INVESTIDURA: LOS ÚLTIMOS CONEJOS
DE LAS CHISTERAS
SATO DÍAZ
Cuando parecía que
Albert Rivera había sido víctima de un maleficio, llevaba cuasi desaparecido
desde hace semanas y el naranja menguaba en las encuestas, chás, sacó un conejo
de la chistera. El aspirante a mago Rivera ofrecía al PP una abstención
conjunta si Pedro Sánchez se cuadraba frente a las derechas. Para ello, Sánchez
habría de "romper" con Bildu en Navarra, garantizar no indultar a los
presos políticos catalanes tras la sentencia del Tribunal Supremo y comenzar a
diseñar un nuevo 155, así como lanzar una política fiscal que hiciera, chás,
desaparecer los impuestos, al más puro estilo Isabel Díaz-Ayuso.
Rivera, que ha
llevado a Ciudadanos hacia posiciones próximas a la ultraderecha, usando la
antipolítica estilo Donald Trump como forma de relacionarse con el mundo y los
medios de comunicación (véase el ejemplo de la provocación y victimismo en el
Orgullo LGTBI de Madrid), quiso parecer ayer hombre de estado, como iniciando a
la campaña electoral, pero no pudo librarse del tufillo fake news que le
acompaña. Y es que ni el PSOE gobierna con BIldu, ni tiene ningún acuerdo con
esta formación independentista; el PSOE fue uno de los artífices de la
aplicación del 155 en Catalunya en otoño de 2017 y las políticas económicas
diseñadas por las instituciones europeas son el anhelo de Sánchez, su hoja de
ruta. No hay caso, respondió el PSOE, si esas son las condiciones, Ciudadanos y
PP deberían abstenerse.
El PP, sin embargo,
que vio la jugada de Rivera desde la barrera y le pilló apagando los fuegos
internos que va generando la pirómana Cayetana Álvarez de Toledo, no se dejó
envolver por el naranja. Este y Casado estuvieron reunidos en el despacho del
popular, el líder de la oposición, durante buena parte de la tarde. Quizás
reorganizando las relaciones, hablando de lo que pueda pasar hoy y de cómo
afrontar una repetición electoral, una campaña. Casado y Rivera, cuyas
relaciones políticas no pasaban por el mejor momento, acercaban posiciones, o
disimulaban hacerlo.
Hoy es el turno de
que los cuatro grandes partidos visiten Zarzuela, además de otras formaciones
como JxCat, En Comú Podem o Vox. Si Rivera sacó ayer su conejo de la chistera y
sorprendió a diestra y siniestra, hoy puede ser el turno de que el resto de
aspirantes a magos hagan lo propio, algunos guardan un as en la manga. Las
dudas revuelan sobre Unidas Podemos, Pablo Iglesias es de los mejores
prestidigitadores y se prevé en el ambiente un golpe de efecto de última hora.
Casado ha quedado algo descolgado frente a Rivera, podría buscar un toquecillo
final. En Moncloa, Sánchez e Iván Redondo echan cuentas ante las encuestas y
preparan alguna sorpresa, quizás.
De repetirse las
elecciones sin más dilación, Sánchez habría rechazado dos ofertas en los
últimos días, una a derecha y otra a izquierda. La semana pasada, Iglesias le
proponía un gobierno de coalición reversible, si en unos meses Sánchez no
estaba contento podría sacar a Unidas Podemos del Consejo de Ministros sin que
el grupo confederal dejara de dar sustento parlamentario al gobierno socialista
monocolor. Además, por el flanco diestro, Sánchez habría declinado también la
oferta de Rivera. Un mal pistoletazo de salida para una nueva precampaña y
campaña electoral.
El movimiento de
Ciudadanos, sin embargo, patea el pactómetro. Todavía puede haber investidura,
cuando solo había un telón negro. Unidas Podemos se abstendrá, aunque pueden
haber divisiones internas. Si el PSOE llegara a un pacto con las derechas,
Alberto Garzón anunció ayer que serían los órganos de IU los que decidirían el
voto de los diputados de la coalición de Olimpo. La suma de votos positivos de
PSOE y PRC (124) y la abstención de Ciudadanos, Unidas Podemos y PNV sería
suficiente para que Sánchez fuera investido en la segunda votación, donde es
necesario que el candidato recabe más votos afirmativos que negativos.
Sánchez podría
contar con los números de última hora para ser presidente. El rey podría
conocer las cuentas a lo largo del día de hoy y proponer a Sánchez como
candidato. El candidato siempre puede rechazar el encargo del monarca, pero
afrontar una campaña electoral para ser presidente del Gobierno, con la carta
de presentación de que ha evitado ser presidente del Gobierno teniendo la
oportundiad, no es lógico. Sánchez puede no querer ir a elecciones por el
manejo de sus encuestas internas, pero la aritmética parlamentaria puede
obligarle a hacerlo. Chás. Atención, próximos conejos andan ansiosos de salir
de las chisteras.
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