la mudez de usted ya sabe
quién"
"no vieras cómo llegó llorando
el niñito"
"y que se encontraría en la
primavera cuando ya para qué"
Aparte la inclusión de estas fórmulas
coloquiales ya dadas, véanse los ejemplos más reconocibles de retórica
autónoma:
"en algún
donde"
"en nuestro
específico dónde"
"mantiene un
sin embargo lo sintió"
"a ver qué era
aquella tanta luz"
"hasta que
llegó el verdadero cuándo"
"en cualquier
más adelante"
"jamás llegó
el tanto odio a arrebatarme"
"y una como
bandera que"
"murmuraba
algo de seriedad como para su sí"
"de santidad
un algo más que algo"
"en un por
descontado difícilmente verificable"
"surgirá en lo inevidente el
inapelable sutil hilo de la cerril certeza"
"su coyuntura de posible
víspera"
"las persistentes nostalgias
del más acá"
"su tal vez condición de sospechado
precursor de la Liberación fue luego, tras el tiempo, y retrospectiva, de
culpable fácil, de para nosotros desahogo inútil"
C) LOS INDICATIVOS DE XENOFOBIA.
Existen en el texto que estudiamos algunos
indicativos que muestran una reacción popular -puesto que el autor los ofrece
en plural- ante el personaje Sasa, relativos al extrañamiento fonético.
Esta cuestión parece importante que la resaltemos porque es una de las escasas
presencias de personajes con diferencialidad acentual incluídos en la obra de
V.R., y porque de la cuestión fonética se trasciende de algún modo a la
sicología popular de rechazo étnico.
Aquí vamos a ofrecerlos bajo el
epígrafe común de xenofobia puesto que, además del acento, el habla, el deje
o su cómo, queda implicado esa especie de extrañamiento étnico que
revela en las Islas el término godo, y ese clarificador "con voz
como la nuestra" que remite a categorías de igualdad. Es curioso
observar cómo este personaje, cuyo acento lo ha marginado ante la comunidad del
barrio/ isla/nación de nuestro cuento, pierde de repente su acento primitivo
cuando asume el protagonismo de la lucha común en una de sus reencarnaciones,
causando su adaptación al medio linguístico el mayor asombro.
He aquí los indicativos que se
refieren a este caso:
"el acento de
su habla en sí"
''el deje extraño
que nos trajo imperdonable desde su tierra"
"lo forzábamos
a hablar porque nos entretenía su cómo"
"godo"
"maricón
godo"
"te atrevías a salir e intentar
el diálogo con los aldeanos, pugnando con tu forma de hablar para que se
pareciera más a la nuestra, lo que te hacía más despreciable, Sasa: el acento
de tu voz! (...) mejor ni recordarlo"
"cuando murmuró, para asombro
nuestro sin el menor vestigio de su acento primitivo"
"el grito inaudito de Sasa con
voz como la nuestra ya sin deje extraño"
"dejándonos boquiabierto y sin
distinguírsele del nuestro su olvidado para nosotros ya modo de hablar".
AFORISMOS.
Llamaremos así a aquellas formulaciones
proverbiales que se hacen en el texto como aseveraciones que hace el autor
concluyentemente en apoyo de situaciones argumentales. Algunos pertenecen al
saber popular, o más bien diríamos a la categoría de convicciones populares,
como ese "son verdades, mentiroso" con el que en las Islas se
rebate una argumentación contraria, ensanchándola en un plural (cuyo antagónico
es "son mentiras").
Ramírez, lIevado por la retórica,
conceptualiza estas máximas populares hasta el punto de formar ésta:"la
gente se ínsta a vivir para probarse que muere".
La conceptualización de un pensamiento
indicativo de ideología le lleva a estas dos formaciones:
"lo sugestionable rehúye
cálculos"
"la cobardía impuesta es fuerza
violenta ante todo indefenso débil",
donde comparece una vez más el grado barroco que
parece coexistir con la vena popular del autor.
(D) FORMANTES DE REALISMO MAGICO.
Procedente de la otra orilla atlántica llega a
nosotros en los últimos años '60 el llamado boom de la novela hispanoamericana,
cuyo primer -y todavía insuperable- hito sería "Cien años de
soledad" de Gabriel García
Márquez. Los primeros ejemplares llegados a Las Palmas fueron vendidos en abril
del '68 en la Librería Hispania a los ávidos lectores de novedades
sudamericanas. No puede olvidarse el papel desempeñado por las editoriales
americanas en la difusión de la mejor literatura mundial, especialmente
aceptada por lectores españoles de los años '50 y '60 bajo la censura.
Con esta novela, y en general con el
boom, llegó toda una fabulación con elementos exóticos y efectos sorpresivos
que logró interesar al hastiado lector del realismo social español, con aquel
efectismo tan avasallador como las siete plagas de Egipto. A tal modo de
fabular se le conoce en los tratados que estudian este período literario como
"realismo mágico": realismo porque la acción está intrincada
en el propio devenir de la sociedad rural latinoamericana, allí aparece con
fuerza su condición tercermundista de modo descarnado. Y mágico porque
esta narrativa está surcada por eventos maravillosos sacados del sombrero de
copa que es la imaginación exuberante de los autores en castellano tropical.
Hechos de fábula, mágicos, que son
los que principalmente harán el éxito de aquellas primeras novelas, y que
surgen como paliativos de supervivencia imaginativa a la miserable condición de
los personajes, aunque también como alienación. Es el caso de la mitología
religiosa y de bandidaje justiciero que nos documenta Guimaraes Rosa, un
precursor del realismo mágico en lengua brasileña, en sus páginas de santos y
cangaceiros.
Diremos entonces que "La vez
entre después y ahora", de Víctor
Ramírez, participa del realismo mágico como consecuencia de los ingredientes
expuestos para caracterizar este tiempo narrativo: una situación verosímil y
unos formantes inverosímiles, propiamente exóticos (si no postizos) a la
acción. Esta acción es, en el cuento, una serie cíclica de episodios donde la
fabulación va más lejos que el realismo. Pero, en conjunto, no parecen
aplicables seriamente los postulados del realismo mágico, sino que hay más bien
indicios suficientes para decir que el tono general se balancea entre el paroxismo
mágico y la parodia de la escuela realistamágica.
No es Víctor Ramírez un ejemplo
aislado del pastiche o tratamiento paródico de este movimiento,
pues existe entre nosotros otras visiones no escolásticas del movimiento
literario hispanoamericano.Y en España un ejemplo brillante de tal
contrafacción sería "La saga/fuga de J.B." de Torrente Ballester.
Diremos por consiguiente que los formantes de
fabulación mágica están en "La vez entre después y ahora" distribuidos en varias opciones expresivas que
veremos a continuación:
(a) la imprecisión de los
acontecimientos, diluidos de modo impersonal:
"Dicen
que lIegó (...) sin presagios"
(b)
los elementos exóticos:
"arriando un camello cargado de
chufas bolivianas, altramuces norteños y cocos de la Indochina, con una concha
de caracol marino que aullaba desde su boca y una ramita de perejil gigante
colgándole del hombro"
"y
repartió chicle siberiano a las abuelitas desconsoladas"
"unos
palanquines transportados por indios saharianos"
"casada
con un negro sueco de pelo rubio"
"al
pie sombreado del níspero hawayano"
"señaló
hacia el huerto de nogales congoleños"
"dar
una plácida mamada al cigarro puro angoleño"
"Don Apriorístico hubo un tiempo
en que leía incluso el tailandés selvático"
"vendidos como esclavos a las
valquirias succionadoras de hombres"
"le
gusta la comida camboyana"
(c)
la casuística numeral en clave paródica:
"siete aceitunas negras y el
pimiento verde frito de todas las noches"
"y ordenó que teníamos que
marchamos noventa y nueve mujeres de la aldea"
"y fue de los que morirían en
la insurrección justamente diecisiete minutos y quince segundos ante que
Sasa"
"su
mujer se hartó y le llamó loco setenta veces siete"
"nos
dió permiso para faltar a tres rosarios seguidos"
"distrayendo el temor a la
insolación con la extracción por aburrimiento de logaritmos en base cuatro a
las raíces cúbicas de números con tres cifras decimales"
(d)
los hechos maravillosos:
"riesgo de que
cayese fuego del cielo"
"lloró lágrima blanca (...) y
lloraría lágrima negra diez minutos después"
"la
olvidada profecía del carro celestial"
(e)
apunte de realismo mágico canario:
(por alusiones paródicas de sabor local)
"enarbolando un cacho de sábana
ranciosa amarrado a un pírgano de escoba"
"una
copita de ron majorero"
"la
pertinaz plaga de langostas"
"voladores
y tracas florentinas"
"había
plantado a la puerta de mi casa un ciruelo conejera"
"no era época de flores que
arrojar a los ilustres visitantes y tuvimos que brindarles (... ) con tiritas
de hoja seca de platanera"
Con todos estos datos ejemplificados puede
evidentemente afirmarse una captación elemental que ha hecho Ramírez del realismo
mágico, y no de forma aislada en este relato, sino que estamos solamente
ante una muestra de complexión paródica.Esta podría ser discutida en cuanto
tal, pero aquí arriesgamos a formular en letra impresa la vena del pastiche
paródico, en vista de todo lo expuesto.
Nunca podremos resistirnos, por
ejemplo, a ver en la llegada de Melquíades a Macondo una antesala didáctica de
la llegada de Sasa a la innombrada nación/isla en cuyo espacio se desata la
artesanía fabuladora de Víctor Ramírez.
Y no será "La vez entre después y
ahora" el único ni el último
ejemplo de la avasallante influencia que recibió la generación del boom
canario desde la otra orilla atlántica. En V.R. la realidad tiene una entidad
suficientemente perceptible y urgente para ser expuesta.Y la magia, una entidad
consustancial a la demencia de estos años de proverbial desencanto -la
filosofía de los años 70, como se ha dicho. De modo que la coexistencia de
ambas en narrativa no sería sino la forma más completa de llevar al lector la
amalgama de dos esencias contemporáneas difíciles de evitar en la escueta
comunicación de lo que está pasando.
