sábado, 26 de diciembre de 2015

PODEMOS LOS ESTÁ VOLVIENDO LOCOS…

PODEMOS LOS ESTÁ VOLVIENDO LOCOS… O DE LA GENIALIDAD POLÍTICA COMO ESTRATEGIA POST-ELECTORAL

PEDRO ANTONIO HONRUBIA HURTADO
Lo están volviendo a hacer. La gestión de los resultados que está haciendo PODEMOS es sencillamente alucinante, con una inteligencia y una capacidad de marcar los tiempos y la agenda política, en un momento tan convulso y complicado, que está volviendo locos a todos los demás. Va tres pasos por delante del resto, en especial del PSOE, al que lo tiene de los nervios y al que está abocando a una guerra interna sin cuartel.

La previsible campaña para culpabilizar a PODEMOS por una posibles futuras elecciones, atacando con el tema de Cataluña y tratando de movilizar las bajas pasiones nacionalistas españolas de los electores, la han abortado antes siquiera de que empiece a trazarse.

Han hecho tres movimientos estratégicos de una inteligencia brutal, perfectamente pautados y expuestos en su tiempo y forma (cinco puntos de negociación, posible apuesta por un presidente independiente para un pacto de izquierdas, ley de emergencia social como primera medida).

El primer movimiento lo hizo el propio Pablo Iglesias ya en la misma noche electoral y en su comparecencia del lunes, anunciando sus cinco puntos centrales de negociación, correspondientes a los cinco puntos de reformas constitucionales anunciados durante la campaña electoral. Era fácil de prever que los “adversarios” quisieran poner el foco en uno de ellos: el debate territorial y la no renuncia a la celebración de un referéndum en Catalunya. Azuzar las bajas pasiones nacionalistas españolas, anteponiendo dicho punto al resto y haciendo pasar ello por una apuesta de PODEMOS por defender las cuestiones “nacionalistas” por encima de las sociales, era la lógica respuesta de aquellos que han perdido las elecciones en Catalunya y Euskal Herria, aquellos que usan la cuestión territorial como arma de combate y no como argumento de debate. Pero PODEMOS no podía hacer otra cosa en función de su propio apoyo y los territorios donde lo ha cosechado. Sus resultados en las zonas con más conciencia independentista-soberanista han sido espectaculares y los están mirando con lupa desde allí, si renuncian a primeras de cambio a esos planteamientos, eso podría pasarles una factura importante, así como minaría bastante su credibilidad. Tenían que conservarlo en un momento tan complicado donde estaba claro que lo iban a usar contra ellos y eso hicieron, siendo valientes.

La respuesta del PSOE, claro, fue tratar de atacar por esa vía. Todos sus principales dirigentes, desde Susana Díaz a Pedro Sánchez, César Luena, Fernández Vara, García Page, etc., salieron en tromba con el argumento. Se frotaban las manos pensando que les iba a bastar con decir muy alto y muchas veces eso de que PODEMOS ataca la soberanía nacional y que eso para ellos era una línea roja que impedía cualquier acuerdo con el partido morado salvo que renuncien a ello, para que, caso de tener que repetir las elecciones, tener la campaña hecha y culpabilizar a PODEMOS de tal situación. Y entonces los estrategas de PODEMOS subieron la apuesta (tirando de farol):  un blindaje, un movimiento ofensivo de defensa, un ataque a la línea de flotación del PSOE, dando una posible solución ante una situación de bloqueo que el PSOE trataría de usar como arma electoral para decir que es PODEMOS el que impide un pacto de izquierdas y, por tanto, abren la posibilidad de que la derecha gane y gobierne tras nuevas elecciones: el presidente independiente de prestigio para un pacto de izquierdas y no dejar gobernar al PP. Genial.  Es claramente una jugada estratégica muy inteligente. Por si el PSOE tensa la cuerda hasta el extremo y trata de responsabilizar a PODEMOS de que haya nuevas elecciones y no se permita gobernar a la “izquierda”. Ponerse la venda antes que la herida, muy astutamente. Insistiendo y acompañando el mensaje con una idea central: no vamos a dejar gobernar al PP ni por activa ni por pasiva; si Pedro Sánchez no puede, porque no le dejan, y nosotros sí tenemos alternativas.

