PODEMOS LOS ESTÁ VOLVIENDO LOCOS… O DE LA GENIALIDAD POLÍTICA COMO
ESTRATEGIA POST-ELECTORAL
PEDRO ANTONIO HONRUBIA HURTADO
Lo están
volviendo a hacer. La gestión de los resultados que está haciendo PODEMOS es
sencillamente alucinante, con una inteligencia y una capacidad de marcar los
tiempos y la agenda política, en un momento tan convulso y complicado, que está
volviendo locos a todos los demás. Va tres pasos por delante del resto, en
especial del PSOE, al que lo tiene de los nervios y al que está abocando a una
guerra interna sin cuartel.
La previsible
campaña para culpabilizar a PODEMOS por una posibles futuras elecciones,
atacando con el tema de Cataluña y tratando de movilizar las bajas pasiones
nacionalistas españolas de los electores, la han abortado antes siquiera de que
empiece a trazarse.
Han hecho tres
movimientos estratégicos de una inteligencia brutal, perfectamente pautados y
expuestos en su tiempo y forma (cinco puntos de negociación, posible apuesta
por un presidente independiente para un pacto de izquierdas, ley de emergencia
social como primera medida).
El primer
movimiento lo hizo el propio Pablo Iglesias ya en la misma noche electoral y en
su comparecencia del lunes, anunciando sus cinco puntos centrales de
negociación, correspondientes a los cinco puntos de reformas constitucionales
anunciados durante la campaña electoral. Era fácil de prever que los
“adversarios” quisieran poner el foco en uno de ellos: el debate territorial y
la no renuncia a la celebración de un referéndum en Catalunya. Azuzar las bajas
pasiones nacionalistas españolas, anteponiendo dicho punto al resto y haciendo
pasar ello por una apuesta de PODEMOS por defender las cuestiones
“nacionalistas” por encima de las sociales, era la lógica respuesta de aquellos
que han perdido las elecciones en Catalunya y Euskal Herria, aquellos que usan
la cuestión territorial como arma de combate y no como argumento de debate.
Pero PODEMOS no podía hacer otra cosa en función de su propio apoyo y los
territorios donde lo ha cosechado. Sus resultados en las zonas con más
conciencia independentista-soberanista han sido espectaculares y los están
mirando con lupa desde allí, si renuncian a primeras de cambio a esos
planteamientos, eso podría pasarles una factura importante, así como minaría
bastante su credibilidad. Tenían que conservarlo en un momento tan complicado
donde estaba claro que lo iban a usar contra ellos y eso hicieron, siendo
valientes.
La respuesta
del PSOE, claro, fue tratar de atacar por esa vía. Todos sus principales
dirigentes, desde Susana Díaz a Pedro Sánchez, César Luena, Fernández Vara,
García Page, etc., salieron en tromba con el argumento. Se frotaban las manos
pensando que les iba a bastar con decir muy alto y muchas veces eso de que
PODEMOS ataca la soberanía nacional y que eso para ellos era una línea roja que
impedía cualquier acuerdo con el partido morado salvo que renuncien a ello,
para que, caso de tener que repetir las elecciones, tener la campaña hecha y
culpabilizar a PODEMOS de tal situación. Y entonces los estrategas de PODEMOS
subieron la apuesta (tirando de farol):
un blindaje, un movimiento ofensivo de defensa, un ataque a la línea de
flotación del PSOE, dando una posible solución ante una situación de bloqueo
que el PSOE trataría de usar como arma electoral para decir que es PODEMOS el
que impide un pacto de izquierdas y, por tanto, abren la posibilidad de que la
derecha gane y gobierne tras nuevas elecciones: el presidente independiente de
prestigio para un pacto de izquierdas y no dejar gobernar al PP. Genial. Es claramente una jugada estratégica muy
inteligente. Por si el PSOE tensa la cuerda hasta el extremo y trata de
responsabilizar a PODEMOS de que haya nuevas elecciones y no se permita
gobernar a la “izquierda”. Ponerse la venda antes que la herida, muy
astutamente. Insistiendo y acompañando el mensaje con una idea central: no
vamos a dejar gobernar al PP ni por activa ni por pasiva; si Pedro Sánchez no
puede, porque no le dejan, y nosotros sí tenemos alternativas.
