AL RICO ICO
ANÍBAL MALVAR
En estos tiempos
líquidos y sin liquidez ya no sabe uno distinguir lo importante de lo
contingente. La apertura de hoy de El País me distrajo un rato cavilando sobre
eso: Facebook y Twitter acusan al PP de crear 359 cuentas falsas para el 28-A.
Sabía uno de la
afición casi enfermiza de los populares por las cuentas en B, pero hasta ahora
poco se conocía de que, en su afán de modernizarse, también las cuentas de
redes sociales las prefieren en negro.
Lo que no se nos
alcanza a los ancestros que aun preparamos cafeteras italianas es la
trascendencia real de esta noticia. Pocas me parecen 359 cuentas para
desencauzar un proceso electoral. Y el scoop se me desinfla aun más el día en
que supimos que el Instituto de Crédito Oficial, creado para «la mejora de la
distribución de la riqueza nacional», apoquinó 40 millones de euros para que
los partidos financiaran las últimas campañas electorales. No es dinero negro,
pero se intuye bastante sucio en un país donde 50.000 chavales han empezado el
curso en barracones. Todo esto último no aparece en la portada de El País ni en
ninguna otra portada.
Según nos cuentan,
los bancos se han cansado del vampirismo de los grandes partidos políticos y ya
no les sueltan la mosca. Al iniciarse el año, o sea, antes del sablazo al ICO,
los partidos tenían una deuda con la banca de 127 millones de euros. Es el PSOE
el mayor deudor, con 40 millones, seguido del PP, con 25. Podemos, Ciudadanos y
Vox no le deben nada a los gilitos de España.
Un simpático responsable
de riesgos de uno de los grandes bancos le reconoce de forma anónima a El País
la incomodidad que suponen estas transacciones a las entidades financieras,
pues los partidos son «malos pagadores» además de «organizaciones con las que
no te puedes enfadar».
A finales de 2017,
el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, reconocía en comisión de
investigación del Senado la condonación de deudas bancarias al PSOE entre 2004
y 2006, aunque sin aportar cifras, pues no es competencia del BdE hurgar en
turbias trapacerías. Se les enfangaría la transparencia.
No se sabe si los
40 millones que le debe el PSOE a la banca privada (ICO aparte) le quitan el
sueño al yacente Pedro Sánchez, un señor tan ocupado que no ha tenido tiempo de
descubrir las virtudes de la valeriana ni la suavidad y desenvoltura de los
opiáceos. Pero se entiende que sí lo desvelara la posibilidad de gobernar con
Podemos y tener que cerrar estos grifos de maná que lo duchan desde los bancos
cada vez que se avecina campaña electoral.
En estos avatares
revueltos y procelosos, resulta difícil comprender la dadivosidad del ICO con
los partidos, mientras quizá sería necesario dinero urgente para los afectados
por las recientes catástrofes naturales (o justas venganzas del planeta), las
víctimas de violencia machista, los desahuciados, los migrantes o los
pensionistas.
También da que
pensar que, en estos tiempos de comunicación globalizada y televisión política
invasiva, sea necesario gastarse un pastizal en llenar un estadio galáctico
para un mitin al que solo acudirán los ya convencidos, los del autobús, el
bocata de chorizo, la lata cervecera y la papeleta en los dientes.
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