domingo, 29 de octubre de 2017

"CATÁSTROFES Y PARÁBOLAS"

"CATÁSTROFES Y PARÁBOLAS"
POR: EDUARDO SANGUINETTI,
FILÓSOFO
Ante la capacidad de unos pocos, en llegar a ser dueños de nosotros mismos, cuestiono el sometimiento de las mayorías a ideologías de ocasión, escleróticas y funestas, enquistadas en su accionar violento, en estado de degradación que actúa de manera brutal sobre la cotidianeidad de sus existencias, eliminando la capacidad de reflexión en situaciones irreductiblemente concretas, sin posibilidad de dar cabida a soluciones inmediatas, pues son abortadas por el poder omnímodo de los gerentes del Nuevo Orden Mundial.
Cuando me manifiesto sobre corruptelas y vida de ciertos funcionarios, farándula (actrices, modelos y artistas de cartón pintando) y empresarios, lo hago en conocimiento directo de esta lacras, los que dictan y rigen en esta región… en conocimiento de su origen y pasado turbio, en conocimiento de qué manera, paso a paso, lograron con ayuda logística de medios prostibularios arribar con sus magros recursos y mínimas capacidades, a la cima de la pirámide del “éxito” en el ‘Nirvana Siliconado’ en que transitan las vidas de comunidades hipnotizadas por la mentira elevada a símbolo, deviene entonces pensar, sin ser hábil experto, en que soy un enemigo de esta banda de crápulas, que lo han tomado todo. ¿Tienen alguna duda? Que persista la memoria en quienes no desean ser estafados con fábulas y relatos cocinados en usinas de mesas de redacción de medios monopólicos de desinformación, los que siembran “caos en el caos”, los que maquillan la realidad, ya de por si travestida.
La historia se nos escapa, somos parias, en un planeta, donde la brutalidad es norma, abandonados a nuestra suerte, por psicópatas gobernantes, los cuales, son presentados y publicitados, a repetición, por las corporaciones económico mediáticas de información, como mesías redentores, siendo, estos gobernantes, meros estafadores, mentirosos, ladrones, corruptos y ajenos a todo lo que de sensible y veraz debe tener la vida, que se nos escapa.
Estamos viviendo bajo un régimen de dictadura de clase, de un poder de clase que se impone desde la violencia, incluso cuando los instrumentos de esta violencia son institucionales y constitucionales.
Vivimos en un estadio donde la democracia ha tomado perfiles muy difusos, si por democracia entendemos el ejercicio efectivo del poder por parte de un pueblo que está dividido y ordenado, a presión, jerárquicamente en clases, es claro que permanecemos en un estadio, muy diferente a la acepción original de una democracia. Nos mienten, nos estafan, nos sojuzgan día a día, ¿lo perciben? Los mismos personajes siendo candidatos a los puestos más altos de este espectáculo insano de la política siglo XXI. ¿Dónde encontramos a los nuevos dirigentes?; ¿en qué invernadero los están clonando?; ¿hay libertad en Argentina donde el 90% de los medios de comunicación están en manos de quienes apoyan el régimen del presidente offshore?; ¿se replican trascendidos que toman carácter de evidencia, caiga quien caiga?; ¿a esto lo podemos denominar democracia?
Vivimos en un mestizaje de dominios, una desfiguración de lo “sublime” por lo “trivial”, ‘catástrofes’ y ‘parábolas’ que desestabilizan todas las categorías intelectuales. Toma ‘status’ de religión, la ambición mediática, que, al no poder afiliarse a tal o cual estadio del conocimiento ni a ideología política alguna, sin causa moral que defender, ni demanda social que satisfacer, busca refugio en un purgatorio perennis, entre el domicilio universitario perdido y el refugio “seguro” del poder financiero megalómano. A partir de allí, cobra sentido la necesidad epistemológica y hermenéutica de definir y establecer una nueva lectura: estamos ante una realidad compleja, y dentro de registros y códigos de saberes que fueron dejados de lado.
