D E L I R A N T E S A R G U C I A S
Rafael ZAMORA MÉNDEZ**
Es para atraer la
atención, o, al menos, para hacernos buenamente ar sobre el divertido resultado
que a veces proporciona el curioso
ejercicio común de algunas cultivadas
mañas que, llevadas a la pícara práctica, facilitan el boyante resultado
de lo que apuradamente se andaba
apremiando.
En uno de los pricavilmeros
viajes que realizáramos a Francia, para encontrarnos con la íntima Familia que
por aquellas distantes latitudes, afortunadamente han establecido su paradero, algunos meses
antes, un muy habilidoso miembro del hogar, desmesuradamente, se rompía el
coco, estudiando, repasando y releyendo guías de la habitual jerga “franchute”,
para que buenamente le comprendieran y, más que nada, para que, tranquilamente, se hiciese comprender.
La común, natural y
estudiantil jerigonza de noveles principiantes que, de jovencitos, nunca nos
dejó de faltar, era la de repetir,
repetir, escribir y escribir, las reconocidas locuciones de:
-”tableau
noir”.”bievenue”, “bonsoir”, “bagaage” ,”au revoir”, “merci”, ”valise”…
apelativos, ordinarios, y atípicas expresiones gramaticales que, muchos de
nosotros, a voz en cuello , saliendo embalados de la escuela, entrábamos por la
puerta de la casa, divulgando
gozosos de que... con ello, ¡ ya
habíamos aprendimos un idioma más!
Y, esta engatusada
amalgama de emboscadas palabras, vienen sencillamente del aparente examen en la
límitada procura de poner en adiestramiento todo cuanto tan fatigosamente se había estudiado.
Habiendo arribando
al desmesurado pulpo mecánico del concurrido
aeropuerto parisino, “CHARLES de GAULLE”, entre una continua corriente
de inquieta masa humana, trasladándose de un espacioso corredor al otro, como
embriagada, sin deslizante vela posible ni pasivo timón en marcha, venía el
reflexivo aprieto de saber en dónde demonios
teníamos que recoger el porteado equipaje.
El aplicado
estudiante, con abierta avidez, escrutaba y remiraba los ubicados
letreros de cada rincón, releyendo, “ÉXITO”, “BAGAGE”… siendo totalmente
inalcanzable el llegar a acceder al adecuado sitio de antemano designado, para
obtener los perentorios bártulos de viaje.
Y, así, durante un
pesado largo rato y enormemente molestoso
otro, casi fatigados, nos encontrábamos
a la despistada deriva y completamente
desorientados.
De repente, frente
a mí, pasa una animada morena auxiliar
de vuelo y, sin más, abordándola, le digo:
-.-¿ M A L E T É ?
¡M A L E T É ! ¿M A L E T É ?
Una amplia sonrisa
le ilumina por completo sus profundos agarenos ojos y luciendo una marfileña
dentadura,
de pura propaganda
dentífrica, casi reventada de risa, servicial y complaciente, nos señala unas
escaleras, bajando por las cuales, de inmediato, dimos con la acuciante carga
trasladada.
A TIEMPO LAS ARTIMAÑAS,
TIENEN SEGUROS
EFECTOS.
¡CON EL PODER DE
LAS MAÑAS,
TRANQUILO TE LAS
APAÑAS,
CON OBJETIVOS
RESUELTOS.!
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