DESPERTARES...
DUNIA SANCHEZ
La cocina. Dos
sillas. Dos mujeres. Un amanecer. Un otoño.
X:
Y comienza la
mañana, una espiral preñada de un olor intenso a café despierta mis sentidos.
Tú, no sé dónde estás, no sé donde tus conversaciones se erigen en el momento
que mis parpados se abren y dejan que la luz del día los cierre de nuevo.
Inspiro y espiro, me inundo del más apreciado de los dilemas, la vida e intento
agarrarme a esa cuerda que a veces balancea en una danza de despertares. Ven ,
ven querida amada, querida amiga. Tu rostro me envuelve y surco el remanso de
la plenitud ¡Oh mañana¡ Levanta los ánimos que con nuestros alientos navegarán
contra corriente impuesta por la mediocridad.
Y:
Y comienza la
mañana, aquí sentada. Ella no lo sabe y puedo leer cada una de sus palabras
reflejadas en sus ojos. En sus ojos que se abren y se cierran por el haz solar.
El aroma estremece las paredes blancas de esta casa y mis pasos comienzan el
ritmo lento hasta su frente. Se escucha el trinar de los pajarillos, el otoño
que con su valentía viene de nuevo para agazapar nuestros cuerpos entre sueños
de barcos de papel que irán por un cielo perfecto, cotidiano ¡Oh mañana¡ Llama
a nuestro destino, incierto o cierto, según vengan los vientos nortes. Ella
toma café y yo de nuevo sentada espero sus ojos.
X:
Las mareas nos
envuelven en el sutil bramido de su alma. Un alma aquejada, herida. Siento la
tersa espalda de ella en mi espalda.
Estimulada soy vertical, me alzo y me doy la vuelta. Ahí estás, siempre
conmigo aunque a veces la ausencia dialogue a solas con mis deseos ¡Qué será¡
¡Qué será¡ de las calles contenidas en la nada. Todavía….todavía el silencio
mana de ellas. Solo un perro ladra. Un perro verde, azul, amarillo, rojo
rebozado de alegría. La alegría de sentirte, cerca, próxima a la calidez
desprendida bajo este techo.
Y:
Sentada…aún sigo
sentada, de espaldas. Qué todo es reverder. Qué todo es paz. Qué todo es
libertad ¿Te he dicho que te amo…?no sé, a veces me despisto y me abrigo en mis
pensamientos ¿Te lo he dicho…? Palabras tambaleando en mi voz. No sé, me
pierdo, me ahondo en un largo verso que
espontáneamente me embriaga. No, no valen las palabras, no vale mi voz. Solo el
eco del acto, de los sucesos del tiempo dirá de este querer. Te levantas, te
asomas en la ventana, quieres nutrirte del día, de ese día que viene hoy con
toda su plenitud.
X:
Ya estoy aquí, ante
ti.
Y:
Ya estoy aquí, ante
ti.
X,Y:
Condición de nubes
inanimadas que nos entrega el deseo, este amor de estaciones pausadas en el
auge de un beso. Sí, un beso horneado en la distracción del mundo, un mundo
estancado en el paso del tiempo.
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