lunes, 22 de junio de 2020

EL EUNUCO-de José Rivero Vivas

CAPITÁN20
Para alivio del alma acuitada, cuyo deferente
aporte -en contraportada del libro– supone hálito
para tanto ser en penuria y atroz derrumbe . José
EL EUNUCO
Cuento
Obra: C.07 (a.07)
José Rivero Vivas 
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Publica:
Ediciones IDEA
(ISBN:
 978-84-9941-057-9)
Depósito Legal:
TF- 2348-2009
Islas Canarias.
Diciembre de 2009

José Rivero Vivas
EL EUNUCO
Sinopsis
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Época de dificultades económicas y asperezas humanas por la inadaptación conducente al fracaso, en abanico de temas que comprenden paro y escasez, lacra urbana, pérfidos fines y cándidos sueños de tantos desheredados de la Tierra.
El protagonista de la colección, hombre o mujer, afronta, en cada momento, su situación personal, relativa a individuos afectados por su problema particular, que en su trasfondo, se refleja en toda la sociedad, envuelta en la larga crisis que sacude a la nación, y aun más allá.

Las factibles crónicas reunidas van impregnadas de cierta similitud, con aire de denominador común, que las identifica como de un solo cuerpo, puesto que brotan de una idea general, no de la suma de relatos dispares que a la postre componen un volumen.
En el cuento que da título al libro, se denuncia la incapacidad creativa de quien goza, sin embargo, de enorme influencia en la valoración de autores, duchos y noveles, cuyas obras someten a juicio de anhelada crítica imparcial, conforme el dictamen del jurado, en excepcional concurso literario.
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Madrid
Hacia 1982-83
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PUNTOS
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La abigarrada compilación fue escrita en Madrid, hacia 1982-83, donde en su momento fue el manuscrito pasado a máquina.
Ya en Tenerife, hacia 1993-94, fue escaneado y puesto limpio en ordenador.
Hacia 2002-03, en Londres, se cambió su contenido de disquete a pendrive, operación que comportaría una revisión del texto.
En 2004-05 hubo nuevo análisis y consiguiente revisión.
Con ausencia del autor, por encontrarse en Londres, Ediciones IDEA, en 2009, publica EL Eunuco, con La Calva Rosada y La Ilusión, también de este autor, en la Biblioteca: José Rivero Vivas, creada por la propia Editorial, que ya incorpora las Nueve Novelas editadas en 2007.
Hacia 2014-15, se intentó hacer una ruta de El Eunuco, para Serventía; pero el proyecto quedó truncado por causa de un nuevo traslado a Londres.
A lo largo de estos meses de encierro, el autor ha visto mucho trabajo olvidado, y, de El Eunuco ha querido señalar algún involuntario desliz en esta edición.
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José Rivero Vivas
Tenerife
Islas Canarias
Junio de 2020
José Rivero Vivas
SOL DE ANTAÑO
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El escritor se halla a la sazón en Madrid, al margen de la maravillosa situación, para algunos, ventajosa. En su deambular, instintivo recoge cuanto puede experimentar, en aquellos días de dureza y carencia, tanto en esta ciudad cuanto en el resto del país. Toma entonces apuntes para su novela Apuros de un Retornado; sumido, empero, en la cadena de acontecimientos, relativos al momento histórico, pasa en definitiva a ser La Zambullida, todavía inédita.
En medio de su interminable recorrido por calles, plazas y espacios de tregua, donde descansa del rudo ajetreo, nacen Los Cuentos, impregnados de descarnada realidad, ajustados al tema, aunque de austeridad descriptiva. Encima, crece aguda la cotidiana dificultad, máxime para el hombre o mujer de extraño acento y aspecto nimio a ojos del residente, oriundo o no, del sitio referido.
Estos factibles anales, en su elaboración, recurren al fondo social que los anima; pronto, sin embargo, se advierte que, cualquiera de sus personajes está lejos de alcanzar el calificativo de marginado, sino que ostenta más bien el de outsider. Tal vez por ello, su juicio de valor, sugiere que el hecho real narrado supone caricatura de una situación inimaginable. De aquí que, el creador, envuelto en extremada pobreza, al resumir los sucesos de su entorno, deje entrever su raíz, las más veces de distinguida ascendencia. Algo de la suerte acaece a quien, de extracción precaria, al obtener alto nivel de estudios, se siente diferenciado, y, raramente, se vuelve hacia su origen, del cual aspira a desasirse con subrepticia finta. Es quizá la razón que mueve a quien, en su exacerbado egoísmo, hace defensa de sus privilegios, como de prodigioso don, otorgado por gracia suprema.
