50 AÑOS DEL DESPERTAR SAHARAUI
ALBERTO MAESTRE FUENTES
El miércoles 17 de
junio de 1970 se produjeron unos sucesos en El Aaiún, capital del entonces
llamado Sahara español, que traerían grandes consecuencias. Por primera vez,
los saharauis se enfrentaban directamente y sin miedo ante la autoridad
colonial española, como un suelo pueblo, dejando al margen el carácter tribal
que les había caracterizado durante siglos.
A las autoridades
coloniales que, hasta entonces, habían actuado libremente en el territorio,
controlando, mediante prebendas y favores, a los saharauis a través de muchos
de sus chiuj, este suceso les cogió totalmente desprevenidos. No en vano era la
primera vez que los “dóciles” saharauis se ponían directamente enfrente, cara a
cara, ante las autoridades españolas y les exigían unas concretas y básicas
demandas, para su pueblo.
España conocía
desde hacía un tiempo de la existencia de un movimiento nacionalista saharaui
que se movía en la clandestinidad. Dicho movimiento, la “Organización Avanzada
para la Liberación de Saguia El Hamra y Río de Oro” o Movimiento de Liberación,
había sido fundado por Mohamed Sidi Brahim, conocido como Bassiri, meses antes
de los sucesos que acontecieron en junio de 1970 en El Aaiún.
Este movimiento de
liberación saharaui, en poco tiempo, se había expandido rápidamente y fueron
muchos los saharauis que se identificaron con él, haciendo que las afiliaciones
crecieran rápidamente por todo el territorio. Básicamente, el Movimiento de
Liberación demandaba simples mejoras para los saharauis, muchos de los cuales
vivían en condiciones precarias, existiendo un elevado número de jóvenes que no
tenían ningún tipo de trabajo. Además,
solicitaban también el fin de la corrupción de los chiuj, y una independencia final
del país, pero por medios pacíficos y de mutuo acuerdo con la potencia
colonial.
Los saharuis
desconfiaban totalmente de España, pues temían que finalmente los abandonara e
hiciera lo mismo que habían hecho con Cabo Juby en 1958, cedido mediante el “Acuerdo
de Cintra” a Marruecos. Por su parte, las autoridades españolas, que aunque
supieron pronto de la gestación de este primer partido netamente nacionalista
saharaui gracias a sus eficientes servicios de información (los mismos que,
“sorprendentemente”, cinco años después no descubrieron los preparativos de “La
Marcha Verde”) en un primer momento no le dieron apenas transcendencia. Sería
un poco después, cuando constataron su amenaza real, debido al éxito de sus
afiliaciones y a cómo iba circulando, rápidamente, su ideario por todo el
Sahara Occidental.
La confirmación de
que muchos de los militantes del nuevo Movimiento de Liberación pertenecían a
las Tropas Nómadas hizo ver a las autoridades españolas la gravedad y el
alcance real y peligroso que podría suponer para los intereses de la metrópoli.
Así que, aunque tardíamente, las autoridades españolas reaccionarían e
intentaron desactivarlo. Y para ello manejaron distintas opciones, decidiéndose
finalmente por la utilización de las
llamadas “vías indirectas” para desacreditar a la organización o destruirla,
pero siempre mediante “medios no
oficiales”.
Todo ello, a lo que
hay que añadir las amenazas y presiones constantes de Marruecos para que España
le cediera unilateralmente el Sahara Occidental, al margen de las resoluciones
de Naciones Unidas y en base a absurdas reclamaciones históricas sobre un
territorio que nunca había sido marroquí, provocaría que el Gobierno General
del Sahara español convocara el 17 de junio de 1970, en el centro de El Aaiún,
una manifestación oficialista a favor de las tesis españolas sobre el
territorio.
La manifestación
oficialista contó con la presencia y los discursos del Gobernador General del
Sahara español y de algunos saharauis afines a España, llegando a una asistencia
de entre 800 y 1.000 personas. Además, se preparó para que los supuestos
saharauis afines a España portasen pancartas con frases tan colonialistas y de
épocas ya superadas como: “España:
ayúdanos como hasta ahora”, “España es nuestra maestra en el destino” y “España
nos llevará de la mano hasta que seamos mayores de edad”.
Ante el anuncio de
la manifestación oficialista, el Movimiento de Liberación reaccionó de forma
rápida y convocó, para el mismo día, otra marcha en el barrio saharaui de
Jatarramla, en El Aaiún. Días antes, llegaron a Jatarramla saharauis de
distintos lugares del Sahara Occidental, concentrándose en jaimas. Y el mismo
17 de junio las autoridades españolas intentaron convencer a los saharauis,
concentrados en Jatarramla, para que se unieran a la manifestación oficialista.
Incluso, el propio Gobernador General, José María Pérez de Lema, llegó a
presentarse allí y a reunirse con ellos.
Los saharauis del
Movimiento de Liberación le entregaron al Gobernador General un memorándum en
el cual le solicitaban una serie de garantías y peticiones, entre las que se
encontraban que España se comprometiera firmemente a no entregar el Sahara
Occidental a ningún país vecino. “El Gobierno español no ha cesado en la
entrega. Todavía cede, poco a poco, nuestra tierra a los países vecinos, sin
motivo alguno, sin que sea lucha y sin lucha que motive tal cesión”, señalan en
ese memorándum.
Finalmente, no hubo
acuerdo entre ambas partes y después de unos escasos veinte minutos de reunión
el Gobernador General dio por acabada la misma y se retiró, pero no sin antes
lanzarles la siguiente advertencia: “Creo que llegará el momento en que alguno
tendrá que llorar”.
En un primer
momento las autoridades españolas intentaron contener a los manifestantes y que
no avanzaran, bajo ningún concepto, hacia el centro de El Aaiún y finalmente
optaron por disolverlos mediante la utilización de la fuerza a manos de la
legión. El resultado final fue de varios muertos y heridos.
Durante las
siguientes horas, tras el desmantelamiento violento del campamento de jaimas en
Jatarramla, se procedió a una redada, sin precedentes, para capturar a los
supuestos cabecillas, haciéndose hincapié en la búsqueda y captura del
Secretario General del partido, Bassiri, considerado máximo responsable y
organizador de la manifestación. Bassiri fue detenido en la redada, ingresó en
una celda individual en la cárcel provincial de El Aaiún y fue totalmente
incomunicado, como el resto de los detenidos a raíz de los incidentes.
Lo que sucedió
después con Bassiri, a pesar del silencio del Estado español, que continúa
hasta el día de hoy, es conocido por todos. Nunca más se le vio, ni se supo de
él. La versión oficial dice que fue expulsado a Marruecos un mes después de su
detención, pero nunca llegó al país vecino. Las evidencias dejan claro que fue
asesinado impunemente, después de haber sido sometido a torturas. De este
crimen de Estado, del que se cumplirán 50 años este miércoles 17 de junio,
España no ha dado a día de hoy ningún tipo de explicación.
Los sucesos de
Jatamamla o Zemla fueron el inicio de la lucha de liberación del pueblo
saharaui y el nacimiento del héroe nacional Bassiri, “el desaparecido”. Medio
siglo de lucha ante el colonialismo español y luego marroquí, han hecho del
pueblo saharaui un solo pueblo, más unido que nunca, que jamás desistirá por
conseguir lo que por derecho legal tiene reconocido, la independencia total de
su tierra.
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