PISTAS
j-m AIZPURUA
Al parecer solo un 20% de la
población del Estado español votó en la Constitución 78. El otro 80% no vivió
aquel suceso de la “transición” y su salida constitucional. Yo sí, como
dirigente de un partido, clandestino primero, tolerado en transición y
finalmente legalizado. Trataré de dar pistas a estos milenials manipulados.
Las “Leyes” con las que
veníamos reprimidos durante 40 años, fueron vulneradas y cambiadas por otras.
Esto se hizo por la mayoría parlamentaria franquista, sin participación de la
oposición, a la que al final del camino de transición, se ofreció una
constitución, con música de sables como fondo. O aquello o el caos.
Franco, que decían era
monárquico, rechazó al candidato monárquico tradicional D. Juan, y entre la
terna principesca, su yerno Gonzalo, el carlista Carlos Hugo, y su pupilo Juan
Carlos, eligió a este como iniciador de la dinastía sucesora del franquismo.
Todo estaba atado y bien atado.
La sufrida oposición,
tragante y doliente, asumió aquel asunto y todos a chaquetear, franquistas y
opositores, viendo al “rojo” Carrillo abrazar la rojigualda.
Con el presidente Suarez a
la cabeza, el antiguo Estado dictatorial fascista, emprendió el camino para
llegar a la Europa democrática, con un proyecto de Estado democrático a
perfeccionar con los años y necesitado de realizar las reformas que el ejército
franquista no permitía en aquel momento. En privado, Suarez aseguraba que el
fin del trayecto constitucional estaría en “algo” equiparable a Europa y con
las nacionalidades encajadas.
El 23 de Febrero con la
aparición de Tejero dando tiros en el Congreso, este proyecto terminó, dando
paso a uno nuevo, nunca explicitado y justificado por el anti-terrorismo de
ETA.
Ya nada volvió a ser igual.
El “espíritu de la
transición”, aquella voluntad de concordia entre territorios, naciones,
derechas e izquierdas, se esfumó. Los partidos, tomaron un protagonismo
desmesurado y gobernaron para su propio peculio, olvidando su origen y valores,
y consintiendo al oponente su ejercicio, sabedores que ellos serían los
siguientes.
El resultado está a la
vista. El 15 M puso a la juventud en pie y evidenció que el régimen del 78 y
sus partidos no representaban el sentir político de la calle. El 1-0 puso en evidencia lo inadecuado del fabuloso
proyecto nacional de 500 años, en los territorios que
tienen sentimientos nacionales distintos a los castellanos.
Un Estado, debe sentir la
adhesión ciudadana de sus minorías, y trabajar para encajarlas en armonía con
la mayoría. Debe originar ilusión por el futuro.
Hace 131 años que la
oligarquía hispana, perdió sus régimen colonial y esclavista y la caída del
Imperio puso a los restos territoriales a la búsqueda de su economía y su
Estado. Indudablemente todos, las nuevas repúblicas y la Madre Patria, no han
encontrado su espacio y se distancian en desarrollo de los territorios
anglófonos.
El proyecto marianista,
neofranquista y neoliberal, no tiene base en la transición, a la que ha
traicionado, suplantando a una derecha posfranquista, que en su enunciado
(Unión del Centro Democrático) fijó los objetivos de la marcha hacia la
democracia europea. La deriva del bipartidismo se lo permite. Y el gol de
Iniesta.
Recuperar el proyecto
posfranquista, crear sentido de pertenencia, asumir que el Estado español es
simplemente un Estado (compuesto de naciones y territorios), no asumir como
“natural” la existencia de marginados a los que es ineludible el rescate al
bien común, y dar esperanza al feminismo, la niñez, educación a la juventud,
trabajo a los trabajadores y sosiego a los jubilados, estas son las verdaderas
responsabilidades del Estado, y no las represivas, que evidencian su fracaso.
Hay un mojón chupóptero,
este si de 500 años, donde una casta envuelta en banderas se atrinchera contra
el progreso y la democracia, y que la desunión de los oprimidos no consigue
echar al desván de la historia.
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