Autoridades, guerra, sexo, religion: mascarada general.
"La vez
entre después y ahora" es en
niveles lingüísticos, ideológicos y creativos, una de las narraciones más
complejas de las escritas hasta la fecha por Víctor Ramírez. Envuelve en una
retórica de su invención un auténtico desfile de los monstruos que
parece por momentos el carnaval de Ensor, el entierro de la sardina goyesco,
sin dejar de ser un poema en prosa con calidad poética tras el inexcusable
tratamiento de realismo mágico.
Relato con escenario y figuración
voluntariamente insulares, con la acritud de sus situaciones espasmódicas
resueltas en humor negro, que es en Ramírez un modo de enfocar el realismo
mágico con elementos chocantes en el contexto. Los elementos de contraste
podrían compararse con excesiva facilidad a la narrativa de García Márquez, a
quien parece hacer un homenaje paródico. Pero es necesario separar los
elementos voluntariamente paródicos, según el contexto, de los auténticamente
mágicos. Esto sucede, en principio, con el desarrollo que tiene la escatología
en esta narración.
La narración gira sobre el eje
radial máximo que es Sasa, un personaje venido de una supuesta metrópoli, la
relación que tiene con Don Apri, el santo cura del pueblo, y el encargo hecho a
Viviano el ebanista de una imagen con "la pitusita erecta del
Niñitojesús de oro, pitusita que fue hecha un poquito mayor de lo normal para
que resaltase". Otros personajes secundarios, como la hija muerta de
la Munda (y aquí el homenaje a Eréndira es evidente), Maleni y Rosalbita, no
nos hacen olvidar que el protagonista ambiental es un territorio colonial y una
Guerra de Liberación.
Es en este territorio donde
autoridades civiles, militares y religiosas, la guerra, el poder, el sexo
(sobre todo en el erotismo precoz de la población infantil) y las mitologías
propias del subdesarrollo, son llevadas a un punto límite que sirve al autor
para tourner en dérision -como dicen los franceses- la institucionalidad
equívoca de los formantes sociales. Nos parece asistir a una de aquellas
procesiones que el cineasta Glauber Rocha (1) filmara en el mitológico y
subdesarrollado sertâo brasileño, encabezada -en el caso de Ramírez- por una
sábana orinada como estandarte.
La alusión brasileña viene a
propósito por coincidir el mundo visual de Glauber Rocha con las novelas de
Guimaraes Rosa, uno de los autores latinoamericanos más admirados por Víctor
Ramírez en sus años de formación y a quien este homenaje paródico puede ser
también susceptible de aplicarse.
La territorialidad del subdesarrollo
produce monstruos y mitologías equivalentes. Y, también en literatura, será
ésta una secuencia cultural a añadir al catálogo de concomitancias
canario-americanas. No puede olvidarse, a tal fin, la voluntad deliberada de
Ramírez de escribir "por sádicos deseos de crear seres que sufran como
los que de veras existen por ahí", como dice en una de las pocas
explicaciones que ha dado a su trabajo creativo (2).
Y hablando de equivalencias, el
relato tiene una lectura bastante obvia según la cual podría leerse como una
crítica sarcástica de la Guerra Civil española, formulación demasiado
simplista, pues existe aquí un texto riquísimo en otras sugerencias, más que en
simples paralelismos. El paralelismo es, desde luego, un procedimiento
destinado a evidenciar la cifra de la complejidad textual que, en nuestro caso,
el lector debe descifrar frecuentemente en el catálogo de crueldades dispuestas
como acróstico por Víctor Ramírez.
"La vez entre después y ahora", en la misma imprecisión de su título, encierra
una de las claves del relato: la intemporalidad ambigua de los hechos relatados
y su formalización bajo cobertura paródica serían un medio de expresar, con
variantes cínicas y sarcásticas, la imposibilidad de clarificación entre la
leyenda y la realidad.
Se sitúa así Víctor Ramírez en un
acróstico que pudiera parecer simple recurso literario para encubrir la
autocensura bajo la mascarada general, si no fuera porque la evaluación
resultante de su análisis nos ha evidenciado que estamos ante uno de los
relatos más ricos en onirismo mitológico y, a la vez, más perplejos de la
última literatura canaria.
*
LA ESPERANZA
HECHA PIEDRA.
La narración titulada "La
esperanza hecha piedra" fue escrita, con la precisión con que su autor la fecha en la
primera edición, entre el 8 y el 10 de octubre de 1975, y publicada a cuenta de
autor ("la edición del presente cuadernillo la han pagado algunos de
sus amigos, sus hermanos y él", dice la nota preliminar) en un opúsculo
impreso por la Imprenta Espino de Las Palmas, a finales del mismo año.
Completaba la edición el cuento titulado "Nochebuena" que, con posterioridad, sería recogido, como lo
fueron la totalidad de las narraciones de Ramírez, en la edición definitiva de
sus "Cuentos Cobardes".
"La esperanza hecha piedra" es posiblemente una de las narraciones más
complejas de Víctor Ramírez en sus planteamientos estructurales, estilísticos y
en lo que pudieramos llamar, provisionalmente, su argumentación moral. Se trata
de un ajuste de cuentas con el pasado, una descarga violenta contra la
pedagogía paterna (en su dimensión paternal o paternalista) personalizada en el
padre del sujeto que narra, y una descarga contra la insatisfacción genética
que alcanza a la generalización de escritura edípica planteada en otros
cuentos.
ESTRUCTURA.
La narración se presenta en un solo bloque de
once páginas, tomando la forma de monólogo con inclusión de discursos
indirectos. Monólogo dirigido a una segunda persona, cuya apelación se hace
así: "Necesito el desahogo inútil, por eso te llamé después de tanto
tiempo: que también te concierne (...)" y que será dialogante pasivo,
gestual, en toda la narración.
La secuencia hecho pasadoà rememoraciónà juicio engloba dos espacios temporalizados como simultáneos:
ESPACIO "A"
PASADO REMOTO
INFANCIA-ESCUELA
PADRE /MAESTRO
ESPACIO "B"
PASADO IMPRECISO PRESENTE («OTRORA»)
PARQUE DE SANYERMO (NARRATIVO)
DlA DE CUESTACION (JUICIO PADRE
/MAESTRO-PADRE)
...donde la situación narrativa -"te
cuento un cuento"- presenta el marco de una revisión del pasado por
inducción a segunda persona.
La estructura queda compartimentada
pues en la memoria, el lugar (Parque de Sanyermo), el tiempo (un día de
cuestación), una sucesión de hechos; y, como relación paralela, un juicio
simultáneo en los espacios A y B, y en doble dimensión: al padre y al
padre/maestro, en alternancia con la acción ocasional que culmina el juicio
incoado al padre. Estructura evidentemente compleja que es resuelta por una
estilística apropiada a los elementos formantes.
PROCEDIMIENTOS
ESTILlSTICOS.
El primer rasgo estilístico relevante en esta
narración es que se trata de una revisión del pasado por inducción del narrador
(1ª persona) a una 2ª persona, el receptor familiar: su hermano.
Esta 2ª persona no será un simple
receptor, sino que su estado anímico, a lo largo del relato, va siendo
reflejado en la apremiante incitación que se le hace para que siga el relato, a
modular la argumentación que el narrador quiere hacer a dos: "Juntos
supongamos que (...)", "Imaginemos que (.. )", "supón
que (...)", "fuérzate a suponer que (...)", etc.
La inclusión de la segunda persona
como elemento de respuesta gestual, como dialogante gestual incluido en el
monólogo, hace de él un receptor condicionado por las incitaciones del
narrador, moduladas estructuralmente por medio de los siguientes
procedimientos:
1.
Procedimientos de inducción, disuación e incitación.
a) Incitaciones como órdenes:
(Sistema
imperativo)
"piénsalo"
"sígueme"
"imagínalo"
"atiende"
"atiéndeme"
"imagina,
veme"
"tú sigue
imaginando cómo estaría yo"
"atiende sin
apuros y maldice"
"aprovecha tu
serenidad, imagina una"
"y concéntrate
en"
"recuerda",
"recuerda
que"
"encájalo de
una vez"
" y advierte
que"
"créeme"
"ponte
agudo"
b) Inducciones a la obediencia:
(Sistema imperativo
negativo)
"no
inquieras situaciones (...) ni hurgues adelantos"
"no perdones,
ni repugnes más bien tu conciencia"
"no
indagues"
"rehúye
el..."
"no
barruntes"
"no asientas manso, juzga rabia
o me arrepentiré del cuento." "Si te canso, aguanta"
"no finjas odio moral"
c) Prohibiciones:
"Te prohíbo que cierres los
ojos de la evidencia (...) que delincas en desvaríos y que pienses en
mamá."
2.
Procedimientos de incitación a disolver el relato "a dos" en la
imprecisión espacio/tiempo, a la despreocupación común, para que la vaguedad
remita al fondo y no a la figuración:
a) Inducción a la
despreocupación:
"Aquella tarde del cuento papá
esperaba te repito que no nos preocupe el qué, imaginemos que apoyado contra
una de las palmeras".
b) Inducción a la complicidad
en la memoria:
"la pobrecita Susa. Tú tienes
que recordarla (...) Pero tienes que acordarte de ella. "
c) Incitación a la inclusión en
el relato "a dos":
"Impórtenos
si"
"Porque no nos
tiene que importar"
"imaginemos
que"
"dejémoslo"
"admitamos"
"pero no
hagamos el evento"
"sigamos ya
sin torceduras"
d) Superioridad suasoria:
"lo
que jamás entenderás y no tienes por qué, nadie te insta"
A las incitaciones de co-protagonismo
corresponden unos indicios de respuesta (respuestas mentales) de las segundas
personas, que son anotadas por el que relata como consecuentes a su discurso,
aunque sólo en potencia, pues no escapan del condicional:
"argüirás"
"por lo cual
deduces que"
Sistema imperativo que, si bien está en uso
coloquial del habla canaria, remite mucho más a una intrusión o interpolación
irónica en el terreno de la lengua peninsular, siguiendo la retórica. Así:
"créeme"
"impórtenos"
"dejémoslo"
"veme"
LA GRAN
LECCION: EDIPO y CRUELDAD.
