ELECCIONES EN
ESPAÑA: EL FIN DE UNA ERA
POR: BELÉN FERNÁNDEZ
Podemos es el único de los principales contendientes electorales
que no debería inmediatamente provocar elreflejo nauseabundo de cualquier
personarazonablemente con principios, con conciencia social.
Un
reciente titular del periódico digital de España, El Diario, anunció que según
el portavoz del derechista Partido Popular (PP), Pablo Casado, el Primer
Ministro español, Mariano Rajoy,fue quien "ganó el debate al que no
asistió". Rajoy es la cabeza del PP.
El
debate en cuestión fue organizado por el destacado periódico español El País,
días antes de las elecciones generales del 20 de diciembre. Rajoy se había
negado a honrar con su presencia a los demás participantes: los dirigentes del
PSOE, Ciudadanos y Podemos-los tres partidos políticos que parecen destinados a
tomar el segundo, tercero y cuarto lugar respectivamente, al menos de acuerdo a
un sondeo de opinión del Centro de Investigaciones Sociológicas, financiado por
el Estado. (Otros encuestadores han advertido de la extrema imprevisibilidad
del resultado)
Por
supuesto esa es la función de todos los portavoces, deformar la realidad a
favor de cualquier producto que estén vendiendo, de otro modo se quedarían sin
trabajo, pero la declaración de victoria en ausencia por parte de Casado, es particularmente
engañosa. Después de todo, el verdadero perdedor del 20 de diciembre será, sin
duda, el sistema bipartidista que ha dominado tradicionalmente la política
española, de la que el PP de Rajoy es la una parte.
Delirios
adicionales salen a la superficie tras la reivindicación de Casado que es un
error suponer que "las nuevas políticas son mejores que las buenas
políticas", lo que implica que las "viejas políticas" son
automáticamente buenas. Considere el hecho de que no era otra que la administración
bipartidista con sus medidas de austeridad paralizantes y desalojos como
consecuencias de la crisis financiera -por cierto, un sello distintivo de la
política de siempre–las que estimularon la erupción de Podemos al primer lugar.
En
2012, unas 500 personas según los informes estaban siendo desalojadas a diario,
mientras que el aumento del desempleo llegó casi al 60 por ciento entre los
españoles desempleados de 18 a 25 años en 2013. La entusiasta respuesta popular
a Podemos y su impresionante actuación en las elecciones parlamentarias
europeas del 2014 poco después de su creación, puso de relieve la medida que la
vieja política de corrupción ya no daba la talla.
El
soplo de aire fresco proporcionado por Podemos no ha estado exento de viento en
contra:Ciudadanos,el partido político mencionado como el“Podemos de Derecha”
por The Guardian. Qué a pesar deser proveniente de Cataluña, se opone al
derecho de la región a votar sobre la conveniencia o no deperseguir la
Independencia de España – una nación que ha demostrado su dedicación de
maltratar a los catalanes.
Así
que, mientras que el desmantelamiento del duopolio español es sin duda un
motivo de celebración, no es necesariamente una victoria en sí misma. Cualquier
victoria real debe implicar no sólo una expansión de opciones de voto, sino
también una expansión concomitante de la voluntad política y la capacidad de
actuar de hecho en nombre del interés público general.
Usando
un duopolio más infame como ejemplo: imagine que los Republicanos y los
Demócratas en los Estados Unidos, que son catalogados por sus respectivos
partidarios como diametralmente opuestos en su orientación, a pesar de estar
igualmente dedicados a servir a las élites nacionales, al mismo tiempo que se
dedican al saqueo o a causar estragos en todo el mundo – derepente tendrían que
competir seriamente por el dinero con nuevas fuerzas políticas. Si esas fuerzas
simplemente ponen una nueva cara a lo de siempre, se podría llamar una
democratización de la opresión, pero sin duda, no lo llamarían una mayor
democracia.
En
el caso de España, Podemos es posiblemente el único de los principales
contendientes electorales que no debería provocar inmediatamente el reflejo
nauseoso de cualquier persona razonablemente con principios, con conciencia
social. Fuertemente comprometido con la transparencia y la eliminación de la
corrupción, su programa anti-austeridad implica la reversión de la asistencia
sanitaria y los recortes de educación; otras propuestas loables incluyen la
reducción de la semana laboral a 35 horas y se centranen la energía renovable.
A diferencia del PP, PSOE y Ciudadanos, que están histéricamente opuestos a la
independencia catalana, Podemos está a favor de al menos un referéndum sobre la
cuestión.
Sin
embargo, el partido no deja de tener sus propios defectos. Como el arquitecto
catalán, David Bravo, de la escena política progresista en Barcelona, me
comentó, Podemos ha alterado significativamente su discurso desde su triunfo
sorpresa en las elecciones europeas: "Se han diluido la radicalidad de
muchas de sus propuestas (como la renta básica), para ganar votos del centro,
lo que puede desilusionar a muchos potenciales votantes de izquierda".
Y
aunque unalejamiento de lo radical, de echo puede atraer más votos en general,
reduce necesariamente las oportunidades de un cambio estructural.
En
frentes políticos un poco más lejos de casa, Podemos también ha adoptado una
postura curiosa, con su Secretario General Pablo Iglesias proponiendo la idea
de un referéndum nacional para determinar si los españoles quieren participar
militarmente en Siria (ya que están siendo instados de ciertas esquinas). La
apariencia de democracia en este caso domina la repugnancia moral fundamental
de la opción militar – sin mencionar el hecho de que la gente en el extremo
receptor de las bombas occidentales, no tendrían ni voz ni voto en el asunto.
Pero
por el momento, no hay razón para ahogarnos en el pesimismo. En un reciente
correo electrónico dirigido a mí, el activista Xavi Ferrer de, ‘EnComú Podem’
-una coalición que involucra a‘Podemos y Barcelona en Comú’, el partido de esa
ciudad, dela nueva alcaldesa izquierdista, Ada Colau, ofreció-algunas razones
para alentarnos.
En
2011, recordó, el PP y el PSOE captaron el 75 por ciento de los votos, pero
"ahora van a ser afortunados si, en conjunto, superan el 40 por
ciento". El bipartidismo, escribió Ferrer, "ya ha pasado, y esto es
mucho peor para (los poderes fácticos) que perder unas elecciones".
En
resumen, dijo, el miedo, ahora reside del lado del poder. Y, francamente, no
hay un mejor lugar para el miedo.
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