¿Y LUEGO QUÉ? ¿PRIVATIZAR
LAS PENSIONES?
VICENTE CLAVERO
Mariano
Rajoy ha actuado –y lo sigue haciendo– de forma temeraria para el futuro de las
pensiones públicas. Hay quienes sostienen que lo hace premeditadamente, con el
objetivo último de justificar una progresiva privatización del sistema. Yo no
estoy en condiciones de asegurarlo, aunque debo reconocer que su contumacia
resulta ya demasiado sospechosa.
Nada
más llegar a la Moncloa hace cuatro años, dobló la apuesta por las políticas de
austeridad que José Luis Rodríguez Zapatero había emprendido en mayo de 2010
para desdicha suya y de la inmensa mayoría de los españoles. Como consecuencia
de ello, el número de parados escaló con Rajoy hasta la cota más alta de la
historia: 6.278.200 en el primer trimestre de 2013.
Ese
lamentable récord habría sido más difícil de alcanzar sin la impagable ayuda de
la tristemente célebre reforma laboral de febrero de 2012, una auténtica
trituradora de empleo, que abarató los despidos colectivos. En enero del año
siguiente, la afiliación a la Seguridad Social tocó suelo con sólo 16.083.000
cotizantes, un millón menos de los que había al comienzo de la legislatura.
El
miedo a engrosar las filas del paro y el menoscabo del poder de los sindicatos
inducido por la reforma laboral facilitaron un cambio profundo en el mercado de
trabajo: la sustitución en masa de empleo de calidad por empleo precario. Más
del 95% de las nuevas contrataciones fueron a partir de entonces de carácter
temporal, muchas veces por horas y siempre con sueldos peores.
El
efecto sobre las cotizaciones no se hizo esperar, y las bonificaciones
ofrecidas por el Gobierno a los empresarios sólo han servido para empeorar las
cosas. La última prueba de ello data de noviembre de 2015: hasta ese mes, la
recaudación de la Seguridad Social apenas subió un 1,33%, a pesar de que el
aumento de la afiliación había sido del 3,15%; es decir, casi dos puntos más.
Como
la pensión media continúa subiendo (de 924 a 1.030 euros mensuales a lo largo
de la legislatura) porque los nuevos jubilados cotizaron más durante su vida
activa, en estas condiciones las cuentas son imposibles de cuadrar. Y de ahí
los sucesivos hachazos que Rajoy le ha dado a la hucha de las pensiones y que
han reducido a la mitad la cuantía con que estaba dotada al cierre de 2011.
Por
si todo esto no fuera suficientemente peligroso, el presidente en funciones
anunció en la campaña electoral previa al 20-D algunas medidas que contribuirán
a echar leña al fuego. Me refiero a la exención de cotizar a la Seguridad
Social por los primeros 500 euros de salario en los nuevos contratos
indefinidos, que se ha hecho extensiva a la conversión de los temporales en
fijos, y al complemento de pensión para las madres con dos o más hijos.
Su
impacto presupuestario no parece que vaya a ser excesivo, pero ambas decisiones
muestran hasta qué punto Rajoy no parece consciente de los graves riesgos que
afronta el sistema. O sí lo es –como sostienen los mal pensados– e intenta
llevar las cosas al extremo que le permita justificar otra vuelta de tuerca a
las pensiones públicas, que anime a la gente a suscribir planes privados.
Para
el sector financiero, desde luego, sería una magnífica noticia, porque se trata
de un negocio que puede darle todavía mucho dinero. Pero, bueno, puede que eso
sea una simple suposición sin ningún fundamento. Al fin y al cabo, aquí a los
grandes poderes económicos nunca se les regala nada…
.
Puedes
seguirme en Twitter: @vicente_clavero
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