Para comprender el alcance de este relato será
preciso citar el credo literario de Víctor Ramírez, que es también un código
clave para la lectura síquica de sus obras. Este credo es el titulado "contrapeso", publicado a modo de poética precediendo la parte que le dedica
"AISLADA ORBITA". Helo aquí:
"Escribo por venganza, por profundo
sentimiento de frustración, por punzante rencor ante tanto mal, porque me da la
gana, por distraer el rato, por sádicos deseos de crear seres que sufran como
los que de veras existen por ahí, por jugar a darme alguna explicación que me
engañe algo; por esto y seguro que por muchos motivos más que no alcanzo, ni me
preocupo en alcanzar, a ver. Y siempre sabiéndome cómplice del lector; lector
que busca corroboración en el autor, corroboración insana a sus insanas
perspectivas de la vida." ("Aislada Orbita" pg. 149)
En efecto, la suya no es de ningún modo una
narrativa impersonal, sino fuertemente correlativa con un deseo autoconsciente
de crueldad imaginativa premeditada, deliberada, propuesta, siempre siguiendo
un modelo de ficción posible e indeseable. Es el autor que está voluntariamente
presente, y no silente, en sus relatos, proyectando en ellos una cercanía
emocional creciente.
Producto de esta decisión de crear
monstruos para aplicar en sus relaciones toda la crueldad real y ficticia, es
el presente relato, "La esperanza hecha piedra". Es un deseo de intensidad y énfasis en lo
dramático y escénico que cristaliza como narración magistral en las dos últimas
páginas, las del desbocamiento de la acción hacia el sadismo y la pedagogía.
Pues se trata principalmente del padre, el cual "quiso darme la
decisiva lección (...) agotar su enseñanza en mí", "Era la
gran lección ".
Crueldad tal que, en el juicio
incoado al padre, produce un desarrollo de conducta edípica que llega incluso a
enturbiar su noche de boda con Malena. No se habla de odio sino de desamor,
categoría superior del odio. Desamor equivalente a la vesanía ejercida por el
padre anti-modélico.
La conciencia de implicar al lector en la escena
hace que Ramírez vierta en su relato conceptuaciones cristianas ("mi
condenación terrena: apuró el trago de la hiel", "más
monstruoso aún que el imaginado infierno") y del mundo de la justicia ("una
mirada condenada", "culpable', "juez suyo") que
transciendan la argumentación moral del juicio incoado al padre en un contexto
social más amplio, sacándolo del puramente familiar. Con ello, la inmersión en
la fábula moral se propone al lector para ser, o no, corroborada. No es
apologética pura del mal y sí ficción fidedigna, sirviéndose de recursos
retóricos y paroxísticos para conseguir pintar un tiempo de depravación a la
vez escénica y moral. Pues vemos aquí el paroxismo del tempo narrativo
conectado con una retórica muy elaborada que no sólo no consigue desmentir la
crudeza de la confesión, sino que apoya la crueldad del pronunciamiento edípico
y la evaluación al padre-educador con el contraste final de la respuesta de
Susa la Culona, que cierra el relato: "al que fue mi maestro bueno no
voy a cobrarle".
*
NOCHEBUENA.
"Nochebuena" es el relato que completa el opúsculo "La
esperanza hecha piedra" y está fechado el 26 de octubre del 75. Precedido por la cita
de una coplilla popular: "Esta noche es Nochebuena y mañana es
Navidad", consta de apenas siete páginas.
LA DISOCIACION FILIAL.
La relación familiar, tema que Ramírez impone en
la mayoría de sus relatos como un reflejo de sus fijaciones en este campo
social, aparece en "Nochebuena" con un planteamiento diferente al presentado en
"La esperanza hecha piedra", aunque ambos relatos orbiten la figura del
padre.
En este caso, el campo de la
descripción es la disociación de la figura paterna en boca de los dos hermanos
protagonistas: el que cuenta en primera persona y el que es contado como
dialogante indirecto que contrasta la subjetividad incómoda, indeseable, del
protagonista. La figura ausente del padre gravita en la narración hasta hacerse
con su protagonismo; proyectado en el hermano mayor que ofrece al menor una
visión protectora y varonil (como debe entenderse en complicidad masculina las
hazañas amatorias del primero), acercando al hermano-narrador a una proximidad
afectiva resuelta en el interés que muestra por su paradero.
La observación del durmiente y el mimo
del trato que recibe positivan al padre ausente. Sólo el pecado ("Volví a
tenderme... etc") asocia el pecado del padre, supuesto adúltero, al
supuesto desenfreno del hermano-padre con la viuda sueca, ("del otro, no
de éste que dormía a mi lado"). Desdoblada así la figura del hermano en
dos imágenes, el pecador y el durmiente, y desdoblado el mismo padre,
("como tantos papá habría, ¿tantos?") el juego de las cuatro
personalidades forma la trama sicológica de la familia. La infinita tristeza
del edipo disociado entre dos figuras paternas ("ausente",
"dolorosa", "angustia", "pobrecito", "¿por
qué no vuelves a casa? ¿por qué nunca has vuelto?") y dos figuras
substitutorias en el hermano mayor (el Santiago en pecado y el durmiente
desvalido) marca a este relato con un carácter de análisis sicológico de la
afectividad truncada y la provisionalidad de la substitución artificiosa.
Así, el cuento "Nochebuena" se plantea como una historia de amor filial
sublimado por la ausencia del mal y la presencia del mal disociado por cuatro
fases morales, pues el planteamiento cristiano de la noción de pecado
convertirá el juicio familiar en un juicio moral a cargo de este niño que
cuenta.
ESTRUCTURA.
1er Bloque.
El relato empieza con el insomnio del
hermano-narrador y el seguimiento del hermano Santiago, que regresa a dormir al
hogar materno después de su última conquista amorosa. EI hermano menor sigue
sus movimientos, lo contempla y lo cuida. Continúa una reflexión sobre el
pecado y la figura del padre, a través de un encuentro que tiene con el
hermano-narrador y Carmenrosa. Diálogo con Carmenrosa.
2° Bloque.
Despertar de Santiago y relación que hace del
incidente de tráfico.
3er Bloque.
Diálogo de los dos hermanos. El narrador
inquiere datos sobre el padre y hace las tres preguntas: (a) "¿Hace mucho
que no ves a papá?", (b)"¿Sabes dónde trabaja? ¿De verdad?" y
(c)"¿Ni donde vive? ¿De verdad?", a las que obtiene como respuestas:
(a) "ni me acuerdo", (b) "ni me interesa" y (c) "no,
ni me interesa". Descalifica la figura paterna con las respuestas a las
demás preguntas: "Te he dicho que no, carajo, y te repito que me importa
un cojón" y "Por mí que le den morcilla".
PROCEDIMIENTOS
ESTILlSTICOS.
Los procedimientos utilizados en "Nochebuena" se pueden desglosar en dos tipos específicos:
procedimientos narrativos y terminología.
En primer término situaríamos el empleo del habla
coloquial como utilitario del tiempo narrativo.
(A) Uso del verbo VENIR precedido de la
conjunción Y. Es utilizado en estilo indirecto de animación narrativa con
alternancia verbal de presente-pasado:
"cuando va y
me sale ese Mercedes"
"y va y noto
que"
"y va y le
dice"
"y vengo y con
toda la calma"
"voy y le
digo"
"va y me dice que, si quiero,
que denuncie pero que no interrumpa el tráfico o me mete una multa y yo le dije
que sí (...)"
En el mismo relato de Santiago, de donde están
sacados los párrafos anteriores, existen formas coloquiales con el uso de otros
verbos, pero siempre con segmentos coloquiales marcados por la conjunción
copulativa,"pues", o el relativo de narración indirecta:
"y le dije
dí"
"pues que
bajaba yo"
"y pero yo le
grité"
"y ¿qué para
luego? pues que luego"
"y a lo que yo
maldito caso que hice"
"y me dice (. . .) que qué me
pasaba, que qué modales son esos, que si no veía quién era él"
"a ver qué
pasaba"
El diálogo indirecto se establece en la
narración entre los siguientes personajes:
madre - Santiago
narrador -
Carmenrosa
Santiago - chófer
Santiago - señor potentado
(descrito como "quien ya sabes"/"el que todos sabemos")
Santiago - hermano narrador
En cuanto a terminología, es evidente una retórica
pasional descriptiva del drama íntimo que se quiere expresar. En este
sentido reciben un tratamiento preferente los conceptos de:
(a) angustia
"esa angustia que vislumbré en
su cara (...) esa angustia tan inimaginable"
(b)
agonía
"de
su agonía tras un escritorio hecha dinero"
(c)
la mentira piadosa y la vergüenza
"y
yo le volví a mentir"
"y yo le
sonreí mentiroso y triste"
(d)
la adoración como piedad
"e
intentar no acordarme del pecado"
"y como no quería recordar esta
tarde (...) y como no quería recordar ese besito"
"yo enmudecido por la sorpresa
y sin poderle gritar papá espera"
(e)
la excitación
"la
excitación que lo embargara"
La propiedad referente está resuelta con imágenes
tipificadas en situaciones de temor, ansiedad, sigilo o abandono, variantes
síquicas todas que están incluídas en el tempo narrativo. Así leemos que
Santiago sube la escalera "con el ruidoso temor del que no quiere hacer
ruido", abre la puerta "con esa típica ansiedad del que llega
al muelle luego de una larga travesía" y se acuesta "con el
abandono de los satisfechos".
Las innovaciones sintácticas y de
vocabulario son escasas en "Nochebuena", pero pueden contabilizarse el esquema (...) "contra
lo a suponer (...)" y "claxonazos". La terminología
cristiana insiste sobre la culpa:
"no acordarme
del pecado"
"gentes que no
están en gracia"
"tenía que
estar en gracia"
"el derecho a
ser hijo de Dios"
"no podía ser
enemigo de Dios"
Finalmente se incluye una relación de canarismos
utilizados en el texto:
"botarse" (por echarse, tenderse), "la cama
turca", "Chaguito" (diminutivo de Chago, éste a su
vez de Santiago), "trincado" (por agarrado, cogido), "lo
escachó", "Iechita", "bobera", "bobito",
"le meto un viaje" (por le doy un golpe).
