LA RESPUESTA DE VÍCTOR RAMÍREZ:
EL ESCRITOR CANARIO SE ENFRENTA EN SU ÚLTIMO LIBRO CON LA ACTUALIDAD
PERIODÍSTICA
POR ANDRÉS GONZÁLEZ JEREZ
La
pasada semana fue presentado en La Laguna "Respondo", una colección de artículos periodísticos de Víctor Ramírez publicados
originariamente en Diario de Las Palmas y ahora editado por Benchomo
en su colección Tasufra.
Víctor
Ramírez, uno de los narradores canarios fundamentales en el último medio siglo,
vuelca todo su talento verbal, su enorme y a veces histriónica humanidad, en
columnas que rozan como una caricia o caen como un puñetazo, siempre desde su
honesta y maniquea visión política. En los últimos días el escritor grancanario
ha anunciado la publicación de una nueva novela LIVIANO
TENEMOS EL SUEÑO LOS APÁTRIDAS.
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En el modesto carrusel, a menudo pobremente engalanado y a veces
francamente cómico, de los escritores canarios, Víctor RamÍrez destaca tanto
por la calidad de su prosa (analizada elogiosamente por críticos como Angel
Sánchez y José Luis Gallardo) como por su compromiso político. En este último
aspecto Ramírez es una rara avis en el corral literario insular por su
terco e irreductible posicionamiento político.
Mientras que la
mayoría de sus colegas disfruta en los aledaños del poder o escriben en el
vacío del escepticismo político, Ramírez, en los últimos comicios autonómicos,
y en compañía de su inseparable compañero Rafael Franquelo, se presentó en las
listas de la coalición formada por el Congreso Nacional de Canarias y el Frepic
Awañac, que obtuvo insignificantes resultados.
Ramírez, por
decirlo en una palabra que todavía asusta mucho aunque últimamente haya sido
proferida por algún padre de la patria en su despacho, es simplemente
independentista. Y así consta en casi cada uno de los artículos que recoge el
libro "Respondo", editado recientemente por Benchomo, y publicados
entre octubre de 1991 y mayo de 1993 en Diario de Las Palmas.
"Escribo en la
prensa porque me da vergiienza callarme todo lo que siento ante tanta
ignominia", declaró Ramírez en unas
declaraciones a la agencia Ideapress. Las respuestas de Víctor Rarnírez,
que utiliza como recurso a un compradre-curiosón, suelen ser contundentes.
Algunos escritores canarios no salen excesivamente bien parados.
Juan Jesús Armas Marcelo, por ejemplo, quien "recurre a
emplear en nuestra prensa el nombrete denigrante cuando se refiere a gente
nuestra que se desvela (con mejor o peor fortuna) en realizar aquí su obra...
incluso a Guillermo García Alcalde lo llama Sumo Pontífice, acusándole de
asturcón godo... Lo llama así él, que tanto ayudó a que éste alcanzara el poder
económico y político que ahora con implacable odio le reprocha... ¡Si el
pobrecillo Juancho Armas volviera a ser aquel hombre emprendedor y generoso
cuando inició la aventura cultural de Inventarios Provisionales...!"
Otro ejemplo: Juan
Manuel García Ramos y el Premio de Literatura de Canarias convocado por
el Gobierno autónomo en 1991. "Manolo García Ramos metió la pata hasta la ingle. Y además
se portó muy mal cn sus amigos del jurado, que le deben prebendas y favores...
La pena, pariente, es que yo le he tenido (y a lo mejor se lo sigo teniendo,
¡ojalá!) cierto cariñillo a Manolo García Ramos, desde mucho antes de él
acceder al Poder, ese Poder tan encanallador y tan enemigo de este pueblo al
que pertenezco... Sí, creo que Manolo se ha jodido -lo siento por él. A lo
mejor es cierto eso de que la codicia rompe el saco y de que tenemos lo que nos
merecemos".
*
La tentación del diablo
El Poder siempre está escrito por mayúsculas y, en los artículos
en los que Ramírez responde a la actualidad, está indisolublemente ligado a la
opresión colonial que padece Canarias por la despótica y feroz metrópoli
española. Ramírez sostiene el mismo discurso político que mantenía hace veinte años
y una visión apasionadamente romántica de un triángulo formado por el pueblo (
que padece las injusticias más monstruosas), los paniaguados del poder (cada
vez más gordos y lozanos) y los godos colonialistas mil veces malditos y
vituperados.
Que un hombre como
Ramírez, uno de los mejores narradores canarios del último medio siglo e
indudablemente inteligente, sea capaz de suscribir tales simplezas es
sorprendente y, a la vez, sintomático de las limitaciones reflexivas e inercias
ideológicas de los escritores isleños, que navegan entre el silencio más
vegetativo y la desidia mejor intencionada.
El diablo ha
tentado también a Víctor Ramírez, y aunque mantiene una postura verbalmente
inconmovible, en "Respondo" saltan
justificaciones que incluso en su prosa precisa, común y corretona encuentran
dificultades. Como buen progresista y nacionalista, Ramírez abominó de las
conmemoraciones del V Centenario del Descubrimiento y, sin embargo,
participó en el semiclaustral Encuentro de Escritores celebrado en La Gomera
el pasado año, organizado por el Gobierno autónomo e inscrito, precisamente, en
el programa canario de las conmemoraciones cinco veces centenarias.
Ramírez explica que decidió pronunciar una conferencia después
de que le fueran resueltas ciertas dudas de conciencia. "Se me aclaró
que todos los participantes éramos canarios (de nación o asunción) y que los
asuntos a tratar en ponencias y comunicaciones serían canarios o
hispanoamericanos. No había nada español (con todos mis respetos y
agradecimientos para lo español que ennoblezca, claro). Dije rápidamente que sí
iría". ¿Canarios? ¿ Qué esperaba encontrar
Rarnírez en La Gomera? ¿Poetas húngaros y novelistas japoneses?
Lo mismo sucede,
en varios artículos, al calificar el escritor su situación socioeconómica. "Nosotros, los
pobres... nosotros, los escritores pobres...". Una definición financiera realmente sorprendente en una
profesor de Educación General Básica que tiene en el bolsillo un mínimo de seis
trienios. Incluso cabe señalar como califica Ramírez de "pequeño
milagro de nación colonizada" a la Biblioteca
Básica Canaria, no boiocoteada en ningún momento, que se sepa, por el
Ministerio de Cultura ni por el Ministerio del Interior, y que en su día fue un
proyecto editorial duramente criticado (en especial por sus criterios
selectivos) por escritores, críticos y profesores universitarios. Víctor
Rarnírez figuró en la colección (con todo merecimiento) con su obra "Cada cual arrastra su
sombra".
Por encima de todo, Víctor Ramírez es uno de los pocos creadores
canarios dispuestos a dar la cara al viento de las grandezas y, especialmente,
a las miserias cotidianas. Desde su punto de vista, desde su impactante prosa,
desde su dureza crítica y desde el derecho a equivocarse, Víctor Ramírez es,
todavía, un escritor con capacidad de respuesta.
LA GACETA DE CANARIAS
-3-11-93
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