¿POR QUÉ TANTOS MILLONES DE ESPAÑOLES VOTARÁN PARA QUE RAJOY SIGA
EN
EL PODER
POR CARLOS ENRIQUE BAYO
Parece
imposible, pero es verdad: 6,7 millones de electores están prestos a acudir a
las urnas para conseguir con sus votos que Rajoy siga gobernando. Aunque lo más
increíble es que entre ellos hay una enorme cantidad de jubilados, jóvenes o
parados que se han visto gravemente perjudicados por las políticas de
austeridad, recortes sociales y rescate de la banca acometidas por Rajoy en su
mandato.
Pero
todo tiene explicación, hasta que el jefe del Gobierno envíe a su
vicepresidenta al debate televisado decisivo de la campaña electoral, mientras
él lo ve por el plasma desde la residencia oficial de vacaciones del presidente
en el parque nacional de Doñana, en una entrañable velada familiar. Lo malo es
que, en este caso, las explicaciones son inconfesables.
Para
empezar, la razón de que Rajoy no vaya al debate a cuatro radica en que es
incapaz de explicar las verdaderas razones de lo que ha hecho durante esta
legislatura. Santamaría sí es capaz, pero jamás traicionaría así a su partido.
Sigamos
con los jubilados. La preeminencia del Partido Popular en las preferencias
electorales de los pensionistas es abrumadora: 2,4 millones de sus votantes
tienen más de 65 años. Eso supone el 36,3% de todos los votos del PP… y
prácticamente el mismo porcentaje (35,5%) del total de electores de la tercera
edad. Más aún, como 1,4 millones de mayores de 65 se abstendrán, resulta que
casi la mitad de todos los retirados que se acerquen a las urnas escogerán la
papeleta de los “populares“.
Bueno,
pues resulta que Rajoy se ha fundido en sólo cuatro años casi la mitad del
Fondo de Reserva de la Seguridad Social, que se encontró con 66.815 millones de
euros cuando llegó al poder. Según los expertos, de seguir con el modelo de
creación de empleo precario abrazado por nuestro presidente, esa hucha de las
pensiones se agotará en 2018. Así que, ¿por qué le votan los pensionistas?
Y,
para mayor escarnio, resulta que el rescate bancario se está financiando,
precisamente, con ese Fondo de Reserva de Pensiones, que ha sido literalmente
saqueado para comprar bonos del Estado y así conseguir fondos públicos con los
que salvar a la banca arruinada por sus propios exceso bursátiles, como
denuncia el catedrático Vicenç Navarro.
Además,
este Gobierno del Partido Popular ha recortado 2.000 millones de euros al
Sistema de Atención a la Dependencia, aumentando hasta 400.000 el número de
personas con derecho reconocido que permanecen en lista de espera, uno de cada
tres de los necesitados, en su gran mayoría ancianos. Desde 2012, más de
100.000 de esos dependientes han fallecido sin llegar a recibir las
prestaciones a que tenían derecho.
Así
que, ¿por qué votan al PP tantos ancianos?
Si
se estudian las tablas del CIS con atención se descubre que son los jubilados
quienes mantienen los restos del bipartidismo: si nos limitamos a los electores
menores de 65 años, los votantes de Ciudadanos superan en casi medio millón a
los del PP… y los de Podemos superan exactamente en medio millón a los del
PSOE. La persistente ventaja, en votos, de los dos grandes partidos
tradicionales sobre las dos formaciones emergentes se fundamenta en esa enorme
superioridad de seguidores entre la tercera edad: PP y PSOE suman siete de cada
diez votos válidos de mayores de 65 años, como se visualiza en esta gráfica:
En
esta otra, sobre la ocupación de los votantes de cada partido, queda también
patente la gran ventaja que gozan PP y PSOE sobre sus dos rivales en el sector
de pensionistas y rentistas (así como entre las amas de casa):
En
concreto, y volviendo a centrarnos en lo que nos concierne, el número de
votantes del PP que son rentistas, pensionistas o desempleados supera los 3
millones, es decir un 45% de todos los votos que recibe el partido de Rajoy.
Y
aquí nos asalta otro enigma casi incomprensible. ¿Qué es lo que convence de la
gestión del Gobierno del PP al más de un millón de parados que se disponen al
Partido Popular este 20-D?