*
MENOS DA UNA
PIEDRA
Publicado inicialmente en "AISLADA
ÓRBITA" (1973) e incluido en la edición completa de los "CUENTOS
COBARDES", se trata de un intrincado relato pasional de carácter
naturalista, forzando el tono hacia el guiñol.
ESTRUCTURA.
La presentación de la historia a narrar es
compleja: existe un narrador que describe la acción. Los personajes son Martina
-la esposa-; Luis -el marido-, Guzmán -el abuelo- y Richa -el hijo. Costeando
la acción principal están dos desarrollos aditivos en sexualidad: la sexualidad
exaltada de Guzmán, el abuelo voyeur, y el narcisismo de Luis, personaje
descrito por su mujer, que comparece como leit-motiv en dos finales de
fragmento.
El primer bloque de escritura
presenta el desvanecimiento del personaje Luis, barroco en adjetivación,
que se desploma teatralmente. EI relato en alternancia, que es habitual en Ramírez, se convierte aquí
en relato en retroceso, pues en el segundo bloque la acción retrocede
a la explicación que da Martina de su comportamiento ante el suceso y la
reacción ante la caída de su marido.
Surge seguidamente un bloque de tres
líneas en el que el narrador (aparentemente) relata el golpe, siguiendo los
argumentos de Martina en el desarrollo de la motivación del suceso central y en
su afectividad negativa por el carácter del personaje Luis. La tercera persona,
que en la eventualidad de su alejamiento llamaríamos "el narrador",
relata el suceso y toma partido por Martina.
En el bloque siguiente continúan las
reflexiones eróticas del abuelo Guzmán, alternando con el
monólogo-argumentación de Martina. Es en este bloque donde surgen las interpolaciones descriptivas: el voyeurismo de Guzmán, el episodio de
los prismáticos (gemelos)... hasta aproximarse al clímax narrativo.
Éste es consecuencia de la situación
anhelante de Guzmán, siempre al acecho de su nieta Martina. Se quema los dedos
con un fósforo y éste cae sobre el colchón. Retrocede entonces la acción -con
el fin de justificar el incendio de la casa- contándonos el episodio del
quinqué derramado sobre el colchón. Y así se precipita la acción,
desencadenándose el desenlace (la muerte del abuelo Guzmán) en un climax de
coincidencia: muerte e incendio.
PROCEDIMIENTOS
ESTILlSTICOS.
La unidad narrativa de "Menos
da una piedra" está
seccionada en secuencias derivadas de la construcción en alternancia
temporal y una implicación del retroceso al pasado en los monólogos
del personaje Martina. Argumentos justificativos, reflexiones paralelas a la
acción y monólogos-argumentación parecen ser los recursos estilísticos
fundamentales en la conformación del relato.
Igual riqueza tienen las variantes lingüísticas
que aporta el texto, entre las que he seleccionado indistintamente los
formantes cultos y los formantes coloquiales que a continuación detallo:
(A) ADJETlVACION:
El primer bloque de escritura ofrece las
siguientes formaciones cultas, con anteposición adjetiva:
"atónita
mirada"
"inútil
asidero"
"sedoso
lomo"
"torcido
sueño"
"velludo
dorso"
"gomosos
instantes"
"respetuosa
gravidez"
"delicada
avidez"
"mohosa
penumbra"
(B) VOCES CANARIAS O CREACIONES COLOQUIALES DEL
AUTOR:
En esta sección puede hablarse de un amplio
campo semántico en el que entrarían tanto los términos habitualmente
contabilizados como "voces coloquiales del habla canaria" como
aquellos otros que son formaciones originales de Ramírez con funcionalidarl
coloquial. Estos términos llegan a poseer identidad lingüística autónoma y a
ser fácilmente asimilables a la lengua coloquial de inventiva espontánea. Éste
es sin duda uno de los mayores aciertos del autor, pues parece respirar como
hablante de su barrio en el lenguaje que otorga a sus personajes, los
cuales simultanean la pasionalidad caracteriológica con la cotidianeidad oral
en muchos de estos relatos.
He aquí algunos de estos términos:
"cantinfludo",
"burletero", "el endino", (de indigno), "el
millo", "botado" (tirado), "el chillido que pegué",
"aguililla", "sus cachetes" (por mejillas), "¡caracho!"
(ufemismo de carajo), "el macanazo", "molleros" (por bíceps),
"resuello" (por aliento).
A estas voces, en las que no existe solución de
continuidad entre canarismos y voces propias de Ramírez, cabría
añadir formaciones originales del autor, usadas normalmente en equivalencias
coloquiales, como es el caso de "amusgando la vista" en el
presente relato.
(C) FORMAS AMERICANAS.
De evidente extracción novelística proceden
vocablos americanos tales como: "el puchito" (peruano), "el
malecón" (cubano), "el cocuyo" (cubano)
y la forma "Richa", fonía de
Richard, anglicismo de Ricardo -habitual en América del Sur y de introducción
reciente en la fonética popular de las Islas.
(D) DIMINUTIVOS CANARIOS.
La acción narrativa de Ramírez, siempre
oscilante entre el planfleto y la ternura, recurre muchas veces al ternurismo
del diminutivo coloquial, de los que se puede contabilizar en este relato los
siguientes:
"igualito",
"casito", "apretaditas", "cortitas",
"tranquilita", "lavadita", "tiradito", "ahí
mismito".
NATURALlSMO
DE GUIÑOL.
La acción, interpolada de argumentaciones del
personaje Martina, tiene una posibilidad de lectura activa que podríamos llamar
naturalista, puesto que los tres personajes viven una acción
desenfrenada en actividad (agresión de la esposa) y en interioridad (obsesión
sexual del abuelo Guzmán, narcisismo del marido). Naturalismo que está
evidentemente matizado en registros intimistas, con la utilización que hemos
observado -de canarismos, americanismos-; formaciones populares
del autor en la órbita lingüística canario-americana, en fuerte contraste con la
sutileza expresiva -de la anteposición adjetiva. Y, sobre todo, en el vaciado
afectivo que contienen los monólogos utilizados como justificación de
contrastes.
Pero la acción pasa rápidamente a
ser guiñolesca, si se observa el movimiento que imprime Ramírez a sus actores:
la caída del marido en el fragmento inicial ("trastabillea cinco
trancos muy camellunos, algo zambos') para desplomarse "con
respetuosa gravidez"; la provocación previa al golpe -el estallido del
cartucho lleno de aire, seguido del grito de Martina ("no vieras el
chillido que pegué"); su reacción al caerle una araña en el escote ("
levantarse como aguililla fogueada"); o su carrera "enfebrecida"
hacia la casa en llamas. Todo produce una sensación de movilidad especial.
Gritos, carreras, fuego. Personajes de commedia de l'arte que aparecen
estar sobreactuando como marionetas, hasta conseguir como imagen final -una
acción vital desaforada- en "aquel espantoso muñequito manco de
carbón" a que queda reducido el personaje Guzmán.
Esta imagen resultante la deducimos
de la lucha previa de otros muñecos en manos del Destino, previa
instrumentalización literaria de Ramírez. Porque parece decirnos el autor en
muchos de sus relatos ese tópico existencial de que "los hombres son
marionetas en manos del Destino". Y la pasión que suele impulsar a sus
personajes es ese rayo fugaz que perturba y violenta la pobreza de los pobres,
siendo aquí Ramírez uno de esos autores que manipulan el estado de ánimo del
lector, "inmiscuyéndose en sus emociones" -como dice Booth.
*
LA TAZA
VACIA.
Aparece por primera vez este relato en la
revista "FABLAS" (1973), aún como fragmento, y es reproducido
en esta misma versión en "AISLADA ÓRBITA". La segunda versión
(¿definitiva?) aparece en la edición de "CUENTOS COBARDES". Y será la
que se estudie aquí, obviamente por completar esta última el sentido de la
primera versión. Consta de apenas cinco páginas.
ESTRUCTURA
La narración consta de tres partes diferenciadas
entre sí:
En el primer bloque de escritura el punto de partida es el suceso
pretérito. El que narra invoca a una segunda persona, una mujer, oficiando como
transcriptor de un diálogo amoroso sostenido con ella en el pasado. El terreno
narrativo es el pensamiento en forma monologada, analizando la
verosimilitud del suceso sentimental desde el presente.
El segundo bloque presenta la alternancia de este monólogo -que
descubrimos estar a cargo de un muchacho que escribe una carta- con el diálogo
que sostiene con su madre. A intervalos se hace presente el descriptor de la
acción, siempre sin solución de continuidad con el que narra. EI recuerdo de la
foto de boda de sus padres da pie a varios interrogantes sobre la verosimilitud
sentimental de la madre y el contraste con la imagen actual de este personaje.
El segundo bloque de escritura finaliza con una reflexión metafísica que surge
de la comparación de los sucesos vitales con el objeto físico que el
protagonista tiene entre sus manos: una taza vacía.
En el tercer bloque irrumpe la figura del padre, que gravitaba ya
en el fragmento precedente como una amenaza en boca de la madre. Permanece la
alternancia de la narración en primera persona con la descriptiva del que narra
como doble del protagonista. Surge un castigo físico y la placidez del
pensamiento sentimental y el proteccionismo materno queda rota, desembocando la
casualidad de la amenaza en una orden dada por el padre. A la última línea
sigue la fecha de escritura, 1971, entre paréntesis.
PROCEDIMIENTOS
ESTILlSTICOS.
Establecida como técnica descriptiva del
texto la alternancia de las personas que narran la acción, técnica
habitual en Ramírez, podemos soslayar este aspecto para pormenorizar otros
procedimientos. La riqueza sicológica de la narración está sostenida por unas
apoyaturas lingüísticas adecuadas a los conceptos sentimentales del contenido:
la distancia, el desdén, la amargura y la violencia
institucional de la familia.
