A QUIÉN NO DESEAR FELIZ AÑO NUEVO
DAVID BOLLERO
Al
estado del Estado, al póker de reyes e infantas, a la democracia sobre el papel
mojado de la Constitución, a las mordazas de los grises teñidos de azul, a los
mesías de la Transición, a las consultas denegadas y los agujeros de avestruz,
a los ángeles de la guarda y las vírgenes del INEM, al PIB yéndose de putas, a
la represión por la Democracia, a la memoria desmemoriada y a las cunetas sin
culpa, a los políticos que politizan, a los estadistas sin vocación, a los
corruptos de carrera, a los sobres que nos sobran y al dinero B que no se ve, a
los patriotas sin noción de nación, a la Justicia afiliada y los sumarios que
no restan, a los dirigentes sin rumbo, a la recuperación del piso de arriba, a
la riqueza buscando en los cubos, al empleo que esclaviza, a la Bolsa y la
vida, a los parqués sin parques, a los especuladores seguros de especular, a
los fondos buitres sin fondo, al interés de los bancos sin tipos de interés, a
los caballeros blancos con tarjetas black, a las vidas hipotecadas, a las
incalificables agencias de calificación, a las preferentes olvidadas, a los
lobbies con chequera de ruindad, a los gestores inhumanos de capital, al
empresario salvapatrias, al Marca España de charlatán, a las franquicias de la
explotación, a los héroes de ocho cifras en Suiza, a los paraísos fiscales con
pecado capital, a los ERE que ERE, a los fósiles incombustibles de las
eléctricas, al peaje al Sol de los que están en la Luna, a las cumbres
climáticas que tocan fondo, al calentamiento global y los corazones de hielo, a
la cultura sin compromiso ni corazón, a las mareas sin tsunami social, a la
Educación que conduce al redil, al pan y circo y al IVA incultural, a la
filosofía metida en barril, a los activistas inactivos, a las causas de ratón,
a la protesta encausada, a las guerras de diseño, a los territorios ocupados y
las casas vacías, a las subastas de refugiados, a los muros mentales que
levantan vallas, a las concertinas en clave de sol, a los atentados sin
atención, a la solidaridad selectiva, a las redes asociales, a los que tienen
muchos amigos gays pero yo no lo soy, a los que se creen más igual que tú y que
yo, a los que invierten en llanto, a las caricias de billetera, a los corazones
low-cost, a los que no miran al cielo, a los amores sin vida y las vidas sin
amor, a los que nunca dicen ‘te quiero’, a quienes confunden amar a morir con
amar a matar…
…
a todos esos, no les deseo un Feliz Año Nuevo, porque así, tú, yo, nosotros,
quizás sí lo tengamos.
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