Pablo Iglesias lo deja claro en su artículo de ayer miércoles, por si se intentaba confundir el mensaje y presentar la propuesta como un intento de investir a un “tecnócrata” de presidente, al estilo de Mario Monti en Italia: “Blindar constitucionalmente los derechos sociales y derogar el 135 y las reformas laborales, acabar con los recortes, asumir la democracia como vía más eficaz de resolver la crisis territorial facilitando la viabilidad de un país unido en su diversidad, cambiar el sistema electoral, cerrar las puertas giratorias y asegurar la independencia judicial, no son líneas rojas para una negociación sino las bases mínimas de un compromiso histórico para la nueva etapa que comienza. Si a Pedro Sánchez no le dejan intentar ser presidente, porque quizá no esté siquiera en condiciones de ser el líder de su partido, tal vez sea el momento de que una figura independiente de prestigio, asuma dar los pasos necesarios para intentar que en España deje de gobernar el Partido Popular y pongamos fin al tiempo de la corrupción y la desigualdad. Nosotros no permitiremos, ni por activa ni por pasiva, que el PP (con o sin Rajoy) siga gobernando y nos parecería una estafa democrática que el PSOE (con o sin Sánchez) lo permitiera o actuara pensando en su geopolítica interna de lugares y nombres”. Otra línea de ataque desactivada. Y por si había dudas este mismo jueves en Al Rojo Vivo lo ha dejado de nuevo claro: “En ningún caso sería un tecnócrata”. Si el PSOE quiere seguir culpando a PODEMOS por un posible no acuerdo, saldrán nombres de izquierdas, e incluso algunos de ellos ligados al PSOE por tradición, encima de la mesa. Al tiempo.

Y lo rematan proponiendo una ley de emergencia social, a aprobar antes incluso de que haya gobierno, propuesta no solo al PSOE sino a todos los partidos con representación parlamentaria. La “Ley 25” para rescatar a las familias en el ámbito de la vivienda, poner fin a los copagos farmacéuticos y los “medicamentazos” y “rescatar a las personas” garantizando los suministros básicos de luz, agua y gas para los que menos recursos tienen. Una medida que da prioridad al problema social frente a cualquier otra problemática del Estado y se debería poder aprobar incluso aunque no hubiera un gobierno investido, con apoyo de los diferentes partidos. Un movimiento que rompe, una vez más, con el intento de hacer creer a la opinión social que PODEMOS antepone “el referéndum en Cataluña” a la cuestión social, tal y como desde PSOE, Cs y PP estaban ya propugnando.

La iniciativa toma el nombre del artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuyo contenido Podemos ha querido recoger en una ley con tres pilares y un cálculo económico. “No permitiremos que gobierne el PP. Lo fundamental es tener altura de estado para encontrar una alternativa”, ha concluido Iglesias sobre los posibles pactos para una nueva legislatura ante el encasillamiento de la posición de Pedro Sánchez al frente del PSOE y la presión de PP y Ciudadanos para que se abstenga en una investidura de Mariano Rajoy. La pelota está ahora en el tejado del PSOE, así como del resto de partidos, en especial C’s (que  su vez se ve amenazado por el PP en caso de nuevas elecciones, y una medida así los pone en un dilema interesante). Así, esta propuesta de ley, sumada a las dos anteriores propuestas. es una jugada maestra, de una inteligencia brutal.

Se les podrá negar muchas cosas, el pan y la sal si se quiere, se los podrá llamar traidores, reformistas, invento del sistema, y lo que os dé la gana, pero mucho mejor sería aprender de ellos, porque tenemos mucho que aprender, muchísimo. En campaña han puesto ya el listón altísimo, pero es que ahora se están superando de nuevo.

La primera piedra de su éxito actual no la pusieron con el resultado de las europeas, sino con la gestión inmediata que hicieron de los mismos (aquello de decir “no estamos contentos, queremos ganar. No hemos ganado, por ahora, etc.”). Y ahora se están superando, otra vez. Son genios de la estrategia política, verdaderos maestros.

Y las encuestas post-electorales que se empiezan a conocer, parecen, además, darles la razón (una vez más).

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