(a) la distancia:
Expresada en progresión significante,
recorre una escala de intensidad que va desde ajeno-distante-inaccesible...
("Sin embargo, y a pesar
tuyo, te resulté ajeno y me considerabas tu propio, distante y me tenías
próximo, inaccesible ahí tan a mano").
...en simultaneidad con precisiones atenuantes
de signo contrario: "tu propio", "próximo", "ahí
tan a mano" y una doble imprecisión volitiva, marcada por "sin
embargo" y "a pesar tuyo".
(b) el desdén:
A la profundidad y veracidad de la expresión
afectiva femenina ("y decías que
me amabas, te amo") condiciona el protagonista su credibilidad, situando en progresión
atenuante todas las apreciaciones subjetivas de desamor que producen su
desdén: "con el tono de quien hace un favor": "desafiante",
"como quien reta", "cuánto gozabas". El fragmento
íntegro es el siguiente:
"Y decías, con el tono de
quien hace un favor, y decías que me amabas, te amo, no susurrosa sino
desafiante, como quien reta y exige acepten el desafío, te amo, que era lo
triste no obstante tu perene sonrisa, te amo, tan segura de ti, del
sentimiento.Yo de cuando en cuando osaba buscar tus ojos con los míos, lo que
aprovechabas para acentuar el cargante optimismo y el brillo de tus pupilas
tras los cristales violeta de las gafas. ¿Y tú? preguntabas, ¿y tú?, yo no
decía nada, ¿qué iba a decir?, únicamente un gesto de desvío con la mano y el
labio inferior, la vista baja. Pienso hoy en cuánto gozabas con mi creías que
fingido desdén; pero te equivocabas: no era fingido, aunque sí algo forzado (...)" ,
donde el protagonista descubre su juego y matiza
su propia falta de sinceridad con "creías", "pero te
equivocas" y "no era fingido".
(c) la amargura.
El protagonista ironiza con un deje de amargura
la dimensión espiritual del comportamiento femenino, de quien llamaríamos ya su
oponente, como un caso frustrado de conversión religiosa, o más bien de
mutua catarsis, destacando los términos cristianos: "quedar bien con
Dios", "parcela celestial,: "el camino de perfección',
"samaritanas abnegaciones,: "comprar un poquito más de Gloria",
"lIegabas de Misa, recién comulgada, efluviando santidad, víctoriosa
".
El resultado de tanto espiritualismo
contrastado con el desamor será, en primera instancia, "no sé si
desprecio o si tan sólo vomito", ampliando la causalidad en la
exclamación final del fragmento: "¡cuánto daño me hacías!". Y
en último término concluyente la "consciente amargura" que le
hace sonreír cuando deja de escribir y regresa al presente, a la acción
familiar. He aquí la secuencia:
"y me preguntaba dónde,
que dónde estaría tu intuición de femenina, que para qué esa buena voluntad y
mejor fe y ese loable, querías que fuera loable, ese loable deseo de quedar
bien con tu Dios y ganarte así un trozo más de parcela celestial. ¿Sabes? no sé
si desprecio o si tan sólo vomito de aquellos empeños tuyos en mostrarme el
camino de perfección, de triunfo verdadero, de aquellas samaritanas
abnegaciones, lazarillo impertinente, y ¿por qué demontres continué yendo a
esperarte?, abnegaciones que a fin de cuentas eran únicamente, dirías que no,
las monedas con que estabas intentando comprar un poquito más de Gloria. Aún
recuerdo la brillante hilera de dientes, tan perfectos, y el puntito de lengua
que asoma, cariñosa sin dejar de sonreír altanera, cuando llegabas de Misa
recién comulgada, efluviando santidad, victoriosa, los libros abrazados contra
el pecho, hola,¡cuánto daño me hacías!".
(d) la violencia familiar.
Una vez ha regresado el protagonista a su
cuarto, reconoce el ambiente y hay una placidez luminosa en el exterior,
adjetivada con esmero por el autor para contrastarla con el infierno interior
que va a desatar la violencia familiar. Así, el muchacho "se levantó con
fílmica parsimonia:y con fílmica parsimonia caminó hacia la ventana abierta y
encuadrando este pedazo de cielo abrileño limpio y fogueado, veteado a
veces su silencio añil por el agudo lamento quejón de un mirlo
imaginado sobre la brisada hoja de una platanera".
Súbitamente, "un cogotazo
de aire tibio" y "un manotazo" al papel que vuela
anticipan esta atmósfera violenta de la relación paterna, simultaneándola con
el carácter de intimidad afectiva en la relación materna:"lIegó el aroma
dulzón, te traigo la yerbaluisa que pediste, y cerró cuidadosamente
la puerta (...)", "que como te sabe es calentito".
En la misma simultaneidad asistimos
a las preguntas de la madre sobre la carta y a la sospecha que tiene de que el
chico tenga novia, mientras le apremia para que vaya a la tienda, pues el
padre (amenazante) está al llegar. En este mismo fragmento el muchacho
reflexiona sobre el desgaste vital de su madre "siempre temerosa,
parpadeante", "sumisa", y el definitivo pensamiento
sobre el "acto de su concepción, repugnante". La alternancia
de aumentativos y diminutivos encuadra la polarización hacia sus padres: la
madre será "má", "maíta", mientras que el
padre es "el tío éste", "demente cuerdo".
Pero es en el bloque final donde comparece
físicamente el padre, resolviéndose la acción por recursos verbales,
adverbiales y substantivos (en especial la substantivación plural), y otros
cuantitativos y cualitativos sobre la intensidad de la violencia:
"violentamente"
"con
rapidez"
"sobresaltado"
"temblorosas
sus venas",
"sus
sangres"
"alocado
asílo"
"su pecho casi
a explotar"
"el
cachetón"
"con cuánta
saña"
"1o
impeliera"
"trinca con el
mayor de los odios sus dientes"
"fue tanta la
rabia"
"la enorme
patada"
"casi me hizo
rodar escaleras abajo"
y la orden concluyente de la narración: "¡a
despachar, gandul!", que es una de las dos frases oídas al padre. La
otra -"¿ qué hay, p?"-
sugiere con sólo una letra la nominación infame que el mismo narrador no se
atreve a ofrecer al lector.
LA
CONSCIENTE AMARGURA
Como ha podido inferirse, "La
taza vacía", aún en su
limitada extensión plantea un proceso educativo sintetizado en sus cinco
páginas. La proyección edípica concedida al protagonista y la protección
materna contrastando con el avasallamiento paterno, sólo pueden ser los
resultados de un modo de vida familiar y de una progresión educativa
determinada. La reflexión sobre la madre colonizada por la prepotencia viril y
la inestabilidad emotiva consiguiente, reflejada en el monólogo sobre la
veracidad de los sentimientos de la chica a quien escribe, nacen de una siquis
realmente alterada desde la base fundamental de las relaciones familiares.
De este interior familiar va
a desprenderse el concepto básico de la consciente amargura del
protagonista. La vida no es otra cosa que una taza vacía de la que
intentas beber: inútilmente. En "La taza vacía" se intuye, digo, un proceso educativo
irreversible, pues desde el muchacho inestable que escribe la carta (y
reflexiona sobre la falta de correspondencia sentimental de la muchacha que se
sitúa como segundo padre) al muchacho que difícilmente corresponde a las
obligaciones de la industria familiar -la tienda-, y mostrando acritud hacia su
padre, va todo un camino de desgaste emotivo que incluye:
(a) una ironización utilitaria de la simbología
espiritual cristiana;
(b) la polarización intimista a la figura
materna
y (c) una fuerte infravaloración de sí mismo
como resultado del desajuste familiar, llegando a la misma repugnancia de una
concepción digamos colonalista.
Visión ésta que nos ofrece Víctor Ramírez, con
indudable pesimismo en la institución familiar, pero más que seguramente
naturalista, si partimos de la identificación que en el medio familiar canario
pueda hacer el lector del relato. No debe despreciarse este nivel
identificador, incluso como propósito consciente del autor, cuando ya se ha
establecido la multitud de subscribientes que tendría en nuestro medio
patriarcal -atenuado por la complicidad materna- aquella carta que Franz Kafka
dirigiera a su padre, pieza maestra del correlato edípico.
*
PERO COMO SI
NO
Publicado inicialmente en "LA GUITARRA DEL
ATLANTICO" (Las Palmas, 1973), este relato se incluye sin variaciones en
la edición de "CUENTOS COBARDES" (1977). Dedicado a Faustino García
Márquez y Alberto Omar, consta de siete páginas en la citada edición. Se trata
de una historia pasional fragmentada en dos momentos que se cuentan
alternativamente. La base de la narración es la relación de Santiago, el
hermano menor del narrador, con la Rufino. Esta mujer, cuya conceptuación moral
es inaceptable para el narrador, arrastrará una cadena de agresividad,
mutilación y muerte para los hermanos protagonitas.
Hasta llegar a clarificarse en el
fragmento final, la historia es premeditadamente confusa, dando siempre la
impresión de que el lector debe completar el relato, investigar como en una
novela policiaca, hasta ordenar las coordenadas que se ofrecen, es decir, coordenar.
ESTRUCTURA
Se extiende aquí la progresión narrativa a lo
largo de siete bloques de escritura que siguen el esquema:
1er BLOQUE: Circunloquio del narrador describiendo a una atractiva
adolescente vinculada a su hermano Santiago y aconsejando a éste sobre la
inconveniencia de su relación. A estos reproches Santiago le devuelve la
seguridad de que, bajo una apariencia desigual, la relación es positiva.
2° BLOQUE: Meditación sobre la casualidad. A pesar de la premeditación, se
define la venganza como "un casual". Preparativos y ataque al
protagonista.
3er BLOQUE: Sigue el monólogo de recriminación del protagonista a
Santiago, ampliado a las consecuencias que el narrador temía de tal relación.
Persiste la alternancia de este discurso con un encuentro con Santiago y la
Rufino. Humillación y secuencia melodramática.
