JM AIZPURUA
No solo es una trampa semántica, es algo vital
e inasumible. Nacionalismo, abertzale (patriota), son idénticos, no hay “nacionalistas
pero poco”, pues esos son regionalistas o infiltrados, y la clave de esta
polémica está en el proyecto de futuro;
·
a) nación con Estado propio,
·
b) nación incluida en un Estado compartido en
federación o confederación,
·
c) nación a incluirse en otra nación, lo que
es regionalismo.
El independentismo
es la simplificación semántica de este complicado argumentario de pertenencia
que en última fase para los nacionalistas se decide en referéndum de
independencia en donde necesariamente se implica el Orden Internacional.
Bajo el paraguas
nacionalista canario se cobijan demasiados farsantes, a los que se les ve el
plumero y sirven para desanimar electoralmente a muchos patriotas canarios que
se sienten incómodos con la situación actual y aspiran al reconocimiento de su
historia y su dignidad nacional. Y cuando el Estado no ofrece más; la
independencia es la única posibilidad.
Su intento es la
organización de un PNV canario, pero no hay similitudes. El PNV histórico,
fundado por Sabin Arana, tuvo siempre una base popular, heredada del
mayoritario carlismo vasco, y unos líderes dentro de la democracia cristiana
muy apreciados por las bases de componente derechista democrático. En la Guerra
del 36 tuvieron una actuación destacable hasta Santoña, liderados por el
Lendakari Agirre, líder carismático, jugador del Athletic, y propietario
familiar de una fábrica de chocolates en la que implantó la doctrina social de
la Iglesia, respetado como Presidente por todo el arco político. Trabajó con la
CIA en el exilio, pero era cuando la CIA trabajaba contra el fascismo y
planeaba la invasión de la Península para derrocar a Franco y reinstaurar la
democracia. Fue traicionado por Eisenhower que obtuvo lo mismo, sus bases
militares, del propio Franco sin recurrir a la guerra.
Tras unos años de
lucha antifranquista desde el Gobierno Vasco en el exilio, en los pactos de la
Transición, un sector, que no perteneció al PNV en la lucha clandestina, se
alza con el poder y en alianza con los poderes fácticos españoles se une al
proyecto de Sistema 78, predicando una cosa y haciendo la contraria. Fulmina de
los cargos a los nacionalistas clandestinos a los que llama “sabinianos” y el
nuevo grupo con numerosos exjesuitas, se adueña de la sigla PNV, que en
adelante se compone de nacionalistas y regionalistas.
Electoralmente los de
buen bolsillo, numerosos en las tres provincias, y que en otro lugar votarían
PP, votan a PNV porque con el sector regionalista que lidera Urkullu, se
sienten protegidos de izquierdismos abertzales. Crearon una potente red
clientelar con el PSOE vascongado, y eso les garantiza la Lendakaritza; y
volverán a ganar.
Sabin Arana
resucitado, cual Jesucristo en el templo, hoy sacaría de Sabin Etxea a
latigazos a muchos de sus miembros.
Esa trayectoria del
PNV es la que pretenden en las Islas, imposible e incomparable, y que hace nula
una lista electoral distinta a los de siempre con posibilidades de éxito. Llamar
nacionalista a Clavijo y sus “mortadelos” es como llamar demócrata a Tejero.
Tenemos la labor pendiente
un gran acuerdo nacional canario en base a programa y honradez manifiesta de
los candidatos, que plantara cara al caciquismo trasnochado y abriera una ventana
al futuro de los canarios.
Caras nuevas para
un futuro nuevo; sin trampas.
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