Bonita imagen de antaño y dislates varios
Cándido Quintana
Bella imagen la de aquel emblemático entorno del centro de
Santa Cruz de Tenerife. Ven una Plaza de España señorial, a dos niveles y con
hermosos jardines. Hoy, de la mano del condenado ex alcalde Miguel Zerolo,
venida a mucho menos y con un charco inservible, más allá de su necesidad
continuada de limpieza por la basura que acumula y que echan en él. Y ese
litoral que antaño nos otorgaba belleza, que facilitaba su disfrute, con
estampas entrañables del día a día, con ciudadanos pescando reunidos a lo largo
del murete de la Avenida Marítima y del Muelle Sur, hoy hasta nos hurta la
visión y nos sitúa de espaldas al mar. Y todo esto, por una dársena de los
Llanos mal parida que no sirve para nada, a pesar del muchísimo dinero gastado
para darle la utilidad portuaria que no se consiguió. Un Auditorio con buena
presencia, pero estrecho, incómodo y poco operativo, en el que se nos han
gastado una millonada que no teníamos, superando el triple de los 24 millones
de euros presupuestados inicialmente. Un Parque Marítimo público pero dado a
gestión privada, que impide a muchas familias santacruceras disfrutar de él,
etc., etc., etc.
Estas son las manos negras políticas que han metido a
nuestra Capital en un hoyo profundo del que está costando demasiado salir, no
en vano a todo esto hay que sumarle los affaires que ya conocemos, como el de
las Teresitas, el mamotreto y alguna otra desafortunada inversión, como el
García Cabrera, la Casa de Siliuto, el Parque Municipal, o privatizaciones de
escándalo, como la de Emmasa, que nos ha usurpado de las manos a nuestra más
rentable empresa pública para depositarla en manos privadas, para que ganasen
mucho dinero a costa de un servicio esencial, ahora caro y malo a rabiar. Y los
actuales gobernantes de la Ciudad no terminan de enderezar el rumbo, sino todo
lo contrario, ¿por qué será? Y para muestra un botón, ahí tienen el derroche
que continúan haciendo para salvar un edificio ilegal, ruinoso y peligroso, como
el mamotreto, que no se sostiene ni hace ninguna falta, pero que tiene detrás
la sabida maniobra especulativa que todos conocemos. Y ahora, a unas personas
condenadas por su nefasta y oscura gestión, que parece que tratan de salvar
corriendo un tupido velo sobra esa indecencia de juzgado de guardia.
¿Nos merecemos este castigo los
chicharreros? Evidentemente no, pero, ¿quién le pone el cascabel al gato? Dadas
las circunstancias y los poderes que le rodean, la gente de a pie necesita a la
Justicia como agua de mayo, ¿se hará presente con la contundencia y la rapidez que
necesitamos? No lo sé, pero está tardando demasiado.
© Cándido Quintana
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