4° BLOQUE: Otro narrador aclara que Macario Rufino, borracho, agredió a
Ravelo, el primer narrador, con un serrucho y quiere continuar una mutilación
sexual, mientras hace acrobacias "con los brazos arrancados" de la
víctima... El narrador contiene a Toño, que sufre una crisis de furor pasional.
5° BLOQUE: Continúa el otro narrador contando cómo se hace cargo del
herido, el encuentro con Venancio y el encuentro posterior con Ravelo, herido y
sin brazos.
6° BL OQUE: Continuación del 3er bloque. Reflexión sobre el sacrificio del
primer narrador para hacer de su hermano Santiago "un hombre con
carrera". Agresión suya a la muchacha Rufino.
7º BLOQUE: En el bar la conversación que ejerce como aclaración de los
sucesos violentos.
PROCEDIMIENTOS
ESTILlSTICOS.
El estilo del soliloquio inicial es el habitual
en Víctor Ramírez. De modo envolvente, por acumulación de detalles de
comportamiento, va describiendo la intensidad emotiva del primer narrador,
implicado por parentesco en el desarrollo narrativo, y la intensidad pasional
de los demás coprotagonistas.
El propósito de hacer un discurso
coloquial, dado el contexto popular en que ocurre la acción, condiciona la
intensidad de los elementos lingüísticos utilizados. Así, la acritud en la
descripción partidista que hace de la Rufino copia necesariamente el uso
popular de los diminutivos: "la punta del dedito", "un suspirito
de fastidio", "aquellos pantaloncitos tan ceñidos",
"tan arribita"...
los cuales sirven también para marcar la
emotividad familiar: "hermanito" "Santiaguillo"
La intensidad se sirve igualmente de la
iteración, ya sea de carácter exclamativo ("cómo") o de una
progresión verbal simple (el verbo entrar),
para graduar la medida de la desafección, como en el siguiente fragmento: (...
)"y cómo la miras, cómo la contemplabas, si hubieras visto cómo,
y qué rabia me entraba, qué coraje me iba entrando". La
misma intensidad con que se transcribe sincopadamente el diálogo,en forma
indirecta: (...) "La harías recta, ya verás, que yo ya vería, confía en
mí, que confiase en tí".
Otro tipo de recursos vienen dados
por el léxico. He aquí, por ejemplo, las voces canarias empleadas: "que se
botó"/"quedó botado"(tirado) ", "botadito",
"una pendejo", "con los ojos trincados",
"el empiconado de la tapia", "el serrucho"/"serruchando",
"el bilingo", "encharcarla", "sorroballarte",
"tus ojos cuajados", "no atinas", "lo penca
que siempre ha sido"... o las voces creadas por Ramírez partiendo de
formantes substantivos o adjetivos: "tus manos suplicosas",
"pacienzudas", "ausentada", "impacientada".
ADIESTRAMIENTO
Y MUTILACIÓN
"Pero
como si no" ha quedado
definido como un relato pasional que acumula todas las consecuencias violentas
del amor, la rivalidad y el alcohol, con una sangrienta contabilidad final:
agresión, mutilación y suicidio. Es un relato con dos pilares fundamentales: el
primero es la descripción sicológica de una muchacha de barriada a través de
sus movimientos síquicos y de su vestimenta, evitando totalmente precisiones
que nos den su retrato físico. Adivinamos a la muchacha de clase humilde que,
con una moral bastante inmadura y un físico provocativo, llega a traumatizar al
joven personaje llamado Santiago, y al narrador de las secuencias que
protagoniza.
Santiago es.el menor de los Ravelos.
El punto de mira del narrador de estas secuencias (el mayor de los Ravelos)
configura el retrato tipificado de una mujer joven, turbadora, inconsciente,
impaciente, altanera, "una loba", "una pendejo",
"una penca", tipología que condiciona la caída de Santiago. Como
contrapunto se ofrece el lamento del narrador, que ha pasado "muchos
años de sacrificio, de privaciones, de apenas descanso, en hacerte un hombre de
carrera" para ser testigo de su caída y partícipe de su humillación.
Se repite así en Víctor Ramírez uno
de sus temas predilectos: la relación de dependencia afectiva, económica y
patriarcal entre dos hermanos. El derecho que asiste al hermano mayor de tomar
el lugar del padre. La protección paterna, esta vez en forma de sacrificios,
exigiría una supervisión de las pasiones, un control tribal del instinto, una
coacción -en definitiva - de la libertad del hermano menor en situación de
hijo. El adiestramiento (dressage que no consigue ser redressement)
del hermano se revela como inútil, pues la fuerza del instinto anula toda
dependencia al parentesco.
La historia, ambientada en la
pasionalidad de un barrio, tiene elementos clásicos del melodrama
miserabilista. Entre Ravelos y Rufinos viene a ocurrir un poco lo que entre
Capulettos y Montescos, sólo que la dimensión social es aquí la clase obrera y
la visión del narrador está dictada por el desencanto al ver rotas las
esperanzas puestas en el hermano menor. Sacrificio, deber y dependencia
subjetivizan su punto de vista.
Por otra parte se presenta aquí una
orgía de irracionalidad sangrienta en un medio social proclive al sentido del
honor, a un cierto sentido del orgullo tribal, y las leyes consiguientes de la
venganza, aunque no se insiste en dichos conceptos sino que se deja
displicentemente la motivación agresiva a la casualidad: "fue un
casual, cosa de las copas".
La mutilación del protagonista -uno
de los dos narradores del relato, llamado el mayor de los Ravelos-
alterna al discurso previo a la acción sangrienta. Sucede la agresión como
entre una bruma de inconsciencia.Ya lo dicen los aforismos que utiliza Ramírez
a lo largo del relato:
"La casualidad es una
trampa",
"La conciencia, señor: movediza
substancia"
"Cuesta esquivar los
apremios de la venganza".
"El buen juicio (...) es
la pesadilla del despertar".
y la metáfora concluyente con que se cierra el
relato, portadora de toda la filosofía intrínseca del mismo: "Pues ya
usted ve, compañero: las guerras de la paz". El grado máximo de
agresividad viene dado en la cantinela apremiante de uno de los agresores,
Macario Rufino: "ahora el bilingo, ahora aserrúchale el bilingo".
Si el bilingo es una de las formas
familiares (femenina o infantil) que tiene el miembro viril en el habla
canaria, se comprenderá que hay en el relato un ideal de castración que
cerraría el ciclo turbulento de la pasión. Simboliza, al mismo tiempo, la
dependencia emotiva que ejerce el hermano mayor sobre el menor, si la situación
de disponibilidad que tiene Santiago para arruinar su vida como le plazca
(justamente en el placer) decide que el patriarcado del mayor de los Ravelos es
una falocracia, y la castración es el sacrificio exigido a quien rompe el pacto
de dependencia.
*
EL ARRANQUE.
Segunda de las novelas cortas que componen el
primer volumen publicado por Víctor Ramírez, "CADA CUAL ARRASTRA SU
SOMBRA"(Las Palmas, 1971 ). Es el relato que un ser traumatizado por su
alergia misógina hace a una segunda persona, pero también la confesión de un
proceso mental propuesto como educativo.
Escrito entre 1969 y 1970, consta de
cincuenta y ocho páginas en dicha edición y de cuarenta y ocho en la edición
posterior, incluida en "CUENTOS COBARDES". No significa esta
diferencia ninguna variación en el contenido: es un simple cambio de formato en
la paginación.
ESTRUCTURA.
Puede descomponerse en los treinta y nueve siguientes
bloques de escritura, diagramados así:
BL-1: Situación en casa de su padre. Soliloquio
despedida.
BL-2: Respuesta del padre en cuatro secuencias.
BL-3: Retroacción: educación,cuartel y situación
previa a la despedida.
Apunte del trauma.
BL-4: Se instala por su cuenta. Insinuación
sobre virilidad.
BL-5: Obsesión y declaración del mal olfativo.
Idea de inauguración.
BL-6: Proceso de montar un piso.
BL-7: Primer fallido intento sexual. Náuseas y
vómitos.
BL-8: Reflexión.
BL-9: Depresión y ataque de rebeldía.
BL-10: Segundo ataque.
BL-11: Éxtasis erótico provocado por revistas.
BL-12: Neurosis y acercamiento a la mecanógrafa.
BL-13: Contrataque de la mecanógrafa. Repulsión
de él y desvío de ésta hacia Lorenzo.
BL-14: Compra revistas eróticas.
BL-15: Arrebato erótico. Visita médica.
BL-16: Vómitos, neurosis.
BL-17: Reclusión. Nueva esperanza en anuncios de
prensa.
BL-18: Se anuncia en el periódico. Proceso de
espera y aparición radiante.
BL-19: Entrevista con la extranjera.
BL-20: Ansiedad por el encuentro.
BL-21: Llegada al piso y ritual de
cotidianeidad.
BL-22: Chasco por el engaño de ella sin
compensación erótica.
BL-23: Sospecha de travestismo.
BL-24: Comezón y principio del arranque.
BL-25: Reflexión febril
BL-26: Monólogo interior sobre compañeros de
trabajo, el pasado, la infancia y la soledad.
BL-27: Refresco y absolución.
BL-28: Lee la noticia del desahucio y se decide.
BL-29: Visita al centro benéfico Hogar del
Miserable. Espera y reflexión.
BL-30: Encuentro con la familia. (Diálogo).
BL-31: Espera. Descripción de la hija mayor.
BL-32: Encuentro y diálogo con el padre
desahuciado (descripción).
BL-33: Nueva situación vital del protagonista.
BL-34: Repercusiones: bochorno por ser
reconocido.
BL-35: Serenidad del «encajado» y renuncia a las
mujeres.
BL-36: (Ínterim de un año y meses) Idea súbita
de visitar a la familia. Paisaje urbano.
BL-37: Monólogo del nuevo inquilino. Descripción
del status familiar y desenlace.
BL-38: Descripción del monologuista, despedida,
negación de identidad...
BL-39: ... y carcajada final.
PROCEDIMIENTOS
ESTILÍSTICOS.