Se ha de entender, además, que al destacar la veracidad de la severa crudeza en derredor, el autor trata de paliar toda anécdota disonante, como traza del horrendo decorado, latente en las plurales reseñas que constituyen el conjunto. Así que, después de múltiples ensayos, es viable presumir que ha conseguido el éxito con la introducción del verso, cuyo contenido y forma rompen la causticidad de la escena, en su acerba implicación dramática. Ello contribuye a que el cuento difumine su aura de realismo y cobre acaso un estado surreal de aquiescencia.
Respecto de la crítica acerca de una presunta debilidad de expresión, el autor manifiesta su discrepancia con tal veredicto, puesto que nunca ha retirado el reto, aunque insiste en mantener la elegancia discursiva, cuidando de que ninguna ajena sensibilidad pueda sentirse herida con su involuntario exabrupto. De manera que mima, en especial, el decoro de cada interlocutor, por cuanto considera oportuno que el desventurado hable y exponga enmarcado en completo albedrío, consciente de que así logrará liberarlo de verbal exceso y tremendismo insufrible.
En su loable propósito, de consuelo hacia el desvalido, el mecenas olvida que quien escribe encuentra su lenguaje, susceptible de sufrir desvío, que convencido adopta a lo largo de su trayectoria, con independencia de cliques y cenáculos. Así, pues, ante una acritud del texto, acerca de la cual el experto estipula sombra, lo correcto sería requerir esclarecimiento. Una vez oída la consecuente aclaración, puede ser sugerida una modificación del tramo inadecuado para exhibir en su programa. Claro es que, en este aspecto, la decisión final correspondería siempre al autor.
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Inmerso, por lo tanto, en esta aventura, confiesa que sus escritos, tanto en prosa cuanto en verso, son testimonio de voluntad, no corolario de moda y escuela. Sin embargo, declara de su constancia poética, haber acopiado años con su producción en recóndito lugar, sin mostrar una línea siquiera, pese a continuar incesante su quehacer, para ser al cabo arrumbado en callada reserva. Lo cual es sencillamente demostrable, en numerosas páginas de sus novelas, donde suele volcar cantidad de poemas, como si surgieran ahí de pronto, interceptando el hilo narrativo; sopesada, en rigor, la lectura, nítido se percibe su determinado fundamento.
El sello personal, en esta labor, puede asimismo ser constatado tras pertinente seguimiento de su teatro en verso, así como en tantos cuadernos, de pródigos folios, óptimo albergue para un lirismo, que habrá de permanecer irremisiblemente dormido, en prolongado y compacto silencio. Pero, contrariado ante la aleatoria perspectiva, un día concibió la idea de que sus rimas obtendrían destino dentro del estricto marco de su obra, y decidió, en potestad, insertar algunas en pasajes concretos, de páginas maldecidas, propiciando así la revelación de la huella delatora de su intacta variable emocional.
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De regreso a EL EUNUCO, intuyó su autor que, el responsable de la edición, pudo haber apreciado que esta exposición de gestas no es en absoluto natural, por estimar que aborta el proceso en ciernes, y, sin más ambages, rechazó el tomo desdeñado. Luego, quiso enmendar la plana, reparando lo que, en su desplante, llegó a conceptuar descalabro literario, y anduvo trastocando aquellas partes, que calificó de incongruentes para primar en una esmerada publicación.
El caso es que, el tiempo de estancia en la tierra, pasa a ser efímero, toda vez que, la persistencia del mítico personaje, en su ámbito sensacional, pierde anuencia en el difuso horizonte de su ficción. De modo que, su insólita particularidad invita a meditar sobre la situación dada, cual si se tratara de única voz esgrimida, pese a esconder, desde sus albores, cuál es el fin último de la pura historia erigida.
No es preciso, pues, abandonar el país, ni quebrar la estancia en un punto increíble de la narración. Existe a este tenor un relato que, aun sin ser paradigma del repertorio, presenta un fragmento deslucido, acaso por mera apatía de control. De hecho, la forma y disposición del verso, denota aquel momento febril del infausto marino, por donde cabe asumir que nada en su mundo, real o ficticio, es cierto. Piense o no el Capitán, su decadente errabundez trasluce que, el instante veraz de su naufragio ha existido sólo en su mente, tal vez ida, en pos de leve bruma y quimera.
Se trata de obvia acotación de EL ESPERANZADO, segundo verosímil compendio de la serie.
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José Rivero Vivas
Tenerife
Islas Canarias
Junio de 2020
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