MARIANO TOREA CON RIVERA
EN BRAZOS
DAVID TORRES
Hay
que ver la que se ha montado porque Fran Rivera se llevó a su hija al trabajo.
Ni que fuese un diputado en el hemiciclo. Ante la fiscalía de menores de
Sevilla, Rivera se defendió asegurando que, cuando se hizo la foto, no había
ningún peligro, que él tenía a su hija bien sujeta y que enfrente sólo estaba
una becerra de 120 kilos. “Llevo en esta profesión desde los 17 y tengo 42”
dijo, aunque más tiempo llevaba Antonio Bienvenida (y era bastante más diestro
y más torero) cuando una vaquilla lo cogió desprevenido, lo volteó y le partió
el cuello. No obstante, también hay matadores prudentes que consideran el toreo
una profesión de riesgo, sobre todo para el toro.
Lo
cierto es que tiene mucho más peligro Mariano toreando mierda con Albert Rivera
en brazos. La fiscalía de menores ha decidido abstenerse, a pesar de la bisoñez
del líder de Ciudadanos en estas corridas de corruptos, que a la mínima te
llevas una cornada que sales imputado por la puerta grande. Rivera había
prometido en multitud de ocasiones, en vivo y por la radio, quedarse a ver los
toros desde la barrera y no mezclarse en el lodazal al menos hasta que aclare
un poco, pero el espectáculo del Niño de Sanxenxo en la plaza de Valencia ha
sido irresistible para él y se ha lanzado de espontáneo a capear la mierda que
haga falta.
Mariano
torea ceñido, como siempre, arrimándose hasta el lomo mismo del corrupto, ya se
apellide Matas, Rato, Bárcenas, Granados Rus o Barberá. Le da lo mismo que sean
de la ganadería Gürtel o de la Púnica, novatos o resabiados, tesoreros o
sobreros: al final da la vuelta al ruedo entre los aplausos del respetable.
Mariano, que ha inventado la lidia por plasma y por sms, el toreo minimalista y
el derechazo al natural, parece como que no hace nada, quieto en el centro
exacto de la podre, indiferente a los pullazos y banderillas de la justicia,
como si la cosa no fuese con él.
Esta
tauromaquia poco vistosa y poco ortodoxa, fiada exclusivamente al engaño,
cuenta con muchos detractores pero al público le encanta. Incluso Jose Mari de
Georgetown y Felipe el de la Filesa (el histórico diestro con más corruptelas
en el palmarés que canas en la cabeza) han saltado al ruedo para proclamar que
Mariano es el número uno del escalafón, con Rivera o sin Rivera. Toda la vida
oyendo eso de que los extremos se tocan y ahora van y lo que se tocan son los
centros, eso sí, los centros de extrema derecha. En la plaza el tendido 7 nunca
para de protestar, primero porque no les gustan los toros y luego porque en vez
de barrera los han colocado a todos en la andanada. Que aprendan del público
que, a diferencia del toro, le gusta que lo engañen, no que lo desengañen.
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