Por encima de otras consideraciones estilísticas
que, por reiteradas en diversas narraciones serán obviadas ahora pero tratadas
en otro lugar, es importante fijar aquí cuatro términos de referencia en los que
la elaboración estilística es destacable.Trataré pues de las aportaciones que
hace Ramírez en:
(1) El proceso narrativo lineal.
(2) Terminología de la convulsión síquica.
(3) Léxico (formaciones propias, coloquiales y
canarismos)
(4) El interlocutor.
(1) El
proceso narrativo lineal.
Partiendo de la casa paterna,
pasando por la descripción que hace el protagonista de su evolución social y
educativa, hasta el momento en que tiene los "veintiseis años" de la
acción central y, desde aquí, hasta la carcajada final de la sublimación -en la
catarsis o en la histeria-, el relato se presenta en progresión simple de
datos. Sucede desde un presente, con toda clase de detalles sin que asome por
un momento el olvido o la duda sobre alguna circunstancia de los hechos contados.
Es éste un mecanismo inusual en
Víctor Ramírez que evidencia una primera época de su escritura (con "Además
lo primero") sin más
complicaciones que el deseo de proyectar una película en su secuencia
sincrónica ante el lector. Las cualidades cinematográficas de "El
arranque" son muy superiores
al resto de la obra publicada de este autor. Por una vez existe una línea
identificable con la situación llamada argumento que el lector puede seguir
paso a paso y, a su vez, contar como quien cuenta un cuento: no es otra la
intención del autor.
Importa que suceda en esta historia
porque, en efecto, lo contado es de una espesura sicológica tal que, sometido a
elaboración alternativa o simultánea (otros dos procedimientos del autor), la
narración quedaría perturbada en el lector por su laborioso anudamiento de
datos, espacios y tiempos. De esa forma "El arranque" es un esquema vital con el planteamiento
escolar de presentación, nudo y desenlace: porque así parece convenir a una
historia que tiene un punto de partida y va imantada hacia un final muy preciso
seguido de punto y espacio de página en blanco. Una evolución que debe ser
evaluada en la última línea.
(2)
Terminología de la convulsión síquica.
El repertorio de datos fisiológicos
y sicológicos ofrecidos por el protagonista configura un sistema muy expresivo
que va completando una especie de cuadro clínico. Se diría que el protagonista
cuenta su caso a un siquiatra (por otra parte lleno de cualidades, como veremos
más adelante) y está impuesto en las variantes lingüísticas de pasiones y
emociones. Le vemos describir una sintomatología depresiva en alternancia con
otro proceso de esperanza e ilusión que jalona un vocabulario de débiles,
aunque persistentes, entusiasmos.
Altibajos síquicos y fisiológicos
que siguen las diferentes fases por las cuales está cruzando la persona en
cuestión: el apocamiento, la repulsión de sí mismo, la melancolía, las
sucesivas rebeldías, el estupor por verse engañado doblemente, el arranque
y la amargura final que vendrá a destapar un volcán sicológico (presumiblemente
la histeria) y fisiológico (lágrimas y orina), completando la unidad humana que
Víctor Ramírez quiere imponer a su ente torturado.
He aquí, de modo exhaustivo, la
diálisis léxica de esta alternancia entre los dos extremos anímicos:
ALTOS:
(no es) "un desarraigado, un
afanoso por aventuras. Todo lo contrario";
"era dichoso o, al menos, no
era infeliz";
"sumisión inocente, ignorante,
pura";
"igual que un ave solitaria,
ruborosamente ilusionada";
"imbuído de optimismo, de
seguridad";
"confiando plenamente, a base
de augestionarme";
"mi desventura olvidándose en
la soñarrera";
"sucedieron varios días de
calma";
"absorto en sus
ocupaciones";
"y me llegué a encariñar con la
soledad";
"(...) mi rostro no sería
exponente de un alma amargada, tribulada por la frustración; al contrario,
parecería el de un satisfecho, el de un encajado",
"se apoderaba de mí una sorda
emoción";
"a embridar la desazón",
"calmado";
"y como un volcán que entró en
aguantada erupción, reventé en una carcajada, lo que nunca, en una carcajada
que me hizo lagrimar y orinar unas gotitas. "
BAJOS
"sí un íncomodado ";
"retardé (...) mi
índependencia", "me acobardé", "apocado";
"resquemor, punzante duda sobre
mí mismo";
"convencer a mi
respulsión";
"con unas inenarrables náuseas
(...) casi me muero, vomitando en la calle, la confianza perdida, las ilusiones
rotas, el orgullo en entredicho";
"la melancolía que, a partir de
esta frustración, se iba apoderando de mi ánimo";
"la carencia de afectos, la
soledad, consciente ya, me sumían en una continua depresión";
"el segundo ataque (de
rebeldía), la rabia sorda me coloreaba el rostro";
"revivir el dolor de lo
endormido";
"me quedaría lívido, demudado
(...)", "avergonzado";
"una fase más inaguantable
todavía de inquietud, de sofoco";
(las mujeres) "empezaron a
gustarme de modo enfermizo, atosigante"; "insomne, parecía
chiflado";
"el tormento insufrible de
oler";
"arrebatado y a poco de
enloquecer";
"mi desesperación
aumentaba";
"lleno de abatimiento";
"vomitaba ya, me ahogaban las
arcadas";
"indefinida turbación";
"la impaciencia me enervaba, me
quitó apetito";
"se me alteró el pulso ";
"entre tal zarandeo
emocional";
"el espasmo me había impedido
invitarla a pasar";
"con un sofoco que me hacía
tartamudear";
"el estupor", "el
nerviosismo", "atolondrado", "enfebrecido";
"mi comezón", "una
sospecha en forma de escalofrío";
"defraudado",
"anonadado", "roto", "aplanado";
"ofrecí mi cuello a la vida
para que lo argollase";
"comenzón",
"harto", "ahito";
"mi cerebro rebullía
calenturiento y los labios se me movían involuntariamente";
"las sienes palpitando, el
corazón desazonado";
"la sonrisa amarga,
sádica", "cobarde y amargado";
"decepcionado, completamente
aplanado, sin capacidad de reacción";
"se iba apoderando de mí una
soñarrera ladina";
"me exasperaba", "su
silencio me enervaba";
"enrojecí de vergüenza",
"la turbación"
"explicar mi altruista gesto
con la mayor sensación de culpabilidad que imaginarse pueda".
(3) Léxico
Vemos
los formantes léxicos que, sobre el énfasis dramático del cuadro clínico,
ofrecen un deseo de intensidad escénica y localización ambiental:
a) formaciones propias:
"me enserié'",
"enseriado el gesto", "pocilgadas", "baifadas",
"estrellos de cine", "destellona",
"paseoso", "marihuanadores", "ir al moridero",
"simulando un añusgo".
b) formaciones coloquiales:
canarias:
"canturreando unas folías", "se encuentra uno con cada elemento
por ahí", "la marabunta", "marihuanado", "la
viquinguita", "montada".
c) canarismos.
"jeríngase",
"jalando", "a lo callandito", "burletero",
"arrojaduras", "un fleje", "una querindanga",
"mansito", "la ahitera", "un babieca",
"carpetudo", "mosqueado", "la tacha",
"alsándara", "coñón", "me aflojaba una paliza",
"se calienta el patrón", "el chiquillo me cayó malo",
"para qué demontres", "ahorita mismo",
"pejigueras", "el cachete", "me levanté de un
brinco", "bastante que me alegro", "un vacilón suyo",
"que no nos botaran de la choza"
(4) El
interlocutor.
Particular importancia tiene la
descriptiva del personaje ausente en el relato, pero presente como
interlocutor. A través de las menciones que hace el narrador emerge "el
que escucha", ese usted al que conoceremos por sus cualidades:
- es habitual: "Creo que en otra ocasión le dije que";
- es confidente: "le confieso que me decepcioné", "le mentiria
si le dijese", "usted me conoce lo suficiente para saberlo";
- es consejero: "admito con usted que yo";
- es comprensivo: "usted comprenderá", "usted
comprende";
- es sentencioso: "No hay mayor ceguera que la obstinación,
usted me lo ha dicho y le doy la razón";
- es reflexivo: "no fuese usted a pensar que era yo"
(co-reflexivo):
"ni le pase por la cabeza que"
- es expresivo: "no piense eso, que se equivocaría", "aunque le
extrañe, sepa que", "si eso es lo que pregunta", "observo
en su mirada que discrepamos. Dejemos esto y sigamos";
- es perspicaz: "usted sabe qué digo";
- es impersonal: (se hace usar como elemento impersonal en tópicos
coloquiales): "usted dirá", "pero usted sabe que es como si
¿cómo le diré?", "no sé si me explico con claridad, ¿sí?, ¿me
comprende?
Esta persona que sabe, piensa, conoce "al
que cuenta" y se adelanta incluso a su pensamiento es un elemento segundo
término del coloquio, puesto que se presta al correlato. ¿Es, acaso, el lector?
LA ESCRITURA
PASIONAL.
La narración titulada "El
arranque" está vertebrada
por un proceso personal complejo, proceso que sería sencillamente síquico,
educativo y terapéutico (el arranque como sublimación), si no fuese todo
esto y, además, un proceso convulsivo. El protagonista es un ser
traumatizado por su alergia al olor corporal femenino, lo que no encubre una
virilidad desviada, sino más bien una especie de extracción misógina.
En este sentido pudiéramos decir que
el arranque de la narración nos da la clave interpretativa para una lectura
síquica de lo contado. Una lectura que nos llevaría a la secuencia freudiana de
edipismoàmisoginiaàneurosisà altruismo, y que es obvia para un lector avisado.
Más substancioso resulta desvelar, o
intentarlo, la estructura del "proceso formativo" que atienda
a la secuencia autodidactaàconvulsión
pasionalà entorno social.
