EL MULTIJAQUE
DE IGLESIAS
Por
David L. Segura
Quedará grabado en
mi memoria en día 22 de Enero de 2016, como el día de la estrategia política,
el día en que contemplamos la política española como si de una partida de póker
o como aquellas partidas múltiples de ajedrez donde un maestro internacional (habitualmente
de un país comunista) se enfrenta,
Tras
una visita de Pablo Iglesias a quien horas antes el líder de IU califico como
el “Ciudadano Felipe de Borbón”, en lo que parecía un mero episodio más, de la
ronda de entrevistas de la cual no saldría noticia alguna. El líder de Podemos
se adelanta al resto de los políticos con una jugada maestra con la que es
capaz de dar jaque simultaneo en todos los tableros políticos, obligando a
mover ficha a los representantes principales de cada uno de los grupos
políticos. Mientras todos estaban más cómodos agazapados, a la espera de que
fueran otros, quienes tomaran la iniciativa, Podemos pone en bandeja al PSOE un
pacto de gobierno, imposible de ignorar para un partido socialista en claro declive
en lo que a números se refiere.
Obliga
con este movimiento a saltar a la palestra a Pedro Sánchez, quien a pesar de
querer salir del delicado momento de una forma lo más diplomática posible,
acaba sucumbiendo verbalmente al órdago que Iglesias le manda, impulsado no
solo por la satisfacción de verse presidente del gobierno, pasando a la larga
de vencido a vencedor, sino también por la necesidad de no ser tachado de
inmovilista, adjetivo a eludir en este momento. Ahora la responsabilidad del
líder socialista está en convencer a los llamados “Barones” de su partido, que
esta es la mejor opción, se puede gobernar junta a otros grupos con los que
existan discrepancias, pero se necesita un mínimo consenso interno, para que
este posible gobierno fructifique y no tener a posteriori la sensación
constante de tener al enemigo en casa.
Obliga
con este movimiento a Mariano Rajoy a una decisión impopular entre sus
votantes, la de no presentarse de momento a la elección declinando la oferta de
Felipe IV, la estrategia también es clara, la imposibilidad de crear gobierno
debida a la falta de apoyos, hacen imposible su investidura, por lo que no
tiene necesidad de tirarse a una charca vacía. Con esto no gana el PP, otra
cosa más que tiempo para su difícil tarea de conseguir apoyos, pero da el pase
a quienes pueden crear gobierno, quizás no tenga otra opción pero en el caso de
que Sánchez llegara a la presidencia del gobierno con apoyos de izquierdas,
Rajoy sería indudablemente el perdedor de la partida y muchos verían en su
propio entorno este acto como una estrategia cobarde lo que seguramente
obligaría incluso a un cambio dentro de su partido.
Obliga
con este movimiento, a que Alberto Garzón deje atrás las diferencias que le
separaron de Podemos en la campaña electoral, satisfactoria obligación en este
caso, pues la búsqueda de un gobierno de izquierdas siempre sobrevoló la cabeza
de Garzón y la posibilidad de ser ministro en dicho gobierno no se contemplaba
en ninguna apuesta.
Obliga
con este movimiento a Albert Rivera a aceptar como una posibilidad viable este
gobierno de izquierdas, a pesar de ser contrario a este acuerdo, el dejar de
lado el tema de las consultas independentistas y exponer Podemos la posibilidad
de que si la hubiese, esta consulta implicaría a la totalidad del territorio
nacional, desbarata un poco la posible negativa de Rivera y le deja sin razones
de peso para apoyar al PP. Coloca a Ciudadanos en tierra de nadie, fuera en
principio de cualquier pacto, a raíz de las declaraciones de su líder y con las
encuestas a la baja en lo que concierne a la posibilidad de nuevas elecciones.
Obliga
con este movimiento a posicionarse claramente a otros grupos como PNV o
Esquerra Republicana entre otros, quienes hasta entonces eran meros
espectadores de las idas y venidas de candidatas con mayor peso y
convirtiéndolos de repente de figurantes a posibles protagonistas de esta
película. Englobados en el grupo de los nacionalistas o independentistas,
parece que en este momento es un crimen para algunos que pudieran formar parte
del gobierno del país, pero a los mismos que hoy quieren dar esa imagen,
alguien les recordará que otros gobiernos con las mismas siglas ya se valieron
de partidos nacionalistas para conseguir sus propósitos y conseguir formar
gobiernos.
Obliga
con este movimiento a Felipe IV a comenzar una segunda ronda de negociaciones,
lo que para un Borbón acostumbrado a otros menesteres, enseña lo que significa
el tedioso momento de trabajar, cosa que tampoco le vendrá mal de cara a
intentar el difícil cometido de cambiar la imagen de la Casa Real, pero aún hay
más, pone al inquilino de “La Zarzuela” en la tesitura de tener que presentar
al Parlamento un candidato a presidente, a quién apoyos pueden instarle en un
momento a poner en entredicho el sistema Monárquico, favoreciendo con esto que
grupos de ideas republicanas participen de este gobierno, una situación
bastante molesta para una Monarquía en horas bajas.
Por
obligar, este movimiento de Pablo Iglesias obliga incluso a las televisiones y
la prensa en general a cambiar los contenidos de sus programas aceleradamente,
pero de una manera gratificante y satisfactoria ya que el hecho de instar a
todos a actuar, da a la prensa juego, y gana adeptos entre los periodistas,
ávidos de noticias nuevas y estrambóticas estrategias. Quizás lo mejor para los
medios sería que nadie se entendiera, que llegará un nuevo proceso electoral,
tras lo visto en la pasada campaña, la más mediatizada de la historia, cuanto
más se alargue la incertidumbre, cuantos más procesos haya que culminar, más
noticias se generarán.
Con
todo esto inventa Iglesias una nueva jugada de ajedrez, un movimiento que
pasara a los anales de la política española y que seguramente será estudiado
por otros en el futuro, un movimiento que denominaremos el MULTIJAQUE.
David
L. Segura
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