CAPITÁN20
Para alivio del alma
acuitada, cuyo deferente
aporte -en
contraportada del libro– supone hálito
para tanto ser en
penuria y atroz derrumbe . José
EL EUNUCO
Cuento
Obra: C.07
(a.07)
José Rivero Vivas
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Publica:
Ediciones IDEA
(ISBN:
978-84-9941-057-9)
Depósito Legal:
TF- 2348-2009
Islas Canarias.
Diciembre de 2009
José Rivero Vivas
EL EUNUCO
Sinopsis
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Época de dificultades económicas y asperezas humanas por la inadaptación
conducente al fracaso, en abanico de temas que comprenden paro y escasez, lacra
urbana, pérfidos fines y cándidos sueños de tantos desheredados de la Tierra.
El protagonista de la colección, hombre o mujer, afronta, en
cada momento, su situación personal, relativa a individuos afectados por su
problema particular, que en su trasfondo, se refleja en toda la sociedad,
envuelta en la larga crisis que sacude a la nación, y aun más allá.
Las factibles crónicas reunidas van impregnadas de cierta similitud,
con aire de denominador común, que las identifica como de un solo cuerpo,
puesto que brotan de una idea general, no de la suma de relatos dispares que a
la postre componen un volumen.
En el cuento que da título al libro, se denuncia la incapacidad
creativa de quien goza, sin embargo, de enorme influencia en la valoración de
autores, duchos y noveles, cuyas obras someten a juicio de anhelada crítica
imparcial, conforme el dictamen del jurado, en excepcional concurso literario.
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Madrid
Hacia 1982-83
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PUNTOS
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La abigarrada compilación fue escrita en Madrid, hacia 1982-83,
donde en su momento fue el manuscrito pasado a máquina.
Ya en Tenerife, hacia 1993-94, fue escaneado y puesto limpio en
ordenador.
Hacia 2002-03, en Londres, se cambió su contenido de disquete a
pendrive, operación que comportaría una revisión del texto.
En 2004-05 hubo nuevo análisis y consiguiente revisión.
Con ausencia del autor, por encontrarse en Londres, Ediciones IDEA, en 2009, publica EL Eunuco, con La Calva Rosada y La Ilusión, también de este autor, en la
Biblioteca: José Rivero Vivas, creada
por la propia Editorial, que ya
incorpora las Nueve Novelas editadas
en 2007.
Hacia 2014-15, se intentó hacer una ruta de El Eunuco, para Serventía;
pero el proyecto quedó truncado por causa de un nuevo traslado a Londres.
A lo largo de estos meses de encierro, el autor ha visto mucho
trabajo olvidado, y, de El Eunuco ha
querido señalar algún involuntario desliz en esta edición.
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José Rivero Vivas
José Rivero Vivas
Tenerife
Islas Canarias
Junio de 2020
José Rivero Vivas
SOL DE ANTAÑO
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El escritor se halla a la sazón en Madrid, al margen de la
maravillosa situación, para algunos, ventajosa. En su deambular, instintivo
recoge cuanto puede experimentar, en aquellos días de dureza y carencia, tanto
en esta ciudad cuanto en el resto del país. Toma entonces apuntes para su
novela Apuros de un Retornado; sumido,
empero, en la cadena de acontecimientos, relativos al momento histórico, pasa en
definitiva a ser La Zambullida,
todavía inédita.
En medio de su interminable recorrido por calles, plazas y
espacios de tregua, donde descansa del rudo ajetreo, nacen Los Cuentos, impregnados de descarnada realidad, ajustados al tema,
aunque de austeridad descriptiva. Encima, crece aguda la cotidiana dificultad,
máxime para el hombre o mujer de extraño acento y aspecto nimio a ojos del
residente, oriundo o no, del sitio referido.
Estos factibles anales, en su elaboración, recurren al fondo
social que los anima; pronto, sin embargo, se advierte que, cualquiera de sus
personajes está lejos de alcanzar el calificativo de marginado, sino que
ostenta más bien el de outsider. Tal
vez por ello, su juicio de valor, sugiere que el hecho real narrado supone
caricatura de una situación inimaginable. De aquí que, el creador, envuelto en
extremada pobreza, al resumir los sucesos de su entorno, deje entrever su raíz,
las más veces de distinguida ascendencia. Algo de la suerte acaece a quien, de
extracción precaria, al obtener alto nivel de estudios, se siente diferenciado,
y, raramente, se vuelve hacia su origen, del cual aspira a desasirse con
subrepticia finta. Es quizá la razón que mueve a quien, en su exacerbado
egoísmo, hace defensa de sus privilegios, como de prodigioso don, otorgado por
gracia suprema.