Por los datos recibidos a través del relato, el
protagonista es "un desarraigado", "un incomodado",
"un apocado" que abandona muy joven el hogar de su padre y empieza
una vida autogestionada. La convulsión pasional procede de una alergia olfativa
que es preciso superar porque con ella se supera la autorepulsión del
protagonista ("que si yo fuera marica","¿y si en
verdad fuera yo marica?"); y producir la autoafirmación. El proceso de
superación con meta en la afirmación masculina somete al protagonista a una
cadena de convulsiones síquicas y sociales que, no resueltas sexualmente, deben
ser resueltas por el arranque (el desarraigo como alienación), esa
convulsión altruista que trae finalmente "la serenidad del
encajado".
La estructura del relato y la
elección de términos para conceptualizar los estados síquicos/estados sociales
del protagonista coadyuvan a tal fin. Una descriptiva lineal apoya la
comprensión de su identidad, puesto que no existen aquí los saltos temporales
que utiliza Ramírez en otros relatos.
Así, las decepciones, obsesiones,
depresiones, arrebatos, sospechas, ansiedades y comezones del protagonista son
declaradas a un nivel elemental para facilitar rápidamente una geografía
síquica comprensible, una sintomatología neurótica que pueda captarse como
comportamiento antes que como retrato clínico. La hipersensibilidad olfativa
tiene sin embargo algún viso humorístico. También la patología erótica tiene rasgos
profundos de fabulación, pudiendo pensarse que se trata de un personaje
inventado como límite para alcanzar un límite del comportamiento pasional
fabulado en clave cínica.
El desarrollo narrativo en el plano mental del
protagonista lleva aparejado un pronunciamiento social que complementa su
esquema vital, aquel proceso autobiográfico de aprendizaje, autoeducación y selfunderstanding
que se presenta como médula del relato.
En el bloque definido como "reflexión
febril" hay una reflexión bastante extensa sobre la sospechosa
superioridad social ("esos cochinos elegidos") de los que
medran sobre cualquier escrúpulo, reflexión que se extiende al Poder ("toma
fútbol y vete distrayendo"), a la intimidad de la familia suburbial,
los conflictos laborales, los privilegios ("de familia nombrada")
como origen del partidismo informativo, la educación, la frivolidad, la
honradez, el hambre, etc.
El profundo desequilibrio entre los
que tienen y los que no tienen hace concluir al narrador que "yo
también he perdido la vergüenza y me queda 'la lucidez de la rebeldía' y 'la
impotencia cobarde' del que se regodea con el daño ajeno", dos
constantes conceptuales en la filosofía de Ramírez, detectadas en cuantos
pronunciamientos sociales haga el narrador de sus cuentos. Basta leer la ya
citada poética titulada CONTRAPESO, que precede a sus narraciones incluidas en
"AISLADA ORBITA", para afirmar tal voluntarísmo en el planteamiento
sádico-cínico; aunque hay que conceder también un margen a la posible clave
humorística.
"El arranque" es también percutiente en ese retrato
sicológico que hace de la familia desahuciada que espera cobijo en el Hogar del
Miserable. El retrato lo diseña Ramírez
(a) directamente, en el encuentro del
protagonista con el cabeza de familia,
y (b) indirectamente, relatado por el
nuevo inquilino del piso regalado. La descripción que hace del habitat
de la familia beneficiada, desesperante para el resto de los vecinos, no está
nada lejos de la realidad canaria. En este espacio de escritura demuestra
Ramírez tantas dotes de observación como de asunción cultural, haciendo
sociología del comportamiento tribal e inadaptado de una familia lumpen que
no encaja en el orden (miserable, por lo demás) de los hijos del desarrollo
trasladados a los bloques. Se describe a la familia en cuestión como "la
marabunta" -préstamo llegado del mundo del cine para conceptuar una de
tantas regresiones como se dan en la jerarquización social canaria que se
impone en el ensanche urbanístico.
* * *
BIBLlOGRAFÍA DE VÍCTOR RAMÍREZ (en 1982)
LIBROS
CADA CUAL ARRASTRA SU SOMBRA. (contiene también
el relato El arranque) Inventarios
Provisionales.Las Palmas,1971
AISLADA ORBITA, antología de Rafael Franquelo. lnventarios
Provisionales. Las Palmas,1973 (contiene los cuentos La taza
vacía, Al otro lado
del otro lado y Menos da una
piedra)
LA GUITARRA DEL A TLÁNTICO, con R. Franquelo.
Edición de los autores. Las Palmas, 1973 (contiene los cuentos La taza
vacía, El poeta se
alimenta de carroña y defeca flores y Pero como si no).
LA ESPERANZA HECHA PIEDRA. Edición de autor. Las
Palmas, 1975.
(contiene también el cuento Nochebuena)
LITERATURA CANARIA, con R. Franquelo. (Antología
de textos) Edición de los autores. Las Palmas, 1976 (contiene un fragmento del
relato El arranque)
CUENTOS COBARDES (contiene los relatos y cuentos
La esperanza hecha piedra, Cada cual arratra su sombra, El poeta se alimenta de carroña y defeca flores, Al otro lado del otro lado, Pero como si no, La vez entre después y ahora, El arranque, La taza vacía, Menos da una piedra y Nochebuena). Taller de Ediciones JB. Madrid, 1977.
ADEMAS LO PRIMERO.Planas de Poesía. Las
Palmas, 1978
CUENTOS CANARIOS CONTEMPORANEOS (Contiene el
cuento "Ojo de pulga") Edición de autor. Las Palmas, 1979
LA PIEDRA DEL CAMINO. Colección Benchomo.
Ediciones Cándido Hernández. La Laguna (Tenerife), 1980
EL ESCRITOR Y UN MIEDO MÁS (Seguido de "Agua de colonia" por R. Franquelo). Edición de los autores.
Málaga, 1980.
REVISTAS
"Nochebuena" en FABLAS n° 65. Las Palmas, 1975.
"La
boda y el bobo' (fragmento)
en FABLAS n° 74, Las Palmas, 1979.
PERIODICOS
"El
aplauso" (fragmento de
novela inédita) en El Cronopio Literario, LA PROVINCIA,Las
Palmas,16.4,72.
"Narrativa" (fragmento de novela inédita) en Cartel de
las Letras y las Artes. DIARIO DE LAS PALMAS, Las Palmas, 5.5.77
"Ojo de
pulga" (fragmento) en Cartel
de las Letras y las Artes. DIARIO DE LAS PALMAS, Las Palmas, 9.9.78
N O T A S
(1) "No hay, propiamente, una narrativa
canaria, entendiendo por tal una peculiaridad regional, con un sello local
específico, sino que los escritores de las Islas se han desenvuelto en la
temática y estilo de la creación literaria nacional. Mejor sería decir que se
trata de una narrativa "en" Canarias, en la línea que ha señalado en cada
hora la creatividad literaria. " (...) "No hay exactamente un
"boom" de la producción literaria en las Islas, sino que esas
oportunidades de edición han hecho posible el conocimiento de una obra que en
algunos casos permanecia inédita, fruto de una latente preocupación creadora".
(Conferencia de Alfonso García-Ramos. Mayo 1973)
(2) "No hay pues tal "boom". Sino
algo más importante: una generación que está empezando a trabajar (...) en unas
condiciones muy propias del insular" (D. Pérez Minik: artículo en
"ABC", 26-4-731.
(3) Juan Manuel García Ramos: "Narrativa
canaria: ocho años de actividad", en FABLAS (Cultura Canaria Hoy) Nº 74. Las Palmas,
1979.
(4) Sobre todo en sus películas "Dios y
el diablo en la tierra del Sol" y "Antonio das Mortes".
(5) en "Aislada órbita", Inventarios Provisionales. Las Palmas,
1973, pg 149.
(6) Wayne C. BOOTH: "Retórica de la
ficción". Bosch Edit.
Barcelona, 1974, pg 191.
* * *
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
DIFERENCIALIDAD Y MÉTODO
PLANOS
A-TEMA,
B-PROCEDIMIENTOS NARRATIVOS,
C-IDEOLOGÍA POPULAR
*
ADEMÁS LO PRIMERO
UN DIA EN LA INFANCIA DE
UN NIÑO DE LADERA.
EL MORBO SENSITIVO Y ERÓTICO.
EL MAESTRO, OTRAS FIGURAS Y UN
APUNTE DE REALISMO MÁGICO.
*
AL OTRO LADO DEL OTRO LADO
ESTRUCTURA.
PROCEDIMIENTOS ESTILÍSTICOS.
SEXO Y REVANCHA.
*
LA VEZ ENTRE DESPUÉS Y
AHORA
ESTRUCTURA.
PROCEDIMIENTOS ESTILÍSTICOS.
A)VOCABULARIO
B)FORMULAS RETÓRICAS DE
ALUVIÓN
C) LA RETÓRICA DE
INVENCIÓN PROPIA.
LOS INDICATIVOS DE XENOFOBIA
AFORISMOS
FORMANTES DE REALISMO MÁGICO
AUTORIDADES, GUERRA, SEXO,
RELIGIÓN: MASCARADA GENERAL.
*
LA ESPERANZA HECHA PIEDRA
ESTRUCTURA.
PROCEDIMIENTOS ESTILÍSTICOS.
LA GRAN LECCIÓN: EDIPO Y
CRUELDAD.
*
NOCHEBUENA
LA DISOCIACIÓN FILIAL
ESTRUCTURA.
PROCEDIMIENTOS ESTILÍSTICOS.
*
MENOS DA UNA PIEDRA
ESTRUCTURA.
PROCEDIMIENTOS ESTILÍSTICOS.
NATURALISMO DE GUIÑOL
*
LA TAZA VACÍA
ESTRUCTURA.
PROCEDIMIENTOS ESTILÍSTICOS.
LA CONSCIENTE AMARGURA
*
PERO COMO SI NO
ESTRUCTURA.
PROCEDIMIENTOS ESTILÍSTICOS.
ADIESTRAMIENTO Y MUTILACIÓN
*
EL ARRANQUE
ESTRUCTURA
PROCEDIMIENTOS ESTILÍSTICOS
LA ESCRITURA PASIONAL
publicado en MARZO de1983 en el
libro ENSAYOS SOBRE CULTURA CANARIA
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