¿A QUIÉNES URGE SALVAR EL RÉGIMEN
DEL 78 SEÑOR CEBRIÁN?
POR ACACIO PUIG
Quienes como Cebrián y sus compañeros de armas “Transicionales”
participan de un régimen que saltó a la palestra emparejado con la llamada
cultura del pelotazo (un prólogo de la invasión de burbujas, corrupciones y
despropósitos) quizás tienen motivos para estar satisfechos de su estatus que
defienden tildando a la disidencia de todo lo que se les ocurre.
El sábado 28 de octubre Cebrián, presidente de EL PAIS e
intermediario entre el neoliberalismo internacional y “el papel” que en este
período dirige el señor Caño, empuñaba la cornetilla para tocar a rebato. Lo
hacía desde la página 11 de la sección Opinión mediante una astracanada página
propia del siglo XIX y en sintonía con el monstruoso titular de su primera
página: “el Estado acude a sofocar la insurrección”.
Pero bueno ¡qué lástima! La pertinaz flojera mental de los
intelectuales orgánicos del sistema les lleva a confundir Estado y tripartito
constitucionalista y desobediencia civil (para ejercer el derecho inalienable a
decidir) con algo tan fuerte como INSURRECCIÓN.
Cebrián tocaba a rebato y todo vale cuando de lo que se trata es
de engordar la bola tóxica para mejor vaciarla de contenidos medianamente
racionales. La jerga al uso ya tiene bien acuñados los calificativos
tremendistas que estima de eficacia infalible: “los bolivarianos… bananeros…
anarquistas irredentos…antisistemas agrupados en Podemos…” Aunque algunas de
sus “ironías generacionales” ya no dicen nada a los menores de 50 años (“la
banda de los cuatro”, por ejemplo…resulta un tanto apolillada pero lo
importante para quien se ufana sin duda de haber incorporado EL PAIS a la Gran
Prensa Amarilla Internacional es… ¡¡¡Qué no falte de nada!!!
Barra libre de estupideces que envuelvan la vieja propuesta
felipista divulgada por sus siervos, sean barones o baronesas: Gobierno de
concentración-salvación del régimen (monárquico, neo franquista, depredador de
derechos y libertades y oligocrático). Y para ello, pasar de puntillas sobre
“la ley” es decir la Constitución del 78 y alabarla sin límites. Una
Constitución que colaron en 1978 a un pueblo despolitizado, amedrentado y
finalmente engañado con las lentejas de la transición presentadas como el
versus de la “democracia orgánica”, el trueque de partidos políticos por
“asociaciones” de la libertad sindical por el sindicato vertical.
En aquel contexto adobado por represión de manifestaciones,
emergencia feroz de bandas fascistas, legalidad de organizaciones del mismo color
pardo, asesinatos y atropellos, los hombres de Antiguo Régimen perpetraron el
blanqueo del franquismo y lo llamaron democracia, escamotearon el debate
público sobre las bases constitucionales y sustituyeron cualquier asomo de
proceso constituyente por los pactos que enredaron en la misma cama a
franquistas de toda la vida, demócratas de nuevo cuño tras un breve seminario
de estudios por correspondencia, comunistas muy “pragmáticos” y socialistas
teledirigidos desde solventes centros germano-estadounidenses.
Es ahora, cuando revientan las costuras de esa camisa de fuerza
que llaman ley de leyes (porque ni las contrarreformas laborales, ni las leyes
de “seguridad ciudadana”, ni la toma al asalto de Catalunya son
“anticonstitucionales”) cuando los aparatos mediáticos salen airadamente en
defensa de los derechos de los amos y pretenden convencer a buen pueblo que
gracias al régimen del 78, escribe Cebrián en su libelo “los españoles han
disfrutado de la más prolongada etapa de libertad y el más alto nivel de vida
de su historia”.
Quienes como Cebrián y sus compañeros de armas “Transicionales”
participan de un régimen que saltó a la palestra emparejado con la llamada
cultura del pelotazo (un prólogo de la invasión de burbujas, corrupciones y
despropósitos) quizás tienen motivos para estar satisfechos de su estatus que
defienden tildando a la disidencia de todo lo que se les ocurre. Vale, están en
su derecho a cínicos irredentos y trileros del pensamiento… Pero, por favor,
que no sigan confundiendo “el Estado” con su tripartito (PP-PSOE-Cs´) ni
tampoco su propio nivel de vida con el de los españoles… ¡ni con el de las
españolas -que sigue mayoritariamente varado en dique seco- don Juan Luis!
¿A quiénes urge salvar el régimen del 78 señor Cebrián?
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