lunes, 16 de octubre de 2017

LA JAULA

LA JAULA
DUNIA SÁNCHEZ
Desnuda, desprendida de toda prenda y objeto que la cubriera.  Una jaula de cristal, de cristal transparente como su alma. Ella, encerrada, atrapada en el porvenir de sus deseos. Acariciaba cada barrote como tersa tela que la abrigara. Pero ya esta extasiada, cansada de posar en su vida ahí dentro, lejana del calor humano. Cierto día de atmósfera enrarecida por la arena del más allá de sus fronteras, por el asfixiante eco del sudor descubrió un agujero. Un agujero en su jaula de cristal. Por allí iban saliendo diminutos personajes que el contaban, que le narraban de lo que había perdido, de lo que existía detrás de esos barrotes. Personajes azules, verdes, amarillos, rojos con el gozo sobrenatural de la magia. Ella los miraba, sobrecogida, con el anzuelo ya en su sed. Intento erguirse pero no pudo, aquella jaula de cristal era muy baja. Intentó alarga sus brazos  pero no pudo, era tan estrecha que aquello la alejo en una sonrisa retorcida de lágrimas fatigosas.  Los diminutos seres desaparecieron, invisible espíritu que se alegra, que fuerza la caída. Se miro sus manos, ahí, agachada en su jaula de cristal y la vejez se revolcaba ante su sonrisa amarga.  Ya no había tiempo para la huída, no había salida. Entonces, se durmió y soñó y soñó con batallas susurrantes en el fin, en la conformidad de su corazón a lo largo de los años pasado. Una lágrima caía por su tez.  Sus ojos cerrados, sus manos oprimidas en la magia de barrotes idos en el más allá del horizonte, de las fronteras…inexistentes, todos bajo un mismo firmamento.

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