Pablo Iglesias
lo deja claro en su artículo de ayer miércoles, por si se intentaba confundir
el mensaje y presentar la propuesta como un intento de investir a un
“tecnócrata” de presidente, al estilo de Mario Monti en Italia: “Blindar
constitucionalmente los derechos sociales y derogar el 135 y las reformas
laborales, acabar con los recortes, asumir la democracia como vía más eficaz de
resolver la crisis territorial facilitando la viabilidad de un país unido en su
diversidad, cambiar el sistema electoral, cerrar las puertas giratorias y
asegurar la independencia judicial, no son líneas rojas para una negociación
sino las bases mínimas de un compromiso histórico para la nueva etapa que
comienza. Si a Pedro Sánchez no le dejan intentar ser presidente, porque quizá
no esté siquiera en condiciones de ser el líder de su partido, tal vez sea el
momento de que una figura independiente de prestigio, asuma dar los pasos
necesarios para intentar que en España deje de gobernar el Partido Popular y
pongamos fin al tiempo de la corrupción y la desigualdad. Nosotros no
permitiremos, ni por activa ni por pasiva, que el PP (con o sin Rajoy) siga
gobernando y nos parecería una estafa democrática que el PSOE (con o sin
Sánchez) lo permitiera o actuara pensando en su geopolítica interna de lugares
y nombres”. Otra línea de ataque desactivada. Y por si había dudas este mismo
jueves en Al Rojo Vivo lo ha dejado de nuevo claro: “En ningún caso sería un
tecnócrata”. Si el PSOE quiere seguir culpando a PODEMOS por un posible no
acuerdo, saldrán nombres de izquierdas, e incluso algunos de ellos ligados al
PSOE por tradición, encima de la mesa. Al tiempo.
Y lo rematan
proponiendo una ley de emergencia social, a aprobar antes incluso de que haya
gobierno, propuesta no solo al PSOE sino a todos los partidos con
representación parlamentaria. La “Ley 25” para rescatar a las familias en el
ámbito de la vivienda, poner fin a los copagos farmacéuticos y los
“medicamentazos” y “rescatar a las personas” garantizando los suministros
básicos de luz, agua y gas para los que menos recursos tienen. Una medida que
da prioridad al problema social frente a cualquier otra problemática del Estado
y se debería poder aprobar incluso aunque no hubiera un gobierno investido, con
apoyo de los diferentes partidos. Un movimiento que rompe, una vez más, con el
intento de hacer creer a la opinión social que PODEMOS antepone “el referéndum
en Cataluña” a la cuestión social, tal y como desde PSOE, Cs y PP estaban ya
propugnando.
La iniciativa
toma el nombre del artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, cuyo contenido Podemos ha querido recoger en una ley con tres pilares
y un cálculo económico. “No permitiremos que gobierne el PP. Lo fundamental es
tener altura de estado para encontrar una alternativa”, ha concluido Iglesias
sobre los posibles pactos para una nueva legislatura ante el encasillamiento de
la posición de Pedro Sánchez al frente del PSOE y la presión de PP y Ciudadanos
para que se abstenga en una investidura de Mariano Rajoy. La pelota está ahora
en el tejado del PSOE, así como del resto de partidos, en especial C’s
(que su vez se ve amenazado por el PP en
caso de nuevas elecciones, y una medida así los pone en un dilema interesante).
Así, esta propuesta de ley, sumada a las dos anteriores propuestas. es una
jugada maestra, de una inteligencia brutal.
Se les podrá
negar muchas cosas, el pan y la sal si se quiere, se los podrá llamar
traidores, reformistas, invento del sistema, y lo que os dé la gana, pero mucho
mejor sería aprender de ellos, porque tenemos mucho que aprender, muchísimo. En
campaña han puesto ya el listón altísimo, pero es que ahora se están superando
de nuevo.
La primera
piedra de su éxito actual no la pusieron con el resultado de las europeas, sino
con la gestión inmediata que hicieron de los mismos (aquello de decir “no
estamos contentos, queremos ganar. No hemos ganado, por ahora, etc.”). Y ahora
se están superando, otra vez. Son genios de la estrategia política, verdaderos
maestros.
Y las
encuestas post-electorales que se empiezan a conocer, parecen, además, darles
la razón (una vez más).
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