NO, ASCENSIÓN MENDIETA
NO HA MUERTO
POR OLIVIA CARBALLAR
«No conseguirán que
la historia, la que sigue sin escribirse en los libros oficiales, muera»,
reflexiona la autora sobre el fallecimiento de esta mujer que peleó hasta el
final por encontrar a su padre.
No, Ascensión
Mendieta no ha muerto. Murió Timoteo, su padre, porque lo mataron. Y esos
mismos querían que siguiera muerto. Ascensión Mendieta está viva porque hizo
memoria, porque encontró a su padre, porque exigió al Estado que no olvidara,
ni a Timoteo ni a las cientos de miles de personas tiradas por las cunetas. La
historia no muere si se recuerda. La memoria es la única que puede salvarnos
del avance inexorable del tiempo. Cómo lo saben. Qué bien lo sabe quien
despreció la lucha de Ascensión Mendieta. Y por eso Ascensión Mendieta,
afortunadamente, no está muerta.
Ascensión Mendieta
vive en todas esas personas que siguen peleando para que no haya Ascensiones
Mendietas muertas, para que no haya hombres y mujeres que se van a la tumba con
la pena, el sufrimiento y el dolor injusto de no haber encontrado la tumba –si
así puede llamarse– de su padre, de su madre, de su tía, de su hermano. ¿Cómo
va a estar muerta Ascensión Mendieta? ¿Con esa sonrisa limpia, con esos ojos
buenos, con esa capacidad de resistencia?
Ascensión Mendieta
tardó 78 años en encontrar a su padre. Un número, el 19, junto a un cráneo.
“Ese es Timoteo”, le informan a pie de fosa. “Ya me voy a morir a gusto”, dice
ella. Tiene entonces 91 años. Varias personas en la sala 5 de los Avenida Cinco
Cines de Sevilla lloran ante esa imagen. Están viendo El silencio de otros. Y
ante muchas otras escenas. “Yo quiero hablar con el juez porque me puedo
morir”, cuenta que piden muchas víctimas José María Galante, Chato, otro
protagonista del documental, denunciante de las torturas de Billy el Niño.
No lo conseguirán.
Aunque quieran. No conseguirán que olvidemos, no conseguirán matar el derecho
(humano) de miles de familias a saber dónde están sus muertos. No conseguirán
que la historia, la que sigue sin escribirse en los libros oficiales, muera.
No, Ascensión Mendieta, que lo hizo sola, sin el Estado, no está muerta.
Ascensión es una virtuosa del amor, como su hija Chon definió a su abuelo,
Timoteo Mendieta.
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