Vayan a hablarle de papiro y códice a un exégeta de Plotino y Descartes, o a preguntarle a un lacaniano, que sucedía con el “estadio del espejo” antes de los espejos… contratiempos previsibles, que no impedirán encontrar algún estímulo maníaco en las palabras de Hegel: “Si la realidad es inconcebible, será preciso que forjemos conceptos inconcebibles”. ¿Cómo dudar, ante la canibalización de la humanidad, que ha llegado el día en que algunos métodos de análisis incongruentes, llegaron a sustituir a la Cultura por la técnica?
Hoy los burócratas de lo mediático con sus herramientas rudimentarias y magros medios, dejan bien justificado su deshacer, esta conclusión es evidente: ¿Debería probar que es cierta?, planteándome una resentematización, en la subestimación de la identidad presente, donde el sarcasmo más burdo tiene categoría de “dogma de ninguna creencia”, no creo necesario hacerlo, pues, todo insta a un ensayo de entendimiento y acción, siempre a favor de nuestra condición de especie SDF (Sin Domicilio Fijo).
La historia es algo menos que la interpretación que hasta hoy declara la unicidad del conocimiento humano, al devenir de las más disímiles comunidades, tan proclives en este presente, a lo epidérmico, frívolo y al aparente goce de lo inmediato.
El mundo, hoy, es una cultura de lo epidérmico, de lo degradado que se perpetúa y hago mención puntualmente en la relación político-cultural que divide y desorienta a los pueblos mediante la especulación y la perversión del simulacro de pueblos, en aparente ejercicio de sus derechos y garantías: eliminados y devenidos en ilusión 4D.
Las nociones de tiempo, de espacio, de intereses, en fin de existencia, se hicieron diferentes. El paradigma de la cultura ha obviado que la historia de este planeta ha sido sufragada en base a esclavitud a las tendencias imperiales, al tráfico de tradiciones ajenas e impuestas bajo presión, responsables absolutas de la pérdida de todo referente de una historia donde instalar a las nuevas generaciones, una historia que tuvo espacio de trascendencia en la ‘Imagen del Mundo’.
Pertenecen al pasado abolido, la tolerancia, la diferencia, el diálogo entre iguales. La aldea global no es otra cosa que egoísmo, avidez, intemperancia, dilación, psicopatías, grandes expectativas de fama y éxito devenidas en prostitución y delito perpetrado por ‘los peores’, los anónimos narcisos digitales, psicópatas, accionando desde las sombras en tiempo completo.
La riqueza cultural se defenestró por varias vías: una, la del saber universitario y trascendente, presentido y seducido cada vez más por las corporaciones macro económicas; y por otro lado la conducta del dominado, inconforme con sus haberes. Por eso desde ese punto de nostalgias se le impondrá lo foráneo sin resistencias de pueblos sometidos.
El homo sapiens en franco retroceso a ‘homo primates’, ha devenido en empresa, en rédito y materia concreta de intercambio financiero, segregando su propio ser, que sería actuar como motor de la historia en favor de la vida. Pero hay otro lazo disociativo: la mecánica económica que impone el desequilibrio, las desigualdades, las diferencias. En ese conjunto los hombres, como los animales, dan libre curso a su naturaleza sin advertir sus metas. ‘Llegan a fines que no son capaces de prever’.
Nuestro tiempo, plagado de torpezas y miserias, tras un esplendor espectacular de luces de neón apagadas, no es más que un repertorio de fragmentos ensimismados, en la diversidad de tendencias y estilos que conforman el panorama de sujetos lobotomizados obsesionados por distinguirse desde su vacuidad.
Desde este pequeño cruce de vocablos que lanzo, surgen las imágenes del demonismo, sabremos ya que la realidad es una pregunta sobre sí misma. Lo que necesariamente exige una pregunta sobre nosotros mismos y nuestra relación con ella… Y viceversa.
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