Porque
la gestión de Rajoy ha sido demoledora para los que están en las colas del
INEM: durante su mandato se batió el récord histórico del número de parados
(casi 6,3 millones en el primer trimestre de 2013) y en estos cuatro años la
tasa de desempleo sólo ha disminuido –gracias a la tan cacareada “recuperación”
de estos últimos meses– en ¡una décima! (del 21,28% al 21,18%). Y esa reducción
se debe a que más de medio millón de personas han abandonado el mercado
laboral, al cejar en su empeño de buscar empleo.
No
sólo ha caído la población activa con el Gobierno de Rajoy, sino que el número
de ocupados se ha reducido en 435.800 personas, y el de asalariados, en
530.400; algo que de ninguna manera se compensa con el ínfimo aumento de 96.600
trabajadores por cuenta propia, en realidad emprendedores a la fuerza,
obligados a hacerse autónomos porque se les niega la posibilidad de un contrato
en plantilla.
Más
asombroso aun es que todavía haya jóvenes que voten al PP, porque su número de
parados en España ha aumentado en 147.700 durante estos cuatro años, pese a que
se han visto obligados a emigrar en masa en busca de empleo en otros países,
desapareciendo de las listas oficiales del INEM y de la EPA, que de todas
formas siguen en el primer lugar del paro juvenil de toda Europa. Pues sí: 1,2
millones de jóvenes entre 18 y 34 años aseguran que votarán por Rajoy el 20-D.
Claro
que también es importante, aparte de la edad y la ocupación, la procedencia de
todos estos electores que pretenden apuntalar el Gobierno del Partido Popular.
Porque el PP alimentará su prevista mayoría simple de escaños en el voto rural
y de los pequeños municipios: 2,8 millones de los votos peperos (4 de cada 10)
procederán de pueblos de menos de 5.000 habitantes y localidades de no más de
30.000 residentes. En cambio, Rajoy sólo se ha ganado el apoyo de poco más de 2
de los 13,6 millones de electores que viven en ciudades y grandes urbes.
La
preeminencia del PP en las circunscripciones con menos habitantes es también
notoria: 84 de los 118 escaños que le atribuye la última estimación de JM&A
para Público corresponde a las provincias más despobladas, donde supera
cómodamente a los otros tres grandes partidos.
En
resumen, Rajoy se llevará más del 40% de los votos en las pequeñas localidades
pero menos del 30% en las metrópolis. Así que lo de “que gobierne la lista más
votada” puede convertirse en que los pueblos gobiernen a las ciudades.
No
se trata, por supuesto, de menospreciar el voto de las zonas rurales ni de los
que viven en pequeños municipios, pero resulta que nuestro sistema electoral
prima precisamente a esos electores en la adjudicación de escaños, por lo que
la supremacía conservadora en esos ámbitos garantiza al Partido Popular una
ventaja en el Congreso de los Diputados muchísimo mayor de la que tendría en un
sistema proporcional de reparto parlamentario.
Para
terminar, este último gráfico puede ayudar a comprender las razones de que
Rajoy mantenga tanto apoyo electoral a pesar de su gestión:
Aquí
sí que no cabe la menor duda de la gran superioridad del PP entre los electores
sin estudios (un 25,6% de los cuales apoya a Rajoy) y los que únicamente han
cursado la enseñanza primaria (25,4% de voto conservador), mientras que sólo el
15,7% de los licenciados o el 18% de los que cuentan con formación profesional
piensan votar al Partido Popular.
Vamos,
que todo indica que Rajoy conservará tantos millones de votantes por mera falta
de información de la gran mayoría ellos. Aun así, sigue pareciendo inexplicable
la inquebrantable fidelidad de un núcleo duro tan amplio de votantes del PP, a
pesar de la Gürtel, la Púnica, la Caja B (de Bárcenas), los casos de Rato,
Matas, Camps, Fabra, Granados… la Ley Mordaza, la Ley Wert… el copago y la
privatización sanitaria, las preferentes, los desahucios, la rebaja salarial,
el aumento de la pobreza y la desigualdad, el rescate bancario…
El
único consuelo es que el dominio del PP tiene los años contados: ya sólo le
apoya un 11,3% de los electores menores de 35 años, y es ley de vida que a los
mayores de 65 no les quedan muchas citas con las urnas.
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