Se ha de entender, además, que al destacar la veracidad de la
severa crudeza en derredor, el autor trata de paliar toda anécdota disonante,
como traza del horrendo decorado, latente en las plurales reseñas que constituyen
el conjunto. Así que, después de múltiples ensayos, es viable presumir que ha
conseguido el éxito con la introducción del verso, cuyo contenido y forma
rompen la causticidad de la escena, en su acerba implicación dramática. Ello
contribuye a que el cuento difumine su aura de realismo y cobre acaso un estado
surreal de aquiescencia.
Respecto de la crítica acerca de una presunta debilidad de
expresión, el autor manifiesta su discrepancia con tal veredicto, puesto que
nunca ha retirado el reto, aunque insiste en mantener la elegancia discursiva,
cuidando de que ninguna ajena sensibilidad pueda sentirse herida con su
involuntario exabrupto. De manera que mima, en especial, el decoro de cada
interlocutor, por cuanto considera oportuno que el desventurado hable y exponga
enmarcado en completo albedrío, consciente de que así logrará liberarlo de
verbal exceso y tremendismo insufrible.
En su loable propósito, de consuelo hacia el desvalido, el
mecenas olvida que quien escribe encuentra su lenguaje, susceptible de sufrir
desvío, que convencido adopta a lo largo de su trayectoria, con independencia
de cliques y cenáculos. Así, pues, ante una acritud del texto, acerca de la
cual el experto estipula sombra, lo correcto sería requerir esclarecimiento.
Una vez oída la consecuente aclaración, puede ser sugerida una modificación del
tramo inadecuado para exhibir en su programa. Claro es que, en este aspecto, la
decisión final correspondería siempre al autor.
*
Inmerso, por lo tanto, en esta aventura, confiesa que sus
escritos, tanto en prosa cuanto en verso, son testimonio de voluntad, no
corolario de moda y escuela. Sin embargo, declara de su constancia poética,
haber acopiado años con su producción en recóndito lugar, sin mostrar una línea
siquiera, pese a continuar incesante su quehacer, para ser al cabo arrumbado en
callada reserva. Lo cual es sencillamente demostrable, en numerosas páginas de
sus novelas, donde suele volcar cantidad de poemas, como si surgieran ahí de
pronto, interceptando el hilo narrativo; sopesada, en rigor, la lectura, nítido
se percibe su determinado fundamento.
El sello personal, en esta labor, puede asimismo ser constatado
tras pertinente seguimiento de su teatro en verso, así como en tantos
cuadernos, de pródigos folios, óptimo albergue para un lirismo, que habrá de
permanecer irremisiblemente dormido, en prolongado y compacto silencio. Pero,
contrariado ante la aleatoria perspectiva, un día concibió la idea de que sus
rimas obtendrían destino dentro del estricto marco de su obra, y decidió, en
potestad, insertar algunas en pasajes concretos, de páginas maldecidas,
propiciando así la revelación de la huella delatora de su intacta variable
emocional.
*
De regreso a EL EUNUCO, intuyó su autor que, el responsable de
la edición, pudo haber apreciado que esta exposición de gestas no es en
absoluto natural, por estimar que aborta el proceso en ciernes, y, sin más
ambages, rechazó el tomo desdeñado. Luego, quiso enmendar la plana, reparando
lo que, en su desplante, llegó a conceptuar descalabro literario, y anduvo
trastocando aquellas partes, que calificó de incongruentes para primar en una
esmerada publicación.
El caso es que, el tiempo de estancia en la tierra, pasa a ser
efímero, toda vez que, la persistencia del mítico personaje, en su ámbito sensacional,
pierde anuencia en el difuso horizonte de su ficción. De modo que, su insólita
particularidad invita a meditar sobre la situación dada, cual si se tratara de
única voz esgrimida, pese a esconder, desde sus albores, cuál es el fin último
de la pura historia erigida.
No es preciso, pues, abandonar el país, ni quebrar la estancia
en un punto increíble de la narración. Existe a este tenor un relato que, aun
sin ser paradigma del repertorio, presenta un fragmento deslucido, acaso por
mera apatía de control. De hecho, la forma y disposición del verso, denota
aquel momento febril del infausto marino, por donde cabe asumir que nada en su
mundo, real o ficticio, es cierto. Piense o no el Capitán, su decadente errabundez
trasluce que, el instante veraz de su naufragio ha existido sólo en su mente,
tal vez ida, en pos de leve bruma y quimera.
Se trata de obvia acotación de EL ESPERANZADO, segundo verosímil
compendio de la serie.
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José Rivero Vivas
Tenerife
Islas
Canarias
Junio
de 2020
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